Sumándome a la propuesta de Sindel de esta semana 27 (inspirándome en una tragedia personal de alguien que conocí)
LABERINTO
Perdida
dentro del laberinto de sus pensamientos
no logra encontrar un rumbo
que calme su angustia existencial.
Se asusta. Se arrepiente. Duda. Insulta.
Especula y llora frente a la encrucijada
que le indica cordura
o desvarío
entremezclados, sin clara señal.
En el espejismo que atrapa sus días
lo incierto reina y se disuelve
la certeza que sueña alcanzar.
Desde la telaraña que tiende a su paso
la locura que blinda su verdad
una nueva bifurcación abre a su paso
apenas definida por un delgado umbral:
vida o muerte esta
vez es la disyuntiva
y abierto, el inminente final.
12 comentarios:
Fuerte este laberinto! Laberinto mental que confunde las ideas y la cordura. Puede llevar a cosas atroces como ese final inminente que me impactó.
Un beso!
Ese final parece negro, pero hay laberintos con un sol de escándalo al final.
Un abrazo
Me alegra haberme podido sumar a tu convocatoria, Kari. Y si. Hay laberintos mentales que sin trampas difíciles de destrabar. Un abrazo
Los peores laberintos son los que nuestra mente nos quiere liar, a veces se vuelven tan tozuda que nos cuesta llegar a encontrar la salida. Un beso Neo.
Buf el laberinto de la mente, ahí a veces, una se pierde.
Muchos besos.
Esa encrucijada es potente y ¿Quién no se ha enfrentado a ella?
Difícil de esquivar sin ayuda, me parece, aunque sólo de uno depende vencerla. Un abrazo y muchas gracias por leer, Tracy
Todo laberinto es una prueba mental.
Besos, Mónica.
Coincido Pedro. Un abrazo y muchas gracias por leer
Muy cierto. Así creo que sucedió. Un abrazo María, muchas gracias por la atenta lectura
uf, eso es, creo, perderse en el laberinto con un estado de angustia tal que intentar encontrar la salida en ese momento es inútil...
Impresionante.
Así lo he sentido al escribirlo, luz. Muchas gracias. Un abrazo
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