De la mano de Dorotea me sumo a un nuevo encuentro juevero que un cuento bastante turbio, jeje. Pasen a leer todos los relatos, dando clic aquí.
RATAS
Aquí otra vez, fuera de mi
refugio. Intento acomodar mis ojos a esta luz cegadora que contrasta tanto con
la amable penumbra a la que estoy acostumbrado. Por suerte la monocromía sigue
dando desahogo a mi visión inquieta y logro desenvolverme con comodidad
recorriendo los rincones de este descuidado cuartucho de hotel perdido en el
medio de la nada. Doy uno o dos pasos sin dejar de observar todo a mi alrededor
y aguardo con prudencia. No suele haber predadores bajo techo, pero uno nunca
sabe. Más vale ser precavido. Al viejo Rati lo atrapó una vez un gato en un
desván de dos por dos y no pudo contarla. En nuestro caso, la experiencia de
uno vale para todos, y si es mala, más todavía: se transmite de generación en
generación para que los nuevos no caigan en las mismas trampas en que cayeron
sus mayores. Vamos evolucionando, lento, pero aprovechamos el aprendizaje. En
eso no somos como los humanos que suelen tropezar dos veces con la misma piedra.
Su especie es individualista y engreída. Creen que la experiencia ajena no vale
de nada y que cada cuento en el que se embarcan empieza desde cero, sin considerar
lo que ha habido detrás ni lo que vendrá luego. No asumen las consecuencias de
sus propios errores y siguen empeñados en hacer su vida tal como ellos creen
merecerla, cueste lo que cueste. No saben adaptarse. Quieren seguir comiendo
rico y variado aún en época de sequía. Desperdician agua y alimentos en
temporada de bonanza y después, cuando los recursos menguan, no se resignan a
comer cualquier cosa. Nos miran torcido si andamos hurgando entre los restos de
sus propias inmundicias, como si fuésemos nosotros quienes las hubiésemos
producido… como ahora este fulano: me mira con asco y desprecio. Intenta arrojarme
con impotencia uno de sus mugrosos zapatos aun sabiendo que ya le queda poco.
Suena incomprensible esa reacción considerando que ha sido él mismo quien hace
un par de horas se ha abierto las venas con un cuchillo de cocina y lentamente
ve transcurrir lo que queda de su vida frente a él mientras su sangre tiñe la
despeluchada alfombra que tapa la entrada a mi guarida. ¿Qué se creía? ¿Qué
matarse aquí tendría algo de encanto y poesía? Pareciera que así lo ha pensado
por los garabatos que ha dejado sobre un papel a modo de despedida. Habla de un
amor despechado y de la incomprensión a la que fue sometido su corazón
enamorado. Allá él, si no pensó que hubiera sido mejor elegir un medio más
rápido y definitivo para acabar con su vida. Hubiese sido más certero pegarse
un tiro. Aunque fuere más obvio y brusco, la muerte le llegaría de inmediato si
afinaba la puntería. Ahora ya es tarde. Intenta desesperado –ya casi sin poder moverse-
que su olor no nos atraiga a su alrededor con la inmediatez a la que la falta
de alimento nos obliga: la colonia ha aumentado y los recursos escasean. Las
crías están hambrientas y rápidamente todos salimos de nuestros escondrijos
ansiosos por comer. ¡No puede pretender que las panzas vacías vayan a aguardar
a que finalmente él termine de morir para recién entonces comenzar a desguazar
sus partes blandas!
21 comentarios:
Los humanos cometemos errores, uno detrás de otro, pero no suele servir para nada, porque volvemos a caer en la misma trampa. Hasta para suicidarse delante de los roedores, lo ha convertido en todo un patético carnaval y ellos que están hambrientos van a esperar a qué, a que se vuelva a levantar en un último acto de arrepentimiento, o a que se acabe de morir?
Un relato inesperado en su final y algo truculento, sobre las miserias humanas, a través de los ojos ratoniles.
Buen relato,con un desarrollo crítico y con inesperado desenlace.
Abrazos.
