La realidad de este mundo tan loco no cambia tanto con el paso de los años. No hablo de las circunstancias, hablo de la manera en que nos comportamos, o más bien, de la manera en que se comportan los poderosos y quienes manejan nuestras opiniones y destinos. La relatividad de lo que está “bien” o “mal” según la conveniencia del momento es más que evidente.
Les dejo a consideración este texto de Eduardo Galeano, quien en el 2001 hizo este profundo análisis sobre esta sociedad de valores tan volátiles; a pesar de los años transcurridos, está tan vigente como cuando lo escribió. Cambien el nombre de los teatros y de los actores (algunos siguen siendo los protagonistas) y verán qué bien se ajusta a los diarios de ayer, hoy y mañana.
Teatro del Bien y del Mal
Eduardo Galeano
09/25/2001
En la lucha del Bien contra el Mal, siempre es el pueblo quien pone los muertos. Los terroristas han matado a trabajadores de cincuenta países, en Nueva York y en Washington, en nombre del Bien contra el Mal. Y en nombre del Bien contra el Mal, el presidente Bush jura venganza: Vamos a eliminar el Mal de este mundo, anuncia. ¿Eliminar el Mal? ¿Qué sería del Bien sin el Mal? No sólo los fanáticos religiosos necesitan enemigos para justificar su locura. También necesitan enemigos, para justificar su existencia, la industria de armamentos y el gigantesco aparato militar de los Estados Unidos. Buenos y malos, malos y buenos: los actores cambian de máscaras, los héroes pasan a ser monstruos y los monstruos héroes, según exigen los que escriben el drama.
Eso no tiene nada de nuevo. El científico alemán Werner von Braun fue malo cuando inventó los cohetes V-2, que Hitler descargó sobre Londres, pero se convirtió en bueno el día en que puso su talento al servicio de los Estados Unidos. Stalin fue bueno durante la Segunda Guerra Mundial y malo después, cuando pasó a dirigir el Imperio del Mal. En los años de la guerra fría, escribió John Steinbeck: Quizá todo el mundo necesita rusos. Apuesto a que también en Rusia necesitan rusos. Quizá ellos los llaman americanos. Después, los rusos se abuenaron. Ahora, también Putin dice: El Mal debe ser castigado. Saddam Hussein era bueno, y buenas eran las armas químicas que empleó contra los iraníes y los kurdos. Después, se amaló. Ya se llamaba Satán Hussein cuando los Estados Unidos, que venían de invadir Panamá, invadieron Irak porque Irak había invadido Kuwait. Bush Padre tuvo a su cargo esta guerra contra el Mal. Con el espíritu humanitario y compasivo que caracteriza a su familia, mató a más de cien mil iraquíes, civiles en su gran mayoría. Satán Hussein sigue estando donde estaba, pero este enemigo número uno de la humanidad ha caído a la categoría de enemigo número dos. El flagelo del mundo se llama, ahora, Osama Bin Laden. La CIA le había enseñado todo lo sabe en materia de terrorismo: Bin Laden, amado y armado por el gobierno de los Estados Unidos, era uno de los principales guerreros de la libertad contra el comunismo en Afganistán. Bush Padre ocupaba la vicepresidencia cuando el presidente Reagan dijo que estos héroes eran el equivalente moral de los Padres Fundadores de América. Hollywood estaba de acuerdo con la Casa Blanca. En esos tiempos, se filmó Rambo 3: los afganos musulmanes eran los buenos. Ahora son malos malísimos, en tiempos de Bush Hijo, trece años después.
Henry Kissinger fue de los primeros en reaccionar ante la reciente tragedia. Tan culpables como los terroristas son quienes les brindan apoyo, financiación e inspiración, sentenció, con palabras que el presidente Bush repitió horas después. Si eso es así, habría que empezar por bombardear a Kissinger. El resultaría culpable de muchos más crímenes que los cometidos por Bin Laden y por todos los terroristas que en el mundo son. Y en muchos más países: actuando al servicio de varios gobiernos norteamericanos, brindó apoyo, financiación e inspiración al terror de estado en Indonesia, Camboya, Chipre, Irán, África del Sur, Bangladesh y en los países sudamericanos que sufrieron la guerra sucia del Plan Cóndor.
