UNA NADA CON NOMBRE
Cuando abrió los ojos una luz intensa lo deslumbró. No sabía lo que era. Se sentó, tratando de sacudir el infinito sopor que lo obnubilaba.
Cuando abrió los ojos una luz intensa lo deslumbró. No sabía lo que era. Se sentó, tratando de sacudir el infinito sopor que lo obnubilaba.
Se incorporó como pudo, sosteniéndose sobre sus pies vacilantes. Se mantuvo erguido por primera vez y casi sin saber por qué, dio su primer paso.
El suelo era firme y eso lo hizo sentirse con la confianza suficiente como para intentar caminar. Una vez que aprendió a equilibrarse, los movimientos se sucedieron con naturalidad y dejó de preocuparse. Se dedicó entonces a descubrir lo que lo rodeaba.
Había abundancia de plantas y animales, olores y colores. También miró por encima de Él, y vio que la luz intensa provenía de un punto imposible de mirar directamente sin deslumbrarse. Se descubrió las manos. Con ellas se recorrió entero, palpándose y sintiendo que era tan sólido como lo que lo rodeaba.
La belleza infinita de toda la Creación lo envolvía. Y en medio de ella se sintió solo.
La que llamó Luz fue cediendo al paso de lo que llamó Noche. Fue allí cuando comenzó a sentirse cansado y descubrió la necesidad de reposar. Buscó algo que le resultó más cómodo y se tendió de espaldas, sobre lo que al fin llamó Suelo, y si lo que estaba bajo él así se llamaba, decidió nombrar Cielo a lo que estaba arriba y ahora se llenaba de bellas luces diminutas. No supo porqué pero se sintió feliz.
Cuando abrió los ojos por segunda vez, se alegró de reencontrar lo que había descubierto la vez anterior. Volvió a experimentar la felicidad. Decidió explorar y conocer lo que aún no había conocido. Ávido por ver, escuchar, sentir, tocar y probar todo lo que lo rodeaba, continuó poniendo nombres a cada cosa que descubría. Se sintió satisfecho con la tarea que había hecho ese día y mientras otra vez llegaba la Noche quedó extasiado con el gran círculo blanco que se elevaba poco a poco sobre la línea que dividía el Suelo y el Cielo. Antes de cerrar los ojos por última vez ese día, decidió que sería Luna el nombre de esa luz.
Esa noche soñó con lo que había conocido en esos dos días de su corta vida, pero esta vez, no sintió la misma sensación de soledad de la noche anterior. Algo o alguien hacía que en su interior supiera que no era Él el único que tenía noción de existencia. Sospechó que en algún lugar al que todavía no había llegado esa Entidad esperaba que Él la descubriera.
Cuando abrió los ojos por segunda vez, se alegró de reencontrar lo que había descubierto la vez anterior. Volvió a experimentar la felicidad. Decidió explorar y conocer lo que aún no había conocido. Ávido por ver, escuchar, sentir, tocar y probar todo lo que lo rodeaba, continuó poniendo nombres a cada cosa que descubría. Se sintió satisfecho con la tarea que había hecho ese día y mientras otra vez llegaba la Noche quedó extasiado con el gran círculo blanco que se elevaba poco a poco sobre la línea que dividía el Suelo y el Cielo. Antes de cerrar los ojos por última vez ese día, decidió que sería Luna el nombre de esa luz.
Esa noche soñó con lo que había conocido en esos dos días de su corta vida, pero esta vez, no sintió la misma sensación de soledad de la noche anterior. Algo o alguien hacía que en su interior supiera que no era Él el único que tenía noción de existencia. Sospechó que en algún lugar al que todavía no había llegado esa Entidad esperaba que Él la descubriera.
Fue día nuevamente y se sintió satisfecho de sentir y andar. Se detuvo un momento junto a un lago. El Agua que ya había descubierto y nombrado, se encontraba allí quieta y serena, reflejando sobre ella todo lo que estaba sobre Él.
Algo que nunca antes había visto lo intrigó sobre manera. Al principio se confundió e intentó tocarlo sobre lo que resultó ser un reflejo. La imagen se desvaneció por el movimiento del Agua, pero al poco rato, volvió a mostrarse tan nítidamente como al principio. Comprendió con sorpresa que eso que el Agua le devolvía era su propia imagen. Fue la primera vez que tuvo real conciencia de su aspecto. Continuó contemplándose por bastante tiempo y comprendió cómo Él mismo era parte de esa inmensidad que lo rodeaba.
