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CERCARE E TROVARE, un blog de entretenimiento

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lunes, 11 de junio de 2012

HISTORIAS EN PARALELO 1 - Parte2


Parte 2: PEQUEÑA HISTORIA DE UNOS OJOS AZULES
 
Había una vez una mujer de bellísimos ojos azules a la que desde su más tierna infancia la vida había castigado intensamente: huérfana de ambos padres desde sus cinco años, fue a vivir con unos tíos que no la trataron bien, más bien la hicieron sentir como una extraña, una agregada a la familia que en realidad nadie quería.  

Por ese motivo a los quince decidió marcharse con el primer muchacho que le ofreció algo de fantasía. Pero muy pronto descubrió que de la fantasía no se come, y poco a poco se vio hundir cada vez más en un destino de desencantos y humillaciones.  

Sucesivamente pasó por varios brazos, buscando alguien que en verdad la quisiera, alguien que no sólo amara su cuerpo, bello desde siempre, ni su juventud, que en poco tiempo terminó por marchitarse detrás de esa mirada azul que nunca encontró donde espejarse.  

Después de varios años e historias mal nacidas terminó detrás de la barra de un bar de barrio, herencia ésta que obtuvo después de estar casada un par de años con un hombre hosco y  mucho mayor que ella, que la dejó viuda y afortunadamente sin hijos.  

Ya descreída totalmente de la vida, había perdido la ilusión  de un mañana distinto y mucho menos de comenzar una nueva historia con alguno de los muchos parroquianos que se le insinuaban. Ninguno de ellos la miraba como ella soñaba, viéndola por dentro, íntegra, a través de esos ojazos azules que tanto le alababan.  

Una tarde como todas, cuando el sol de los últimos días del invierno calentaba los pasos de los muchos paseantes, uno de ellos, discreto y muy distinto a todos los "don nadie” que estaba acostumbrada a atender, cruzó la puerta y fue a sentarse en una mesa junto a la ventana.  

Era un hombre muy pulcro, correctamente vestido - se diría alguien que trabaja con números, por lo detallista en su vestimenta- pensó. De entrada su aspecto la intrigó, la sedujo de una manera desconocida, se sintió curiosa e inquieta por averiguar más sobre su vida.

Cuando el mozo se dirigió hacia él para tomarle el pedido, el hombre se mostró cortés y educado, muy distinto a esos insolentes y mal encarados que solían frecuentar aquel bar.  

Mientras el extraño se acomodaba entretenido en sus pensamientos, la mujer intentó imaginar cómo sería su vida, qué sueños tendría, que intereses, qué música le gustaría escuchar…  

Mientras el hombre ojeaba el diario, el mozo le acercó un café, el parroquiano agradeció cortésmente y se dispuso a disfrutarlo tomando el pocillo con tanta elegancia que llamaba la atención.

Al ver que se trataba de alguien tan educado, la mujer quiso demostrarle su cortesía, acercándole el servilletero que el mozo se había olvidado de llevarle. En el momento que se acercó, vio que los ojos de aquél hombre se detenían en los suyos, con una mirada tan  tierna como nunca antes había conocido.  

Aquellos ojos grises que se detuvieron en los suyos parecieron quedar extasiados, como si por toda una vida se hubieran estado buscando. Desde hacía años la  mujer no había temblado de emoción ante la cercanía de un hombre, desde hacía años sus ojos no se habían poblado de estrellas como en ese instante, ni tampoco una sonrisa suya brotó tan radiante.  

Notó que el hombre se emocionaba como ella, pudo ver en su mirada que era así, pudo sentir que sus almas podían haberse tocado en aquel momento, embelesados por el aroma del café que los envolvía como en un embrujo. No tenía ninguna duda sobre que ella también lo había impactado.  

No quiso resultar muy obvia ni parecerle una mujer fácil, así que sin dejar de sonreírle volvió hacia el mostrador y pretendió acomodar las tazas y lustrar las bandejas que ya antes había lustrado. Pero pese a su esfuerzo, no podía dejar de mirarlo con picardía, como lo hacen los niños cuando son descubiertos en una travesura.

