HISTORIAS DEL MOULIN ROUGE
Luces de colores irreales
quiebran la penumbra del Moulin mientras la música bulliciosa insiste en hacer
olvidar los pesares y los miedos de quienes acuden allí, disimulando con
glamour sus soledades tras la bohemia y la fantasía.
Como máscaras, sus rostros dibujan
gestos exagerados de fingidas alegrías. Sus sueños inalcanzables se diluyen
bajo el sopor del alcohol que unifica tanto a ricos como a pobres, hastiados todos
de sus vidas chatas de horizontes imprecisos. Cada quien con sus defectos carga
a cuestas el desasosiego por las quimeras perdidas y todos se vuelven añil,
humo, rouge, luces, juegos y mezquindades rehuidas.
En la noche y por refugio de unas
horas, las personas se reinventan un destino, aunque bien saben todos que al
salir nuevamente el sol cada vida retomará su fatídica rutina. No es magia real
o paraíso deseado lo que hallan bajo los fulgores centellantes, sólo es una
apuesta a la ilusión, una breve reconciliación con las mil promesas
incumplidas.
Entre tantos, un tullido, quizás
el de apariencia más insignificante, desde su mesa observa con ojo sensible y
sosegado el impiadoso transcurrir de solitarios buscando su puñado de amor
entre lentejuelas y fatuos fuegos vanos. Todos se saben vulnerables dentro de
ese juego, pero sólo muy pocos, como él, se animan a descarnar con sincera misericordia
el verdadero rostro de la bucólica nocturnidad que pueblan tantos locos, artistas
y descastados errantes.
Para leer más relatos inspirados en las pinturas de Toulouse, ver la entrada anterior
16 comentarios:
Ese tullido, qué maravillosa manera de mirra y plasmar la alegría, o máscara de alegría, de unos tiempo de ruido y glamour, de bohemia y desengaños.
Muy buen texto. Un abrazo y feliz finde
¡Qué maravillosamente descrito ese ambiente y las personas que
allí se reunían! Me encantó tu relato, me llegó al alma esta cara oscura
de La Belle époque.
Besotes, Mónica, y gracias por anfitrionar esta propuesta.
Magnifica descripción del cuadro y te diré mucho más de la vida que esos personajes debían de tener ..una ilusión no real , en el lugar si , una vez fuera de él todo era más oscuro y cruel ..el pintor en este caso dibuja no solo sus caras sino llega a penetrar en su alma y así lo refleja en sus cuadros ..
Gran texto amiga ..AbRAZOS Y un placer haber participado en él .
Muchas gracias por tu comentario Albada. Me alegra que te gustara. Un abrazo
Te agradezco Myriam por pasar y leer con atención. Me alegra que te gustara. Muchas gracias por participar. Un abrazo
Coincido en que este genial pintor lograba retratar la parte más oscura de aquellos escondidos detrás de tanta bohemia y magia. Gracias por participar y por tu generoso comentario. Un abrazo
Me ha gustado mucho cómo has descritoel ambiente, siempre que he pensado a él, me lo he imaginado así.
Muchísimas gracias Tracy. Valoro mucho tu comentario. Un abrazo
Pues ese tullido observador nos ha dejado un legado gráfico de una época y forma de vida más que apreciable. Me gusta como describes el ambiente y las miserias que se adivinan debajo esos rostros sonrientes.
Bss.
Muchas gracias Mar, siempre esos rostros inmortalizado en sus muecas se me ocurrieron como máscaras con que Loutrec representó a sus personajes. Gracias por tus palabras. Un abrazo
Unidos por el hastío, la decadencia y la monotonía, formando una bella pintura. Quizás ese punto de fantasía eran lo que necesitaban para volver a la realidad, más difícil cada vez, seguramente.
Muy buen relato.
¡Un abrazo!
Muchas gracias Roxana. Que tengas un muy buen fin de semana
escapar, salir de la mediocridad, de la imagen que devuelve sus espejos, de fracasados en el listado de ilusiones que ellos mismos se crearon. Dejarse llevar por colores por falsas risas, por recompensas instantáneas de otros como ellos mismos. Es un carnaval que se repite una y mil veces.
Estoy de acuerdo contigo los caracoles...no cocinados
Muchas gracias Rodolfo por acompañarme siempre. Un fuerte abrazo
Ha sido precioso mirar desde esta ventanita a los personajes variopintos sembrados de colores a las puertas de Le Moulin Rouge. Un besazo
Te agradezco mucho por pasar y leer, Rosa. Un abrazo
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