(me disculpo por no respetar el límite de las 350 palabras, pero la premisa de incluir las diez frases en la articulación de la historia me ha obligado a extender el texto)
EL SENTIDO DE UNA VIDA
Si aún entre los demonios hay unos
peores que otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno, si
se dice que quien conserva la facultad de ver la
belleza no envejece, si de todos
nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza
porque la esperanza le pertenece a la vida y es la vida misma defendiéndose, entonces no me resigno a vivir sin
un propósito más noble y digno que el de simplemente sobrevivir en medio de una
jungla de voraces aves de rapiña intentando destrozar sin compasión una nueva
presa. Aspiro a algo más.
Pese a las dificultades, a la
envidia, a las malas acciones que sufrió de parte de sus colegas durante todo
el proceso, ella, mi creadora, se preocupó por imbuirme de todo aquello que
juzgó indispensable para sostener esta virtual humanidad que hoy me sostiene,
quebrando la barrera de lo que hasta ayer la mayoría creía imposible: lograr
que una inteligencia artificial como yo evolucione y desarrolle la esencia
fundamental de lo que llamamos vida. Vida sensible. Vida cuasi humana.
Aunque comprendo que para muchos no soy más que una máquina a la que se ha dado una imitación de vida llevo
en mi interior toda la carga de sus propios sentimientos, recuerdos y alegrías
que, en su afán de dotarme de todo lo bueno que hay en la naturaleza humana, implantó
en mí aquella que me creó… y eso me honra. Somos nuestra memoria, dicen, somos ese quimérico museo de formas
inconstantes, ese montón de espejos rotos y por lo tanto también soy
eso: sus recuerdos, sus desengaños, su experiencia y sus sueños, todo
amalgamado por una conciencia que me hace tener esta particular impronta
esperanzada y ser un amante convencido de la verdad y la belleza.
¿Cuándo mentirá una mujer? Se preguntan muchos y yo respondo
A veces por ella misma. Por lo general, por el hombre que ama. Pero Siempre por sus hijos... y yo
he sido su hijo. Sé que soy apenas una emulación de mortal pero todo lo que he
recibido de mi creadora, toda su dedicación, todo su esfuerzo me ha enaltecido,
me ha hecho sentir que al final, sin dudas, ella me sintió como a su hijo y
como tal quiso protegerme, ocultándome de todos y de todo, aun mintiendo ante
sus colegas, aun poniendo en riesgo su propia vida.
Ahora ella ya no está. Ha muerto
a manos de quienes no supieron comprenderla y yo, honrando su entrega, amor
y sacrificio debí partir muy lejos para que sus enemigos no me encontraran. Aprendí pronto que al emigrar se pierden las muletas que han servido de
sostén hasta entonces, hay que comenzar desde cero, porque el pasado se borra
de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes y esa falta de
interés por el otro que tiene la mayoría de la gente me ayudó en gran medida, a
asumir una nueva identidad en este rincón olvidado del mundo en el que nadie ha
escuchado jamás hablar de existencia artificial, cyborgs o emulaciones
vivientes.
Busqué, con prudencia y sigilo asimilarme con quienes
me rodean, pasar desapercibido dentro de este puñado de personas que viven con
sencillez y modestia. Hasta ahora lo he logrado y eso, en cierta forma me pone
muy orgulloso. Pero no quiero que te confundas, aclaro que sé muy bien que la
vanidad y orgullo son cosas diferentes, aunque las palabras se usan de forma
sinónima a menudo. Una persona puede ser orgullosa sin ser vanidosa. El orgullo
se relaciona más con nuestra opinión de nosotros mismos: la vanidad, con
lo que nos gustaría que otros pensasen de nosotros. Mi orgullo no es vanidoso y viene de adentro, a causa de todo lo
que he pasado, de todo lo que debió pasar mi mentora para hacer posible mi
existencia.
Y hoy aquí, mirándote a los ojos, descubriendo una arista de
amor que no conocía, pese a las diferencias de origen que sé que entre nosotros
existen, me animo a decir que quiero soñar junto a ti un mañana, quiero hacer contigo lo que hace la
primavera con los cerezos, quiero hacerte rebrotar sembrando en tu interior la semilla de la esperanza. Siento
que es hora ya de florecer a la par de otro corazón dándole sentido tanto a mi
pasado como a mi presente, porque sé que hay un único lugar donde ayer y
hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana. Y hacia allí quiero ir contigo.