Por una fracción de segundo sintió que sus mejillas se sonrojaban como hacia siglos no sucedía, por una fracción de segundo se sintió joven, se sintió cautivante y extrañamente, con ganas de serlo.  

Su corazón se apresuraba a latir, pensando que tal vez el desconocido se acercara y le preguntara algo, cualquier cosa, como excusa para iniciar una conversación y así poder descubrir un poco más a quien le había despertado aquellas sensaciones que creía perdidas hacía tiempo.  

De repente, el parroquiano llamó al mozo y pidió la cuenta. Estuvo a punto de arrimarse para ser ella misma quien dijera unas palabras que lo hicieran quedarse conversando, pero qué???. .no se le ocurría nada apropiado que no despertara sospechas sobre sus intenciones, no quería parecer una desesperada que salta sobre cualquier desconocido.  

Debía esperar, debía ser él quien hablara…y esperó, esperó cuando el hombre se levantó y con elegancia recogió sus cosas, esperó cuando retiró la silla para abrirse paso, esperó cuando pasó frente a ella dirigiéndose a la puerta, creyó que era el momento cuando él la miró y con un gesto y sin palabras le dedicó ese saludo, tan amable, tan poco frecuente entre aquellos toscos que la rodeaban habitualmente, y volvió a esperar cuando antes de salir, el hombre pareció estar dispuesto a girar y venir hacia ella…pero no lo hizo…y en cambio, se dirigió a la calle… todavía iluminada por el sol del final del invierno, y mientras se escuchaba cantar una calandria, el hombre se alejó en silencio, para ya no volver…

(seguir leyendo el relato siguiente)

(imagen tomada de la red)



domingo, 10 de junio de 2012

HISTORIAS EN PARALELO 1 (reedición)

Hace ya varios años, cuando intenté escribir relatos, se me ocurrió armar una trilogía con textos independientes -pero interrelacionados- contando una misma historia desde tres ángulos distintos, según las características e historias personales de cada personaje. Para comprender bien los sucesos hay que leer las tres partes.
Creo que conseguí algo más o menos interesante, que me encantó armar.
Aunque algunos de ustedes quizás ya los leyeron, hoy quiero re editarlos.
Les dejo ahora la primer parte. Seguidamente iré subiendo las otras dos. Espero les gusten.





Parte 1: PEQUEÑA HISTORIA DE UN HOMBRE GRIS
 
Había una vez un hombrecito gris, de ojitos pequeños, grises también, casi casi, del color del tiempo.  

Acostumbraba siempre vestirse con trajes de ese mismo gris, porque alguien, alguna vez había dicho que era bueno combinar tonalidades de la misma gama para destacar la sobriedad.  

Se esforzaba por pasar inadvertido para evitar problemas y malos entendidos, para ello, se diría que llegaba hasta metamorfosearse con lo que lo rodeaba.       
                                                
Obediente a sus obligaciones, su vida solitaria transcurría sin altibajos, sin demasiadas tensiones, sin más miedo que el de no llegar a fin de mes, que para su pobre cuerpo, siempre frágil desde el nacimiento, ya era bastante.  

De casa al trabajo y del trabajo a casa (como lo mandó alguna vez un general que no viene a cuento) así el hombre gris pasaba sus horas, entre el escritorio de su oficina bancaria y su inmóvil cama de soltero.  

Acostumbraba tomar un almuerzo ligero, entre boletas de depósito y resúmenes de cuenta. No demasiada sal, tampoco demasiados dulces; no era vegetariano, pero tampoco comía demasiada carne, por prudencia; siempre había escuchado que se debían evitar las grasas, sobre todo para personas como él, gente sedentaria, de mediana edad, y aunque no fumaba ni tomaba mucho alcohol (sólo un vasito con las comidas) pensaba que las estadísticas lo contemplaban como “dentro del sector de riesgo”.  

Era hijo único, no sabía lo que era ser llamado “hermano”, no tuvo que pelear en su infancia por quedarse con la cama de arriba ni por el pedazo más grande de torta. Fue el consentido de su madre, que a espaldas del rigor paternal, siempre le guardaba algunos caramelos para después de la cena.  

