Del poder de la utopía reivindico el generar movimiento: sin el impulso del sueño nada en el mundo se alcanzaría. |
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sábado, 31 de julio de 2010
REIVINDICACIÓN
jueves, 29 de julio de 2010
SIN EMOCIÓN APARENTE - Parte final
(Imagen : Hombre enamorado con mariposa - autor desconocido)
Parte final: FACTORES INDETERMINADOS
El temor innegable por mostrarse vulnerable dejando la puerta abierta a probables desilusiones siempre hizo que el hombre se privara de las usuales exteriorizaciones que se estilan en el intercambio de afectos.
Ante la posibilidad de sufrir por un rechazo o una pérdida, continuó negándose al intento de abrirse franco a los sentimientos.
El tiempo transcurrió implacable, mientras el niño crecía a resguardo, aunque sin recibir cariño, y si fue él quien en un principio intentó darlo, se desanimó luego de haberlo ansiado en muchas ocasiones.
El hombre, en cambio, no buscó nunca saberse útil ni querido, mucho menos héroe o modelo a imitar, tan sólo aceptó ser nido -sin calor- para una pequeña ave malherida que se decidió a volar apenas logró emplumar sus alas de sueños recién nacidos.
Mientras las canas tiñeron de nubes las sienes de aquel hombre con inquietudes apagadas, en su última soledad volvió a paladear la independencia olvidada, pero la libertad que encontró no era ya como lo que recordaba…
De pronto comprendió que definitivamente había desaprovechado la oportunidad que, por un tiempo limitado, le había concedido la vida.
Quizás fue en ese único momento crucial de su vida que, al menos por unos minutos, se cuestionó su hermetismo y su falta absoluta de expresividad sensiblera.
Pese a ello y sin que la tristeza o el arrepentimiento marcaran trazos en su rostro, el hombre decidió seguir mostrándose tan indiferente como siempre se dignó ser, aún cuando tuvo la certeza que nunca más sería tan despojadamente libre como lo había sido en otros lejanos días…un lazo -que no buscó- había surgido… y pese a su displicencia, logró atraparlo para siempre.
A veces las semillas de los sentimientos crecen a pesar de la aridez de la tierra en que brotan.
(fin)
miércoles, 28 de julio de 2010
SIN EMOCIÓN APARENTE - 2º parte
2º parte: INVOLUNTARIAS CIRCUNSTANCIAS
(Imagen: El hombre desconocido - M.A. Verpertino)
Un día esa misma fortuna a la que jamás prestó atención le jugó una extraña jugada. Sin proponérselo quiso la providencia que se encontrara en medio de una de esas circunstancias donde, con una propia acción, vemos afectada la suerte de un semejante.
Sin buscarlo fue testigo de un terrible acto de crueldad que afectaba a un pequeño por demás de desvalido. Un imbécil bravucón borracho y desencajado comenzaba gustoso a golpear al niño sin piedad ni miramientos.
La excusa quizás haya sido el robo o la oportunidad de descargar sobre el desafortunado la inmunda carga de perversiones recibidas en su propia infancia. No era pertinente tratar de interpretar las causas que pudieran haber motivado semejante acto de violencia.
Lo cierto es que el don nadie que nunca se molestó en intervenir ni en condolerse de las desgracias ajenas tampoco se inmutó más de la cuenta al ver ese acto de bravuconería gratuita. Simplemente el azar y el suelo desgranado del talud de aquel basural se combinaran, y al notar la cercanía de su presencia el cobarde abusador desistió de actuar sobre aquel inocente, apresurando en cambio su huida.
Sin planteárselo el gris personaje de esta historia se convirtió así en el héroe que salvó a aquel niño de quién sabe qué destino infame.
Si bien por definición quizás, semejante calificativo le quedaba demasiado grande, para el niño rescatado aquel extraño que intervino en su destino se transformó en un paradigma de valentía y generosidad digno de ser emulado.
Justo es también decir que ese papel descollante en el que la casi víctima ubicó a su benefactor no fue algo buscado.
No tuvo el hombre la intención de hacer gala del heroísmo que no poseyó, pero tampoco hizo gran cosa como para desmentirlo.
A partir de ese día aquel niño abandonado encontró en ese ser cuasi anónimo de miserable presencia el ansiado refugio para su desamparo.
El pequeño se le adhirió a sus pasos como quien agradece a al vida la suerte de no andar más solo y eso comenzó a afectar un poco aquel equilibrio tan forzado y alejado de las emociones en el que el hombre había luchado por mantenerse siempre.