El 11 de setiembre de 1973, exactamente 28 años antes de los fuegos de ahora, había ardido el palacio presidencial en Chile. Kissinger había anticipado el epitafio de Salvador Allende y de la democracia chilena, al comentar el resultado de las elecciones: "No tenemos por qué aceptar que un país se haga marxista por la irresponsabilidad de su pueblo". El desprecio por la voluntad popular es una de las muchas coincidencias entre el terrorismo de estado y el terrorismo privado. Por poner un ejemplo, la ETA , que mata gente en nombre de la independencia del País Vasco, dice a través de uno de sus voceros: Los derechos no tienen nada que ver con mayorías y minorías. Mucho se parecen entre sí el terrorismo artesanal y el de alto nivel tecnológico, el de los fundamentalistas religiosos y el de los fundamentalistas del mercado, el de los desesperados y el de los poderosos, el de los locos sueltos y el de los profesionales de uniforme. Todos comparten el mismo desprecio por la vida humana: los asesinos de los seis mil seiscientos ciudadanos triturados bajo los escombros de las torres gemelas, que se desplomaron como castillos de arena seca, y los asesinos de los doscientos mil guatemaltecos, en su mayoría indígenas, que han sido exterminados sin que jamás la tele ni los diarios del mundo les prestaran la menor atención. Ellos, los guatemaltecos, no fueron sacrificados por ningún fanático musulmán, sino por los militares terroristas que recibieron apoyo, financiación e inspiración de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos. Todos los enamorados de la muerte coinciden también en su obsesión por reducir a términos militares las contradicciones sociales, culturales y nacionales.
En nombre del Bien contra el Mal, en nombre de la Única Verdad, todos resuelven todo matando primero y preguntando después. Y por ese camino terminan alimentando al enemigo que combaten. Fueron las atrocidades de Sendero Luminoso las que en gran medida incubaron al presidente Fujimori, que con considerable apoyo popular implantó un régimen de terror y vendió el Perú a precio de banana. Fueron las atrocidades de los Estados Unidos en Medio Oriente las que en gran medida incubaron la guerra santa del terrorismo de Alá. Aunque ahora el líder de la Civilización esté exhortando a una nueva Cruzada, Alá es inocente de los crímenes que se cometen en su nombre. Al fin y al cabo, Dios no ordenó el holocausto nazi contra los fieles de Jehová y no fue Jehová quien dictó la matanza de Sabra y Chatila ni quien mandó expulsar a los palestinos de su tierra. ¿Acaso Jehová, Alá y Dios a secas no son tres nombres de una misma divinidad? Una tragedia de equívocos: ya no se sabe quién es quién. El humo de las explosiones forma parte de una mucho más enorme cortina de humo que nos impide ver. De venganza en venganza, los terrorismos nos obligan a caminar a los tumbos. Veo una foto, publicada recientemente: en una pared de Nueva York, alguna mano escribió: Ojo por ojo deja al mundo ciego. La espiral de la violencia engendra violencia y también confusión: dolor, miedo, intolerancia, odio, locura. En Porto Alegre, a comienzos de este año, el argelino Ahmed Ben Bella advirtió: Este sistema, que ya enloqueció a las vacas, está enloqueciendo a la gente. Y los locos, locos de odio, actúan igual que el poder que los genera. Un niño de tres años, llamado Luca, comentó en estos días: El mundo no sabe dónde está su casa. El estaba mirando un mapa. Podía haber estado mirando un noticiero.
18 comentarios:
Grande como siempre E.Galeano.
Tiene una forma de explicar lo inexplicable que me llega al alma el mensaje claro y conciso de las aberraciones cometidas por la humanidad en nombre del Bien.
Analiza muchas de las barbaridades cometidas por el hombre, y tiene tanta razón en sus razonamientos que te pone la carne de gallina.
Me ha encantado leer este Teatro del Bien y del Mal.
Gracias a ti por descubrirmelo.
Un besito
Magnífico Galeano, tan lúcido como siempre. Verdades como templos.
Salud y República
Lúcido como pocos...
