MIEDOS
Noche de tormenta cerrada. Truenos y relámpagos hacen estremecer hasta al más avezado. Apenas cubierta con un periódico viejo no logro impedir empaparme de pies a cabeza. No veo la hora de llegar a casa, darme un baño tibio y descansar. Ha sido un día agotador. Desde los detalles más simples todo ha salido mal desde la mañana. Parecería que alguien hubiese estado disfrutando con perversa satisfacción de complicar, anular o interrumpir cada cosa que había programado. La entrevista, las copias de los planos, el malentendido con una buena amiga, el griterío de una manifestación frente a la ventana del estudio, la rotura absurda de una costosa lámpara en el hall del restaurant, la cancelación de la cena…y ahora la lluvia. El diluvio. Por suerte conseguí un taxi, aunque me dejó en la esquina y me empapé como si hubiese venido caminando. Pero bueno. Al fin en casa. La luz del palier titila en forma muy molesta. Amenaza con interrumpirse en cualquier momento. No sería raro que se cortara algún cable y todo el edificio se quedara sin luz. Suele pasar cuando el viento sopla con tanta intensidad. Prefiero subir los cinco pisos por la escalera antes que quedarme encerrada en el ascensor por falta de electricidad. A estas horas y con el ruido de los truenos nadie me oiría y no quiero arriesgarme, así que inicio lentamente la subida.
Primer piso. Silencio absoluto ni siquiera se escucha el habitual sonido de los televisores. Quizás por previsión los viejitos del 1ºA se han ido a dormir temprano sin quedarse, como suelen hacerlo, mirando películas hasta altas horas de la noche. No sería raro. Las luces siguen parpadeando en forma sospechosa. En cualquier momento se interrumpe el flujo de una buena vez y me quedo totalmente a oscuras avanzando por la escalera. Fue un acierto no haberme arriesgado en el ascensor. Con la mala suerte que he tenido hoy, seguro me quedaba atascada en medio de dos pisos.
Segundo piso. Extraño zumbido de origen no identificado. Suena débil, pero persistente. No logro determinar si se acerca o si se aleja, pero es casi seguro que provienen de algo que está en movimiento. Quizás lo provoquen los artefactos de luz que siguen parpadeando. No sería raro que por el bajón de tensión se quemaran las bombitas. Continúo subiendo lentamente. Estoy muy cansada y las piernas me están pasando ahora la factura por el esfuerzo de este día agotador. Sigue el silencio. Sospechosamente tampoco se escuchan ruidos en el 2ºB. Los muchachos que lo habitan suelen armar jolgorio indefectiblemente todos los sábados por la noche, pero por alguna extraña razón hoy no lo han hecho. Quizás la tormenta les ha hecho suspender la fiesta. Se comprende. Con esta lluvia los invitados no podrían llegar. Las calles ya estaban comenzando a anegarse desde temprano y a estas horas el agua ya debe haber inundado el boulevard.
Lo dicho. Se cortó la luz. Debo subir los tres pisos que restan a tientas, tratando de guiarme por el pasamano con cuidado de no pisar en falso. Un trueno impresionante parece resquebrajar la tierra. Me sobresalto aunque no quiera. La sugestión comienza a hacer de las suyas y hasta tengo la sensación que alguien me observa. No debo dejar que la estupidez me domine. No hay nadie por el palier ni, por lo que se aprecia, tampoco en los departamentos de este piso. Parece que todos se hubiesen puesto de acuerdo para irse a dormir temprano. O quizás salieron. Extraño. ¡Quién va a salir en medio de esta tormenta!