A pesar de sus intentos de seguir practicando su desapego innato dejó que el pequeño lo siguiera a todas partes.
Desde lejos primero, como expectante. Más cerca y menos temeroso después, como si por fin sintiera que la barrera que existía alrededor de su elaborado individualismo pudiese en definitiva caer.
Vaya uno a saber qué extraña combinación de factores hicieron que la idea de la cercanía del pequeño no espantara a aquel experto en evasivas, permitiendo en cambio que la individualidad de sus días se viera alterada por semejante compañía no buscada.
El cambio radical que significó aquel encuentro fue, para uno, el hallar protección para su vulnerable infancia, y para el otro, el contar con cierta sobrecarga impensada que,pese a contrariarlo, nunca se decidió a aligerar.
(continuará)
martes, 27 de julio de 2010
SIN EMOCIÓN APARENTE - 1º parte
(Imagen: Rufino Tamayo - Hombre gris)
1º Parte: NINGUNDEANDO
Solía transitar por las calles cavilando entre la gente, mirando sin ver, andando sin tener un punto fijo donde dirigirse.
No era nada especial, más bien otro sin nombre en medio de un mar de muchos. Otros tantos como él, o distintos…tratando apenas de sobrevivir sin que se noten las consecuencias.
A veces se detenía a pensar sin querer. ¿Qué hubiese sido si…? Pero al minuto su cabeza se negaba a seguir en el juego de las suposiciones ridículas y regresaba entonces a su simpleza de dejarse llevar como uno más, como nada menos.
Alguien alguna vez le llegó a decir que para ser libre había que decidirse a romper con todo lazo que nos atara al pasado, al presente y también al futuro, por lo que se esmeraba siempre en no encariñarse, en no odiar, en no sentir…
Era difícil concretar esa artimaña de engañar a la vida para que no tendiera sus trampas infinitas en las que el corazón o el alma (o hasta sólo el cuerpo) se enredara sin remedio en algunos ojos misteriosos, una mano cálida o alguna mirada solitaria y melancólica. Pero por su empeño solía lograrlo y pasaban los días sin que ningún pesar opacara su existencia.
Si el frío lo empujaba, cambiaba su rumbo hacia lugares más cálidos, si era insoportable el calor, variaba a la inversa su destino. Nada definitivo, ninguna raíz, ningún recuerdo que afianzara alguna lágrima o alguna sonrisa singular. Simplemente dejar pasar los días para esquivar a la muerte.
Tampoco era el del disfrute el viento que empujaba sus velas. No se animaba a más de lo que le brindaban y por lo general era nada lo que le regalaba la suerte.
Sus escasas apetencias se saciaban con poco y era en esas circunstancias que su carencia aparente se le antojaba riqueza, porque no es rico quien más tiene sino quien menos desea...y en eso venía a ser un especialista: nada deseaba, nada poseía.
Según los sabios, por ese camino podría hasta haber llegado al crecimiento espiritual pero de ninguna manera era ése un asunto que lo alentara: ni siquiera soñar estaba entre sus atributos, simplemente andar… respirar… intercambiar fluidos con el aire que lo rodeaba.
Si se quiere, se podría decir que la suya era una manera astuta de supervivencia. Perdurar sin sentir nos hace menos vulnerables -pensaba- y quizás se presente esa opción como un camino tentador para quienes encuentran el vivir como insostenible sucesión de penas y pesares. Hasta se podría interpretar como estadio superior de evolución, ya que el apegarse a la emotividad implica estar por ella subyugado y eso recorta el concepto de libertad tan bien cotizado en sociedades individualistas como las nuestras.
Pero lo cierto es que nada de esas cavilaciones intelectualoides ocupaban su mente o sus acciones…si nada lo perturbaba era simplemente porque nada le importaba, ni siquiera el por qué de su existencia.
Por su natural apatía no se alteraba demasiado ante algún atropello. Simplemente miraba a otro lado cuando el horizonte se oscurecía y si la alegría de los demás poco le importaba y no envidiaba lujos y frivolidades, tampoco se condolía con el sufrimiento ajeno porque hacía mucho había llegado a la conclusión que es poco y nada lo que la voluntad humana consigue para quebrar el que resulta ser su destino. No era por egoísmo, no era por avaricia personal, simplemente no se sentía empático con los demás y la suerte de los que le rodeaba poco podía llegar a perturbarlo.
(continuará)
lunes, 26 de julio de 2010
AQUÍ Y AHORA (descubriendo) - Reedición
sábado, 24 de julio de 2010
FALIBLES GIGANTES
la virtud de nunca equivocar?
