LA OTRA Ella es convencional, tímida, contenida. La otra es pura barbarie en la mejor de sus formas. Libre, voluptuosa… Ella es sosegada, medida, pausada. Se muestra de a partes y sólo después que han caído todos sus filtros. La otra, en cambio, no mide su espontaneidad, no prescinde de exteriorizaciones o gesticulaciones ampulosas. Ella es cauta, racional, predecible. La otra es pura pasión, potente, irascible. Ella es cántaro de agua mansa. Noble. Generosa. La otra es catarata de colores, estrepitosa, mágica, arrebatadora. Ella es la mujer a la que todos respetan, acompañan, esperan. La otra es flor exótica, especial, contradictoria. Ella es la mujer que cada mañana se contempla frustrada en el espejo, sin reconocerse. La otra es la mujer que vive tras su reflejo, aguardando, impaciente por ser liberada. Más relatos http://callejamoran.blogspot.com/
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A 34 AÑOS
La realidad política y social de la Argentina de aquella época era particularmente contradictoria, agitada, caótica, contestataria y violenta.
Juan Perón, había apostado a englobar bajo su gobierno a distintas facciones enfrentadas entre sí. Entre los bandos antagónicos que coexistían en inestable equilibrio bajo su tutela había grupos de extrema izquierda junto con otros de la más exacerbada ultraderecha. Cuesta imaginar que bajo las banderas de un mismo movimiento político se hubiesen alistado tan opuestos planteamientos ideológicos, pero era así.
Al morir en 1974 el líder incuestionado que los aglutinaba, aquellas facciones naturalmente antagónicas se enfrentaron entre sí teniendo como escenario un país caracterizado por la supremacía de un Buenos Aires hegemónico y egocéntrico.
Tras la muerte de Perón asume la presidencia de la nación su viuda, quien ocupaba hasta ese momento la vicepresidencia. Entre sus allegados, la figura de López Rega (a la cabeza del Ministerio de Bienestar Social) destaca por su poder y características realmente siniestras. Las persecuciones ideológicas, los enfrentamientos intestinos, el terrorismo incontrolable, el caos social, llegan a un punto intolerable.
Recuerdo claramente que ante esas circunstancias, el hecho que aquel gobierno hubiese surgido de la voluntad popular legitimada por las urnas pasó a ser considerado un detalle menor. Ante el caos y la violencia que se vivía día a día, gran parte de la sociedad ansiaba que algo detuviese aquel infierno.
Como era de esperar, un día, llegó el golpe.
El 24 de marzo de 1976 el general Jorge R. Videla (Ejército), el almirante Emilio E. Massera (Marina) y el brigadier Orlando R. Agosti (Aeronáutica) integraron la llamada Junta Militar, que derrocó al gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Esta nueva intervención militar que sufriera la Argentina se hizo llamar “Proceso de Reorganización Nacional”.
Como nos dimos cuenta al poco tiempo, aquello que había sobrevenido fue aún mucho peor que lo que había suplantado.
El terrorismo de Estado se implantó desde un gobierno dictatorial e ilegítimo que suprimió los derechos individuales e impuso una política económica coherente con el contexto en el que se desenvolvió.
José Martínez de Hoz fue designado ministro de Economía y, el 2 de abril, anunció su plan para contener la inflación, detener la especulación y estimular las inversiones extranjeras. Durante este período, la deuda empresaria y las deudas externas pública y privada se duplicaron. La deuda privada pronto se estatizó, cercenando aún más la capacidad de regulación estatal.
Mientras tanto, se plantó el monopolio de los medios de comunicación, la imposición de una ideología monolítica, la exigencia no sólo de obediencia sino de participación activa en las medidas policiales del Estado, y un aparato de policía secreta y de campos de concentración para exterminar a los adversarios y disidentes.
Los líderes potenciales de la oposición eran aislados, encarcelados, exiliados o asesinados.
