Esta semana, Mag, desde su blog, nos propone hablar de profesiones inusuales. En tono humorístico y disparatado, después de hacer algunas indagaciones en cuanto al tema (son ocupaciones reales todas las que nombro), he armado el siguiente relato. Espero les guste. Para leer todos los aportes, dar clic aquí.
EXTRAÑAS PROFESIONES
Aquel irresoluto diletante nunca
supo definirse bien una profesión. Sus gustos, desde la niñez fueron de lo más
variados. Sus intereses, estrafalarios y de lo más variopintos. A consecuencia
de tan amplia gama de inquietudes y convencido de no poseer las cualidades
necesarias para contentarse con algún trabajo rutinario y tradicional, apenas
alcanzar la mayoría de edad fue transitando por las más diversas y
estrambóticas ocupaciones, muchas de ellas, totalmente desconocidas e impensadas
para el gran público.
Por varios años se dedicó a
recorrer selvas tropicales como ordeñador
de serpientes, clasificando y recolectando los venenos de las más raras
especies ofídicas con el fin de elaborar sueros contra sus mordeduras. Dada su
natural tendencia al rápido aburrimiento, aquella extraña ocupación finiquitó
tan abruptamente como apareció en su vida, por lo que luego, por un periodo no
demasiado prolongado, la suerte y su amor por los viajes lo llevaron a aceptar
un contrato como fotógrafo de Street View
Trekker, pero -como eso de andar por los mismos rincones que cualquier
turista atropellado no le iba- sólo aceptó hacerlo con la modalidad a pie,
recorriendo los más escarpados riscos de las costas menos transitadas del mundo
llevando a cuestas un soporte en forma de tubo con nueve cámaras, un GPS y un
ordenador. Así muñido subió y bajó las más altas cuestas aportando material
fotográfico para que el resto de los mortales lograra contar con las imágenes
digitalizadas de los paisajes más inaccesibles sin necesidad de recorrerlos
personalmente. Como era de esperarse, su interés por esa actividad no duró más
que unas temporadas, por lo que aceptó –para marcar un cambio en su rutina de
permanente traslado- ser alpinista para mantenimiento
de parques eólicos. En esa actividad bien le valió su anterior experiencia
para trepar alturas, pero eso de andar lustrando hélices desgastadas, al poco
tiempo terminó por aburrirlo y renunció.
Como dentro de sus muy diversas
habilidades se halla el buceo -casi como por diversión- aceptó un puesto de buzo recogedor de pelotas en un campo de
golf. De más está decir que pronto estuvo al borde del suicidio por tener
que sumergirse todos los días en los mismos lagos, así que pronto se marchó de
allí sin más vueltas.
Actualmente – y luego de analizar
otros muchos e inusuales ofrecimientos laborales- ha sido contratado por una
prestigiosa cadena de hoteles cinco estrellas como hada(o) madrina(padrino) para sus huéspedes más pequeños, cuya
misión es hacer realidad la más amplia gama de deseos que los infantes busquen
concretar mientras sus padres se entretienen en los casinos del complejo. Por
ahora todo va bien, el trabajo le resulta todo un desafío y le entusiasma, pero
lo que no puede dejar de cuestionar es el vaporoso traje de tules que le han
provisto para desarrollar su tarea, que -según su criterio- más allá de lo
pasado de moda, no le sienta nada bien.