Tan sólo los necios
recorrer pretenden
con ininterrumpidos aciertos
el camino del aprendizaje.
Aceptar que somos falibles
al igual que todo el resto
es sinónimo de humanidad,
de sinceridad no aparentada.
Y es según la manera
de aceptar el error
que se ve la grandeza
de los que en verdad son gigantes.
miércoles, 21 de julio de 2010
LA RECOLETA - Imágenes enhebradas
Cercada por muros que allí la contienen dentro de una ciudad -diversa y cambiante- hay otra. Distinta. Eterna…o no tanto… donde las estelas del tiempo implacable se ciñen en hiedra y se atan a ángeles. En rostros luctuosos de áureas estatuas la muerte inflexible registra su paso. Testigos de vidas que hoy son ausentes se quedan sus rastros en piedras inertes. Los nombres humanos que un día existieron están, entre cruces y letras labradas guardando las veces que fueron amados, ignorantes de un mundo que ya ni recuerda. El musgo impiadoso que todo lo cubre -aún lo bello o lo sacro que intuye- socava las tumbas, …ahonda las grietas añejando en herrumbre el sepulcro con que, (más de un necio...) por gloria mundana, se ensalza a sí mismo, en jactancia mortuoria a modo de incauto homenaje postrero. Nota: Este post está dedicado especialmente para Sinuhé de Tejiendo el Mundo, a quien le encantan los temas macabros! :P |
lunes, 19 de julio de 2010
BUENOS AIRES - Imágenes enhebradas
Buenos Aires nostalgiosa de melancólicas calles y arbolados somnolientos, de enrejados señoriales y sosegada presencia. Buenos Aires apacible de balcones florecidos y rincones sugerentes o de esquinas transitadas con insondables urgencias. Buenos Aires perpetua con lluvias de cielo lánguido y avenidas subyugantes con flagrantes disgresiones de inesperada clemencia. Buenos Aires poderoso, arrogante y dilatado construyéndose a sí mismo con prodigios augurados en megalómana empresa. Buenos Aires concebido entre el río y la opulencia en fabulosa odisea
de torres incontrastables
con franca concupiscencia Buenos Aires reinventado con pasos agigantados en persistente experiencia atrayendo y hechizando con contundente certeza. |
jueves, 15 de julio de 2010
ME VOY POR UNOS DÍAS...
miércoles, 14 de julio de 2010
UN DÍA SERÉ (nueva versión)
lunes, 12 de julio de 2010
INTERMINABLE ESPERA (una historia de terror)
A consecuencia de noticias como ésta, alguna vez escribí la historia que sigue. La vuelvo a publicar porque lamentablemente siguen vigentes las crueldades que la generaron.
El viento lo despeina, como caricia de despedida, el aire, algo acre por la proximidad de los verdugos le trae recuerdos lejanos, pero no distingue bien de qué.
La soga con que le ataron las manos le aprieta demasiado, la derecha ya casi está entumecida, no cree que tenga sentido pedir que la aflojen, muy pronto su cuerpo estará colgando del cadalso y será otra la soga que lo asfixie.
Pensó que sentiría pánico en este momento, pero no es así, está entregado ya, a este destino que no entiende, sumergido en un mundo de infierno del que quiere salir lo más rápido posible.
Sí le teme al dolor… no sabe si será rápido o si tardará unos minutos; le han dicho que no, que son sólo unos segundos de conciencia en que el instinto hace que el cuerpo quiera sustentarse en algo firme, buscando en vano un piso donde afirmarse, pero rápidamente después sobreviene la muerte.
Ya se ha imaginado tantas veces esta escena que hasta cree que puede convencerse que se trata de otra de las muchas pesadillas que poblaron sus noches desde que está en prisión.
Tal vez no sea cierto y otra vez, en medio de un grito de pánico sostenido, ahogado por el miedo que sobreviene en medio de la noche de los condenados, luego se despierte y se dé cuenta que no es real, que no ha llegado todavía el día tan temido, el del irrenunciable final al que lo han condenado.
Pero en aquellas pesadillas nunca fue tan intenso el hormigueo de las manos atadas, tan angustioso el tragar saliva que se ha vuelto, de repente, extremadamente amarga y escasa.
Le darán agua si pide? ya no, para qué, para demorar unos segundos más y sentir que tiene todavía garganta y cuerpo por el que se desliza el líquido? Más vale no pensar, dejarse llevar sin queja hasta el final de la escalera, escuchando apenas crujir la madera que amenaza ceder con el peso de los condenados y de quienes los acompañan.
