Esta semana es María José, quien desde su blog, nos propone inspirarnos en escaleras para lanzarnos a escribir. Para leer todos los aportes, pasar por su Lugar de Encuentro.
LA ESCALERA ESPIRALADA
Era su primer día de trabajo y aunque la paga era poca y las
tareas esporádicas y variables, haber conseguido aquel empleo le pareció providencial.
Su primer encargo consistía en entregar un sobre en una oficina de un señorial
edificio céntrico que siempre había querido visitar. Ubicado en una muy
transitada esquina, la antigua construcción de varios pisos lucía con orgullo y
distinción sus múltiples ventanales coronados por elaboradas guirnaldas. Sobre
la terraza, una elegante torre con cúpula tapizada de tejas cobrizas se alzaba
hacia lo alto, rematada por una esbelta aguja en la que giraba, movida por el
viento, una delicada figura de ángel que parecía tocar una trompeta.
Apenas trasponer el ingreso, un portero enfundado en sobrio
uniforme le indicó con desdén la escalera por donde debía ascender: el vetusto
ascensor estaba descompuesto y la oficina donde debía entregar el sobre se
encontraba en el quinto piso. Lejos de resultarle una contrariedad, aquella
circunstancia le pareció una oportunidad para curiosear con más detenimiento
los interiores de aquel lujoso edificio que en nada se parecía a las sencillas
construcciones que solía frecuentar.
De blanco mármol labrado y curvilíneas barandas decoradas, la
imponente escalera espiralada se elevaba majestuosa hacia un luminoso domo de
vidrio que lucía límpido en el cenit. Con entusiasmo comenzó su ascendente
derrotero disfrutando el espectáculo que aquellas elaboradas formas iban
desplegando ante sus ojos a media que sus pies avanzaban ágiles y bien
dispuestos. Manteniendo su vista hacia lo alto mientras sus manos se deslizaban
sin esfuerzo por el pasamano lustroso, la cadencia de aquella escalera iba
cobrando un encanto singular bajo los irreales chorros de luz que la
embellecían al punto de no parecer de este mundo.
A medida que ascendía ensimismado por las gloriosas elipses,
el hombre iba perdiendo la noción del trecho recorrido. Asombrado por su
despiste y levemente mareado, decidió detenerse para verificar entre qué pisos
efectivamente se encontraba. Resolvió continuar hasta el siguiente rellano y allí
averiguar. Para su sorpresa, ninguna interrupción encontró alterando aquella impensada
sucesión de peldaños curvos, a la ver que sus piernas comenzaban a sentir el esfuerzo.
Decidió asomarse por sobre la baranda y evaluar por el ojo de
la escalera el tramo recorrido. Según sus cálculos hacía rato que debería haber
llegado al quinto piso. Logró callar un grito de asombro al comprobar la inesperada
distancia que lo separaba del punto de partida, muchísimo mayor de lo que
suponía. La inmediata reacción ante aquella comprobación fue -por oposición-
mirar hacia arriba comparando el tramo restante. Tremenda fue su sorpresa
cuando corroboró que lo que quedaba por ascender resultaba ser similar a lo que
en un principio estimó deberían ser unos siete pisos.
Peleando con su razón intentó no caer en el engaño de lo que –sabía-
era imposible: las escaleras son artilugios simples que la arquitectura utiliza
para salvar acotadas distancias en altura y de ninguna manera podía suceder que
lo que no debería medir más de veinticinco metros se hubiese trastocado de
repente en una altura mucho mayor. Alguna alteración de su percepción debería
de haberse disparado para que, desde su perspectiva, la escalera pareciera
haberse extendido inexplicablemente en su recorrido.
Decidió, pese a lo absurdo, volver a la planta baja para reintentar
después el ascenso, contando con exactitud las vueltas de las curvas a medida que
las iba recorriendo. Comenzó a descender apresurado sin poder controlar los
agitados latidos de su corazón. Debieron pasar más de cinco minutos desde que
iniciara el trayecto en rápida bajada pero lejos de disminuir, el tramo de escalones
que tenía por delante parecía dilatarse
más allá de toda lógica. A estas alturas la desesperación se apoderó de él y
sin ningún pudor, clamó a gritos por ayuda. Nadie pareció escuchar.