Saludos y un abrazo.
tienes toda la razón Neo, la violencia engendra en sí la violencia
Que plácidos disfrutamos en nuestras casas opinando en libertad
Eso es la democracia !!
Traigo unos versos de Martin Niemoeller:
..
Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemocrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
..
La libertad es el don más preciado
Beso
Un mundo construido sobre y para el absurdo, despiadado, tan inexplicable que a algunos les parece la única forma de bienvivir. Lo de malvivir se queda para los demás, para los de a pie, evidentemente para los que mueren en vida o para siempre.
"Acabada la guerra, entre los vencidos, el pueblo llano pasó hambre y entre los vencedores el pueblo llano, la pasó también"
...creo que es de Brecht
Gracias por tu aportación.
Besos
Pues, sí, Neo.
Completamente de acuerdo.
Hasta ahora sólo he escuchado un análisis del cómo y el porqué que me haya convencido. Justo un mes después del trágico acontecimiento en Grecia (ya sé, ya sé que soy pesada con Grecia...) hubo un debate sobre este tema y repitieron con datos lo que yo tenía en la cabeza por lógica.
Lo que acabo de leer es impresionante pero oculta parte de la gran verdad, la cruda verdad. Se queda corto.
Besitos, compañera. Gracias.
Hola, Neo.
Simplemente decirte que desconocía este escrito y que su lectura me ha hecho sentir un intenso escalofrío.
Un abrazo.
Maat
Lúcido y certero. Como siempre los peor parados los ciudadanos de a pie.
Besos progresistas de Madrid.
Lucido escrito de Galeano nos regalas hoy, el bien sobre el mal...
Bueno que puede una agregar a lo dicho por Galeano... se podría decir más fuerte pero no más claro... y me ha dado una rabia tremenda recordar las palabras del imbécil de Kissinger... la soberbia "yanqui" es increíble... nos llama irresponsables por haber ejercido el derecho a elegir e incluso a equivocarnos... como él no tuvo que soportar la tiranía de Pinochet durante años...
grrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Cariños, besos, abrazos...
Es verdad Neo; desgraciadamente, el mundo sigue loco, loco. El texto de Galeano sigue vigente, desgraciadamente.
Es el egoismo del hombre, y las ansias de poder de algunos que llevan a odios, a fanatismos, a guerras. En verdad, es el cuento de nunca acabar. Y es muy frustrante.
No sé cómo podemos ayudar a parar esta espiral de locura de nuestro mundo... Pero tendremos que seguir intentándolo aquellos que creamos en el diálogo.
Besos y abrazos solidarios
Adoro a Galeano, me pasaría la vida escuchándole hablar. Y tienes mucha razón, este texto es intemporal, se lea cuando se lea, siempre entenderemos lo que nos cuenta.
Un abrazo y feliz semana.
Galeano acierta una vez mas, y van ...
En estos casos los muertos los pone el pueblo, la gente común es la que paga tanto odio y tanta cosa mal hecha por los que "deciden" los destinos del mundo.
Durante un tiempo corto mi viejo laburó en las Twins, estuve alli una vez mirando la ciudad desde el cielo, fué una rara sensación, una buena sensación. Cuando me enteré del atentado me dió mucha angustia, vuelvo a sentirme mal cada vez que veo las imágenes.
Un abrazo
Cuando pasa algo asi jamas sabremos todo lo que paso y porque paso etc etc..
Lo unico cierto que sabemos son las victimas que murieron en el atentado y como afecto a las otras que quedaron heridas.
Primavera
Impresionante texto el de Galeano que es aplicable al cien por cien a nuestra tremenda actualidad.
Un beso
Su poquito de conciencia social, para el día de hoy.
Gracias, guapa.
Besitosss.
Que gran texto y que escalofriante, se ponen los pelos de punta al comprobar como es en realidad este mundo en el que vivimos. Es paradójico ver como unos pocos mueven los hilos de millones de personas y que esos millones no podemos hacer prácticamente nada por remediarlo. Los mismos perros con distintos collares, y la vida sigue, cada vez a peor. Ains... muy triste.
Abrazos
Publicar un comentario