Silencioso cortejo el de los verdugos y de los doctores de la Ley. Escucha, sin embargo algunos gritos, gente sin rostro que lo insulta, clamando a los cielos para que se haga justicia. ¿Es merecido lo que se avecina? ¿Es ésta la manera en que se debe corregir los pasos de los fieles?
No la siente como justa, en cambio la sufre cruel y vengativa, clavándose como espinas en su carne las miradas lacerantes de los que acudieron a ver, a ser testigos de este acto con el que se honrará la Ley, con el que se dará ejemplo para quienes se atrevan a no obedecer, a quienes osen insultar con su vida lasciva la memoria del Profeta.
Su pecado ha sido inmenso, lo reconoce, aberrante y contrario a su misma naturaleza, ofensivo hacia todo lo que es sagrado.
Recuerda la mirada de sus padres cuando lo supieron, llorando y rasgándose los vestidos en señal de dolor y vergüenza.
Nunca antes su madre lo había rechazado ni tratado con tanto espanto e incredulidad. Es eso quizás lo que más lo lastima, esa mirada de extraña, condenándolo antes que lo hiciera el propio tribunal.
Nadie vino a verlo en prisión, todos de él se avergüenzan. Solamente se animó a venir un día su hermana, la menor, no para acompañarlo en su dolor o para decirle algo que lo reconfortara, solamente quiso hacerle saber mirándolo a la cara, que ya no le pondrá su nombre al niño que espera para la primavera.
De ninguna manera quiere que su hijo lleve el nombre de un criminal que ha deshonrado a su gente, aunque se trate de la sangre de su sangre, su propio hermano.
Recuerda como si fuera ayer cuando una tarde, llena de alegría, la joven le había anunciado la novedad: el pequeño tan deseado iba a nacer dentro de poco y junto con su marido habían decidido que llevaría su propio nombre, el mismo que su abuelo, ese que heredan en su familia los primogénitos. Pero ya no será así. Su ofensa lo cambió todo.
¡Por qué no se podrá retroceder el tiempo y desandar los errores que cometió!, los mismos que ahora lo están llevando a la horca. Lentamente. Para darle a su castigo todo el drama que se merece; para imponer el ejemplo; para que nadie piense que si alguien se atreve a incumplir la Ley pueda quedar impune.
Así lo quiso el Profeta, así lo han sentenciado los doctores.
¿Cuántos siglos hace que fue niño el que ahora está por morir? Ya no lo recuerda, casi ha perdido la cuenta de los años que alcanzó a cumplir. Recuerda que no quiso celebrar el último cumpleaños -¿Para qué? – pensaba – si la vida no es una celebración, si los días se suceden uno a uno, igual que siempre, solitarios como su destino.
Si pudiera retroceder el tiempo…cuántas cosas cambiaría…no se hubiera dejado tentar…hubiera luchado con uñas y dientes para no caer, para no dejarse llevar por esos ojos que le despertaron lo que siempre había estado dormido.
Maldijo el día que los vio por primera vez. Maldijo el día que se sintió vivo en aquellos brazos, olvidándose o pretendiendo olvidar al resto de los mortales durante las horas en que se encontraba a escondidas con su amante, con su perdición.
Pero cómo no caer en la tentación de aquellos labios, esa boca que le juró amor desde la primera vez que besó la suya. Maldijo también aquella boca, por un momento, apenas, pero la maldijo.
Si pudiera retroceder el tiempo…volver a la niñez, cuando la pureza aún existía. Volver a sentirse libre y en paz con la vida, como cuando jugaba corriendo junto con sus hermanos por el camino de los olivos. De repente recuerda hasta el olor de la hierba que crecía abriéndose paso entre las piedras.
Extraña sensación que despierta el terror ante la proximidad de la muerte. Blanda languidez del alma que quiere terminar de una vez con la tortura eterna de la espera.
¿Cómo será lo que vendrá después? ¿Qué caminos le habrán sido vedados ahora que morirá ajusticiado? ¿Cómo hubiera sido, en cambio, morir por la verdad de una causa justa? seguramente el espíritu se sentiría íntegro, limpio, dispuesto a encontrar la luz que guía a los justos luego de la muerte.
Pero ahora no sería así. Y ya no podía hacer nada para remediarlo. ¿Arrepentirse? Ya lo hizo, suplicando perdón ante el tribunal, ante sus padres que lo aborrecieron desde aquél día en que él y su amante fueron sorprendidos en aquellos juegos impuros.
