Sumándome a la convocatoria que nos deja Dorotea desde su blog, dejo aquí mi relato.
FUE EN ESE HOTEL
El Hotelito Azul, probablemente
construido por los años cincuenta, estaba bastante venido a menos y eso era
evidente, pero al menos se mantenía limpio y prolijo, suficiente gesto de
confiabilidad para lo que se puede esperar en un pueblo como aquel, perdido en
la pampa gringa.
Lejos de las pretensiones de un
hotel medio pelo en alguna gran ciudad, aquel refugio tendido en las soledades terrosas
del sur, tenía cinco habitaciones -dos con baño privado- y por sólo esa
peculiaridad se lo recomendaban los viajantes que arribaban regularmente por el
lugar buscando vender sus minucias. Además se brindaba desayuno, y si se lo
encargaban, doña Isabel –solícita propietaria de aquel humilde hospedaje- se
lucía en la cocina con algún plato memorable para el almuerzo o la cena, según
fuese lo conveniente.
Por esa época, entre los
eventuales huéspedes que caían de vez en vez a aquellos pagos, se encontraban
dos particularmente solitarios y callados: una apocada maestra de ciudad que
llegaba al pueblo los fines de semana para visitar a unas tías solteronas y un
enjuto vendedor de repuestos de autos que surtía al único taller mecánico
medianamente importante por aquellos rumbos.
Los dos viajeros comenzaron a
coincidir en sus visitas en aquel alojamiento de paredes desgastadas e
interiores tibios, con gran asiduidad y evidente sincronía. En más de una
ocasión compartieron desayuno, almuerzo y cena, quebrándose lentamente el
silencio inicial con sostenidas sonrisitas cómplices, amenizando comida y
postre.
Fue una temporada de tibias
tardes durante la que ambos huéspedes perdieron pudores y se atrevieron, con el
apañamiento de doña Isabel, a compartir también la más coqueta de las
habitaciones con baño privado, esmerándose en mantener el tono furtivo de sus
encuentros como secreto a guardar entre las azules paredes de aquel hotelito de
las pampas.
Hasta hoy en día, cuando uno de
ellos cae por su cuenta a pasar un fin de semana por esos pagos, la solícita
propietaria le cede -como por casualidad y para que revivan recuerdos- la misma
coqueta habitación donde celebraron su amor en otros tiempos, siempre con baño
privado.
* pampa gringa: “Pampa” es un
término de origen quechua que significa “llanura sin árboles”, “gringo” se
llama en Argentina especialmente al italiano y por extensión a los europeos.
Este concepto de “pampa gringa” pertenece a Alcides Greca, que en 1936 publicó
una novela con ese título. La Pampa Gringa se manifiesta en un vasto
territorio, que comprende la mayor parte de Santa Fe, Este de Córdoba, Oeste de
Entre Ríos y Norte de Buenos Aires
33 comentarios:
Si, un hotel guarda muchos secretos, tengo uno a orillas de playa que esconde más de una de mis historias... Siempre trato de ocupar la misma habitación, y el de la recepción me saluda como si nunca nos hubiéramos visto.
Jaja... Eso es complicidad! Muchas gracias por leer y comentar, Gustab. Un abrazo
Ay, Mónica, qué bien me entiendes... Para mí un hotel es eso: contadísimas habitaciones con detalles específicos como esos baños privados; dueña o dueño alrededor del cual gira la actividad del establecimiento; huéspedes que vuelven una y otra vez, se conocen y terminan como algo más que amigos. Me acordaré para siempre de tu Hotel Azul como si lo hubiese visitado yo misma, sola o con compañía. Gracias por participar y un fuerte abrazo
Muy buena elección, ese hotelito medio retirado. Me gustó la historia.
Un abrazo, y feliz tarde
Tanto haber vivido en Argentina, hija de argentinos de ascendencia europea y no tenía idea de que pampa gringa aludía originalmente a los italianos y en virtud de este autor, siempre creí que aludía a las a norteamericanos. Muuuuuuuy interesante tu retazo de historia.
