Esta semana es la amiga Inma quien, desde su blog nos propone armar historias a partir de unas viejas fotografías que nos deja como fuente de inspiración. Yo he seleccionado ésta, que me ha hecho imaginar el siguiente relato. Para leer todos los textos participantes de la convocatoria, dar clic aquí.
P.d
recuerden que espero por sus fotos para la tarjeta navideña hasta el 30 de noviembre.
HISTORIAS EN BLANCO Y NEGRO
Amparo y Victoria son amigas
desde siempre. Vinieron a la vida apenas con unos días de diferencia. Recorren
las mismas calles. Van a la misma escuela. La casa de una justo frente a la de
la otra. Sus padres son amigos también, con historias casi idénticas. Todos,
parte de esta tierra que se extiende desde lo alto de la montaña hasta allá
abajo, junto al río, que en primavera crece derramándose hacia los campos
lindantes.
Las dos tenían una vida bella, simple
y llana hasta que la guerra estalló. Por orden de vaya a saber quién, allá
lejos -quizá en la Capital- los odios entre bandos desbordaron como bien lo
hace el río y por alguna razón que se escapa a sus mentes inocentes, la sangre
y la sinrazón invadió su pequeña ciudad extendiéndose como enfermedad
pestilente. Hoy todo es polvo y escombro, hambre y dolor, angustia cotidiana
que se filtra aún en sus juegos infantiles. Para alejar a la muerte ellas hacen
lo que pueden, se esfuman de la impiadosa realidad atada la una a la otra con
gesto instintivo: la más alta, Amparo, abraza a la otra en señal de protección
pese a que el miedo hiela su sangre tanto como la de su amiga, que siente que
en realidad es cobijo lo que la otra busca y lo halla, en la tibieza de sus propias
manos que la toman de inmediato. Como ahora que la campana de la iglesia da el
alerta, anunciando lo que las dos más temen.
Como
cruentas aves de rapiña las siluetas de los aviones enemigos sobrevuelan las
calles cenicientas anunciando el terror de lo que sobrevendrá en breve: estruendo
y metralla, gritos y terror, derrumbes y humos oscureciendo hasta el sol que se
arrepiente de salir y contemplar tanta desgracia. Mientras aguardan refugiadas
en la desembocadura de un desagüe, Amparo y Victoria se toman fuertemente de
las manos invocando a Dios, a la Virgen y a las hadas de los cuentos para que
las protejan. De ser posible, piden que las eleven en un rapto mágico hasta otro
sitio, hasta que todo aquello acabe.
Entrecierran ambas sus ojos, murmurando a
dos voces sus plegarias, deseando con todo el corazón que alguna vez la vida
sea otra cosa. De repente el bombardeo acaba. No pueden decir cuánto duró: el
tiempo cobra otra dimensión cuando se está aterrado.
Ahora sólo los ecos de la muerte
quedan suspendidos en el aire. Amparo y Victoria, aún temerosas, se animan al
fin a salir de su precario refugio. Instintivamente miran hacia el cielo. Las
nubes negras se disipan. Una de las niñas deja asomar una leve sonrisa. La otra
observa con incredulidad la luminosidad del sol que reaparece. Sostenidas en su
eterno abrazo celebran sin palabras por el sólo hecho de estar vivas. Juntas… y
resignadas a sólo poder soñar una realidad bien distinta, colmada de cielos
azules, campos verdes y un mundo sin muertes.
recuerden que espero por sus fotos para la tarjeta navideña hasta el 30 de noviembre.
26 comentarios:
Me gusto el tinte que le diste a la imagen creo que muy acertado además de bien contado ..un reflejo de dos pequeñas refugiadas ante tanta adversidad como es el bombardeo de una aviones en una guerra que ni ellas saben ni entienden ..Muy bueno .
Un abrazo querida Neo muakisss feliz noche .
Es una realidad que se repite cada día, las guerras no distinguen. Que bien lo has narrado, casi como una crónica periodística de guerra. Un abrazo grande
Las guerras son terribles pero aún es más terrible ver la carita de los niños esquivándola.
Un abrazo.
Muchas gracias Campirela, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Te agradezco mucho Ester por pasar y leer con atención. Un abrazo
Son las víctimas más terribles, porque no siquiera alcanzan a comprender lo que les pasa. Un abrazo y muchas gracias por pasar, Tracy
Triste y trágico relato nos dejas, pero por desgracia, real en el día a día de muchas personas. Demasiadas.
Bss.
Que bello a la vez de triste, esas fotos lo dicen todo
es hermoso tu relato
Un abrazo
Afortunadamente, no tuve conciencia de sentir ese miedo, por ser un bebé, cuando aquella terrible incongruencia se produjo, pero me duele en el alma, todavía, las tristes y dolorosas secuelas de aquella guerra fratricida.
Tu relato es necesario, ahora que "los nostálgicos", parecen revivir.
Besos.
Demasiadas guerras, demasiadas víctimas. Muy cierto. Un abrazo Mar, y gracias por pasar
Todas las fotos son muy fuertes, simbolicas y expresivas. Muy cierto. Un abrazo
Nunca podremos imaginar, quienes afortunadamente no lo vivimos, lo que sufrieron aquellos que tuvieron que parecerlo. Un abrazo Juan y muchas gracias por pasar y leer.
En todas las guerras la mayor desgracia siempre cae sobre los que nada tienen que ver con armas, luchas, odio y sinrazón. Menos mal que hay relaciones que perduran y vencen la soledad y el miedo como tú tan bien nos has contado.
Un abrazo, Mónica
Vaya! se ha perdido mi comentario.
Te decía que dentro de toda esa tristeza, caos y miedo, la fortaleza de la amiga y la suya propia, es hermoso tu relato, Neo
Un abrazo
Neogéminis, a dónde te envío la foto?
Mi correo está en la anterior entrada, mujer virtual. Espero tu foto
Qué tristeza, esa niñas viviendo la guerra. La civil española fue una barbaridad imborrable y esas niñas, si siguen vivas, podrían darnos lecciones de hasta qué punto hay que aprender a convivir.
Muy buen texto. Un abrazo y feliz fin de semana
Muchas gracias por pasar y leer, Albada. Gracias también por sumarte a la postal navideña. Un abrazo
Dos partes la primera y más importante es esa amistad, esa unión y ese cariño, la parte dura es esa guerra que las niñas no comprenden, ese sobrevivir al horror. Lo has narrado de una forma enternecedora. Gracias por participar, besos.
P.D. Acabo de enviarte unas fotos.
amiga que terrible realidad nos cuentas y de la que no quisiera pasar, si guerras no traen ni hacen nada bueno para la vida de cualquier criatura. me dejo bastante triste tu relato, no me hacen sentir muy bien ese tipo de historias, lastima queque es una realidad
Magníficamente narrado ese sentimiento que les inunda… Triste y conmovedor; las guerras y sus estragos, sin piedad ni distinción…
Muy bueno, Mónica.
Bsoss 😘
Las recibí, muchas gracias por la propuesta, el comentario y por sumarte a la tarjeta. Un beso Moli
Historias duras que nos llevan a la reflexión. La guerra fue es y, lamentablemente, seguirá siendo la peor lacra de las civilizaciones. Un abrazo y gracias, María
Muchas gracias Ginebra. Un abrazo
Hola Neo: Hemos conincido el la foto pero el texto en mucho mas suave el tuyo.
TE felicito proqué es una hitoria muy bonita y esperanzadora. Abrazos mil.
Sobrevivir es apenas lo que buscan, víctimas inocentes de un mundo cruento. Un abrazo Montse y gracias por tus palabras
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