Me sumo a la propuesta juevera de esta semana con un texto ya publicado que espero no recuerden jeje. Para leer todos los aportes, pasar por la Trastienda de Mag.
BLANCO Y NEGRO
Él tiene la piel tan negra que
llega a ser invisible durante la noche. Ella, luce un cutis tan níveo que
aparenta no tener sangre circulando por sus venas.
Él gusta de vestir vaporosas
ropas blancas, sueltas e informales cubriendo sus músculos definidos. Ella suele
enfundarse en ajustadísimos e insinuantes vestidos negros, al más puro fifties
style.
Él acostumbra llevar oscurísimos
anteojos negros de sol a toda hora. Ella también lleva gafas oscuras, pero las
prefiere con gruesos marcos blancos y puntiagudos.
Él deja volar sus sueños de
músico de jazz todas las noches frente a las teclas albinegras en un sonado pub
de moda cerca del centro. Ella suele pavonear sus curvaturas frente a las
vidrieras de ese mismo pub luego de sus usuales prácticas de ajedrez.
Él tiene como capricho no pisar
las baldosas oscuras cuando cruza la plaza frente al río, esa que luce vistosas
lajas en damero, negras y blancas, en sus diagonales. Ella acostumbra
entretenerse con imaginarias partidas ajedrecísticas cada vez que cruza despreocupada
esa misma plaza.
Él es adicto al cine
monocromático de los años gloriosos del Hollywood de los cincuenta. Ella,
aficionada a la fotografía urbana, idolatra a los fotógrafos clásicos de los
sesenta.
Él suele dar de comer a un
pequeño gatito negro que visita su ventana cada mañana. Ella lleva todo el
tiempo entre sus brazos un precioso caniche blanco que parece un peluche de
juguete.
Una noche, antes de su acostumbrada
sesión de jazz, salteando las baldosas negras de la plaza que da justo en
frente del río, él divisó desde lejos a la seductora dueña de ese precioso caniche
blanco.
El caniche, de repente, saltó de
los brazos de su dueña y comenzó a juguetear alrededor del músico de jazz. La
cuerda del caniche se enredó entre los blanquísimos pantalones de él. Ella,
enfundada en uno de sus más atrevidos vestidos negros, le pidió disculpas.
Él reconoció en las travesuras
del caniche el mismo espíritu divertido de su gatito negro. Ella sonrío por
ello y quedó prendada de la sonrisa
franca de él, que se dibujaba como la luna blanca sobre el cielo oscuro de esa
noche.
Comenzaron hablando sobre sus
mascotas. Siguieron haciéndolo sobre la plaza, el rio, el capricho de no querer
pisar las baldosas negras, las partidas imaginarias ajedrecísticas… luego siguieron
charlando de jazz, del cine de los años gloriosos, de las fotografías en blanco
y negro de los sesentas…
Él luego la invitó a escuchar su piano
en el pub cercano. Ella le hizo prometer que la acompañaría más tarde a ver la
muestra de fotografías que exponía muy cerca.
Él se olvidó de no pisar las baldosas
negras. Ella dejó de concentrarse en imaginarias partidas de ajedrez.
Sobre el damero de baldosas de la
plaza junto al rio, él y ella se alejaron dibujándose sobre el cielo de esa
noche en equilibrada sintonía.
28 comentarios:
Qué lindísimo. Como un ajedrez en blanco y negro. Me ha encantado tu idea.
Un abrazo
Interesante y divertida descripción en blanco y negro. ¿Habría jaque mate? Muy imaginativa tú.
Qué bonito has plasmado los contrastes de principio a fin en esta aventura romántica.
Besos.
Apostaría a que si, Fackel! Jeje me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por leer
Me incentiva tu comentario Noelia. Muchas gracias. Un abrazo
Me alegra mucho Albada. Es un texto reeditado pero creí que se adaptaba a la consigna. Un abrazo y muchas gracias
¡Ay, me ha encantado! No estoy segura de haberla leído antes. Me quiere sonar pero tengo mis dudas...
Es una historia llena de contrastes, sin duda alguna, y con la belleza de que las diferencias, en vez de separar, acercan. Conforme iba leyendo, me imaginaba una película en blanco y negro con tonalidades sepias para marcar ciertas diferencias pero formando una línea perfecta.
Te felicito una vez más, Moni, y agradezco de corazón tu participación en la dinámica juevera.
Un beso enorme.
Siempre es un placer, MAG. Disfruto mucho de cada propuesta, y solas musas no acuden... Siempre es bueno contar con alguna historia para reeditar, jeje. Un abrazo y muchas gracias por tu conducción
Bonito relato, que imaginación ...mi admiración. Sea real lo que sucede o no.. es curioso cada uno de una forma y al final como de golpe...todo lo contrario.
Además en la vida real suele pasar.
Quizás por no intentar conocer al otro lado, centrarse en lo que ya tienes, vives.
Saludos y mi admiración
Soy Cora, participé en los relatos..pero al comentar algo pasa que no me deja con mi cuenta de bloguer.
Feliz día
Muy amable, anónimo. Valoro tus palabras aunque no te identifico jeje
Ahora sí, Cora. Muchas gracias
Tu texto me ha hecho recordar a la película " Mejor imposible" que la habré visto mil veces,( un poco exagerado ajaj) pero es buenisima. Dos seres tan diferentes,pero que al unirse forman uno solo ...y de ello se dan cuenta cuando se dicen cada noche adiós ...Un besote grande me encanto.
No recuerdo esa película pero me alegra que la historia te la haya recordado, parece que tiene final feliz! Jeje. Un abrazo, Campi, y muchas gracias
Es una historia preciosa, precisamente por los contrastes y como el amor supera a estos. Besos.
¿Buenísimo! Un juego espectacular.
Un abrazo
Alucinante tapiz de contrastes, es una bonita historia de amor, desde sus inicios
Un abrazo
Sera que los opuestos terminan buscandose y encontrando?
A veces creo que hay ciertos contrastes que son buenos y otros no tanto.
miti miti. ni tan diferente ni tan igual.
Así quise mostrarlo, me alegra haberlo logrado. Un abrazo Moli, muchas gracias
Te agradezco tu cálido comentario. Muchas gracias Luz
Me alegra que te gustara, muchas gracias Camila. Un abrazo
No hay reglas estrictas para la armonía de las relaciones humanas, creo. Muchas gracias por leer y comentar José. Un abrazo
Es un texto con el que he disfrutado de principio a fin, metiéndome en el juego
¡Qué bonitoooooooooooooooo!
Monocromática vida para un encuentro lleno de color.
Muchas gracias Tracy! Valoro tus palabras. Un beso
Seguro que si. Muchas gracias por leer, Gustab. Un abrazo
Es curioso comomeste relato anticipa tu convocatoria sobre encuentros.
Hay un constraste y su vez, una afinidad. El encuentro era inevitable. El caniche adelantó lo que iba a pasar en algún momento, frecuentando los dos el mismo lugar, teniendo gustos similares, los dos tan elegantes.
Seguro habrá más encuentros.
Un abrazo.
Cierto. No lo había pensado, pero podría definirse como anticipo de la convocatoria. Espero que sea un encuentro lleno de buenas letras. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
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