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lunes, 14 de septiembre de 2009

EL ENIGMA - Parte dos




UNA FELIZ TRANSACCIÓN


La tarea subsiguiente al inventariado, si bien aparentaba ser más tranquila y sedentaria, implicó también muchas horas de consagración excluyente, tanto en la búsqueda de información específica de la fabricación en serie de los azulejitos como de la significación de las sutiles variantes de sus decorados.

Durante dicho proceso el hombre tuvo la posibilidad de retomar algo de sus ocupaciones mundanas, totalmente postergadas en los últimos meses debido a sus regulares expediciones callejeras.

Se dedicó principalmente a buscar un nuevo trabajo, alguna actividad que le facilitara el acceso a alguna fuente de información útil en su investigación. Dada su buena educación, su capacidad de adaptación ante nuevas propuestas y su interés natural hacia todo lo que fuera clasificación de información, organización metódica y archivado, no tuvo dificultad para conseguir un puesto como ayudante de biblioteca.

No se trataba de un trabajo bien remunerado, tampoco la jerarquía del mismo concordaba con sus antecedentes laborales. Los horarios en que debía trabajar eran breves, apenas unas horas por la tarde, pero la comodidad para llevar allí sus cuadernos y anotaciones y la inmediatez para acceder a algún tipo de información accesoria necesaria para su investigación, hizo que el hombre aceptara de inmediato el trabajo.

A pesar de no ser su obligación, pasaba allí la jornada completa, retornando al cuarto de pensión sólo durante las noches, horario éste imposible de aprovechar dada la intransigente actitud de la bibliotecaria que se empeñaba en ser la única depositaria de las llaves. Este pequeño inconveniente se vio sorteado al poco tiempo, cuando la necesidad de ampliar sus horas de investigación bibliográfica determinó que fuera necesario hacerse de un duplicado de las mismas, ignorando el criterio absurdo de la vieja bibliotecaria que persistía en su capricho. Ese inteligente recurso hizo posible que el hombre lograra recorrer tranquilamente todos los libros relacionados con técnicas de esmaltado, sistema de catalogación de piezas seriadas, información específica sobre la tradición de la industria ceramista en Devres y sus alrededores, las principales fábricas, su ubicación y su trayectoria, los pormenores de su producción, incluso el significado celta del nombre de la ciudad, sus lejanos orígenes, sus primeros habitantes, las leyendas surgidas en aquellos parajes, sus posibles interpretaciones…un invalorable panorama de información que se abría ante él haciéndolo felicitarse por la buena decisión que había tomado al optar por aquel trabajo, en apariencia tan poco relacionado con el objetivo mismo de su investigación, pero que, sin embargo, resultaba estar estrechamente incrustado en el elaborado camino que el destino había trazado a modo de rompecabezas y que él (sólo él) podía y debía componer.

El tiempo pasó sin que fuera necesario que el hombre cayera en la cuenta de su medición ni persistencia. Simplemente los días se sucedían uno tras otro, sin que importara la diferenciación del clima, los festejos comunitarios o individuales, las particularidades que cada ser le pudiera inferir al período que va desde un momento a otro, eso que se tipifica arbitrariamente como “día”, “semana”, “mes”, “año”…todos esas inconsistentes unidades de tiempo, impuestas para intentar medir el ritmo de los sucesos, dejaron de tener, para él, significación e importancia.

Sólo el avance de su investigación, las nuevas informaciones encontradas, el encadenamiento con datos anteriores, iban poniendo mojones de jerarquía dentro de la trayectoria en la resolución del enigma que, sin dudas, bastaba como única recompensa.

A la par que su entusiasmo crecía por el avance de la investigación, su estado físico en cambio decaía, dada la poca atención que le brindaba últimamente a su salud y a su aspecto.

Una mañana, luego de una de las pocas veces que pernoctara en la pensión, recorriendo el camino que tanto transitara, muñido de los últimos datos que cotejara sobre mensajes cifrados y antigua simbología de códigos numerarios, cayó en la cuenta que en una vieja casa de antigüedades que hasta ese momento había pasado para él desapercibida, en uno de los rincones escondidos del ventanuco que hacía de vidriera, se encontraba, sin duda esperando ser descubierto, lo que sus ojos expertos enseguida detectaron como plantilla esténcil para decoración de azulejos!...

Aquella pieza, imposible de hallar en esos rincones sin que el destino decidiese intervenir en una de sus caprichosas mediaciones, reproducía indudablemente una de las variedades de diseño más repetidas en el escrupuloso catálogo por él registrado.

Sin necesidad de comprobarlo directamente (su memoria funcionaba para estos menesteres más fielmente que el mejor de los archivos) recordó que ese decorado se repetía particularmente entre los cosechados por su barrio natal.

Semejante hallazgo no podía ser casualidad ni mínimo su significado. Sin más dilaciones entró al negocio, (denominación ésta más que generosa, dada la inmundicia generalizada, la falta de orden y minuciosidad en la exhibición de los objetos allí expuestos). Sin duda fue su agitación, su indisimulable interés por obtener aquel objeto inapreciable y su poca viveza en el arte del regateo lo que hicieron que el dependiente (de apariencia apática e impasible) se transformara de repente en el más hábil de los mercaderes.

