A la hora de transmutar
fantasmas y deseos
no eligen su cambio
ni la forma intestina en que mutan
pensamientos, miedos
e internos conflictos.
Pero no es casual
ni gradual evolución
la forma rastrera
en que mutan
-según sea la ocasión-
los que suelen acompañar
-sea cual fuere-
la oleada de renovación
que se vende
luego de guerras perdidas.
Los acomodaticios
por vocación,
los que esconden
irresponsabilidad e incumbencia,
suelen transmutar su piel
-que siempre es de lobo-
para mostrarse como oveja.