Esa tercer noche tardó en dormirse. Se quedó pensando en su propia imagen, mientras contemplaba las Estrellas que no dejaban de sorprenderlo.
Cuando cerró los ojos, otra vez, la misma sensación de que en esa inmensidad había Alguien más con conciencia de existir lo volvió a invadir, pero lejos de inquietarlo, la sola idea de que fuera cierto le bastó para hacerlo sentir íntimamente ligado con la inmensidad de la Creación.
Amaneció otra vez, pero al levantarse, se sintió diferente. No tenía la menor idea de qué le pasaba, pero en lugar de dejarse llevar por la aventura cotidiana de explorar y descubrir, ese día prefirió quedarse en un lugar que le brindó cobijo mientras la primera Lluvia que presenciaban sus ojos nuevos comenzaba a mojar el Suelo y todo a su alrededor.
Mientras contemplaba ese agua caer lánguidamente sintió que en su costado algo lo oprimía. No era algo externo, era más bien la sensación de saberse incompleto. Sintió que todo lo que lo rodeaba no era suficiente para llenar ese angustioso hueco que adivinaba cerca del lugar desde donde provenían los latidos de su pecho. Se sintió como nunca antes se había sentido. Llamó Angustia a ese vacío creciente y Llanto al agua que caía de sus ojos acompañando la lluvia primera.
Esa noche no hubo Luna ni tampoco pudo ver las otras luces menores. Buscó en vano la sensación de compañía que surgía cuando cerrabas sus ojos, pero no la sintió. Esa noche duró para Él más que las que había conocido y llamó Tristeza a lo que sintió cuando escuchó la caricia del viento rozándole su cara.
Fue día otra vez y el Sol salió intenso como ya se había acostumbrado. Cuando se puso de pie vio que había quedado un resto de Agua de la que había caído del Cielo esa noche, y al descubrir allí otra vez la imagen de su rostro reflejada descubrió que entre todas las cosas que había nombrado no estaba la de su propia identidad, eso que sabía que Él mismo era. Se nombró Adán, porque se sintió Nada en toda la Creación, y al hacerlo el hueco que sintió en su pecho durante la noche se volvió a abrir.
Un impulso que no pudo frenar lo hizo comenzar a caminar sin rumbo buscando algo que no comprendía. Quizás fuera lo que sentía que le faltaba. Quizás fuera la parte de Él que se le había perdido…
Cuando menos lo esperaba, la vio. Era bella, inquieta, esquiva. No quiso acercársele enseguida para descubrirla porque notó que era Ella quien lo estaba haciendo: de lejos lo miraba, tratando de esconderse detrás de unas hojas. Algo de esa criatura le resultaba muy tentador y lo incitaba a querer tocarla. Muy torpemente y con gran curiosidad se decidió a enfrentarla.
Ahora que se había acercado vio que la criatura dejaba de mirarlo. Por el contrario, le dio la espalda: poniendo su atención en una hermosa Flor que crecía junto al lago, ella la cortó y se la colocó entre sus cabellos, mientras la brisa los hacía mecer suavemente y el Sol parecía quedarse en ellos.
Inesperadamente comenzó a correr, desapareciendo entre la espesura. Adán no alcanzaba a comprender. Nunca antes había visto algo que se pareciera a Él y esa criatura, a pesar de ser muy distinta tenía algo que lo impulsaba a querer estar junto a Ella. En el rincón de los latidos de su pecho, sintió que el ritmo se aceleraba, como cuando decidía correr junto a la orilla del Agua en movimiento. No entendía qué era eso que sentía, pero supo que era bueno y que le hizo olvidar la Soledad.
Cuando la Luz volvía a ocultarse en el límite del Suelo, Adán volvió al refugio donde se había guarecido de la Lluvia la última Noche. No pensó en otra cosa que en aquel ser, tan parecido a Él y a la vez tan diferente, y mientras sus ojos se quedaban extasiados en la Luna, supo que el hueco que había sentido en el rincón de su pecho ya no estaba vacío. Se sentía completo.
Al amanecer del nuevo día, la criatura estaba junto a Él. No dejaba de sorprenderlo. Ahora eran varias las flores que llevaba entre sus pelo y mientras lo miraba con unos ojos intensos y hermosos, tomó con gran dulzura el más pequeño de sus adornos florales y extendiendo la mano insistió para que Él lo tomara. No supo por qué, pero aquel gesto sirvió para que ambos comenzaran a estar más tiempo juntos.