Su padre ya no estaba, había muerto hacía mucho, dejándole la casita y la responsabilidad de mantener  a su madre.  

Si bien tenía desde siempre el buen hábito del ahorro, dado los gastos fijos y el alza de los medicamentos, hacía tiempo que había dejado de fantasear con hacerse un viajecito a las sierras, por una semanita, no más; como aquél que recordaba siempre, el que había disfrutado tanto cuando sus padres lo llevaron a conocer Córdoba.  

No podía permitirse ciertos lujos, debía ser previsor, como siempre lo fue, guardando esos pesitos que le sobran para cualquier eventualidad de las que suele deparar la vida.  

En lo que se podría llamar una vida ejemplar, sin excesos pero tampoco sin falencias, el hombre se permitía de vez en cuando, disfrutar de las tardecitas de sol, (esas en las que no hace demasiado frío) caminando sin apuro en lugar de volver a su casa en un subterráneo atestado de gente y malos olores.  

Fue en  una de esas tardes de caminatas cuando pensó que tenía ganas de tomar un café. Extraño en él, que no era de improvisar decisiones como esa, pero así y todo, luego de evaluar el tiempo de luz que restaba (no quería andar por la calle cuando ya hubiera oscurecido) decidió que el bar de la esquina no tenía un aspecto demasiado sucio, así que se animó a entrar. Tuvo suerte porque el mozo lo atendió en seguida y además, sobre una mesa vecina, había un diario que podría ojear mientras tanto.  

-Un café chico. Con edulcorante - agregó con firmeza, pero tratando de no resultar muy cortante. Siempre supo que el tono adecuado de la voz es importante cuando se pretende que lo tomen a uno en serio.  

Se ve que el tono fue el conveniente porque con rapidez y sin mayores problemas a los pocos minutos una tacita de café humeante estaba frente a él, y además con el agregado de un pequeño alfajorcito que según parecía formaba parte de la atención de la casa.  

Por un momento pensó que tal vez el bar de enfrente hubiera sido una mejor elección, pero inmediatamente alejó esa idea de la mente, - para qué dudar?- pensó - ahora la elección ya está hecha.  

Sus pensamientos estaban ocupados en esas elucubraciones cuando de repente la vio.  

Era realmente hermosa - una bella mujer, de esas que se recuerdan por varios días – susurró para sus adentros. Sorpresivamente la mujer se acerca a su mesa, a la par que él siente que sus mejillas grisáceas comienzan a sonrojarse. Los ojitos grises del hombre gris se ven reflejados en los azules de la mujer – increíblemente azules – pensó.  

- Aquí tiene las servilletas, señor - dijo ella con una sonrisa, mientras que para los oídos del hombre esas palabras parecían provenir de un coro celestial.  

-…mmmuchas gracias - afortunadamente logró decir, entrecortado.  

Aquel café y su alfajorcito le supieron a mieles, a ambrosía, a nubes doradas, a delicias del paraíso…nunca antes se había sentido así, tan irreal, tan suelto de pies, de alma y de cuerpo.  

El tiempo parecía haberse detenido ante esos ojos, tan azules como nunca el cielo se había mostrado, o quizás sí, una vez, aquellos cielos de las sierras, de esas vacaciones en Córdoba con sus padres, quizás el tono de azul era igual de límpido y perfecto.  

Hubiese deseado que aquel pocillo no se acabara nunca, o por lo menos haber pedido un café doble, para estar unos minutos más tan cerca de aquél ángel, que aunque parezca increíble, lo miraba con ternura, con picardía, como lo hacen los niños cuando son descubiertos en una travesura.

A él. Lo miraba  a él. No era mentira. No cabía dudas, no había nadie cerca con quien confundirse. Aquellos ojos estaban buscando una excusa para enfrentarse a los suyos, no había otra explicación.  

Jamás en la vida una mujer lo había mirado como ella. Sabía que desde ese momento ella pasaría a ser para siempre, pobladora de sus sueños.  