Fueron 30.000 los desaparecidos. Casi el 30% de ellos eran trabajadores, el 24% estudiantes y alrededor del 6% docentes. El 90% de los secuestrados fueron asesinados, entre 400 y 500 cuerpos fueron arrojados al mar en operaciones conocidas como “vuelos de la muerte”.
Cientos de niños secuestrados o nacidos en cautiverio fueron privados de su identidad dándose en adopción en forma irregular y secreta.
El terror se apropió de lo cotidiano y devastó la integridad nacional.
Fueron 7 los años de aquel infierno. En 1983, luego de la derrota de la Guerra de Malvinas (otro delirio al que aquellos dictadores embarcaron a la Argentina) los militares se vieron obligados a llamar a elecciones. Triunfó el candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín, quien asumió el 10 de diciembre de 1983.
Desde ese momento, la democracia argentina sigue andando. A los tumbos, con ineficiencias, vaivenes, cambios bruscos en su rumbo.. pero continúa.
Que siga sí.
Que nadie otra vez se sienta con el derecho de quebrarla.
Que nadie otra vez siembre el germen de la intolerancia.
Luego de 34 años del Golpe de Estado del 76 las consecuencias terribles de aquella fractura profunda en la sociedad argentina aún subsisten. Los que vivimos y sufrimos aquellos años hacemos votos para que el NUNCA MÁS jamás se borre de nuestra memoria colectiva.
martes, 23 de marzo de 2010
A PROPÓSITO DEL POST ANTERIOR...
Gracias.
sábado, 20 de marzo de 2010
MODA Y CONDICIONAMIENTO SOCIAL (algo que traigo de uno de mis viejos espacios)
La moda es una representación de la evolución política, económica y social de una cultura, en donde todo repercute en la manera de vestir y desenvolverse. Sus cambios son producto de un desarrollo global de la sociedad y además se manifiesta como una prolongación del propio cuerpo.
Analizando la historia de la moda se puede leer en las características de la vestimenta femenina, no sólo el gusto estético de la época en cuestión, sino también el rol que se pretendía jugara la mujer en dicha sociedad.
LAS PAUTAS DE LA MODA
Cuando aparece el concepto de lo que llamamos “moda”, las pautas que la regían eran completamente estéticas, dejando de lado factores considerados secundarios como la comodidad e incluso el bienestar físico.
Hasta comienzos del siglo XX la moda femenina se caracterizó por un perpetuo martirio que se expresa con claridad en el dicho:
"Para ser bella hay que ver estrellas".
La incomodidad y poca libertad de prendas como el "corsé", eran fiel reflejo de las costumbres que reprimían la expresión femenina a las labores domésticas y reproductivas, además, producía serios trastornos en el organismo ya que apretaba todos los órganos interiores.
El corsé “es sustancialmente una mutilación que la mujer debe soportar con la finalidad de reducir su vitalidad, provocándole en forma clara y duradera su inviabilidad (su “invalidez”) para el trabajo… viéndose compensada con creces con lo que gana en reputación”, en demostración de riqueza, y, justamente como apariencia, y como eficaz obstáculo para cualquier esfuerzo útil, como el zapato de tacón aguja.
Siendo así la tradición, no era extraño que hasta los primeros años del siglo XX, la forma de vestir de la mujer se halla asimilado más a un objeto decorativo que a una persona.
Entre las prendas femeninas que se requerían para un guardarropas respetable se encontraban: Blusas, corpiños, camisas, corsés, canesús de encaje, enaguas múltiples, miriñaques, crinolinas, camisolas, camisolines, frú, frú de seda, puf, polisón, y demás; un sinfín de prendas en ropa blanca, de algodón o lino, por medio de las cuales se pretendía que las damas de sociedad realzaran su belleza. Gran variedad de accesorios como las sombrillas, sombreros, pañuelos, cuellos de encaje, guantes, bolsas, zapatillas, botines, y muchos más.
Durante la denominada "Belle Époque" (1890- 1910)), época de riqueza, ostentación y extravagancia, los vestidos almidonados y con enagua de crinolina (falda circular con seis aros de acero flexible que abultaban el vestido), marcaban el canon de belleza.
