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martes, 24 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES (con adelanto), UN RELATO: Un cuento de Navidad



Esa noche sería nochebuena y ella la pasaría otra vez sola. Nadie a su alrededor para acompañarla o compartir al menos una copa de champan. Ni siquiera algún vecino para pasar a saludar, o alguna vieja amiga para intercambiar una salutación navideña. A fuerza de ser sincera, siempre prefirió la soledad a rodearse de gente con quien no la unieran verdaderos sentimientos.

Pasados los años se pagan los costos de nuestras viejas acciones, y si ahora ella no tenía en su haber amistades y compañía, resultaba ser, en gran parte, por su propia responsabilidad. Lo que en la juventud se tolera como esnobismo o personalidad independiente, en la vejez resulta ser un defecto insoportable…y nadie quiere estar con alguien intransigente e insoportable.

Se le ocurrió pensar que a determinada edad, los viejos se vuelven invisibles para los demás. La gente joven pasa a su lado sin verlos, sin detenerse a considerarlos en plan de igualdad: ni los evitan ni los atienden, simplemente los ignoran, como si fueran cosas, como si fueran sobras…eso era lo que más le dolía. Algunos, apenas les dedican un tiempo por obligación. Los visitan brevemente en determinadas fiestas, le dedican un comentario sobreactuado a la vista de todos para que no se hable mal de ellos, los van a buscar domingo por medio para que se aireen un poco, para chequear de vez en cuando si les hace falta algún medicamento…pero nada de eso nace del amor real o de sincero interés por su bienestar, simplemente la gente hace ese tipo de cosas porque está obligada, porque es costumbre, porque no estaría bien visto lo contrario.

Se le dio por imaginar que si ella desapareciera un día de su lugar, de su casa y su mundo sin avisar, nadie se daría cuenta. Al menos pasaría un tiempo largo sin que alguien por casualidad advirtiera su ausencia. No sería porque alguien la extrañara, porque algo de su rutina resultara tan vital para otro como para echarla en falta. Nada de lo que ella era resultaba ser tan especial como para que alguien se preguntara dónde estaría, qué le habría pasado, si estaría muerta…

Un nudo en la boca del estómago se le hizo presente ante semejante pensamiento y la angustia de sentir que la vida se había acabado ya para ella, aprisionó su alma al punto de sentir con certeza que se encontraba definitivamente sola, llorando frente a un mar azul infinito, pero tan gastada, que ya no creía tener lágrimas.

Comenzó a alejarse de aquella playa sumida en sus pensamientos. La idea de desaparecer definitivamente seguía rondando su cabeza con una insistencia preocupante. Temió caer en otro de esos pozos depresivos que habían marcado sus días desde jovencita. Hizo un titánico esfuerzo para no dejarse llevar hacia ese abismo que –sabía- existía en su interior.

Mientras cavilaba sobre su tristeza, una voz lastimera captó su atención: un niño pequeño peleaba con otro por algo que no parecía muy importante. De verdad se lo veía dolido y angustiado. Algo en ella la impulsó a defenderlo, por considerarlo más vulnerable.

Intentó separarlos haciéndolos entrar en razón, pero no pudo. El mayor sea alzó al fin con su botín, victorioso, al tiempo que los insultaba a ambos –a ella y al otro niño- con desprecio y rencor. Se alejó corriendo burlándose del otro que no resultó ser ni amigo ni pariente. Sólo otro niño callejero en desgracia, abandonado a su suerte, luchando por sobrevivir.

Extrañamente el más pequeño no huyó de ella ni la agredió por su comedida intervención. Simplemente se enjugó sus lágrimas y comenzó a caminar a su lado sin mediar palabra, observándola con marcada ternura desde cierta distancia, con la consideración de quien descubre a un ser solitario que merece consuelo y compañía.

Ese gesto terminó por conmover íntimamente a la mujer y entonces fue ella quien comenzó a llorar.

A veces no hace falta mucho para que dos almas solitarias se encuentren y se descubran. A veces sólo basta abrir el corazón lo suficiente como para que ese “otro alguien” se anime a acercarse para comenzar juntos a transitar.

 

Más cuentos jueveros de Navidad en lo de Matices
 
APROVECHO PARA REITERARLES A TODOS MIS DESEOS DE FELICIDAD PARA ESTAS FIESTAS!

23 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Un encuentro de dos almas solitarias, que lo son por circuntancias ajenas a sus voluntades.
Ayudando al más debil, se ayudó a si misma.

Tracy dijo...

Un cuento de Navidad, con todos sus ingredientes bien colocados y con moraleja.
¡Feliz Navidad!

Ariadna de Asterión dijo...

Bonito relato, pero no olvidar a Robert Louis Stevenson...

Un saludo.

Toni dijo...

A veces "basta con abrir el corazón". Qué lindo final.

Felices días!

censurasigloXXI dijo...

Sí, aunque después de vivir una triste vida hay algunos que reaccionan abriéndose por necesidad y otros cerrándose por desconfianza. Los dos tengo yo.

Un beso y tu cafelito.

Maruja dijo...

Un lindo cuento de Navidad. Felices fiestas. Un beso.

Esilleviana dijo...

Bonito!y muy bien contado. Estoy de acuerdo contigo, siempre se puede encontrar a otra persona que necesita algo de nosotros, solo hay que estar atento/a.

feliz navidad.

un abrazo

Pepi dijo...

Un cuento muy navideño, de los que me gustan, espero que a partir de ese momento, ninguno de los dos se vuelva a sentir solo. Felices Fiestas Monica. Acabo de empezar mi ronda de visitas, espero verles a todos antes de fin de año. Besitos.

casss dijo...