Cuarto piso. Ya estoy cerca. De improviso me tropiezo con algo. No logro ver de qué se trata y me golpeo bastante fuerte en las piernas. El sorpresivo golpe me ha hecho pegar un leve grito, no quiero asustar a los vecinos, pero por lo visto tampoco en este piso hay señales de gente despierta. Esto sí que me resulta especialmente insólito ya que el gordo del cuarto no sale nunca y jamás apaga la tele antes de las dos o tres de la mañana y en caso de corte –ya pasó en el último- enciende una vieja radio a pilas a todo volumen escuchando música de jazz. Pero esta noche todo está en absoluto silencio y eso me hace pensar, más que extrañada, cuál será la causa de esta quietud abrumadora. Mientras palpo a ciegas mi pierna, a la altura donde me acabo de golpear, siento otra vez esa turbadora sensación de estar siendo observada. Apuro entonces mi paso avanzando en la oscuridad tratando de no perder la calma. Sé que la mente puede hacer creer cosas que no pasan, suponer cosas que no existen, e intento nuevamente apelar a mi lado racional, que insiste siempre en hallar una razón lógica para lo que aparenta no tenerla.
Por fin el 5º piso. Mis piernas tiemblan notoriamente por cansancio o por temor…no quiero averiguarlo. Me apresuro por encontrar la llave entre los papeles y demás extras que llevo en la cartera. Como siempre, lo último en aparecer es lo que se necesita y tardo más de cinco minutos en encontrarla. Ahora caigo en la cuenta que precisamente el llavero tiene una pequeña linterna para estas ocasiones. ¡Qué tonta! ¿cómo no lo recordé antes? Si bien es una luz muy tenue, ilumina lo suficiente como para andar sin el riesgo de llevarse algo por delante -como me acabó de suceder- de paso alcanza a alumbrar lo necesario como para comprobar que estoy sola en el palier y nadie me observa ni me sigue. Me tranquilizo un poco, pero igual me apuro a entrar. No veo la hora de sentirme cómodamente instalada en mi casa. Cierro la puerta rápidamente con llave y pongo el pasador. Intento inútilmente encender la luz del departamento y compruebo que el corte es general. Por suerte tengo velas y una buena linterna. Enciendo todas las que encuentro ubicándolas estratégicamente como para mantener iluminado lo mejor que puedo el pequeño departamento. Afuera la tormenta arrecia más aún y el viento produce extraños silbidos al colarse por las hendijas de las ventanas. Ahora se cae una maceta de las que cuelgan en la terraza. Se hizo añicos. Una lástima. Mañana trataré de recuperar los gajos de la planta pasándolos a otro macetero. Me doy un baño caliente. Sin proponérmelo vienen a mi cabeza las escenas de esas películas de Hitchcock donde el asesino ataca a la mujer en el momento que ella se baña…y entonces me apuro por salir de la ducha. A estas alturas mi cabeza es un manojo de nervios y mis pensamientos se apretujan unos con otros en implacable duelo. No logro dominar las alocadas ideas que la sugestión va sembrando en mi mente a pesar que mi raciocinio se esfuerza en demostrarme que todo está bien, que no hay nada que temer, que la tormenta es sólo una contingencia natural y el corte de luz una lógica consecuencia. ¿Pero el silencio desacostumbrado? ¿la sensación de asechanza?...sugestión! simple sugestión!...a ver!... a buscar alguna cosa que me distraiga, música, algo de música…no tengo radio, todo es eléctrico, no hay nada que funcione sin electricidad y el corte parece que va para largo. Entonces será leer. Alguna lectura liviana, divertida, algo que me distraiga y aleje mi cabeza de esas absurdas elucubraciones fantasiosas. Lo extraño de la mente humana es que una vez que deja nacer la semilla del miedo es muy difícil controlarla para que no siga creciendo. Si la dejamos, puede llegar a tomar proporciones gigantescas al extremo de hacernos perder la cordura. Increíble lo delgado que puede ser el límite entre la razón y la locura y hasta un hecho inexistente puede provocar que caigamos en el abismo del terror.