El dificultoso y pesado armatoste, obligó a los modistos a crear algo más confortable pero siempre dentro de mismo ideal de mujer pomposa, como muñeca de porcelana.
Fue así como a comienzos del 1900 se erigió el ideal de la "Chica Gibson", personaje de caricatura que representaba el ideal femenino de entonces y que se transformó en todo un patrón de vida. La moda no imponía sólo un tipo de vestimenta, sino un “tipo” de físico.
Las mujeres debían ser de pecho erguido, caderas anchas y nalgas sobresalientes, además de sumisas y obedientes.
Poco después nació la mujer con forma de "S", las que ajustaron la falda para resaltar la figura, los peinados se elevaronsobre la cabeza y los sombreros se adornaban con plumas. En este período comienza a nacer un nuevo ideal de mujer, el que por primera vez fue creado por ellas mismas y no por hombres.
La nueva imagen era la de una mujer trabajadora y eficiente, que luchaba por obtener el derecho a voto y que se inmiscuía en los asuntos que hasta entonces eran privilegio del poder masculino.
El traje de dos piezas, denominado "traje sastre", era lo más adecuado para los nuevos tiempos.
En 1910 se produjo un cambio rotundo en la moda, influenciado por el "Ballet Ruso" que recorría los escenarios europeos.
Los colores llamativos y la onda oriental, reemplazó la hegemonía en tonos pastel y las faldas largas.
Bailarinas como la sensual Isadora Duncan y la enigmática Mata Hari, se transformaron en íconos de belleza seguidos mundialmente.
Gracias a esta nueva moda las mujeres se atrevieron a desafiar los sólidos principios morales que las ataban y comenzaron amostrar el cuerpo, lo que por supuesto no fue posible sin escándalo eclesiástico y machista de por medio.
Los cuellos que hasta poco antes llegaban"hasta las orejas" dieron paso al escote en "V" y las faldas se acortaron levemente, dejando al descubierto los tobillos, cosa que también causó estupor en la época porque durante siglos las piernas femeninas habían sido el símbolo erótico que "provocaba la lujuria en los hombres" y que por lo tanto, debían ser escondidas.
En 1914 llegó la Primera Guerra Mundial. De dimensiones escalofriantes y trágicas consecuencias para el viejo continente, terminó por completo con la farándula y el lujo de la moda francesa e inglesa, en donde se encontraban hasta entonces, las grandes casas de alta costura.
Una vez finalizado el conflicto, en 1918, la falda campana dio paso a los cortes rectos, "tipo tubo".
El tan utilizado corsé cambió de estrategia, ya que si antes se había usado para levantar el busto, ahora lo hacían paradisminuirlo.
El "corsé alisador" y los vestidos acinturados en la cadera, dibujaron el nuevo tipo de belleza y de mujer, las que buscabanparecerse más a los muchachos que a las antiguas beldades femeninas.
Así surgió la mujer estilo Garzonne, quienes para lograr más aún el parecido con los hombres, se cortaron el pelo y perfilaron las cejas, comenzaron a salir a bailar y se borraron los antiguos patrones sociales que diferenciaban las clases.
Ahora hasta era bien visto ser amiga o parecerse a las cortesanas de "vida alegre".
En plena época de post guerra y representando a esta nueva generación de mujeres independientes y modernas, apareció la mítica Coco Chanel.
Su estilo cómodo y práctico representaba la revolución femenina y la economía que debía surgir en época de recesión.
Por esta razón, introdujo materiales más simples y baratos que el chiffon, el tul y la seda.
Creó entonces los trajes de punto, tejidos finos que otorgaban más y mejor flexibilidad para la nueva mujer, la que además ponía énfasis en la práctica deportiva, incentivada por la reciente costumbre de ocupar el tiempo en algo útil.
En esta época, cambia el rol de la mujer en la sociedad, ya no era una utilidad en sí, sino que "hacía" cosas útiles.
En la crisis económica de 1929, la industria de la moda introdujo el lino como material en boga (debido a su bajo costo) y losmateriales artificiales como las baratas medias de seda sintética que reemplazaron rápidamente a las antiguas de seda natural y que tenían un elevado costo.
