Me uno a la propuesta juevera que nos hace Tracy desde su blog. L@s invito a leer todos los relatos.
NO ERA MEDUSA
Cuatro naranjas que llevará a la playa y una botella de agua mineral para
hidratarse. A esa hora el sol está muy fuerte y no quisiera insolarse. No tiene
grandes expectativas pero igual buscará de mantener el entusiasmo. La chica
parece simpática y la cita no requiere de mayores compromisos. Si ve que la
cosa no funciona, inventa una disculpa y desaparece sin muchas explicaciones.
Sabe que a la hora de justificarse, mientras menos se extienda uno, más fácil
es sostener la mentira que se ha inventado. Así que, nada. Paga en caja y se
marcha hacia la playa con la bolsa en mano. Tampoco es cuestión de aparecerse con
las manos vacías. Las primeras impresiones cuentan.
La tarde pasó volando y las naranjas y el agua fueron insuficientes. Debió
comprar unas cervezas frías para sobrellevar el insoportable calor, pero por
suerte, un vientito fresco se levantó justo antes de caer el sol y las dos
parejitas culminaron el encuentro disfrutando de dulces arrumacos. Todo un
éxito que buscarán repetir.
Rueda la bolsa con los desperdicios por la arena caldeada. El viento llega
solícito aliviando las pieles ardientes mientras los cuerpos aprenden a tocarse.
Una apariencia extravagante toma el indeseado envoltorio hinchándose sobre la
orilla. Corre riesgo de enterrarse entre la arena, bajo los pies de los
paseantes, pero una ráfaga insurrecta la arrastra mar adentro, jugueteando manso
entre las olas espumosas. No tarda en desaparecer hundiéndose en el mar
inquieto, llevando en su interior cáscaras y mordiscos de cuatro adolescentes
torpes.
Unos pececillos curiosos laceran el traslúcido atado mecido por el oleaje.
Las cáscaras de naranjas se dispersan, ablandadas por el salitre. Queda ahora a
la deriva la bolsa anudada en su lisura. Se confunde entre un enjambre de
medusas que flotan, leves, bajo la superficie del mar apenas dormido.
Recién llegada de los arrecifes, una tortuga celebra su suerte apurando el
festín que se mece frente a ella. Lo devora con fruición, aprovechando los
últimos rayos solares.
Se aleja de pronto, confundida la tortuga, atascado el último bocado en su
garganta. No sabe que no ha sido una medusa la razón de su atoramiento. Tampoco
que los perfumados restos ingeridos precipitarán muy pronto su muerte.
3 comentarios:
Una historia que se da con demasiada frecuencia y no somos conscientes del daño que se causa.
Esos jóvenes no saben que con su mal hacer dañan más de lo que se piensan.
Concienciar está en manos de todos, y no fabricar tan bien. Un besote grande.
Boa noite de paz, querida amiga Mônica!
Ficou muito boa a construção da sua participação, muito bem detalhada e com um romance no ar... muito bem pensada.
Temos há sabido dos estragos dos plásticos na natureza.
Gostei muitíssimo da criatividade.
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos
Ese triste final me da mucha pena, pero queda expuesto magníficamente como un simple gesto de descuide puede desencadenar un percance irreversible.
Muchas gracias , Neo, como siempre fantástica.
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