Este jueves nos conduce Pepe, proponiéndonos hablar de la fuerza del amor. Mis musas se pusieron algo tangueras para la ocasión, evocando a una cantante que expía sus traumas de amor cuando sale al escenario. Para leer todos los textos jueveros, pasar por aquí.
LA FUERZA DEL AMOR
Insiste. Pese al dolor. Pese al nudo artero que le oprime la
garganta cada noche antes de subir al escenario.
Se sabe frágil, vulnerable, dolida, gastada. Pero sale
igual. Sacando fuerzas de su nada.
Esquiva con resignación y oficio las nubes del pasado cuando
aparece -justo en el momento clave en el que el telón asciende sobre ella
desnudándola- frente a un público agazapado entre las sombras, hambriento de
emoción y tango.
Verdes, azules, melancólicas, trastocadas. Las luces fantasmagóricas
se ciernen sobre ella acariciándole la espalda y la desdibujan. Siente que
renace. Se vuelve más etérea, más fundamental, menos corpórea, y es entonces
cuando sucede el milagro: sus penas y culpas se disgregan y su dolor -recuerdo
ingrato de aquel amor que ya se fue- se hace fuerza, cascada dulce, fulgor y
melodioso canto. Expía en cada nota su intenso trauma, volcando en las arenas
de su voz toda la tragedia que sobre ella destiló aquel viejo amor de infortunado
cauce.