En 1930, la industria del cine cobra representatividad mundial, por lo que la pauta a seguir eran las actrices como Greta Garboy Marlene Dietrich, mujeres de hombros anchos y caderas delicadas, altas y delgadas como una esfinge egipcia.
En este período el punto erótico cambió desde las piernas hasta la espalda, la que era resaltada por prominentes escotes y que provocaba el delirio masculino.
Ahora la mujer estaba envuelta con un halo de encanto, sensualidad y misterio.
Los hombres sucumbían frente a esta belleza madura de movimientos felinos y mirada dormida; la mujer sacaba provecho de su cuerpo y no lo ocultaba por prejuicios moralistas
Los años 30 comenzaron como una época de glamour y sofisticación enaltecida por las divas del cine que representaban toda la majestuosidad de la belleza.
Sin embargo, pronto las cosas comenzaron a cambiar. La ascensión de Hitler al poder, en 1933, inquietó el ambiente político y social de entonces, quienes se negaron a reconocer el peligroso dominio de este hombre que rápidamente resquebrajó la pazen Europa. Como una forma de negar los conflictos que surgían, los modistos intentaron revivir la opulencia de años anteriores, en donde el lujo regía la moda.
A pesar de este intento fallido de negación del peligro, Europa nuevamente entró en guerra en 1939.
En 1940 El aplastante poder nazi logró hacer sucumbir París en 1940 con lo que la capital de la moda se vistió de uniforme y colores grises.
Como una muestra de lo representativo que es la vestimenta de las costumbres y coyunturas sociales de un pueblo, la moda de los años 40 fue opaca y se basó en un estilo militar.
El traje de dos piezas y la sencillez de los materiales representaron la pobreza del viejo continente, que disimuló la escasezcon recursos que desataron toda la creatividad en peinados, maquillaje y accesorios como guantes, pañuelos y bolsillos falsos en las chaquetas que le daban a la simple vestimenta, un toque de distinción.
Debido a que París se encontraba bajo ocupación nazi y Londres se debatía con sus últimas fuerzas, la industria textil y de la moda en el viejo continente dejó de ser importante. De tal manera, Estados Unidos aprovecha la coyuntura para crear su propia pauta, logrando un mayor grado de independencia en la imposición de tendencias de la que tenía hasta ahora.
El conflicto finalizó en 1945 y nuevamente se buscó el brillo y la grandiosidad de años pasados; la nostalgia invadió de elegancia y sofisticación
En los años siguientes, en la década de los 50, la melena soigneé, estilo Marilyn Monroe, desplazó los moños y sombreros de los 40 y un verdadero delirio por las pieles finas, cachemiras y joyas se expandió en toda Europa.
La antítesis de esta elegancia fue "la moda estudiantil", un estilo más desordenado y cómodo reclamado por las nuevas generaciones.
A mediados de los 50 apareció el estilo Beatnik, cuyo origen callejero y popular estaba directamente ligado a la música rockque venía desde América con íconos como Elvis Presley y Bill Haley.
Surge, a finales de la década, el ícono Beatles: el conjunto inglés creó una moda particular de melenas largas y botas puntudas elevadas por un pequeño taco, lo que causó una gran revolución social que desafió los rígidos cánones a los que los jóvenes estaban sometidos.
De hecho, es la primera vez en la historia en que la moda, que siempre había girado en torno a "damas" y "caballeros", desde ese momento distingue a los adolescentes como grupo con estilo y requerimientos propios.
Los años 60 comenzaron con este espíritu revolucionario y protagonista de una juventud que comenzó a buscar sus propios gustos e intereses.
A mediados de esta década la diseñadora Mary Quant llevó al límite esta odisea imponiendo la "mini", la que reducía a un pequeño trozo de tela a ras de las nalgas las antiguas faldas hasta la rodilla.
Esto produjo la indignación y el escándalo de los padres y sectores tradicionales, los que adjudicaron la inmoralidad del vestir a la música satánica que llevaba a sus hijos al delirio.
