CADA JUEVES, UN RELATO: COLLAGE DE PALABRAS - Mi aporte

Sumándome a la propuesta y no habiendo podido recortarlo más, les comparto mi historia. Pasar por el post anterior para leer todos los relatos.

UN RAYO DE MAGIA

Desde la terraza, el hombre observaba absorto el cielo nocturno intentando revelar los secretos del universo al contemplar las estrellas. Desde allí, casi por casualidad, alcanzó a vislumbrar una claridad especial sobre los olivos, justo cuando el reloj daba las últimas campanadas de la medianoche. La luz en cuestión era verdosa, muy distinta a las farolas del pueblo. Dado su natural instinto aventurero, se propuso investigar aquella luminosidad. Surtiendo su mochila con lo mínimo e indispensable, partió raudo bordeando la península. Se detuvo unos instantes para disfrutar de la luna, cuando una prominente silueta surgió del océano: una mansa ballena se acercó a la orilla con suma delicadeza, trazando -con la espuma de la estela que dejaba en su contoneo- un extraño símbolo sobre la superficie marina. Aquel dibujo acuoso lo retrotrajo de inmediato a su infancia, cuando –explorando el olivar- descubrió un portal gótico con ese mismo símbolo tallado en piedra. Recordó que en aquel momento sintió la tentación de recorrer con su dedo aquel grabado y al hacerlo, un rayo esmeralda surgió entre las ruinas. El terror que sintió por aquel entonces hizo que olvidara el evento, resurgiendo esa noche al volver a ver el símbolo. Siguiendo las indicaciones guardadas en su memoria se dirigió hacia donde –creía- se hallaba el portal. Gracias al plenilunio, logró divisar una figura masculina abriéndose paso entre enredaderas que hacían de excelente camuflaje. Después de un tiempo prudencial, se acercó al punto desde donde la silueta había surgido y, efectivamente, halló el pórtico. Sobre el dintel, aunque invertido, podía verse con claridad el grabado misterioso. Recorrió con su índice la hendidura y de inmediato un intenso resplandor lo envolvió. Una persistente fragancia a frutas invadió el aire mientras su boca evocaba el sabor de almendras tostadas. La inusual conjunción de aromas, luces y sabores lo llevó a soñar despierto: varios personajes de aspecto oriental lo rodearon. El mayor del grupo, le reveló que eran magos que custodiaban una antigua colección de manuscritos sobre los orígenes de la creación, privilegio al que lo invitaban a sumarse a cambio de compartirles su más preciada posesión. Luego de pensarlo un rato y convencido de que lo más valioso que atesoraba era su propia vida, el criterioso aventurero, comprendiendo que aquella oportunidad sería inolvidable e irrepetible, declinó la oferta agradeciéndoles el privilegio, aunque creía que no existía mejor forma de honrar al universo que concentrarse en vivir con plenitud. Despidiéndose con un gesto cortés, sin culpa ni pena se alejó de allí para siempre.