EL TEMPLO DE LAS RAZONES OLVIDADAS
De lo que alguna vez fuera una
secta numerosa, secreta, exclusiva y milenaria, luego de siglos de pertinaz
persecución y sangriento exterminio, hoy, anclado al recuerdo seco de tanta
investigación olvidada, sólo queda él, anciano y obstinado estudioso de aquel
conocimiento ancestral capaz de desentrañar la naturaleza de lo que llamamos
suerte, azar, hado, fatalidad o destino, según sea la fuente en la bebamos.
Tan denostados como olvidados,
aquellos quiméricos alquimistas de antiguas castas, ahondando en las fuentes de
las leyes de la Naturaleza, lograron a través de complejas fórmulas
energéticas, aislar y sintetizar la esencia misma de ese poderoso flujo
intangible por el que se mueven los hilos de la suerte hacia uno u otro lado
del camino de la vida. Pero dada la cerrazón de la mentalidad de sus
sociedades, la incomprensión de los poderosos de todas las épocas, aquellos
sabios fueron perseguidos y aniquilados, tratados como oscuros brujos
diabólicos cuyos conocimientos se extinguieron para siempre. Solo persistieron
en la memoria colectiva los recuerdos de algunos objetos utilizados por ellos: animales o seres mitológicos,
hojas de plantas, trozos de madera, cristal, roca o metal de determinadas
formas, interpretados como amuletos vanos, cáscaras huecas repetidas a través
del tiempo sólo en su forma exterior, sin el contenido trascendental que les
diera poder. Incapaces todos de ser -como sí lo fueron sus originales
antecesores- portadores de verdadera energía positiva.
Pero siguiendo antiguos rastros,
viejos datos enterrados bajo las cenizas del tiempo, él, único sobreviviente heredero
de las antiguas artes, por fin ha arribado hasta aquí, el legendario Templo,
último eslabón perdido de aquel conocimiento olvidado. Ahora, frente al gran
libro de las Razones Primigenias escrito en antiguas lenguas, está a punto de
traducir la conclusión más trascendental obtenida de aquellos sabios nigromantes.
La naturaleza verdadera de la Suerte está por ser revelada.
Conmovido por la gran emoción que
le provoca semejante evento, intentando modular con toda la solemnidad que
amerita la circunstancia recita la gran Verdad, buscada por tantos sabios a lo
largo de los siglos... y que sin lugar a dudas lo frustra bastante y lo sorprende:
Izlases veidā dod priekšroku labi apmācītu prātā (El azar favorece sólo
a una mente bien entrenada)
Más relatos, en la entrada anterior