Esto también se reflejó en las artes, manifestándose principalmente en el arte rupturista y transgresor del "Pop Art" de Andy Warhol.
La vestimenta tenía dos esquemas bien definidos. Por un lado estaba la moda "little girl", una mezcla de inocencia y sensualidad perturbadora y la moda "espacial", de formas geométricas y rectas que comenzaron a mostrar abiertamente el cuerpo.
Esta última se inspiró en la creciente competencia entre Estados Unidos y la URSS por conquistar el espacio durante la denominada Guerra Fría.
Los materiales también cambiaron, las clásicas telas dieron paso al plástico, el que se empezó a usar no sólo en la ropa sino también en todo tipo de accesorios como aros, collares y carteras.
La guerra de Vietnam polarizó aún más las relaciones entre adultos y jóvenes, ya que mientras los primeros apoyaban la intervención norteamericana en el país oriental, los últimos proclamaban todo un movimiento político y social basados en lapaz y el amor.
Esta libertad adquirida abrió un mundo lleno de posibilidades y conocimientos que antes estaban vetados para los jóvenes, con lo que los excesos llegaron rápidamente a través de la experimentación con drogas, especialmente aquellas alucinógenas como el LSD.
Las mentes distorsionadas crearon un estilo fantasioso y onírico inundado de formas y colores extravagantes las telas y vestidos.
Así nacía la era de la psicodelia y el hippismo de los "verdes" años. Fueron años de diversión y de una constante búsqueda deidentidad.
La década siguiente comenzó con la entrada en la adultés de esta generación que de a poco fue perdiendo la incandescenciade años anteriores.
Esa tranquilidad se reflejó en una vuelta hacia la naturaleza y en la utilización de materiales nobles y sencillos como el algodón y la lana.
Era un estilo simple, sin producción de peinados ni maquillaje.
Por entonces se produjo una fiebre por lo "retro", las tiendas de ropa usada estaban de última moda y en una época de escasez, sus precios eran los más convenientes.
El inconformismo con un mundo ambicioso y conflictivo los llevó a mirar hacia oriente, específicamente hacia la India y su religión el Hindú.
Numerosos artistas, profesaron este culto y lo expandieron por occidente, de cuya experiencia se extrajo una moda que más que una simple manera de vestir, fue todo un movimiento social: el Power Flower Hippie.
Radicados en la ciudad estadounidense de San Francisco, los jóvenes vivían en comunidades, consumían comida macrobiótica y fumaban libremente marihuana.
Bajo este estilo de vida nacieron los clásicos pantalones "patas de elefante", las camisas hindú, el pelo largo y desordenado y un pacifismo cuyo principal centro de ataque era la Guerra de Vietnam y el gobierno norteamericano.
La música también jugó un rol fundamental. La experimentación y los sonidos más radicales y disonantes de los músicos más populares hacían delirar a las masas y se transformaron en mitos vivientes de toda esta generación.
Mientras tanto las flores, símbolo de la época, se usaban tanto en la ropa como en el pelo y representaban la ideología utópicaque los guiaba en la llamada "Revolución de las Flores".
Muchos de los jóvenes participaban en movimientos estudiantiles y políticos y aspiraban a lograr un verdadero cambio social, profundo y comprometido. Eran idealistas por naturaleza y querían cambiar el mundo.
A este movimiento se sumó la creciente popularidad del feminismo, que repercutió en una marcada masculinización de la vestimenta.
Las mujeres buscaban la comodidad más que la estética y la ropa ya no tenía sexo, eran prendas unisex, como así también las cabelleras.
Ya entrados los años 70 se desató una pluralidad de formas y estilos. Como en toda época, una parte del cuerpo femenino llamaba la atención por sobre el resto y los trajes y vestidos se encargaban de resaltarla. Esta vez fue el turno de las nalgas, las que se lucían con ajustados pantalones.
El ser extremadamente delgada, sin pechos ni caderas prominentes, eran la herencia dejada por el culto a una belleza anoréxica cuya principal exponente fue la modelo inglesa Twiggy.
