ETERNIDAD E INTROSPECCIÓN
Con la Eternidad por delante, su aprendizaje fue sin piedades, los tajos a la realidad de la Luz fueron cada vez más profundos. Se sintió fuerte, poderoso, sin límites. Se ensoberbeció a tal punto que buscó y logró trascender por encima de todas las poderosas criaturas sobrehumanas. No tuvo contemplaciones cuando en cruentos duelos se enfrentó y venció incluso, a quien fuera su iniciadora. Nada se interpuso. No tenía remordimientos. Ella misma le había enseñado a negarlos. Eran síntomas de Vulnerabilidad y Él había renunciado a tenerla. A lo largo de los siglos fue adentrándose en la Experiencia de quien se siente un semidios y hace gala de ello. Su hábitat, la Oscuridad, le permitió reinar a su antojo. En un tiempo decidió formar un séquito de lacayos: esclavos a quienes poseyó y que le ayudaron a imponer su voluntad sobre la comarca que sometió por largos años. Capricho que, luego descubrió, era resabio de la que fuera su Vanidad humana y por tanto, decidió también acabarlo. En la medida en que creció en conocimientos, aquel imperio de crueldades sin sentido dejó de satisfacerlo. Decidió que no era esa su meta, que sus posibilidades de trascender lo obligaban a superar también las limitaciones de las Mezquindad y la Soberbia. Así incursionó en los caminos de la Soledad y la Introspección, buscó hallar dentro de su Ser todas las respuestas, resguardarse de los cambiantes humores de los humanos, alejarse en todo lo posible de las vanidades mortales, pero sin poder dejar de someterse a su irremediable destino de matar para vivir. Por tantos siglos, la Sangre de otros fue su Alimento, eso no pudo cambiarlo, como tampoco logró revertir el poder destructor que sobre las criaturas como Él tuvo siempre la Luz: el Sol intenso y la claridad eran su perdición. Exponerse descubierto durante el día era encontrar la única manera de morir que no había podido vencer. Por eso, sus incursiones fuera de su refugio estaban restringidas a la negritud de las noches. En ella se movía a su antojo, con la suficiencia de quien porta la certeza de ser indestructible. Pero a pesar de ello, en su interior siempre se prolongaba lo que en su otra vida había reconocido como sutil angustia y vacío existencial. Era poco lo que de aquellos días recordaba. Nunca supo si era consecuencia de su inmortal naturaleza o si su inconciente así decidió protegerlo. No tenía ningún recuerdo de su niñez, ni de la que había sido su familia, ni de los sentimientos que había conocido. Sólo tenía la vaga noción de quien fuera desde el principio de su madurez, y desde ese tiempo su cuerpo conservaba el aspecto de aquellos días tan lejanos. Lo único que persistía de aquel pasado, como impronta apenas perceptible que resurgía tenue en sus entrañas en los momentos de mayor aislación, era esa Opresión en su pecho, en el costado cercano a donde se hallara, otrora, su corazón de poeta. Allí, continuaba, a pesar del paso de los siglos, a pesar de todas las vivencias olvidadas, aquella Inquietud que siempre lo guió en sus primeras búsquedas. Y a pesar de todo lo logrado, de todo el conocimiento acumulado, de todas las debilidades superadas, en su rincón más íntimo sabía que no estaba satisfecho, y por eso persistía, como señal de su fracaso, tan eterna como él mismo, su Tristeza. Saberse así, sin rumbo en su Desconsuelo, lo hacía dudar de sus más trascendentes decisiones, y en su Soledad aquellas angustias dolían como puñales. Cuando el Silencio lo atrapaba, lograba recordaba con extraña dulzura aquellos momentos, siglos atrás, en que solía recibir la Inspiración de alguna de sus Musas. Cuando eso sucedía, por breves instantes, una energía vital lo invadía, lo trasformaba por dentro, llegando a alcanzar sensaciones que nunca después conseguía repetir. Desde que su naturaleza cambió, nunca más logró sentir aquella Magia que lo atravesaba cuando en algún verso o con una melodía inspirada, lograba sentirse copartícipe con la Creación, y aquella imposibilidad le dolía... Sentía realmente aquella carencia en su vida inmortal. Nunca había logrado sustituirla ni con el poder, ni con la certeza de su invulnerabilidad, ni con las riquezas acumuladas. Nada igualaba a aquel don que alguna vez tuviera y que, después de tanto tiempo, todavía no lograba olvidar.
(continuará)
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11 comentarios:
"Nunca había logrado sustituirla ni con el poder, ni con la certeza de su invulnerabilidad, ni con las riquezas acumuladas. "
Es que hay cosas que no se pueden sustituir, cuando ya no están simplemente dejan su vacio...
saludos!
precioso Neogeminis!!
Me encanta como escribes. Nos trasmites la ilusión, emoción, cariño, belleza...todo lo bonito en la escritura
Mil besoss
Sara
...A veer si al finaal... va a resultaar... que "la vampira" eres Tú... y que escribes estos hermosos poemas... "para recuperar una mortalidad perdida"... ajaj..
(jesús... qué "acojone")... yo, por si acaso, no vuelvo por aquí, !hasta dentro de un tiempo!... ajaj
Un abrazo... !y de lejos!... ajajj..
Este chico es un ambicioso insaciable!!!
Me encantan las historias de vampiros y hasta ahora siempre he rehusado convertirme en uno de ellos precisamente para que los bajones no se hagan eternos...
Un besito con buenas intenciones.
Me gusta lo que escribes y la musica que tienes puesta me encanta, da tranquilidad, feliz noche, besos
Uy, no sé qué decirte porque en sentido figurado me recuerda a alguien que conozco, fotógrafo, poeta...
La soledad, la noche, esa alma atormentada... que sólo encuentra consuelo escribiendo y lo hace realmente bien.
Bueno, veremos el desenlace.
Abrazos Neo.
¡¡¡QUIERO MAS!!REALMENTE,MONI,ME SORPRENDES CON TUS POLIFACETICOS ESCRITOS...EL SER INMORGAL TIENE SUS DESVENTAJAS...MAÑANA EL OTRO,PORFA,PORFA.
BESITOS.MJ
Ayyyyyyyyyyyy...ya lo recuerdoooo!!
Jajajajaja!
Así que diré poquito al respecto, jeje, para no desvelar!
Sólo decir que la condición de mortal tiene esas cosas llenas de vida que sólo aprecia quien sabe que alún día las perderá...
Ejem...
:P
Un besito
Lala
Este vampiro, parece mi Amado Inmortal, jajaja
Esta muy bueno el relato.
Que genial Neo.
Besos.
Ay otra vez llego de noche!
Este era un vampiro poeta, que bueno, me está cayendo simpático este tipo. Espero que no termine mal ...
besos
Jo, vaya con el vampirito ese.
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