Esta semana Dorotea nos propone un tema muy sugerente como título para nuestra convocatoria juevera. Me he pasado un poco de las trescientas palabras sugeridas. Espero me excusen. Para leer más relatos, pasar por el blog Lazos y Raices
Nota: después de publicar el relato, caigo en la cuenta de que me confundí con la consigna. Les ruego a tod@s -sobre todo a Dorotea- que sepan disculpar.
Nota: después de publicar el relato, caigo en la cuenta de que me confundí con la consigna. Les ruego a tod@s -sobre todo a Dorotea- que sepan disculpar.
La
terrible guerra había sido la antesala de la extinción total de la vida en
aquella zona del planeta. Las armas químicas que las distintas facciones habían
utilizado para exterminar a sus enemigos, lograron también acabar con casi toda
forma de vida, incluso las plantas, que antes habían poblado en abundancia
aquellos parajes, ahora áridos, grises y sin vigor. No quedaron árboles, ni
arbustos ni flores ni colores en nada de lo que la vista alcanzaba a recorrer.
Uno de
los pocos humanos sobrevivientes viene resistiéndose a la derrota definitiva, pretendiendo
recuperar, mediante impensadas sustancias, la fertilidad de lo que en su
infancia había sido un gran jardín verde, poblado de gran variedad de árboles y
plantas, herencia invaluable de uno de sus antepasados, otrora afamado botánico
y explorador. Hasta ese momento todos sus ensayos han resultado vanos: la tierra
ya no contiene semillas ni existen siquiera hierbas salvajes para intentar
reproducir. Sus esperanzas se han ido muriendo lentamente como todo en aquel
páramo ceniciento y desolado.
Pero
quizás los planes de la Creación sean otros, por lo que la Providencia interviene
con inesperado giro: una fuerte tormenta ha azotado el lugar sacando a la luz
un viejo herbario que aguardaba en silencio, encerrado en un compartimento
olvidado, entre los restos del desván de la vieja casona.
Catalogados
con riguroso orden científico y primorosa dedicación, ejemplares resecos de las
antiguas especies vegetales de otras épocas se despliegan ante los ojos del
alucinado sobreviviente. Hojas y flores resecas –apenas coloridas- acompañadas
por exhaustivas descripciones rodean a amarillentos sobrecitos que encierran,
como precioso regalo de siglos más felices, el que ahora resulta ser el más
valioso de todos los tesoros: semillas.
Cientos
de decenas de semillas de todas aquellos ejemplares recolectados y
seleccionados con tanto empeño y esmero por su legendario antecesor, cobran
ahora un impensado significado para lo que queda de vida en el planeta. El
sobreviviente siente al fin que quizás pueda reivindicarse ante la Naturaleza
misma.
Con
indecisión primero y emotiva certeza después, escoge para intentar sembrar en primera
instancia unas hierbas de sencillas florcitas que le evocan entrañables
recuerdos de su niñez: su madre y sus hermanas entretejiéndolas en primorosas
coronitas como celebración de la llegada de la primavera.
Lágrimas
de nostalgia contribuyen en regar aquella primera siembra.
Flores y
colores… muchos colores… flores en guirnaldas y en jarros y en macetas y libres,
regalando su aroma a los cuatro vientos… danzando esa noche desde sus sueños,
anunciando un nuevo y expectante renacer.
17 comentarios:
Un futuro sombrío y un personaje que quiere revertirlo. Cuando parece que no tiene oportunidad, un hecho casual lo ayuda. Es una buena formula para una historia de ciencia ficción, como la que escribiste. Felicitaciones.
Y es que a veces...los mayores "resurgir" nacen de las cenizas mas dolorosas...y de lo mas negro puede brotar la luz...
Muy buena aportación...
un besote
Un futuro catastrófico para los humanos que no respetamos a la naturaleza y que la destruimos sin piedad. Y el protagonista que sueña con un lugar distinto. Muy buen relato.
Un saludo
Es un relato, pero... ¿habéis pensado que puede ser verdad?
No me parece tan ilógico tu relato, la verdad. Es como esa base en la Antártida donde están todas las semillas del mundo...
Pero a pesar de toda esa sombra que describes, a pesar de todo, esa lágrima es de esperanza...
Un beso.
Si hay semillas hay esperanza, no me imagino viviendo sin flores y sin color porque a veces solo percibimos lo importante cuando lo perdemos. Me ha gustado.
Si hay semillas hay esperanza, no me imagino viviendo sin flores y sin color porque a veces solo percibimos lo importante cuando lo perdemos. Me ha gustado.
Creo que esta vez más de uno de nosotros se ha "confundido" con la consigna... igualmente creo que tu aporte es genial, como todos los jueves Mónica, porque a pesar de ese futuro desolador que describes, terminas con esperanza... la suficiente para creer que sí, que siempre se puede volver a recomenzar.
Un beso.
Pues me parece un aporte genial Mónica... No has usado tu flor asignada pero has hecho florecer miles de semillas creando un jardín precioso, he podido imaginar el fin y el comienzo, la oscuridad y ese primer rayo que calienta... resurgir nunca es fácil y más cuando se debe hacer desde el cero más total... Me ha gustado mucho...
Besinos...
Pleno acierto con el tema y la foto que representa una fuente de agua. En combinación con las semillas dará lugar al renacer del tesoro verde. Preciosa historia con un mensaje positivo. Un abrazo
No lo veo tan surrealista, vamos en ese camino.
En cualquier momento puede suceder la sorpresa, y donde allí nada más había muerte, puede surgir la vida,y eso es lo que pasó.
Un abrazo
En una ocasión escribí un cuento titulado "La salvación es de color verde", que tu texto me trajo a la memoria.
Este es un posible y catastrófico futuro, aún así, la perseverancia y la fe de un solo hombre mantiene la esperanza de un renacer.
Grato leerte.
Un abrazo.
La esperanza de vida se encierra en unas semillas diminutas que regadas con el amor del recuerdo, convertirán la desolación en vergel. Bello...pero mejor que sea sólo ciencia ficción.
besos
Hala Neo: un relato muy bien hallado, muy bién relatado con todo lujo de detalles, pero yo prefiero que se quede en una historia de ciencia ficción y que jamas ocurriera una cosa así. Tuu imaginacióon sigue siendo portentosa. Felicidades.
Dentro del desasosiego de un futuro amenazante, alguien siempre puede quedar como custodio involuntario de la esperanza. Será asi, de verdad, que la esperanza es lo último que se pierde, y lo unico que nos puede sostener.
Reflexionamos juntas, gracias a tu excelente aporte a los jueves.
Besos (dobles)
Seguro que después de publicarlo te perdona...
Besos.
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