Consigo un libro adecuado. Uno de Woody Allen, tan delirante como divertido y por suerte me aleja de esa irracional inquietud que casi logró dominarme. Me vence el sueño. Por suerte. Me voy a la cama apagando las velas. Me llevo, eso sí, la linterna por cualquier imprevisto. Uno nunca sabe…pero no quiero dejarme otra vez atrapar por esa maraña de miedos infundados y me apresuro a dormir. No falta mucho para el alba y con la luz todo se verá diferente. Siempre es así. Así que me dejo llevar por el sueño blando que por fin viene en mi rescate…me relajo…me hundo en la quietud que busca ser seguridad y calidez…me tranquilizo…me libero…
Primer piso. Silencio absoluto ni siquiera se escucha el habitual sonido de los televisores. Quizás por previsión los viejitos del 1ºA se han ido a dormir temprano sin quedarse, como suelen hacerlo, mirando películas hasta altas horas de la noche. No sería raro. Las luces siguen parpadeando en forma sospechosa. En cualquier momento se interrumpe el flujo de una buena vez y me quedo totalmente a oscuras avanzando por la escalera. Fue un acierto no haberme arriesgado en el ascensor. Con la mala suerte que he tenido hoy, seguro me quedaba atascada en medio de dos pisos.
Segundo piso. Extraño zumbido de origen no identificado. Suena débil, pero persistente. No logro determinar si se acerca o si se aleja, pero es casi seguro que provienen de algo que está en movimiento. Quizás lo provoquen los artefactos de luz que siguen parpadeando. No sería raro que por el bajón de tensión se quemaran las bombitas. Continúo subiendo lentamente. Estoy muy cansada y las piernas me están pasando ahora la factura por el esfuerzo de este día agotador. Sigue el silencio. Sospechosamente tampoco se escuchan ruidos en el 2ºB. Los muchachos que lo habitan suelen armar jolgorio indefectiblemente todos los sábados por la noche, pero por alguna extraña razón hoy no lo han hecho. Quizás la tormenta les ha hecho suspender la fiesta. Se comprende. Con esta lluvia los invitados no podrían llegar. Las calles ya estaban comenzando a anegarse desde temprano y a estas horas el agua ya debe haber inundado el boulevard.
Lo dicho. Se cortó la luz. Debo subir los tres pisos que restan a tientas, tratando de guiarme por el pasamano con cuidado de no pisar en falso. Un trueno impresionante parece resquebrajar la tierra. Me sobresalto aunque no quiera. La sugestión comienza a hacer de las suyas y hasta tengo la sensación que alguien me observa. No debo dejar que la estupidez me domine. No hay nadie por el palier ni, por lo que se aprecia, tampoco en los departamentos de este piso. Parece que todos se hubiesen puesto de acuerdo para irse a dormir temprano. O quizás salieron. Extraño. ¡Quién va a salir en medio de esta tormenta!
Cuarto piso. Ya estoy cerca. De improviso me tropiezo con algo. No logro ver de qué se trata y me golpeo bastante fuerte en las piernas. El sorpresivo golpe me ha hecho pegar un leve grito, no quiero asustar a los vecinos, pero por lo visto tampoco en este piso hay señales de gente despierta. Esto sí que me resulta especialmente insólito ya que el gordo del cuarto no sale nunca y jamás apaga la tele antes de las dos o tres de la mañana y en caso de corte –ya pasó en el último- enciende una vieja radio a pilas a todo volumen escuchando música de jazz. Pero esta noche todo está en absoluto silencio y eso me hace pensar, más que extrañada, cuál será la causa de esta quietud abrumadora. Mientras palpo a ciegas mi pierna, a la altura donde me acabo de golpear, siento otra vez esa turbadora sensación de estar siendo observada. Apuro entonces mi paso avanzando en la oscuridad tratando de no perder la calma. Sé que la mente puede hacer creer cosas que no pasan, suponer cosas que no existen, e intento nuevamente apelar a mi lado racional, que insiste siempre en hallar una razón lógica para lo que aparenta no tenerla.
