Mi relato: UNA RELACION
MUY PARTICULAR
“Desde el
mismo instante en que te vi, sentí que algo excepcional habitaba tras tus
ojos. Me sentí deslumbrado, hechizado, perdido…Tu reflejo en el agua, tembloroso, irradiaba
hacia el firmamento la belleza de tu aura, tan diáfana como el mismo Febo
mañanero… como el azul titilante del lucero del alba.
Tu mirada
profunda, lúcida, transparente…resplandor de dioses invocados desde tu pupila…maravilloso
despertar para mi pobre alma, hasta ese momento dormida.
La
perfección de tus facciones me confirmó de inmediato el origen divino de tu
inigualable hermosura. Nada que fuera simplemente humano podría alcanzar la dulzura
que tu rostro trasunta, para envidia de aves y flores, de astros y querubines.
¡Hasta la
luna, en su inmortal blancura, se desluce ante tu belleza!...Y la tersura de tu
piel que embelesa a quien la contempla...¡níveo terciopelo que evoca la
delicadeza de la más deseada de las rosas!...¡daría cualquier cosa por
acariciarla, aunque más no sea por un instante!
Tus
cabellos dorados –destellos de sol hecho cascada- cayendo sobre tus hombros con
delicadeza, enmarcan -como bien merece- la gracia de tu figura. Talle perfecto,
estilizadas piernas, andar felino… elegancia innata surgiendo de cada uno de
tus movimientos… aún de los más sutiles…hasta tus finos dedos –al deslizarse
entre tu cabellera- logran conmover hasta lo más íntimo a este pobre ser que te
contempla desde aquí –frente a frente- y se descubre ante ti, extasiado…”
Así clamaba
junto a la fuente, enamorado, Narciso…ebrio de amor, subyugado ante la imagen
de su propio reflejo.
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