La mayor parte del Día compartían caminatas recorriendo y explorando, maravillándose de la misma manera frente a cada sorpresa que les brindaba la Creación. Adán notó que Ella también nombraba como Él lo hacía, las cosas que la sorprendían. Supo que habían sido las Flores a las primeras que dio nombre, y pensó que era muy adecuado, por lo que Él también así comenzó a nombrarlas. Ella le mostró otras cosas a las que había nombrado y Él a su vez le enseñó cuáles eran sus favoritas. Le enseñó también cómo Ella misma había decidido nombrarse, por lo que a partir de ese momento Él comenzó a llamarla Eva, y después que la nombró por primera vez, sintió cómo ese sonido borraba definitivamente el hueco de su costado.
Se pusieron de acuerdo para poder entenderse mejor y así, con sonidos y gestos comenzaron juntos a tejer un idioma que les permitió con el tiempo interpretar lo que el otro sentía y pensaba.
Compartían el Tiempo, el Asombro, la Inquietud, la Alegría, los Juegos, la Contemplación, la Tranquilidad, el Bienestar…aprendieron a sentir que ya no eran Uno sino que se habían transformado en Dos que estaban unidos.
Un día, llegaron a un lugar a donde nunca antes habían estado. Se trataba de un inquietante bosque poblado de árboles de gran belleza y profusa vegetación. Como era su costumbre en sus frecuentes exploraciones se detenían a ver en detalle cada uno de los pájaros, animales y plantas con los que se topaban, palpaban las texturas, olían los perfumes, probaban los sabores, decidían cómo llamarlos…
Un animal que ya conocían se deslizó por el Suelo en medio de ambos llamando su atención. Eva, como siempre más curiosa, decidió seguirlo inmediatamente. Él más cauto, esperó a que Ella lo llamara, cuando así lo hizo, se dirigió hacia donde Eva le indicaba.
Un árbol de mediana altura se encontraba en el medio de un claro. La Luz se filtraba entre sus hojas haciendo que sus frutos brillaran tentadores. Eran grandes y rojos y por algún motivo que no comprendían parecían ser más apetecibles que el de las otras plantas.
A pesar de ello, ninguno de los Dos se decidió a tomar uno y probarlo. Algo les decía que era riesgoso, que no eran como los demás frutos de los que disponían libremente, como si Algo en su interior les dijera que aquello les cambiaría sus vidas.
La Serpiente, (así había nombrado Adán a aquel animal que no tenía patas) se deslizó sigilosa trepando por el tronco hacia las ramas más gruesas de aquél árbol desconocido y rozando con su cuerpo el más maduro de los frutos, hizo que éste se desprendiera de la rama y cayera al Suelo.
Fue Eva quien lo alzó y como era su costumbre, quiso compartir con Adán aquel nuevo descubrimiento. Tomándolo de un extremo lo sostuvo frente a sus bocas y los dos lo mordieron al mismo tiempo.
El jugo de aquel fruto resultó ser dulce y gustosa su pulpa. Con sorpresa, se sintieron muy complacidos y satisfechos, y mientras permanecían frente a frente, se miró uno en los ojos del otro y aún con el sabor delicioso de aquél fruto entre los labios, se fundieron en lo que juntos luego, nombraron como Beso.
A partir de ese momento Adán entendió su realidad de modo diferente: tuvo conciencia de que estaban en ese lugar por alguna determinada razón, aunque nunca logró entender bien cuál era, desde ese momento se sintió en falta…como si hubiera hecho algo que no debía hacer, y fue así que por primera vez experimentó la Culpa, ese intangible límite que más de una vez hizo que llorara en secreto.
También a partir de aquella vez comprendió con claridad que a toda Causa le sigue una Consecuencia, teniendo desde esa ocasión urgencia por averiguar la Razón de las cosas.
Descubrió que podían usar lo que les rodeaba de maneras diferentes. Probó distintos diseños imitando las formas y aprendiendo de lo que observaban. Supo también que podían lastimarse con algunas de sus decisiones y también que sin querer podían dañar al otro a veces hasta simplemente con una palabra.
Aprendió a encadenar sus razonamientos a partir de las experiencias pasadas, superando los inconvenientes cuando más dedicación ponía en ello.
Pero lo que realmente trastornó su inicial inocencia, fue descubrir junto a Eva la voluptuosidad de sus cuerpos y el sinfín de sensaciones que con ellos podían experimentar. Una extraña mezcla de Deseo y Culpa lo trastornaba permanentemente hasta llevarlo a pensar que eso que en apariencia era tan natural, era en realidad una debilidad que la misma Serpiente le había despertado al comer de aquel fruto al que comenzó a llamar Prohibido.