Por fin el 5º piso. Mis piernas tiemblan notoriamente por cansancio o por temor…no quiero averiguarlo. Me apresuro por encontrar la llave entre los papeles y demás extras que llevo en la cartera. Como siempre, lo último en aparecer es lo que se necesita y tardo más de cinco minutos en encontrarla. Ahora caigo en la cuenta que precisamente el llavero tiene una pequeña linterna para estas ocasiones. ¡Qué tonta! ¿cómo no lo recordé antes? Si bien es una luz muy tenue, ilumina lo suficiente como para andar sin el riesgo de llevarse algo por delante -como me acabó de suceder- de paso alcanza a alumbrar lo necesario como para comprobar que estoy sola en el palier y nadie me observa ni me sigue. Me tranquilizo un poco, pero igual me apuro a entrar. No veo la hora de sentirme cómodamente instalada en mi casa. Cierro la puerta rápidamente con llave y pongo el pasador. Intento inútilmente encender la luz del departamento y compruebo que el corte es general. Por suerte tengo velas y una buena linterna. Enciendo todas las que encuentro ubicándolas estratégicamente como para mantener iluminado lo mejor que puedo el pequeño departamento. Afuera la tormenta arrecia más aún y el viento produce extraños silbidos al colarse por las hendijas de las ventanas. Ahora se cae una maceta de las que cuelgan en la terraza. Se hizo añicos. Una lástima. Mañana trataré de recuperar los gajos de la planta pasándolos a otro macetero. Me doy un baño caliente. Sin proponérmelo vienen a mi cabeza las escenas de esas películas de Hitchcock donde el asesino ataca a la mujer en el momento que ella se baña…y entonces me apuro por salir de la ducha. A estas alturas mi cabeza es un manojo de nervios y mis pensamientos se apretujan unos con otros en implacable duelo. No logro dominar las alocadas ideas que la sugestión va sembrando en mi mente a pesar que mi raciocinio se esfuerza en demostrarme que todo está bien, que no hay nada que temer, que la tormenta es sólo una contingencia natural y el corte de luz una lógica consecuencia. ¿Pero el silencio desacostumbrado? ¿la sensación de asechanza?...sugestión! simple sugestión!...a ver!... a buscar alguna cosa que me distraiga, música, algo de música…no tengo radio, todo es eléctrico, no hay nada que funcione sin electricidad y el corte parece que va para largo. Entonces será leer. Alguna lectura liviana, divertida, algo que me distraiga y aleje mi cabeza de esas absurdas elucubraciones fantasiosas. Lo extraño de la mente humana es que una vez que deja nacer la semilla del miedo es muy difícil controlarla para que no siga creciendo. Si la dejamos, puede llegar a tomar proporciones gigantescas al extremo de hacernos perder la cordura. Increíble lo delgado que puede ser el límite entre la razón y la locura y hasta un hecho inexistente puede provocar que caigamos en el abismo del terror.
Consigo un libro adecuado. Uno de Woody Allen, tan delirante como divertido y por suerte me aleja de esa irracional inquietud que casi logró dominarme. Me vence el sueño. Por suerte. Me voy a la cama apagando las velas. Me llevo, eso sí, la linterna por cualquier imprevisto. Uno nunca sabe…pero no quiero dejarme otra vez atrapar por esa maraña de miedos infundados y me apresuro a dormir. No falta mucho para el alba y con la luz todo se verá diferente. Siempre es así. Así que me dejo llevar por el sueño blando que por fin viene en mi rescate…me relajo…me hundo en la quietud que busca ser seguridad y calidez…me tranquilizo…me libero…
¡Un rayo!…¡de repente!…¡tremendo!…me sobresalto…el corazón parece querer saltarse por mi boca…me descubro otra vez despierta… atontada aún por la pesadez del sueño quebrado por el estruendo. Tardo unos minutos en ubicarme en la realidad. Uno a uno, vuelvo a tener conciencia de mis sentidos…pero algo está mal…un frio helado me corre por la espalda…Alguien o algo... respira sobre mi nuca…
(más relatos tenebrosos en lo de Teresa)
41 comentarios:
Si hubieran sido siete pisos no sé si hubiera aguantado. De lo que es capaz la imaginación... ¿o puede ser verdad?
