Me sumo con este texto a la convocatoria juevera de esta semana que nos deja Dafne desde su blog. Dar clic aquí para leer todas las historias.
Nota:
Quise hacer un pequeño homenaje a la canción de Víctor Jara, Te recuerdo Amanda (que suena de fondo), aunque la historia no tenga directamente que ver con la letra
AMOR DE BARRIO
El sol despunta sobre la silueta
chata del barrio. Como cada mañana, Amanda sale de su casa apenas despierta,
caliente su aliento por el mate cebado con la yerba de ayer. No sabe de sueños
ni de esperanzas propias. Se entretiene curioseando en el chusmerío que le salta desde el feisbuc
de su hermana antes de dejarla en la parada del colectivo.
Ella sigue hacia la fábrica antes
que llegue el 306. Se escapa imaginando cómo sería su vida si en lugar de haber
nacido allí le hubiese tocado en otro barrio. En otro suelo. Con una realidad
distinta marcándole los pies. Quizás entonces se animaría y sería como la Wanda,
ensayando poses cada día frente a la cámara de su móvil nuevo, con todos los chiches que pueda uno imaginar. Pero no
lo tiene. Al viejo que había comprado de segunda mano se lo robaron en
primavera, y ni esperanzas de reemplazarlo por ahora. Así que apura el paso
esquivando los charcos que quedaron de la lluvia de ayer.
Justo a la vuelta de la fábrica
están levantando un nuevo galpón. Los obreros suelen llegar a esa misma hora y
desde hace varios días uno de ellos parece estar esperándola. Se hace el
distraído para no ser tan evidente, pero Amanda siente que la mira sólo a ella.
Ayer, sin decir palabra, tuvo el detalle de acercarle el pañuelo que el viento
le había arrancado. No hizo falta mucho para notar sus ojos posándose en los
suyos. La sonrisa brotó en el instante mismo en que le dio las gracias, sin demasiado
énfasis. Tampoco ella quiso ser muy evidente. Conoce el juego de las
insinuaciones y más de una vez se ha llevado un chasco arrimando fuego a donde
sólo había leña húmeda.
No lo ve en la esquina. Tal vez
ya ha entrado o ni siquiera ha venido. Si es como su primo, de diez días,
trabaja cinco y los otros, de juerga, mientras tira del hilo hasta que lo echen.
Inconstantes, los hombres suelen volar bajo picoteando aquí y allá sin mirar
futuro.
Pero no. Allí está. Junto a la
puerta de la fábrica encendiendo un pucho.
La mira fijamente animándose a una leve sonrisa mientras le pregunta si la
puede ver a la salida. Ella le tira un -“puede ser”- haciéndose la difícil, sin
que la ilusión se haga hueco en su corazón desgastado. A sus veinte años, ya ha
pasado mucho.
16 comentarios:
Esos amores de barrio, donde el muchacho espera a su damisela.
Y no tiene ojos para ninguna más, aunque a ella le cueste abrir su corazón, él deberá ganarse su cariño.la
A sus veinte años la vida la a enseñado a desconfiar de los hombres y tal vez del Amor.
Feliz semana, 😘😘
Una vida dura y llena de sinsabores en un barrio sin salidas, ni siquiera confiar en el amor. A mi me gustan los finales felices con amor romántico y del de toda la vida, pero para esta muchacha las circunstancias se imponen. Es una historia preciosa, muy bien narrada, que deja un poso de tristeza al imaginarse como es su vida. Ojalá encuentre el amor y su lugar en la vida. Besos
Se hace difícil tener esperanzas en un contexto en donde el sobrevivir cada día concentra toda nuestra energía. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención, Campi
Ojalá asi sea, neuri. Muchas gracias por la atenta lectura y por tu preciso comentario. Un abrazo
Los barrios marcan, recuerdo el mio y a los vecinos, la vida de entonces y el pequeño comercio. He vivido en otras casas sin barrio, ahora vivo en una en la que nos conocemos, mis hijas que se han ido (de casa) se han quedado en el barrio. Un abrazo
En algunos barrios la vida es más difícil y desde muy pequeños se acumulan historias de carencias y sufrimientos. Tu texto es precioso y revela esos amores jóvenes que dejan tanta huella...Un abrazo!
Ese "puede ser", es un presagio de futuro, Me gustó tu narración, impregnada de una cierta , pero bella, melancolía.
Un abrazo.
La cercanía con nuestros afectos marca la diferencia y la sensación de pertenencia pronto aparece. Un abrazo Ester. Gracias por leer y comentar.
Hay barrios muy conflictivos para vivir, aunque marcan la identidad y las perspectivas de vida. Un abrazo, lady. Gracias por leer
Hola Juan! Me alegra tenerte por aquí y celebro que te haya gustado la historia. Un abrazo y muchas gracias por tu visita
Describiste con profundidad a Amanda, a quien no parece haberle ido muy bien amando. Por lo de tener gastado el corazón a los 20 años. Y sin esperanzas propias, con la aspiración única de ser como esa famosa, tener esas oportunidades.
Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado. Creo que por habitar el mismo suelo, sabemos de qué personaje estoy hablando. Un abrazo, Demiurgo y muchas gracias por tu cercanía
Que buena historia Mónica me gustó mucho, la gente humilde con el tiempo cansado a pesar de su juventud, a veces sin esperanzas y a veces una ilusión puede llegar de improviso, muy buena.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Tengo que decirte que me he emocionado.
De pequeña, mi hermano mayor me cantaba y tocaba esa canción con su guitarra…
Ha sido precioso volver a escucharla, y leer tu bellísima y cruda historia, como siempre, desde una magnífica narrativa, y un trasfondo que llega hondo.
Un placer leerte, querida Mónica.
Abrazo grande 💙
Me alegra y te agradezco, Patricia. Las historias de amor nacen sin previo aviso. Un abrazo
Me alegra haber contribuido a producirte un recuerdo grato. Muchas gracias por tu amable comentario, Ginebra. Valoro mucho tus palabras. Un abrazo
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