Esta semana Sindel nos propone inspirarnos en una hermosa imagen de una sirena, por falta de tiempo no he podido escribir algo a propósito, pero recordé algo ya publicado para un relato de jueves que quizás recuerden.
La
última sirena surca el río de aguas doradas mientras el sol se hunde en él y se
desangra.
Recortados
contra el horizonte tres bergantines de velas hinchadas de aire húmedo se
dirigen hacia el sur, buscando el mar que los espera.
El
mayor de los navíos lleva enroscado en su popa un magnífico vigía, alguien
distinto al resto de los hombres que pueblan inquietos las cubiertas
malolientes de aquellos barcos mal entrazados.
De
inmediato la solitaria criatura siente que en su pecho late algo nuevo, mágico,
esperanzador…¿será quizás ese ser alguien tan distinto y necesitado como
ella?…quizás no sea de agua su naturaleza pero tal vez sienta, tan vacío y
triste como el suyo, el lento transcurrir entre olas y espuma.
Cae
la noche sigilosa como el mismo nado de la sirena, que se acerca cautelosa
buscando mimetizarse en la oscuridad. Los hombres son crueles, ávidos de sangre
y emociones y bien sabe que no deben verla…o será capturada.
Bajo
la luz helada de luna misteriosa, la bella sirena se asoma, apenas, entre algas
y camalotes, disimulado su rostro por su larga cabellera.
Desde
allí logra ver en detalle la figura majestuosa de aquel colosal gigante que
yergue su pecho hacia el horizonte. Torso firme, rizados cabellos coronados con
diademas de hojas. Su rostro tallado en nostalgias y silencios logra
conmoverla. Ansía ver de cerca esos ojos tristes, necesita enjugar las lágrimas
que de ellos se desprenden…
La
sal en el viento ya le avisa que el mar está próximo y quizás ese ímpetu que
surge del salitre le anima a asirse con fuerza de uno de esos brazos potentes.
Lejos de sentir que son correspondidos sus reclamos la sirena advierte que
aquel ser no es como los que ha conocido, es quizás más cercano a lo inmortal,
más intenso, más perfecto… y en su desesperación por lograr tocar la
sensibilidad de ese alma impasible recurre a su más delicado y mágico canto
lastimero, aún sabiendo que enorme es el riesgo de ser descubierta.
Como si
fuera hecha de mieles su voz susurra cerca del oído de aquel titán silencioso,
que, impertérrito no parece darse por aludido.
Lejos de sentirse vencida, se
esfuerza ahora por llegar a aferrarse del cuello del coloso, apelando a su
último y más efectivo recurso… le besa los labios esculpidos, los ojos
pintados… y con esos besos, le hace entrega de su corazón.
7 comentarios:
Qué hermosura!!! No recuerdo haberlo leído, así que para mí fue un gusto que lo reeditaras.
Un romance tan inocente, tan suave. El sueño de la sirena.
Un beso enorme.
Tiene entidad de gran relato, deberías continuarlo.
Encantador y mágico relato. No lo había leído, pobre sirenita si supiese de que esta hecho ese colosal gigante.
Un beso
Yo tampoco lo había leído y me ha encantado, es ella la enamorada. Un abrazo
No lo había leído y hubiese sido un pecado no hacerlo.
Felicidades.
Un beso
Casi me pierdo tu entrada. Que bella a demas.
Me encanto
Un beso Neo
Isa
Hermosas letras que nos trasladan a sentirnos por un instante sirenas.
Besos
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