Besos
Salud y República
La que no llega hasta el quinto en esas condiciones soy yo...¡¡aaaaaaayyyyyyyyyyy!!¡¡madredelamorhermoso! me alegro de que anoche cuando me acosté no estuviera aun el enlace de tu relato porque lo mismo ni me acuesto. La tormenta está ahí fuera pero la luz aunque sea gris entra por las ventanas. Bueniiiiisima historia Mónica. Yo si tengo el bello de punta, una exquisita narrativa con sin fin de detalles que ponen al lector dentro de la historia de la cual no imagina ese sorprendente final. Aplausos y besos...fríos
No hay duda de que , la mayoría de las veces, todo está en nuestra cabeza.
Aggggg, perdón quería decir que tengo los pelos como escarpias, Vello de punta, no que tengo el guapo subido jajaja
Estupenda narración y descripción de como el miedo a lo intangible se puede ir autoalimentando sin limite.
Mejor leer tu relato un dia de sol, ¿verdad?
Un saludo
Estupenda narración. Has conseguido mantener el tempo de la narración hasta el final.
Me ha gustado mucho.
Abrazos.
Mónica lo has dominado el relato, has destapado el inconsciente en una secuencia casi de película, cinco pisos, seis imposibles de soportar. Todo se suma, tormenta, apagón, pulso acelerado, silencio ineplicable, y el rayo, en la nuca esa respiración...senzillamente magistral hasta llegar a creerme que eso es posible, que algo álguien...ni W. Allen me salva, no coordino, tiemblo a la espera de...
Acertadísima banda sonora del Halloween animado de Tim Burton, "Pesadilla antes de navidad".
Genial Moni, besitos ateridos.
Esa subida de escaleras, se me ha hecho mas larga que un día sin pan y encima aderezada con truenos y rayos... ¿Tú que quieres, que me dé un síncope?
¡¡Viva Mónica!! pero por favor, que no viva tan alto.
Entretenido, sin perder la vista atrás, por si acaso.
Besos
No me gusta lo yanki.... que le vamos a hacer, soy mas de castañas, cemenetrios, y todos los santos.
Saludos y un abrazo.
Buena narración contada "in crescendo", Mónica...
Te felicito porque casi me da un patatús en el quinto... ¿No había un sexto o ático para esconderse? :)
Besos de corazón en un puño.
Por eso vivo en una casita asi no hay problemas de subir tantos pisos...encima con tormenta si luz...uff y con esta imaginacion, seria terrible la pesadilla.
Un buen relato que nos has tenido todo el rato en suspense y con miedo...genial
Primavera
Uf, menos mal que lo leí de día... Con lo aprensiva que soy, me hubiera tenido que ir a la cama con todas las luces de la cas encendidas, jejeje
Menudo viacrucis el que me has hecho pasar. Menos mal que sólo se trataba de cinco estaciones, mejor dicho, de cinco terroríficas estaciones. Y lo más destacado para mí, es que el terror va construyéndose a partir de elementos muy sencillos. Falta de luz, un televisor que no se oye, noche de tormenta, extraño zumbido, etc.
No quisiera sentir nunca ese viento helado sobre mi nuca. Brrrrrr.
Un abrazo.
Esa respiración sobre la nuca hiela hasta la sangre. Me ha recordado una historieta que me contaban cuando era pequeña que me daba muchísimo miedo, porque también transcurría subiendo escalones.
Un saludo.
Déjame y disculpa que sea la única entrada tuya que no lea, no me gusta el Halloween ni todo lo que tratan de vendernos, a mi me gusta la noche del Tenorio, la noche de difutos y "a cuan largo me lo fiais", soy a sí de antiguo querida Neo.
Un beso y feliz día.