Agradezco tu pormenorizado análisis, José Luis. Muchas gracias x leer con atención. Un abrazo
Durímo pero brillante. Es que las ratas han de velar por la suprevivencia, es lógico.
Muy bueno y original. Un abrazo
Tontooo,¿Que se creía? ¿Que las ratas no conocen el placer de comer caliente?
Parecía una descripción de la cotidianeidad de las ratas , pero poco a poco, casi sin darnos cuenta nos introduces en un drama, que debe ser terrible, de intentar dar marcha atrás,cuando ya no se puede.
Las ratas son la excusa para ntroducirnos en un relato mayor.
Me ha encantado
Besosss monica
Un relato aterrador sumamente inquietante, que situacion mas intensa uno esta suicidandoce y llegan estos roedores a molestar, por dios no se puede estar mas de malas. Je je, un relato muy ingenioso que me ha puesto los pelos de punta.
A veces nos olvidamos que cada especie vela por sus propios intereses. gracias Albada por leer y comentar. Un abrazo
Si, Maricarmen. Son animales que suelen resultarnos repugnantes. Pero hay que intentar comprender que actúan por su propio instinto y según el interés de sobrevivencia de su propia especia. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con detenimiento
Me alegra que te haya resultado válida la forma de abordar una historia macabra con inicios de inocente cotidianidad. Era mi intención. Muchas gracias Gabiliante por tu atenta lectura. Un abrazo
La idea surgió a partir de una película bastante truculenta. Después intenté encararlo desde una óptica más inocente narrada desde el punto de vista de los animalitos jeje. Un abrazo y muchas gracias por leer y comentar, José
Desde luego tu relato me ha "tocado".
Para los humanos, las ratas son unos animales asquerosos, detestables, peligrosos. Se nos olvida que ellas también son unos supervivientes en la Tierra. Sólo que a su manera.
Un relato muy, muy , para pensar.
Bravo...💚
Jeje me alegro que te haya gustado Berta. Quise darle una vuelta de tuerca al tema de los animales y la forma en que "nos miramos" mutuamente. Gracias por pasar y leer con atención. Un abrazo
parece una premonición. Ellas están con nosotros desde el principio y es probable que subsistan cuando nosotros como especie nos exterminemos. ratas. Una vez leí una novela de Delibes " las ratas "...
el relato que una de ellas narra de nosotros no nos deja en buen lugar, puede que como animales inteligentes, piensen así Solo un esperanza, TODAVIA las podemos mantener a raya...
Un abrazo
Jaja todavía!!... mañana tal vez todo cambie! Muchas gracias por acompañarme siempre Rodolfo, leyendo y reflexionando. Un abrazo
Implacables observaciones de una especie, con experiencia en sobrevir. Y que no esperará que al suicida le llegue la muerte.
Bien contado.
Un abrazoo.
Me alegra que te haya parecido bien contado. Me gusta siempre dar un giro inesperado al final. Gracias por leer con atención. Un abrazo Demi
Al principio me pareció una rata de biblioteca pero conforme fue avanzando el relato, ¡madre mía! ¡cómo ha afilado los dientes! Al final la superpoblación de las ratas me ha hecho pensar en una posible superpoblación de nuestra especie y me he preguntado si acaso seremos entonces nosotros las ratas. Espeluznante y magnífico tu relato.
Interesante la comparación qué haces en cuanto a la superpoblación de distintas especies. Tal vez seamos nosotros los que estamos de más. Muy cierto. Me alegra que te gustara el relato, Esther, muchas gracias
Nosotros estamos aquí de prestado. Hay especies cuya adaptación es idónea para hacerles partícipes del final de todo. Como siempre un relato acorde con la destreza literaria que posees.
Un abrazo.
Te agradezco lo de destreza literaria. Suena a mucho jeje. Gracias también por leer con atención. Qué tengas una buena semana, Jorge. Un abrazo
Buen relato, me gusto como manejaste la trama . Te mando un beso
Me alegra. Muchas gracias x pasar y leer J.P
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