Si pudiera retroceder el tiempo…sería más fuerte, más justo, más sano, más bueno. Pero ya no hay tiempo. La soga está alrededor de su cuello, mientras su mano derecha, helada ya por lo apretado de la atadura pareciera que quiere adelantársele, muriéndose ella antes que él.
Ojalá sea rápido, ojalá que no sufra demasiado. Quisiera escapar, acabar con ese suplicio que repitió una y otra vez en sus sueños, desde que lo apresaron, desde que fue condenado.
Ya es la hora por fin… el momento final ha llegado.
Uno al lado del otro, los dos amantes, los dos blasfemos que deshonraron a su Ley y a su gente deben morir. Para que nadie siga su ejemplo, para que ningún otro hombre cometa jamás semejante pecado.
Los hombres deben desear solamente a alguna mujer, la naturaleza lo dicta, esa es la voluntad suprema, nadie tiene derecho a afrentarla.
La soga está tensa, el doctor de la Ley ha dicho ya las últimas palabras exponiendo a todos la causa de su condena.
Ojalá no esté allí su madre. Ojalá no lo vea así ahora. No quiere mirar, no quiere ver aquella multitud que lo contempla y que lo condena.
Si pudiera retroceder el tiempo…si pudiera dejar que su alma se soltara en vuelo…
A su costado, el hombre que fue su mayor deseo hace siglos, es hoy, apenas, otro triste condenado. Llora. Lo escucha llorar implorando misericordia. Él no lo hace, prefiere dejarse llevar por cualquier pensamiento que lo aleje de ese lugar, que lo transporte a otro tiempo.
Los verdugos se alistan, la soga ya está preparada, sólo falta la orden y se cumplirá por fin la sentencia. Por fin llegó el final, se acabará en un momento la condena. El corazón quiere saltar de su pecho, la respiración se le acelera. No quiere morir…no. Pero quiere que la angustia termine, de una vez, que acabe!
Les vendan los ojos, ya no verá otra vez la luz, ya no habrá más soles. No se podrá contemplar nunca más en aquellos ojos que fueron su perdición.
Ahora son los sonidos los que traspasan sus entrañas, no escucha sólo por sus oídos, lo hace con todo su cuerpo…cada ruido por pequeño que sea le perfora por dentro, mientras intenta adivinar cuál será el último…tiembla entero, de pies a cabeza más aún por dentro que por fuera.
Siente que la puerta trampa se abre bajo sus pies, su cuerpo se precipita en el vacío mientras un sonido fuerte y seco lo hace despertar sobresaltado, empapado en el sudor de su espanto.
Su corazón late a un ritmo que lo asusta, a la vez que un grito de terror se le ahoga en su garganta. La oscuridad en la prisión es casi total, solamente alcanza a adivinar que el sol está por salir, allá afuera, detrás de las colinas.
Incrédulo comienza a entender que ha sido otro de los tantos sueños en los que una y otra vez vive y anticipa su destino. Ahora llora por la angustia de pensar que todo lo que sufrió no fue real, que aún no ha llegado el momento, que todavía debe seguir prolongando su terrible y dolorosa agonía, aguardando por la que será su hora, aquella que soñada y sufrida en eterna repetición no termina nunca de arribar.
domingo, 11 de julio de 2010
EXCUSA INVOCADA - Nueva versión
sábado, 10 de julio de 2010
ETERNIDADES
jueves, 8 de julio de 2010
ESTE JUEVES UN RELATO: EL AMOR
Con los pies desnudos sobre la tierra el corazón henchido de inspiración y llenos los ojos de luz y cielo el enamorado intenta en difícil juego lograr definir lo que le llena el alma. Se esmera entonces en ahondar en sus delirios, descifrar lo que le hace palpitar su esencia… buscar la razón de lo que sólo se halla en la fragancia de una flor o en el destello del iris que contempla el sol, en los ojos que ama. Intenta en vano volcar en versos o notas un susurro, un vuelo o el leve despertar de un beso que regala por dentro a un tiempo, liviandad, una dulce inquietud y la fogosidad que mana. Alimenta su interior la intensa convicción que es Uno en conjunción con el resto de almas y mortales. Es que es el Amor tan primordial que abunda con fruición en todo lo que da sentido a nuestra vida de breves inmortales. Más textos sobre El Amor en lo de Gustavo |
miércoles, 7 de julio de 2010
PRUDENTE PERSISTENCIA
lunes, 5 de julio de 2010
CURIOSA CASUALIDAD
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