ELIGE Y ESCRIBE
1 – A riesgo de parecer loco
2 – Una sonrisa inquietante
3 – Ya fuera vicio o virtud
4 – Ríete hoy que mañana puede ser tarde
Y este es mi aporte: MIX DE LOS CUATRO TEMAS
No sé si será por vicio o por
virtud, si habré cruzado ya el umbral que separa la cordura de la locura sin
darme cuenta, si peco de optimismo involuntario y exacerbado o si será que
astutamente habré elaborado una teoría extrema de supervivencia que aplico
desde mi inconsciente… lo cierto es que desde que tengo uso de razón practico
para ver el lado bueno de este mundo absurdo y contradictorio al que
pertenecemos. Intento, como recurso para sobrevivir en medio de este mar de
caras largas e individualidades descreídas, buscar constantemente la punta de
la madeja de la esperanza, la beatitud de los gestos dignos en lugar de la
chatura de los mezquinos, el colorido don de los espíritus generosos, la
denostada nobleza de la inocencia que tan absurdamente pisoteamos y erradicamos
–como mínimo- antes de tiempo.
Aunque reconozco que la mayoría de
las veces me dejo llevar por la corriente de las regularidades, ya que no suelo
destacar ni por extremos ni por estridencias, siempre me reservo el derecho a
cuestionar cuando las cosas suceden por desidia, injusticia o resentimiento,
cuando el egoísmo ocupa el lugar de lo que debería ser sentido solidario y de
pertenencia. Valoro y respeto la coherencia, aún en quienes no coinciden con mi
punto de vista. Siempre es más honesta
la persistente defensa de una fe por convicción, que la incongruencia espasmódica
de quienes se suman de vez en cuando y sin creer, detrás de lo que -para la
mayoría- está bien visto.
Sé que andar por la vida
apostando al optimismo genera muchas burlas y desprecio, quizás, hasta miedos.
Ver a alguien por la calle sonriente, rodeado de rostros adustos, a muchos les
provoca recelos, sospechas, inquietud. Muchas veces se transforma en un suceso
inconveniente. No es que sea culpa de quien sonríe, por supuesto, más bien de
todos los que no aceptan ni comprenden esa sonrisa. Pero eso no creo que deba
detenernos.
Convoco desde aquí a todos los
que se sientan motivados y esperanzados -pese a encontrarse abrumados por la
dureza de las realidades propias y extrañas- a animarse a lucir siempre que
puedan en su rostro una sonrisa, a dejar brotar con espontaneidad una
carcajada, porque si por dejadez, cansancio o simple cobardía postergamos o dejamos
de estrenas nuevas sonrisas cuando ellas quieran nacer, tal vez, cuando lo consideremos
-al fin- como una efectiva opción de vida, ya sea tarde.
Para leer todos los textos participantes, pasar por la entrada anterior.