ESTE JUEVES ESPECIAL, UN RECUERDO...a mi papá!

En este jueves tan especial, previo a una fecha tan simbólica como lo es la Navidad, los queridos amigos del Daily han querido homenajear a mi padre, Eduardo, juevero por tres años y que se fue hace dos meses. 

No tengo palabras para agradecerles algo tan entrañable como esta dedicatoria que se les ha ocurrido hacer y que les agradezco desde lo más hondo de mi corazón. 

Quiero aportar desde mi propio blog el siguiente escrito, que encontré entre sus cosas unos días después que se fue y que él estaba preparando, en su momento, para subir a su blog en relación a una convocatoria juevera a la que, lamentablemente, no alcanzó a llegar. 

Como se trata de un borrador y él solía retocar sus textos a medida que me los dictaba frente a mi PC, me tomé la libertad de "redondear"sus ideas según creí interpretarlas. Acompaño la transcripción con una imagen de las que resultaron ser sus últimas palabras escritas.

Un abrazo para todos. Les deseo una muy Feliz Navidad.

Así, de esa manera tan simple como suena, en la vida se pueden suceder recuerdos, que reaparecen de improviso sin que los llamemos. Sin saber cómo, regresan y los sentimos otra vez vívidos junto a nosotros.

A  veces esos recuerdos que acuden a nuestra mente sin ser llamados nos resultan poco importantes, casi ni los sentimos. Asoman brevemente y así como vinieron  se van, sin mayor trascendencia.

Pero hay otros recuerdos que manteníamos guardados en completo silencio para que no se noten e incomoden y que de golpe, surgen con fuerza para confundirnos. Nos damos cuenta que en realidad estaban apenas adormecidos, aguardando el momento justo para resurgir y es entonces que comenzamos a preguntarnos cuál será la razón para que reaparezcan.

Mientras nos seguimos preguntando cómo y por qué volvieron esas “cosas” que ya se habían desechado, comienza nuevamente el desfile interminable de momentos, lejanos tal vez, pero que tanto daño nos hacen al revivirlos.

Tratamos de convencernos diciendo que “aquello” que hubo, en realidad no fue, deseando fuertemente que el olvido otra vez se lo lleve todo. Buscamos engañarnos como si la mentira fuera una gran verdad, invocamos algunas palabras alguna vez escuchadas pensando que ellas todo lo solucionarán y nos repetimos “no quiero necesitarte porque no puedo tenerte”… pero en realidad sabemos que la verdad indudablemente es otra: “no te tengo, pero cuánto te necesito.”