Llamó al mozo, tratando de que su voz no abandonase el tono que sabía debía tener para lo tomen a uno en serio.  

Pidió la cuenta. La pagó dejando junto con el monto una pequeña propina. No era adecuado tampoco caer en excesos. Un café no ameritaba grandes derroches de generosidad. Calculó que un diez por ciento estaría bien, y esa cifra dejó, con delicadeza, junto al servilletero que minutos antes le trajese su dama de ensueños.  

Se levantó despacio, con elegancia, casi, cuidando cada uno de sus movimientos y así, disfrutando todavía del aroma a café, se dirigió hacia la puerta. Dudó por una milésima de segundo si debería quedarse, extraño en él, que no era de improvisar decisiones. Volvió su cabeza, saludó cortésmente a la mujer de los ojos de cielo con un gesto y se dirigió a la calle.  

La brisa era suave, el solcito parecía no querer despedirse, una calandria cantó desde algún rincón…el mundo parecía perfecto.  

Apuró el paso (no quería andar por la calle cuando ya hubiera oscurecido). Se felicitó a sí mismo por la buena idea de haberse detenido a tomar un café. Tal vez otra tarde, cuando no hiciera demasiado frío, lo volviera a repetir.

(seguir leyendo los dos relatos siguientes)

(imagen tomada de la red)





sábado, 9 de junio de 2012

AJEDREZ


















Como complicado puzle
donde no encajan las piezas,
como juego de ajedrez
donde torres, peones y alfiles
no responden
a ninguna estrategia,
a veces la vida nos asombra
con sus intrigas
y falsas coincidencias…
desconcertándonos al punto
de hacernos querer
abandonar el juego.

No hay que ceder a la tentación…

Puede que las reglas
nos resulten por momentos
incomprensibles
pero por más complejo que parezca,
siempre,
en su adecuada perspectiva
todo resulta tener un orden,
un justificativo
y un por qué.

miércoles, 6 de junio de 2012

ESTE JUEVES, UN RELATO...ENCADENADO

Este jueves, se altera la mecánica de la lectura de los relatos, ya que entre todos se van enlazando armando una historia.
Para comenzar a leerla, hay que pasar por lo de Encarni, de Brisa de Venus. Luego se debe seguir de a uno cada enlace, según se explicite en cada blog.









Este es mi aporte, que le sigue al de Gaby y continúa en el de San




..."Recorrieron ambos, tomados de la mano, un estrecho sendero que se extendía entre los árboles más añosos del bosque. Los tenues rayos de la luna eran lo único que iluminaba sus pasos y en ese misterioso clímax, la ansiedad de Jenaro parecía ir in crescendo, mientras, la necesidad de Marta por mostrarse cautelosa parecía diluirse en la intimidad que les brindaban las sombras.
Al fin, llegaron al sitio al que Marta consideró lo suficientemente seguro como para abrir su corazón y compartirle la razón de sus precauciones. Jenaro desbordaba de curiosidad a la vez que tanto sigilo había logrado poner en jaque su pretendida calma.
¿Cuál sería la razón por la que Marta dudó en tanto en revelarle el escondite de la carta? Seguramente ese velo estaba a punto de ser descorrido."...









RAZONES






























Mientras haya una razón
             para sonreír
     un motivo para soñar
       un mañana por aventurar
         vale la pena intentar…

Mientras haya un horizonte
             por alcanzar
     un sueño por construir
       un tiempo por compartir
          vale la pena insistir…

Mientras haya un mañana
            por conocer
     un pasado que preservar
       un presente que disfrutar
         vale la pena vivir…


lunes, 4 de junio de 2012

DE ANGELOTES Y QUIJOTES























Como quimera
-que bien recuerda
al viaje del Quijote-

dejando huella
sobre la tierra
y el cielo de sus sueños

uno pretende
rozando apenas
la línea de horizonte

hacer alquimia
con la inquietud
que impulsa a batallar.