Le tocó estar en el momento justo y a tiempo para reaccionar. Hay que abrir el corazón y desmalezarlo de la desconfianza. No es fácil, pero a veces a "cara limpia"y sin expectativas, puede pasar en cualquier momento, seguro el menos esperado.

(te seguís sonriendo con mi relato? :)

besos triples, por ser NAVIDAD!!!

Juan L. Trujillo dijo...

Dos soledades que sumadas, dan el resultado milagroso del amor.
Muy buen relato y muy propicio para estas fechas.
Un abrazo.

emejota dijo...

Bellísimo Mónica, lo cierto es que me puedo identificar perfectamente con la protagonista de tu historia, solo que en mi caso, en lugar de un niño... pon un perrito pequeño, que luego creció mucho, .... y poco después.... otro que aún creció más. Ahora son tres inseparables.: Una vieja con un perro grandote a cada lado, felices. Besos navideños

RGAlmazán dijo...

Muchas felicidades.

Besos

Salud y República

Gaby* dijo...

Una historia que cruza y une soledades, que nos permite ver realidades distintas pero con ese roce que las identifica. Se me ha hecho muy tierna la imagen de ambos, caminando a la par, dispuestos a demostrarse que todavía caben oportunidades de dar y recibir.
Muchas felicidades Neo!
Besos!
Gaby*

María José Moreno dijo...

La vejez solitaria y triste, afortunado de aquel que al llegar a edad avanzada sigue teniendo lazos que le unan a las personas y ese pobre niño... Dos almas que se encontraron para bien de ellos. Me gustó mucho. Un beso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

y cuando se produce ese encuentro, qué dulzura...
Besos.

Luis de Burg dijo...

soy de la idea determinante de que cuando se acaben las luchas, se acaben los deseos, se acaben los sueños, se acaben las ganas, se acaben las fuerzas, se acabe tu vida, tienes que dar un paso al costado e irte.... así de simple, es lo que me enseñó mi madre desde que estaba pequeño, que la muerte es la mejor de las amigas cuando ya no tienes por quién luchar, porque si lo piensas bien, nunca luchas por ti, siempre luchas por alguien más, y cuando esas luchas se acaben, es mejor irse, en paz, con la frente en alto sabiendo que hiciste lo mejor que pudiste, que si no lo lograste fue porque la suerte te dio la espalda, pero que luchaste con todas tus ganas, pero todo tiene su final, nada dura para siempre, hay que dar un paso hacia la muerte..... aunque en tu relato, aún tiene una lucha más, que se la dio quizás dios o el destino, la de ayudar a un niño desamparado, aún tiene mucho trabajo, y tiene que recargar energías porque las luchas de hoy son mucho más fuertes, hasta que el último hueso llegue a romperse, hasta el último aliento, hasta la última mirada, y morir con la frente bien en alto....

encantador relato como siempre, me ha encantado, aunque no me gustó el final, me hubiese gustado otro tipo de final, uno en la que el destino nos dibuja una nueva vida al final de la vía...... espero que el próximo año sigamos conectados.... besos!!!!

ibso dijo...

Precioso cuento para Navidad o cualquier otra época del año. Casualmente puse en mi blog un video "manga" que tiene una temática muy parecida. Sorprendente y muy gratificante coincidencia.
Un abrazote y felices fiestas.
ibso

Susurros de Tinta dijo...

Puede que ella buscara la soledad por guardar su ideología y dignidad, pero es cierto que solo no quiere estar nadie y a los viejos se les deja solos, a nadie le gusta que nos recuerden que así acabaremos todos y se les ignora, puede que el niño por necesidad y porque para los niños el tiempo les parece infinito no le importara compartir su tiempo con ella, mira tu que suerte no?... mi querida Neo, te deseo una feliz entrada de año y te dejo mis miles de besosssss

Montserrat Sala dijo...

Hola querida Neo: las cosas van cambiando despacio pero sin pausa. La soledad tan apreciada por tu personaje, resultó al final ser una pesado equipaje. Al Parecer un niño abandonado en la calle hizo el milagro. La anciana ya no estaria sola aquella Navidad. Muy ejemplar tu relato, amiga.
Que el año 2014, se generosocontigo y te regale todo aquello que deseas.
Besos.

Anónimo dijo...

Mónica, una vez escribí un haiku que decía:

Dos almas solas,
al unir sus destinos....
¿dos soledades?.

Está claro que en tu historia, no, que en ese encuentro de dos almas solas, surgió la empatía mutua.
Me gustó tu relato.
Un fuerte abrazo.

Juan Carlos Celorio dijo...

Una bonita historia, adecuada para Navidad. Estoy con tu protagonista, no es bueno estar solo, lo bueno es estar en una compañía realmente deseada.
Muy felices fiestas, para toda la familia,. Abrazos.

Alfredo Cot dijo...

Tierna y edificante historia, que en definitiva es una caricatura de lo que vemos en esta sociedad mal parida en la que las virtudes sucumben ante los defectos.
Esperemos darnos cuenta a tiempo al menos para poder compartir unos lloros con total justicia.
Besos

PD. Felices Fiestas y Año Nuevo con toda tu familia, y también darte las gracias por el excelente trabajo de la postal bloguera.

Charo dijo...

Se me ha encogido el corazón con tu cuento pues es una realidad muy triste la de la soledad en las personas mayores...afortunadamente tu cuento acaba bien aunque solo es eso...un cuento.
Un beso

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