Asomado otra vez sobre la baranda helicoidal pudo comprobar,
jadeante, que la imponente escalera parecía virar ahora sobre su eje con lenta
y constante torsión, a modo de un sacacorchos gigante e infinito que sostenía
su giro a la par que en vano él intentaba bajar o subir sus escalones. Se había
transformado en una trampa sin fin de la que le resultaba imposible escapar.
Abrumado por la insólita situación, totalmente confundido, agotado
y mareado por tan prolongada sucesión de giros, el pobre hombre trastabilló sin
control rodando escalera abajo, golpeándose fuertemente la cabeza en varias
oportunidades.
Cuando el portero del edificio lo halló sin vida al pie de la
escalera, el desdichado llevaba aún asido entre sus manos el enigmático sobre
que lamentablemente nunca logró entregar.
36 comentarios:
Me recuerda al filósofo Zenón de Elea, con su negación del movimiento. Con el planteo de que para llegar a un destino, hay que pasar por la mitad de del recorrido, y antes por la mitad de la mitad, antes por la mitad de la mitad de la mitad, y así hasta el infinito. Siendo imposible el movimiento.
No fue tan fácil refutarlo. Claro, está lo empírico. Pero la escuela filosófica de Elea, el movimiento era una ilusión.
El protagonista podría estar comprobando la certeza del filósofo.
¿Será casualidad que no haya logrado entregar el sobre? ¿Qué tendrá?
Interesantes intrigas.
Un abrazo
Jaja... vaya con tus incógnitas Demiurgo! Siempre me dejas pensando... afortunadamente 😊😊 muchas gracias por pasar y leer con atención. Un fuerte abrazo
¡Jaja pobre hombre que mala suerte con esta escalera espiralada y asesina! Me recordaste a Cortázar con el cuento del sueter azul. Asi, tipo pesadilla, angustiante, porque me pongo en la piel de tu personaje.
Muy bien narrado, como siempre.
Besotes
(mi relato me salió medio infantil, pero en mi desacargo digo que hace muchos meses que convivo con mis nietas)
Jeje Myriam! Mantenernos algo infantiles, con la capacidad de asombro intacta, es síntoma de que nos mantenemos jóvenes! Bien por esa juventud😊!! Te agradezco por tu constante compañía y tu atenta lectura. El cuento de Cortázar es realmente angustiante. Habértelo recordad o me honra. Muchas gracias 😚😚
Me pasa como a Myriam, me recordaste a Cortázar, que ya es decir, inquietante situación, con una lenguaje magnífico, de pesadumbre en acenso, por supuesto. Luego descenderá la inquietud hasta que, rodando escaleras abajo, un sobre quede sin repartir
Me ha encantado. Un abrazo
Me alegra que te gustara Albada. Me siento muy gratificada. Un abrazo Y muchísimas gracias por leer con dedicación.
Ya me estaba imaginando algún hechizo que existiera en ese edificio y de hermosa escalera, pobre hombre tan ilusionado encontró su muerte. En ese subir y bajar sin medida.
Me pasa como a Demiurgo, que contendría el sobre, quizás ahí se encuentre la respuesta.
Disfrute aunque mareada tu escalera jaja
Un abrazo Moni :)
Me alegra que te gustara Cecy. Muchas gracias por pasar y leer con atención. Beso grande 😚😚
Pienso en la inquietud de tu protagonista, al que me imagino luchando contra la angustia de no saber, lo que viene a producirla más angustia.
¿Sabría el mandatario del sobre, de esa escalera con sádicas pretensiones de sacacorchos gigante?
Un abrazo.
Jaja... vaya uno a saber Juan! Quizás superar esa prueba implicaba que lo contrataría para un empleo mejor 😁. Te agradezco por pasar y leer con atención. Un Abrazo
Hola Neo: Como em ha hecho sufrir esta condenada escalera. Yo que enestoa momentos llevo un brazo en cabestrillo por una caida en la escaleara de mi casa, me ha dado un telele de paqué. Muy bien narrado. ERes una escritora muy buena.
