Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban,
dos (frenaron incluso)
antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador de paso de peatones
apareció la silueta del hombre verde.
Como todas las mañanas ella y Leonardo obedecieron
sin pestañar cada una de las indicaciones que carteleras e instructivos les iban
señalando desde la salida de su casa, calle por calle a lo largo de su
rutinario recorrido, hasta llegar al cubículo desde donde día a día cada quien realizaba
su trabajo. Los últimos resabios de sus voluntades libertarias habían sucumbido
hacía siglos ante el cúmulo de responsabilidades y obligaciones.
Tanto ellos como todo el resto de mansos
ciudadanos constituían un engranaje más, preciso y eficiente, dentro del
aceitado sistema que los contenía. Nada estaba librado al azar, todo estaba
prefijado, establecido y calculado. Así habían sido educados, así los habían
adiestrado en cada etapa de su crecimiento y formación. Todo efectivamente
diseñado para que no hubiese sobresaltos, conflictos, protestas,
improvisaciones ni cuestionamientos.
Era aquella una sociedad ajustada,
pulcra y sumisa. Previsible y estable. Sin fallas ni complicaciones. Sólo unos
pocos rebeldes, considerados por algunos como parias o náufragos sin retorno, habían sido en su momento expulsados de aquel
sincronizado mundo en donde nada quedaba librado al azar, donde el libre
albedrío había sido dominado y sometido por el incuestionable beneficio de la previsión
más absoluta.
Pero aquel día algo sutil en el aire hacía
que todo se sintiese ligeramente distinto. Algo leve e indefinido, como un
presentimiento…
Y de pronto, una larga ola de
calor atravesó el pueblo; una marea de aire tórrido, como si alguien hubiera abierto de
par en par la puerta de un horno. El calor latió entre las casas, los arbustos, los niños
La
primera actitud ante lo inesperado resultó ser el aturdimiento. Nadie alrededor
parecía saber dónde se hallaba, qué estaba ocurriendo o qué deberían hacer ante
una contingencia como aquella. Lentamente la reacción de la gente fue mutando
hacia el pánico y cada quien, con ojos desorbitados por la incomprensión del
inusitado fenómeno, miraba a su alrededor pretendiendo encontrar alguna señal
de aviso que los guiara o los contuviera. Los gritos comenzaron a hacerse oír. Las muecas en los rostros se dibujaron como
caricaturas de impensados monstruos. Muy pocos resistieron la tentación de
salir huyendo buscando refugio, espantados por aquel caos que se les antojaba apocalíptico .
Ella en
cambio, sintió en lo más recóndito de su ser que aquella era una oportunidad única
que no volvería a repetirse y que debían aprovechar como inesperada tabla de
salvación. Buscando la complicidad de su compañero, sin mediar palabra y
apelando a algún viejo resabio de sueños compartidos, miró decidida al
horizonte despejado de las afueras de la ciudad mientras un destello vivaz
aparecía en sus ojos antes muertos.
Y como una sombra enloquecida
corri(eron) hacia esa primera estación
de las afueras, que es donde toman el tren todos los náufragos de la ciudad.
Era(n) como dos almas en una. La
suya y la de Leonardo, huyendo a campo traviesa… en
busca de la libertad.
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12 comentarios:
Magníficos los relatos, menos mal que no tengo que elegir ninguno, este es estupendo. Un abrazote
Vaya casualidad, Neo, con todos que había y hemos optados por los mismos párrafos para el inicio y el final. En tu relato los protagonistas han encontrado ya la forma de huir juntos. Ellos serán libres.
Me ha encantado.
Un beso.
¡Qué bien lo has resuelto! y demás no te has conformado con escoger un sólo texto, sino dos, además de haber hecho esta propuesta de jueves.
Por cierto ya que he conseguido entrar, te voy a pedir el favor de que me conectes con mi relato, no puedo hacerlo. Un millón de gracias.
Me ha gustado mucho, muy bien ensamblado. Algo tan malo se convirtió en la huida hacia la libertad.
Un abrazo
Me gustó mucho.
Me recuerda un poco a Cronopolis de J.G. Ballard, en el tema de una sociedad estrictamente organizada.
Me gusta tu planteo del caos inesperado como una oportunidad.
QUE buena historia.
Un relato impecable, que cierran perfectamente con los párrafos que escogiste y arman una historia hermosa, con un final que me encantó!
Un beso enorme.
Muy bien logrado tú relato con triple párrafos. Tiene una trama futurística, y no muy amena. Menos mal que tus protagonistas encontraron la forma de escapar. La libertad es lo más preciado del ser humano. Genial!
Besos
Los Amigos no necesitan estar siempre juntos.
Lo importante es saber que siempre te recuerdan,te quieren y desean lo mejor del mundo para ti.
“Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca”.
Un abrazo desde Venezuela.
(¯`v´¯)
`•.¸.•´
¸.•´¸.•´¨) ¸.•*¨)
(¸.•´ (¸.•´ .•´¸¸.•´¯`•-> SOYPKS
Tras un desastre siemrpre puede surgir algo bueno, en este caso la libertad. Un texto encajado a la perfección.
Besos.
Coherente y muy hilvanado. Forman un todo de fácil recorrido.
Como siempre excelente descripción.
Besos
Qué bien lo has hecho Neo, en una sociedad donde nadie se puede salir del redil, llega un hecho inesperado que los protagonistas saben aprovechar . Me ha encAntado¡
Aunque mis ocupaciones han limitado mucho últimamente mi presencia en Blogger, no me olvido de los amigos. Siempre los tengo presentes.
Mis saludos afectuosos.
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