Me sumo con este irónico texto a la convocatoria que nos deja Marcos desde su blog. Dar clic aquí para leer todos los relatos.
REFUGIO CÓMODO DE LA IGNORANCIA
Protegido en su
ignorancia él se niega a comprender por qué otros no acompañan el relato de su
bando. Acodado en la trastienda fantasea con lo bueno que hoy escucha por la
tele y le dicta por las redes -con sarcasmo- el puñado que lo adiestra en no
pensar.
Con escasa relevancia
ha escuchado los rumores de fulanos perseguidos, marginados ignorantes opinando
sin coherencia, contrastando las verdades que la prensa oficialista se entusiasma
en consignar.
-Es sabido que el que pierde, no conforme con la afrenta que ha sufrido
del votante, con envidia irresponsable se entretiene en su despacho atacando
con mentiras las gestiones de quien gana, refutando las consignas que el
reciente gobernante muy solícito y honesto se dispone a concretar- No hay
motivo más que farsas, los que halla
como causa de la queja de esos necios que reclaman por maldad.
No concibe que su
voto, tan triunfante como sano, haya estado tan errado en su forma de juzgar. No
es posible que la gente, gente buena y sosegada, haya sido traicionada en su
apuesta a las promesas que ese líder disruptivo ha propuesto con recetas no
probadas con certeza, improbables de testear.
Sostenido en la
esperanza que le auguran desde el cielo esas “fuerzas primordiales” -las que inspiran
entereza a ese Santo que ha llegado a esta tierra de impiedades para hacer
frente al Maligno- el bedel de su ignorancia se entretiene en conformarlo,
comparando lo que hoy tiene con lo malo que ha quedado superado y pisoteado
para siempre y nunca más.
Esa voz en su
conciencia -que le habla en su silencio cuando calla y disimula que la plata no
le alcanza aunque sude al trabajar- se consuela con no mucho, dando gracias por
lo poco que no pierde a cada paso, excusando a los que insultan -de su bando- bastardeando
cualquier duda con impune brusquedad.
No le altera ese
maltrato. Se acostumbra a no espantarse y lo que antes reprobaba en los otros como
infundio, corrupción o intolerancia, en los propios -calladito- hoy se empeña
en no notar.
-Lo que no veo no existe- se autoindica. Y no mira, ni pregunta, ni
cuestiona, ni reclama, más allá de lo aparente y de lo que teme pensar.
-Si no afecta a tu persona no hay problema ni injusticia -se le
inculca- y en su refugio de ingenuo se aísla, por las dudas, ante lo que pueda
pasar.