Tanteando sagazmente la ya irrevocable decisión del hombre de comprar lo que aparentaba ser para el ojo inexperto un estropeado artilugio sin valor, aquel avispado vendedor inescrupuloso se aprovechó de la situación y consiguió llevar a cabo lo que para cualquier persona decente sería un robo desembozado: a falta de efectivo contante y sonante para concretar adecuadamente semejante adquisición, el desvergonzado comerciante convenció al desesperado comprador de realizar la transacción a modo de trueque: el reloj de oro que llevaba en la muñeca a cambio del esténcil.

Acceder a semejante propuesta, para cualquier individuo no entrenado en el arte y ciencia del desencriptado de símbolos y señales, hubiera sido catalogado como muestra de insanía.

De no haber sabido de antemano el singular valor de lo que aparentaba ser sólo un maltrecho trozo de metal, aquel dependiente no se hubiera arriesgado a perder una venta proponiendo semejante disparate. Precisamente fue ese el motivo que determinó que el hombre accediera a concretar la operación.

El sol mañanero parecía acompañarlo en su íntimo festejo, mientras su mano portaba, (desde ese momento y para siempre desnuda en su muñeca), envuelto apenas con una mugrosa hoja de diario del día anterior, sin duda el que fuera uno de los mayores tesoros encontrados por hombre alguno sobre la Tierra.


(continuará)


Vocabulario:

El estarcido o esténcil ( del idioma ingles:stencil) es una técnica artística de decoración en que una plantilla con un dibujo recortado es usada para aplicar pintura, lanzándola a través de dicho recorte, obteniéndose un dibujo con esa forma.

La mayólica es una cerámica con un acabado vítreo especial. La terracota es la base de los trabajos de cerámica y en este caso se le aplica un esmalte metálico compuesto de sílice, cenizas sódicas calcinadas, plomo y estaño

(Wikipedia)



15 comentarios:

Lala dijo...

Huy, veo que el aparatejo de estampar azulejos nos va a traer sorpresa!!! :D
Deseando estoy ya de conocer el desenlace!
Cómo nos enganchassssss, jajajaja!


Un besito


Lala

Deprisa dijo...

Pues sí, tan bien contado que es un lujo poder leerlo y esperando estamos el desenlace. Un saludo.

Pepe dijo...

Hola Neo:
Intrigadísimo me tienes con el desenlace de este estudioso de azulejos y su reciente hallazgo del esténcil.
Gracias por descubrirme dos palabras nuevas:
Mayolica y esténcil. Si bien de la primera he encontrado el significado, la segunda no tiene entrada en el DRAE, aunque por tu texto sé que se trata de una especie de plantilla para el dibujo de los azulejos.
Ardo en deseos de conocer el final de la historia.
Un abrazo.
Pepe.

María Macarena dijo...

Querida! Siempre un gusto encontrarte en mi página...Yo hace tiempo no estaba firmando, por una cuestión de tiempo (andaba complicada) y tampoco escribía mucho. Ahora ya me acomodé y puedo volver a los ritmos de siempre...No respondí los comentarios anteriores creo, pero los vi; muchas gracias. Espero que estés bien (:

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!!!!
Vengo a desearte feliz semana y todo el éxito para el 17, finaliza el concurso, ‘ya distes tus 20???....

Un abrazo de oso.

Alhena dijo...

Un dato nuevo, pero no tengo ni idea que pasará a partir de ahora,en esta ocasión no imagino el final aunque sea equivocado.

Un abrazo Neo.

Cecy dijo...

Como me atrapas leyendo estos encadenaditos, eh!!!

jeje

Espero el final

Beos, Noe.

Mundo Animal. dijo...

CREO QUE NOS LLEVAREMOS UN GRAN SUSTOOOOOOOOOO,COMO AQUELLA DIVA NOVELLLL JEJE
BESITOSSS
Y BONITA SEMANAAAAAAAAAAA

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Neogèminis, he leìdo la parte primera. Empecè por el capìtulo que me pilla segùn entro en este espacio tuyo màs a mano.

Serìa fantàstico, que a mì no se me notase nunca, lo que he entendido, que es valioso y lo que no.

Tèsalo

Any dijo...

Vengo leyendo desde la primera parte y acordándome que cuando se desarmó la casa de mi abuela yo me llevé unas mayólicas que había en el hall de entrada con la idea de ponerlas algún día en mi casa. Todavía están guardadas en una caja, leyendo tu historia me acordé.
Espero el final para saber que pasó con el dichoso stencil.
abrazos vecina!

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Imprimido y guardado.

PRECIOSO...

Besos.

Pepi dijo...

No he podido pasar antes, ahora he leído la segunda parte y después pasaré a leer la última. En una casa que viví, el pasillo tenía unos azulejos pintados preciosos, eran antiguos y habían venido de sudafrica, cuando yo me mudé y quisieron arreglar la casa, dudaron entre quitar o no, los azulejos, al final, decidieron quitarlos, y yo me quedé con la pena de no pedir uno de recuerdo, eran muy lindos. Besitos.

Carol dijo...

Muy interesante Mónica, ya me muero de la curiosidad, menos mal que enseguida lo voy a saber, me encanta como nos hace aumentar el interés por saber el final de la historia.

Por cierto que nunca creo haber conocido la palabra mayólica, así que aprendo además de pasarlo bien leyendote.

Besos.

Valeria dijo...

Weeeeeeeeee qué intriga!!!! será el estensil la llave a otra dimensión, la clave para la "verdad", será solo un estensil?? jajaja, ya me estoy yendo a leer la última parte!!

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