Hacia finales de la década, la irrupción de los brillos y bailes de "Fiebre de Sábado por la noche", la película de culto del momento, trasladó la vida hacia las oscuras horas nocturnas. La diversión, la música con ciertos toques electrónicos, lasdiscoteques y las luces hiperkinéticas hicieron de la moda una fiesta.
El algodón fue desplazado por la lycra y las ojotas de cuero dieron paso a las botas y zapatones de tacón tipo sueco, con una altura exagerada.
La sencillez del maquillaje y el pelo lacio y suelto, se transformó en una producción multicolor y estrafalaria de estilos y formas más complejos y despampanantes.
El pelo crespo y voluminoso tipo Donna Summer o Jackson Five, guiaban la estética mientras la música "disco" de grupos como "ABBA", "K.C and The Sunshine Band" y Gloria Gaynor entre otros, hacían vibrar a una generación que quería pasarlo bien.
Derivando de este estilo estrafalario y original, nació una corriente que fusionó los colores de ésta con el inconformismo de los primeros años. Fue así como a principios de los 80 el "Punk" irrumpió en las calles de Gran Bretaña.
Representantes del anarquismo y transgresores en su propuesta estética y musical, rompieron con una moda "políticamente correcta" y sacaron a relucir artículos y peinados con un marcado significado violentista y anti-tradicionalista.
Más adelante en el tiempo, los colores fuertes, los estampados y las hombreras gigantes pusieron de moda los "excesos".
Todo era recargado; los peinados enlacados y la superposición de prendas rodeadas por un grueso cinturón, derivó en una propuesta grotesca y artificial.
Esta tendencia está directamente relacionada con la música "New Wave" de grupos como Erasure y Depeche Mode y marcó los inicios de nuestro contemporáneo "Techno".
En las sociedades contemporáneas las novedades se han abierto paso a golpes de botas de cuero. Una fantasía individual, seguida por modelos anoréxicas, acompañadas de bandas rock y andróginos super-star. El imperio de las marcas y el desfile de quinceañeras uniformadas en todo el mundo, son grupos que hacen de la moda “alternativa” otro objeto de consumo.
En algunos países se usa la expresión una “mujer producida” para referirse a aquella que ha fabricado o construido suimagen, ya sea con el maquillaje o el vestuario, en definitiva por el claro acento de su “look”. La expresión “producción” en este caso está asociada a los “productores” –de imagen– que se mueven en el mundo del espectáculo.
Cuando la moda accede a la modernidad se convierte en una empresa de creación –o producción– pero también enespectáculo publicitario.
Frente a la alta costura surge el “prêt–à–porter”, lo cual no significó en absoluto una democratización de la moda, sino más bien uniformidad o igualación de la apariencia; nuevos signos más sutiles y matizados, especialmente firmas, cortes, tejidos, fibras, continuaron asegurando las funciones de distinción y excelencia sociales. La democratización significó una reducción de los signos de diferenciación social, a criterios como la esbeltez, la juventud, el sex-appeal, la comodidad, la naturalidad y cierto minimalismo. La moda, en este sentido, no eliminó los signos de rango social, sino que los reemplazó promoviendo referencias que valoraban más los atributos de tipo más personal como los referidos, esbeltez, juventud, etc.
La teatralidad de la vida social
Nos vestimos al caer en la cuenta de que estamos presentes ante otros, que son ajenos a nuestra (propia) interioridad. Ante esa mirada del otro configuro mi exterioridad como expresión de lo que soy. Esto nos enriquece, porque añade a nuestro ser corporal nuevos significados que expresan la riqueza interior, dándole así a nuestra apariencia (externa) una gran profundidad.
La constitución de nuestra identidad, tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que me objetiva –que otorga consistencia a mi ser – que me convierte en espectáculo. Ante él estoy en escena, experimentando las tortuosas exigencias de la teatralidad de la vida social.
Lo característico de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda la realidad, y por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia.
*editado de distintas fuentes
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