Con la premisa
de ir surcando
con alas de angelote

y vencer gigantes
que engañan
fingiendo ser molinos

uno pretende
sembrar ideas
en el suelo que recorre

con la certeza
que un cierto día
el mundo ha de cambiar.


sábado, 2 de junio de 2012

A MODO DE CIERRE JUEVERO



Para dar cierre a lo que ha sido un muy exitoso jueves –agradezco a tod@s y cada un@ de quienes se ha sumado-he querido intentar un último juego de narrativa alrededor del tema convocante. Pretendiendo mantener una mínima coherencia literaria, he ido hilvanando frases escogidas de cada texto participante (una de cada uno) para dar forma a algo que no busca ser más que un experimento lúdico. Organicé el texto diferenciando por colores cada aportación, modificando apenas tiempos verbales y/o conjugaciones según lo indicado entre paréntesis. Para tener una idea de a quién pertenece cada frase, armé la siguiente lista conforme el orden en que las fui utilizando. Los colores ayudan a la identificación de cada quien.
Espero les guste. Por mi parte, confieso que me he divertido mucho tratando de amalgamar todo  dentro de un texto más o menos homogéneo.


EN LA QUIETUD DE LA NOCHE (textos enlazados)

Noche de invierno, de primaveras eternas dentro de mi.
Bailan las estrellas (…) danzas puntillosas y puntuales extendiendo alfileres breves que, después, contraen jugando a tildar la noche de ecos de distintas tonalidades.
En la quietud (…), cuando las brujas, las criaturas nocturnas, los noctámbulos y los noctívagos salen de sus escondrijos comienza mi no existencia. Un(a especie de) sueño dulce que (me) pose(e) y en (el)que dej(o) de existir
Nada me excita más, que zafarme en las noches de luna (llena) .Una luna espléndida, brillante, llena de luz me llama, sin que yo pueda hacer nada más que dejarme ir.
Cerr(é) los ojos e inspir(é) lentamente hasta llenar los pulmones al máximo de su capacidad
En esas horas de sombras y silencios, me convierto en una perfecta nocherniega
Se relaja el corazón de la ciudad, ralentiza su pulso tornándolo tenue, apenas perceptible
Las bestias se han aquietado, duermen como moles de hierro,  para continuar mañana su supervivencia.
La luna padece de insomnio (y en) su esplendor ilumina(…) un cielo que poco a poco (v)a cuajándose de estrellas.
La noche (invade) el alma con fantasmas añorados, presta el silencio que el día con su incesante ir y venir (…)arrebata, desviste amantes sin tiempo y entre sombras
En la hierba mojada por la humedad de la noche, (…) dos desconocidos repiten a su estilo un juego antiguo y sus cuerpos cantan una canción, no por repetida, menos deseada.
Vidas anónimas, pluralidad de historias las que desencadena la noche en la ciudad en calma.
Los faroles derraman su luz amarillenta haciendo un esfuerzo por no apagarse aún.
Call(a)n los grillos cansinos, y no brill(a)n las luciérnagas.
La noche, fría, desangelada, (muere) poco a poco mientras a empujones, a dentelladas, se (va) abriendo paso, sobre el triste y negro horizonte, acunada como yo por ese canto que  acompaña la modorra de la madrugada.
Con mis manos (tomo el último) puñado (de estrellas) que se desliza lentamente por mis palmas, entre los dedos abiertos, como una caricia.
He vuelto a perderme… (el) corazón comienza a dar trompicones
(Me resulta) insoportable el tic tac del reloj.No resistir(é esta vez la)angustia (me tiemblan) las piernas y los brazos y el corazón (me late) con fuerza.
No me atrev(o) ni a cerrar los ojos y los cinco sentidos se me mant(ienen) erizados.
Horribles monstruos oscuros no permit(en) que el alba le devuelva la vida a mis sentidos,continua(n) hablando del pasado y pensando en el inmediato futuro.
Sigo mi camino, con la (…)esperanza de encontrar (alguna razón) a toda esta oscuridad (interior)…(aunque sé que) nunca (borraré) de mi memoria aquella historia del Anticristo.

María Liberona
Gustavo
Teresa
Lola
Cecy
Rafa
Auxi
Maat
Pepe
Cass
San
Gaby
Sindel
Tyrma
Encarni
Matices
Natalia
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