Me ha gustado, sobre todo ese final abierto con el aliento helado en su nuca. Saludos.
Estoy de acuerdo con Felisa, lo peor no han sido las cinco plantas, que ya de por sí se hacen laaaaargas y en este caso tenebrrrrrosas, sino ese último aliento; siempre el último aliento, el que más asusta.
Bikiños
Cuando iba por el segundo piso, supe que me esperaban otros tres conteniendo la respiración... y como si eso ya no fuera motivo para tragar saliva, va y te respira algo en la nuca.
Dime que tenías un perrito..gato?...lorito? :O
Feliz halloween preciosa,
A
Espeluznantemente bueno, magnífico terror sin necesidad de mosntruos, nada más que el incremento del terror propio que crece a la vez que sube la escalera.
Bien construido, relatado y conseguido el objetivo. MUy bueno para leerlo de día como dicen otros comentaristas.
besitos
qué malas pasadas nos hace nuestra mente
Un rito terrorífico.....(algo me traicionó, pero quise decir ritmo...) Ud. se especializa en todos los géneros, corta con calidad en todos los estilos.
Un abrazote halloweendense.
Ay por dios Neo... y después del diita, del empape, de la tormenta, de la angustia del apagón, de tener que subir a pie y a tientas los cinco pisos ¿algo frio y helado sientes sobre tu nuca?... pues, como dice el refranillo: pies, para qué os quiero, y, a salir corriendo... eso, o duermes con un punzón de hielo afiladísimo debajo de la cama como la Sharon Stone, ya tu me dices.
La verdad es que la historia está supergenial, divinísima de la muerte y que ni pintada para este dia de jalogüín (sí, ya sé que se escribe Halloween, pero es que no me va nada lo de los muertos vivientes, y me resisto a esta invasión de la cultura americana, que por otra parte es imparable, pero al menos, que se españolice el término, "el jalogüín").
Muy bien construida tu entrada de psicoterror Neo, llegas a sentir la angustia, te lo aseguro...buenísimaaaa
Millonazo de besitos gordotes
¡Hola!
De todas formas, buscamos el refugio...
Saludos de J.M. Ojeda
Hiiiiiiiiii!!!!
Silencio sepulcral cuando tenemos la mente y los sentido repletos de contaminación acústica y un hilo helado como soplo fisura que te recorre el cogote? Tu me quieres matar del susto?
Con tantas historias de terror leídas, me doy cuenta de que todos teníamos ganas de macabriedades o somos un poco adolescentes todavía... Genial.
Abrazos.
Menos mal que no la leí anoche vecina ... como se le ocurre? jajajjaja!
Que velas ni que Woody Allen, yo hubiera bajado de vuelta los 5 pisos en la oscuridad y me hubiera instalado en el palier del edificio ah sisisisi!
un beso, si me queria asustar , lo consiguió che.
Has logrado transmitir un temblorcillo bastante inquietante... Todo un juego de sensaciones aunado a la sugestión, conspirando a cada momento del relato, a producir, precisamente, miedo!
Hay momentos en que uno se encuentra más sensible, y el efecto acrecenta.
Muy buen relato, como siempre!
Besitos al vuelo:
Gaby*
Con todos los ingredientes para no respirar, asi es tu relato. Uffffff parece que yo tembien noto una respiracion cerquita.
Un beso
Hola Moni!!
Excelente relato, como siempre...Tienes la virtud de ir creando "adicción" a medida que se va leyendo... Eres una maestra del suspenso!
Faltó el "continuará"... Me queda la intriga...
Un beso grande!
Rob
Este relato tuvo mucho suspenso, no pude acabar de leerlo varias veces. Internet no funcionaba y me quedaba por la mitad. Habrá sido alguna hechicería?, jaja lo cierto es que para mi tuvo suspenso agregado.
Besos (:)
Relato digno de aquellos cortos de Hitchock que ponían en televisión. Manteniendo la tensión, dosificándola, desgranando pensamientos lógicos en una situación así, que todos hemos vivido. Me ha gustado especialmente cuando dices que una vez se siembra la semilla del miedo, ya es imposible de detener.