Desde esa vez, comenzó a confundir la Razón con la Emoción y desde entonces los sentidos de las cosas no les resultan tan claros y sencillos como en el principio. Ante la Duda que lo invadía y los conflictos que fue descubriendo, Adán intentó hilvanar una especie de leyenda para ser transmitida a través de los tiempos: en secreto al principio y a los gritos después culpó a Eva por haberlo tentado con aquel fruto que le abrió los ojos al Deseo y la necesidad del Conocimiento. Hasta escribió textos denigrándola diciendo que la Serpiente, encarnación del Mal, utilizó la estrechez de razonamiento de Eva para manipularlo con sus redes de seducción. Inconcientemente la acusó de ser el origen de su cruel Destino sobre la Tierra, a punto tal que llegó a olvidar la similitud de sus orígenes para terminar engañándose a sí mismo pensando que su mayor Fuerza era síntoma de total Superioridad.
En sus ansias de posesión incluyó a Eva en la lista de sus pertenencias llegando a convencerse de que aquella noche lejana, en la que, mientras dormía, experimentara una extraña sensación de pérdida, Alguien o Algo le sacó una parte de su costado para hacer con ella a su futura compañera.
En algunas ocasiones su vanidad lo engañaba a tal punto que le hacía creer que podía convertirse en el Amo de todas las cosas, pero poco después volvía a experimentar esa sensación que lo apesadumbró desde un principio y que le hizo elegir cómo nombrarse: esa honda angustia primordial de saberse Nada frente a la magnitud de la Creación.
13 comentarios:
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Hola Neo soy la que rezonga por los textos largos, menos los tuyos je!
Me gusto mucho el relato y de más está decirte que está escrito bellamente, seguiré leyendo la próxima entrega no solo para deleitarme, también quiero saber como salimos de esta "Por culpa de" naaaaaaa este pibito Adán está tan equivocado!!
Besos.
Tere.
borre el primer coment ya que al releerlo ni yo me entendia lo que escribi, pero era esto mismito mal escrito.
Pero que machista resultó ser este Adán!!.
Si en el jardín del Edén hubiese puesto el Creador dos varones, y yo hubiese estado en el lugar de Eva... acuso a Adán de maltrato psiquico y pido orden de alejamiento.
Se hubiera tenido que buscar una mona para aliviarse la tensión sexual.
Un beso, Neo
Concuerdo con Ardilla estamos ambas de acuerdo si si, ahora me falta saber como sigue esto bajo tu lupa...jajajjaajaj
Buena semana bebe
besossssssssssss
Vaya, es la primera vez que escucho la historia de Adan y Eva en primera persona. De modo que el machismo ya viene de lejos,jeje. Siempre me ha gustado más el pensar a Lilith como la primera mujer en lugar que Eva, no se porqué la historia de la primera mujer fue silenciada, y eso que las hijas de Lilith se nos presentan a los hombres en nuestros sueños noche tras noche.
Me ha gustado muchísimo esta primera parte de la trilogía, que promete muchísimo viendo el comienzo.
Un relato fantastico Moni, te felicito. Ahora a ver como superas este primer capítulo¡¡ jeje
Smuacksss
holaaaaaaaaaaaaaa Neo una entrda muy completa veremos como sigue no? espero pases un buen domingo abrazos para vos
Chriss
¡¡¡Hombresssssssssssss!!!!Desde que nació el mundo siempre han sido así de egoístas.Muy buena tu primera parte..esperaré la segunda.
Besitos.Shere.
Monica, de lo que yo conozco, ésta es tu obra maestra.
La historia de Adan y Eva despojada de los atributos religiosos y reducida a la condición humana. Imaginé incluso, que Adan acabó poninéndose una sotana para acallar sus culpas, se coronó Papa, siendo servido por Eva vestida de hábito blanco y ambos negando su condición sexual iniciaron el verdadero drama humano que nos persigue hasta hoy.
Esta historia,... me tildó.
Muchas gracias a todos por sus comentarios!...espero les guste ahora la versión de Eva!...
Ahhhh, tenemos la versión Eva !!! buenísimo, no puedo esperar.
Arriba las féminas!
Me ha gustado mucho tu relato Neo, a pesar de sonar muy machista este Adán, casi lo podia ver como en una pelicula, que narrativa la tuya, wow!!!
No iba a decirte nada hasta haberlo leído todo pero no puedo, no puedo jaja... es genial! Y me uno al resto ¿como rayos piensas superar ésto?
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