Esta semana Tracy nos propone reescribir la primer entrada juevera de julio del 2020, en mi caso bajo el anfitrionazgo de María José.
Releyéndola una y otra vez, sigue conformándome como fue concebida en aquel momento, por lo que, si se me permite, la traigo otra vez por aquí con apenas un párrafo menos, intentando acortarla un poco sin alterar su integridad.
LA ESCALERA ESPIRALADA
De blanco mármol labrado y curvilíneas barandas decoradas,
la imponente escalera espiralada se elevaba majestuosa hacia un luminoso domo
de vidrio que lucía límpido en el cenit. Con entusiasmo comenzó su ascendente
derrotero disfrutando el espectáculo que aquellas elaboradas formas iban
desplegando ante sus ojos a media que sus pies avanzaban ágiles y bien
dispuestos. Manteniendo su vista hacia lo alto mientras sus manos se deslizaban
sin esfuerzo por el pasamano lustroso, la cadencia de aquella escalera iba
cobrando un encanto singular bajo los irreales chorros de luz que la
embellecían al punto de no parecer de este mundo.
A medida que ascendía ensimismado por las gloriosas elipses,
el hombre iba perdiendo la noción del trecho recorrido. Asombrado por su
despiste y levemente mareado, decidió detenerse para verificar entre qué pisos
efectivamente se encontraba. Resolvió continuar hasta el siguiente rellano y allí
averiguar. Para su sorpresa, ninguna interrupción encontró alterando aquella impensada
sucesión de peldaños curvos, a la ver que sus piernas comenzaban a sentir el
esfuerzo.
Decidió asomarse por sobre la baranda y evaluar por el
ojo de la escalera el tramo recorrido. Según sus cálculos hacía rato que
debería haber llegado al quinto piso. Logró callar un grito de asombro al comprobar
la inesperada distancia que lo separaba del punto de partida, muchísimo mayor
de lo que suponía. La inmediata reacción ante aquella comprobación fue -por
oposición- mirar hacia arriba comparando el tramo restante. Tremenda fue su
sorpresa cuando corroboró que lo que quedaba por ascender resultaba ser similar
a lo que en un principio estimó deberían ser unos siete pisos.
Peleando con su razón intentó no caer en el engaño de
lo que –sabía- era imposible: las escaleras son artilugios simples que la
arquitectura utiliza para salvar acotadas distancias en altura y de ninguna
manera podía suceder que lo que no debería medir más de veinticinco metros se
hubiese trastocado de repente en una altura mucho mayor. Alguna alteración de
su percepción debería de haberse disparado para que, desde su perspectiva, la
escalera pareciera haberse extendido inexplicablemente en su recorrido.
Decidió, pese a lo absurdo, volver a la planta baja
para reintentar después el ascenso, contando con exactitud las vueltas de las curvas
a medida que las iba recorriendo. Comenzó a descender apresurado sin poder
controlar los agitados latidos de su corazón. Debieron pasar más de cinco
minutos desde que iniciara el trayecto en rápida bajada pero lejos de disminuir,
el tramo de escalones que tenía por delante parecía dilatarse más allá de toda lógica. A
estas alturas la desesperación se apoderó de él y sin ningún pudor, clamó a
gritos por ayuda. Nadie pareció escuchar.
Asomado otra vez sobre la baranda helicoidal pudo
comprobar, jadeante, que la imponente escalera parecía virar ahora sobre su eje
con lenta y constante torsión, a modo de un sacacorchos gigante e infinito que sostenía
su giro a la par que en vano él intentaba bajar o subir sus escalones. Se había
transformado en una trampa sin fin de la que le resultaba imposible escapar.
Abrumado por la insólita situación, totalmente
confundido, agotado y mareado por tan prolongada sucesión de giros, el pobre
hombre trastabilló sin control rodando escalera abajo, golpeándose fuertemente
la cabeza en varias oportunidades.
Cuando el portero del edificio lo halló sin vida al
pie de la escalera, el desdichado llevaba aún asido entre sus manos el
enigmático sobre que lamentablemente nunca logró entregar.
9 comentarios:
Olá, querida amiga Mônica!
Na pandemia, me ocorreu levar um tombo da escada que subia sempre a pé, evitei elevadores.
Fui jogar o lixo e, no primeiro andar, escorreguei, quase quebrei o braço (só trincou) e fui parar no pronto socorro.
Ainda bem que não aconteceu comigo o que houve com o personagem do seu conto que perdeu a vida e não cumpriu seu destino.
Em meu caso, o lixo foi devidamente colocado no luar certo pela zeladora do condomínio.
Um excelente conto, em escrito, com riquezas de detalhes.
Tenha um final de semana abençoado!
Beijinhos fraternos
Las escaleras, al igual que los espejos, me parecen sumamente misteriosos. No hay nada más enigmático que mirar hacia arriba de una escalera y no ver ese final o hacia abajo y ver el abismo que nos espera si damos un traspié.
Ese hombre se obsesionó y mente, le jugó una mala pasada , su final fue nefasto, pero la pregunta sería ¿qué había en ese sobre?
Un abrazo Neo, feliz semana.
Me alegra que te gustara, Roselia, pese a los malos recuerdos que te trajo jaja. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
Buena pregunta, Campi! Pero creo que nos quedaremos sin saberlo jaja. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
Que descripción tan artística de una escalera, que relato tan enigmático, le has dado un final muy de acuerdo para completar la historia, lo he leído y disfrutado. Un abrazo
El relato inicial comenzaba explicando más el encargo, la tarea que debía cumplir el protagonista al tener que entregar un sobre en mano en una oficina. Quizás lo debi dejar tal cual. Gracias por leer Ester. Un abrazo y muchas gracias
Vaya un mundo con una escalera que se convierte en una trampa de la cual no se puede escapar, no importa si ascendemos o bajamos, la escalera tiene voluntad y desea "algo" como tomar nuestra vida. Una especie de destino ya escrito que no se puede cambiar.
Una trampa inesperada en la que el objeto inanimado nos atrapa jugando a voluntad con nuestra vulnerabilidad. Gracias por leer con atención, José. Un abrazo
Tampoco has modificado el relato de la escalera que escribiste en su día tan solo unas frases. La escalera a veces complicada, nos puede llevar a dónde menos lo esperamos. Muy bueno Neo.
Un abrazo.
Publicar un comentario