Besos, Moni
Me encanta que lo hayas sentido así de cerca, Doro. El tema se prestaba para un relato intimista y así quise armarlo. Me halaga tu comentario. Fue un gusto poder participar. Muchisimas gracias. Un fuerte abrazo
Siempre es grato poder aportar un detalle curioso, Myriam. Me alegra haberlo conseguido. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu atenta lectura
Hay "Amas de hotel" que son magníficas cómplices y no lo digo por experiencia jeje. Felicidades y un abrazote
Tal cual! Y supongo que son las más valoradas 😃🤭. Un abrazo Ester, y muchas gracias por leer
Qué bonito! Un relato con duende… De hermosas imágenes que amenizan la historia con una dulce y peculiar complicidad…
Me ha encantado, Mónica.
Siempre un placer leerte…
Abrazo grande 💙
Muchas gracias Ginebra, me alegra mucho que te gustara el relato. Un abrazo y gracias por leer con atención
Cómo me ha gustado ese coqueteo en ese coqueto hotel... un encantador relato.
Me voy con una sonrisilla de complicidad.
Bss
Bienvenida sea esa complicidad que celebro encontrar, Sylvia. Muchas gracias y un abrazo
Un inesperado amorío, que dejo recuerdos inolvidables.
Con una cómplice.
Bien contado.
Muchas gracias Demiurgo. Ese tipo de encuentros dejan huella. Un abrazo
Linda historia la que nos dejas en ese pequeño hotel con pocos inquilinos, clientes o huéspedes, pero sobre todo donde se forja esa historia de amor o coqueteo que la propia dueña se inmiscuye en ellos ajjaja. Toda una aventura., Y gracias por esa aclaración así pues soy una gringa ajjajajaj ,me encanta. Un besazo con alegría.
Te agradezco Campi. Pensé que la expresión merecía una explicación, para ubicar al lector que no es de acá. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
Ni te imaginas las ganas que de diste de visitarlo, parece un lugar lleno de encanto.
Un abrazo.
Muchas gracias Noelia! Me siento halagada. Un abrazo
Una romántica historia que tuvo como alcahueta a la dueña del hotel y todos sacaron ventaja en el presente y en el futuro.
Tantas cosas pasan em los hoteles...
Un abrazo
Yo diría que alcahueta suena muy fuerte, jeje... Digamos que facilitó la ocasión 😃. Un abrazo Tracy. Muchas gracias
En los sitios más insospechados suceden cosas, amores y vivencias para recordar toda la vida.
Un placer leerte
Beso
Muchas gracias Charly. Hasta cada rato
Qué mal sentaría a las tías solteronas que la sobrina se fuera a un hotel, aunque creo que era parte de la complicidad de la que gozaba la maestra. Las complicidades son una ayuda útil para los encuentros clandestinos. Qué tendrán los hoteles, qué tendrán. No sé los de la pampa gringa, pero los moteles de la ruta 66...
Jaja... Imagino que a las tías le importaría mucho que la gente del pueblo no se enterara, dejando de lado eso, creo que algo de envidia les habría dado! Jaja. Muchas gracias por leer, Fackel. Un abrazo
Un amor fogoso, aunque secreto.... que les impediria vivir juntos, abiertamente como pareja?
Creo que las aventuras prohibidas tienen mucho encanto, pero en la literartura tan solo, pues están sometidas a mucho estrés.
Un abrazo, y buen finde
Bueno, creo que es cierto que hay hoteles que si hablaran...pero si, mejor que sepan callar. Abrazo
No querrían, simplemente. A veces solo así se conserva la magia, jeje. Un abrazo y muchas gracias por leer José
Es así, Albada. No todo es romanticismo en esas relaciones. Un abrazo y muchas gracias por leer
Es bueno eso. Un abrazo y muchas gracias por leer, Mascab
No siempre se nace en el lugar deseado,pero siempre existirá otro el cuál estará esperando a los desubicados para propiciar bonitos encuentros.
Besos Mónica...un Historia preciosa 💖
Linda forma de plantearlo. Un abrazo y muchas gracias Berta
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