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TESTIMONIO DE UN GATO
De mis siete vidas,
ya debo de llevar gastadas, veinte…
y por eso hoy ratifico
que traigo en mi conciencia,
todo un fardo de nostalgia
y muy variada experiencia.
He sufrido estando solo,
he perdido más de un diente.
He conocido penurias,
soportando con paciencia,
encontrando cada
tanto algún rastro de indulgencia.
He convivido con pobres
y de los nobles, ninguno.
Muchos, en cambio, rastreros,
destilando sus demencias.
De pocos recuerdo las
caras, mucho menos sus afrentas.
Entre todos, he vivido,
acomodado y gatuno,
atestiguando maldades,
bonanzas e impertinencias
abriéndome paso en la
vida, maullando mis referencias.
Tengo en mis días presentes, un karma inoportuno
un vecino que es, por
lejos el campeón en insolencias
mala gente sin modales
que exhibe sus imprudencias.
Este infeliz se
complace con la violencia gratuita,
goza espantando a los
niños, sobornando su inocencia
y a mi cola, con
malicia, aplasta con inclemencia.
Entre amenazas e injurias
a todos grita sus cuitas
exhibiendo sin pudores
el peso de sus carencias
se acorrala en su locura
cuando de alcohol se potencia.
Esta mañana temprano,
tras un saludo cuidado,
la viejita del
primero –alma pura e indulgente-
le ha rogado, con
dulzura, que por favor sea prudente
que con sus botas tejanas,
su jardín no destruya
…y que respete mi rabo
si me hallo en su presencia
jugueteando distraído
en la escalera de enfrente.
El infame sin pudicia,
con malicia desplegada,
la ha empujado con dureza
sobre el muro acordonado
que se yergue con
blancura entre ambas propiedades.
La mujer, sin
esperarlo, no reacciona como debe
y su brazo más
expuesto, ha quedado dislocado.
Esa ha sido -lo concedo-
la gota que me ha secado:
fue intencional el
descuido, que a su puerta he dejado,
como ofrenda resbalosa
y de oloroso acabado
acicalando de orines
esta tarde, a su rellano.
Para agravar la
caída, dando un golpe a su recato
he saltado de
improviso, sobre su calva y chillé
agudizando el
maullido en la procaz circunstancia.
Fue expuesta la
fractura y el desenlace, fatal.
Más de uno se ha reído
aunque lo intente negar,
en el fondo han celebrado... el justiciero final.