Muchos besos y abrazos
Montse! Vaya coincidencia!... Te agradezco por pasar y leer y te deseo una pronta y nada complicada recuperación. 😘😘
Un relato que te va angustiando conforme el pobre hombre va subiendo esas escaleras de caracol , preciosa pero endiabladas ...Debe ser tremenda tener esa sensación de querer llegar y nunca visualizar el fin .
Has hecho un buen trabajo, has conseguido que me de hasta hipo ajajjaj ...es broma .
Me encanto .Besos y Abrazos .
Me alegra que te gustara Campi. Te agradezco mucho por tu visita y atenta lectura. Un abrazo
magnifico relato con el protagonismo de esa escalera de caracol, y un personaje a manera de Tántalo que fuera cual fuera su decisión de ascender o d descender se encontraba inmenso en un lazo temporal que le llevó finalmente a la muerte
Pufff.....agobiado estuve mientras lo leía, una escalera infinita,,,,,,,,,o una mente difusa del protagonista. Ahí queda la incógnita para mi, Me ha gustado.
Un saludo
Me alegra que te gustara Rodolfo. Gracias por la síntesis. Define muy bien la historia. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención. Un abrazo
Las dos opciones son posibles. Era mi intención que mo quedará revelado. Muchas gracias por pasar y leer Víctor. Un abrazo
Una maravillosa narración con la escalera con vida propia. Una espiral infinita de sensaciones y ese hombre, peldaño a peldaño, siendo como el juguete de la escalera.
Una narrativa impresionante, como siempre nos tienes acostumbrados, Moni.
Un beso muy grande.
Te agradezco mucho Mag por tu elogioso comentario. Me pone muy contenta saber que te gustó la historia. Un fuerte abrazo y muchas gracias otra vez.
¡Qué angustia, por Dios!, casi me mareo yo que hoy no estoy muy allá.
Una escalera que cada lector puede interpretar a su manera.
Fantástico ejercicio de narrativa.
Besos
Una cosa que de entrada me entusiasmaba (me encantan las escaleras de caracol) acaba siendo un sin fin agobiante, pobre hombre! Y yo desde hoy creo que miraré esas escaleras con otros ojos...muy bueno, besos.
Muchísimas gracias Tracy! Me alegra que te gustara pese al mareo jeje. Un abrazo
Muchísimas gracias Moli. Un fuerte abrazo
Una historia mareante. Un sacacorchos de sensaciones, arriba se torna abajo y viceversa. Bien podría titularse "escalera hacía la locura".
Como siempre, genial relato.
Un abrazo.
Te agradezco mucho por pasar y leer con atención Jorge. Me alientan tus comentarios. Hasta cada rato
Y estaba feliz de conseguir el empleo.
Me intriga lo que contenía el sobre y, conforme leía me invadía la angustia de tu protagonista.
Abrazo
Jeje el detalle del contenido del sobre sería una excusa para otro relato! Muchas gracias😊
Lo dicho: estás que te sales.
No pienso volver a subir una escalera en mi vida, ni siquiera la del primer piso :(
Besitos, escritora.
una escalera trampa mortal, pobre, con lo bonita que era. Me ha recordado a esos laberintos que no tienen salida. Gracias por acompañarme. Un beso
Muy amable de tu parte Juji. te agradezco mucho por pasar y leer con atención. Un abrazo
Justamente en eso pensé al escribir María José: un laberinto en altura. Muchas gracias por tu tiempo y dedicación. Fue un placer poder participar. Un abrazo
Madre mía, pobre hombre. Aquella escalera acabó con él.
Muy buen relato.
Besos enormes.
Me alegra que te gustara María. Muchas gracias y un fuerte abrazo
Gosh, esta es una historia que realmente sucede mucho ... el lujo de un lugar hace que muchas 'personas comunes' de repente se vuelvan pequeñas, horteras y divertidas al mismo tiempo.
Saludos desde Indonesia.
Vaya! Qué sorpresa recibirte! Bienvenido! Agradezco tu visita y suena muy interesante tu interpretación de mi historia. Un saludo cordial desde Argentina
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