Gracias por participar.
Pero monica, que me he cagado por patas, tanta escalera, sin luz, y todo lo demás,
la verdad es que me gusta mucho como cada vez hilvanas historias y relatos, eres una gran escritora, feliz hallowen, y ten siempre velas y linternas, por si acaso, que miedo he pasado.
un abrazo
Qué buena forma de celebrar esta noche en los blogs. Cómo nos gusta el miedo.
Querida Neo.
Con los esfuerzos que he hecho para subir esos cinco pisos-casi sin aliento-esperando que arriba todo iba a estar tranquilo y... vaya, vaya, lo que nos esperaba.
Imagino que ese algo o alguien que respira en la nuca de la protagonista es el que ha sembrado de quietud helada las otras casas, ¿no?
Has conseguido meterme un miedo en el cuerpo que ni te cuento.
Un relato genial.
Te dejo un cálido abrazo. (Para compensar el frío)
Maat
¡Qué angustia y miedo!, yo me quedo quieta, paralizada, incapaz de subir un peldaño.
Un relato genial Mónica, no sé si voy apoder dormir esta noche...de difuntos...
Un abrazo.
_____( @ @ )_____
__ooO__(_)__Ooo__
Hola querid@ amiga, supongo que sacaste tu escobita el día de ayer, yo también desempolvé la mía jajaja. Te deseo un Feliz Mes de Noviembre Y una excelente semana,
****
Noviembre sin ti
es sentir que la lluvia
me dice llorando que todo acabó.
Noviembre sin ti
es pedirle a la luna
que brille en la noche de mi corazón
otra vez otra vez.
Cariños de tu amiga...
(¯`v´¯)
`•.¸.•´
¸.•´¸.•´¨)
(¸.•´ (¸.•´ .•´¸¸.•´¯`•-> SOYPKS
Buen relato. He leido hasta la última letra, con los ojos mas abiertos que una lechuza. Me encanta leerte, así que gracias por compartir.
Estupendo relato. He sentido la angustia en cada peldaño. Y ese final… ufffffffff
Espero que hayas tenido un buen Halloween Neo! Un besazo enorme,
Manu UC.
Me cuesta mucho leer con esos colores así que te copio a word y ya te contaré, truculenta tenebrista calabacera, jajaja.
Un abrazo desde el otro lado del charco.
BUENO, PUES SE VÉ QUE MI ANTERIOR COMENTARIO SE "CAGÓ DE MIEDO"y...desapareció-
Es igual. Lo he vuelto a leer y he subido nuevamente toooooooda esa escalera contigo...
Genial, de una imaginación desbordante, trepidante y que te mantiene con la respiración contenida...
El final para aplauso y salida a escena varias veces.
Bravo!!!!!
Mas besitos
ando leyendo aun la convocatoria de teresa...bien, sabes, he leido tu texto, he bajado a hacer la cena de papa...pensaba mientras le hacia una simple tortilla francesa...ah, de primero, ya habia hecho los fideosss...pensaba en que el texto es largo...y que ese ser largo le viene muy bien para lo que has logrado...en primier lugar, nos asustas a base de silencios y de una tormenta que va a estallar y que al fin estalla en el tercer piso...en segundo lugar sigues haciendo hincapie en el silencio de cada vecino...incluso en el silencio de quien no debia de estar en silencio...la luz ya se ha ido, ruidos bobos aparecen...para inri, descubre laprota la llave con luz...es decir, preparas u dejas ahi la tension...incluso en la casa ya, las velas dan un aire de ..uhhhh, leches, de mmiedo...y sin embargo nos calmas con un buen baño para ACABAR...ACABAR HACIENDONOS SABER QUE DETRAS DE LA PROTA AY ALGUIEN...¿QUIEN, QUIEN , MONICA?
en serio, muy muy buen relato...
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