Casi al final de la jornada juevera, habiéndome excedido en número de palabras -mea culpa- subo mi aporte de esta semana. Para leer otros relatos jueveros, pasar por el Daily
(imagen sin titulo encontrada en la red)
"El entorno y las condiciones de
vida son determinantes" –decía un aprendiz a otro- "la carga genética no garantiza
la igualdad de los resultados finales". El segundo aprendiz respondía con
firmeza –"Para nada, la mayor parte de las cuestiones determinantes están en el
componente genético, es pura química"-
Para comprobar quién estaba
acertado en sus teorías, los seres de luz, avanzados aprendices de dioses de la
creación, diseñaron un experimento muy sencillo:
Retrocedieron las coordenadas
temporales hasta el punto en el que aquel niño (que más tarde sería considerado
el más grande líder criminal de la humanidad) apenas transitaba sus años
primeros. Mediante un rápido
procedimiento quirúrgico que nunca recordó, le extrajeron una cierta cantidad
de su ADN y lo utilizaron para fertilizar un óvulo sano en otro punto del
planeta, en otro momento histórico, dentro de otro entorno familiar, con otras
expectativas circunstanciales totalmente diferentes a las que rodearon la
crianza de aquel otro nefasto ser, prototipo de maldad.
Si la teoría del primer ser de
luz era la correcta, haciendo avanzar lo suficiente el esquema temporal,
lograrían ver que el nuevo niño producido no se parecería a aquel monstruo
original más que en los rasgos físicos, siendo en esencia otro individuo totalmente
diferente a aquel del que habría sido clonado.
Por el contrario, si el segundo
ser de luz estaba en lo correcto, pese a haberse alterado todas las
circunstancias externas al sujeto, el resultado a largo plazo, sería similar:
el niño clonado volvería a generarse como un ser malvado, insensible y
despreciable, tan nefasto como aquel primero que le diera origen.
El proceso de observación fue muy
cuidado, a ambos cuasi dioses le resultaba muy interesante ver cómo avanzaba la
nueva criatura hacia su completo desarrollo.
Notable fue, desde el principio, la
similitud de rasgos físicos que advirtieron con aquel otro del que habían
extraído la muestra. El mismo rostro, idéntico color de pelo, idéntico color de
ojos, la misma forma de las manos, el mismo pliegue caído en su labio…pero poco
a poco otros rasgos secundarios fueron diferenciándolo. Tenía una mirada más
franca, más solícita, más benévola. La contención de la familia en la que fue
creciendo logró diferencias determinantes en su comportamiento y su conducta en
relación con los demás. Sonreía frecuentemente, fue desarrollando otros
intereses ajenos a los de aquel niño malvado de origen.
Pero los aprendices observaron
con detalle que algo en el interior de la nueva criatura, latía en forma muy
peculiar. En los momentos de mayor aislamiento, un dejo obscuro nublaba su
mirada infantil, muy similar a lo que en su momento habían observado en aquel otro infante primigenio del que fuera clonado este nuevo ser, aquel que tanta
maldad cultivara desde su cuna.
Ninguno de los dos seres de luz
puede dar por sentada aún su teoría, pero el segundo aprendiz -pese a no
corroborar aún su postulado- al contemplar de cerca la mirada del niño que aguarda
crecer, intuye que más allá de sus características físicas también se ha replicado
un germen intangible que aguarda en estado latente su oportunidad de aflorar. Algo monstruoso, superior a genes o rasgos
conductuales, aguardando volver a manifestar su poder con marcada crueldad y
alevosía.