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miércoles, 27 de marzo de 2019

ESTE JUEVES UN RELATO: CASA DE VECINOS

Sumándome a la propuesta de María José, adaptándola un poco a las formas locales de otro tiempo, evoco (idealizada y desde la nostalgia de una anciana) un tipo de vivienda colectiva denominada por aquí conventillo, marcada por la pobreza y la marginalidad a la que se veían sometidos sobre todo los inmigrantes que arribaban a estas tierras atraídos por las promesas de una mejor vida. Para leer más aportes, pasar por el blog Lugar de Encuentro.

Imagen relacionada
(Conventillo en San Telmo, Bs As - foto hallada en la web)



CASA DE VECINOS

Sumida en el sopor de la hora de la siesta que recién comienza, reclinada sobre la vieja silla en que suele derrumbarse a esa hora sin remordimientos, Ágata se sostiene de la nube que cruza ahora el breve cielo que se alza sobre el patio del geriátrico. Abrazada con soltura a los recuerdos que la elevan hacia el sol como un barrilete, la otrora niña se deja llevar por la nostalgia.

Con la levedad que la melancolía hace brotar sonrisas en su rostro arrugado, las luces y las sombras de otro patio muy distinto van llegando a su memoria y allí se ve, negras sus trenzas y alegres sus ojos, mientras -con rítmicos saltos- recorre el conventillo donde se crió canturreando viejas canciones  de infancia.

Nítidas y recién baldeadas las baldosas coloridas de aquel lejano rincón de muros encalados y verdes persianas, florecen en su recuerdo con la belleza que quizás nunca tuvieron en la realidad, pero que -a sus ojos de ingenua felicidad- resultaban ser tan bellas y delicadas como en un cuento de hadas. Recortados bajo las sombras de la  perfumada glicina alcanza ver a sus antiguos compañeros de tardes y aventuras,  ensimismados los cinco en una competencia de bolitas. Siempre ocurrente, Andrés, se las ingenia para hacerles despertar sonoras risas que quiebran el silencio obligado al que se los encomendaba durante las prolongadas tardes de domingo. Mientras los adultos -guardados cada quien en la quietud de su propio cuarto- matizaban sus vidas entre sábanas, ruegos, mates o lecturas distendidas, los  chicos de la casa se entretenían inventando juegos que los nutrían de sueños y picardías. Salía entonces, doña Isabel -como siempre la primera- de su reclusión vespertina, para regar una a una las macetas prolijas que lucían sus ventanas como así también las otras, más grandes y toscas, que enmarcaban el humilde zaguán que daba entrada al conventillo. Uno a uno luego, los pobladores de aquel nutrido patio de vecinos, iban saliendo de su letargo amenizando con sus parloteos la intimidad de ese variopinto mundo compartido. Pese a las carencias, pese a las mezquindades que de vez en cuando salían a la luz resquebrajando la armonía aparente que intentaban imponerse todos para sobrevivir, se era feliz. O al menos así ella, -Ágata, la de las trenzas negras- mirando hacia atrás hoy quiere creerlo.

Ya el sopor de la siesta se desvanece. Un acre olor a sopa de zapallo inunda el aire preanunciando la insulsa cena que se avecina -siempre temprana, insensiblemente temprana- como  queriendo acortar los días de esos ancianos que, en cambio, aguardan con ansiedad algo que les diferencie y alegre el paso de las horas.

En el patio del geriátrico, como sostenida aún de la nube que la elevó por última vez a los cielos de su infancia, luciendo una leve sonrisa, Ágata esta vez se niega a despertar.



28 comentarios:

Campirela_ dijo...

Me gusto como describiste ese patio de vecinos ..hasta los olores eran bien recibidos .
El final fue un poco triste pero sus recuerdos la hicieron recordar en su patio donde su niñez fue feliz .
Tierno y bello ..gracias por compartir .
Un fuerte abrazo y feliz semana.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Un placer recibirte Campirela, muchas gracias por pasar y leer. Un abrazo

Tracy dijo...

Me ha dado mucha penita que el patio del geriátrico le lleva a pensar en el patio de su infancia que es lo único que la hace sobrellevar la situación. ¡Qué pena!
Muy bien contado me has emocionado.

Ester dijo...

Cuan real lo he sentido, que pronto cenan en los hospitales, en los geriátricos, matan la vida cercenandola temprano, y a ti te trae recuerdos de otras edades, un poco triste y un final que no se si verlo con pena o liberador. Un abrazo y mi reconocimiento por lo bien escrito que está

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Gracias tracy, me alegra que te haya emocionado, aunque sea bastante triste. Un abrazo y gracias por pasar y leer

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Muchísimas gracias Ester por tu amable comentario. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo grande

Albada Dos dijo...

Lo has escrito con la precisión de un cirujano. Esa residencia donde una anciana, en un momento, recorre los recuerdos de otro patio, donde el mate y la vecindad teñían las tardes de adultos y niños

Precioso texto, sensible, tierno y con una narrativa preciosa. Un abrazo grande

Juan L. Trujillo dijo...

Debo opinar que literariamente tu relato es asombroso. Como alguien ha dicho antes, hasta se huelen los aromas de ese patio.
Pero al leerlo me ha dejado un poso de tristeza y un escalofrío de pena.
La emoción de esos recuerdos, me han dejado un poco tocado.
Besos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me alegra Albada que te haya gustado. Te agradezco tu visita y comentario. Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Muchísimas gracias Juan, me conmueven y ponen muy orgullosa tus palabras. Las agradezco de corazón. Un abrazo

Ginebra Blonde dijo...

Tan hermoso como triste… Me ha emocionado, querida Mónica. Lo has contado con gran delicadeza y sensibilidad…

Abrazo grande, y feliz tarde 😘

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me alegra que te haya gustado Ginebra, te agradezco mucho tus palabras. Un besito

Mari Carmen dijo...


Hola Mónica. Me has emocionado con tu relato y me deja un pellizco en el corazón por la crudeza con la que lo expresas y certeramente. Un placer leerte, pero hoy me deja triste.

Un abrazo.

Mar dijo...

Me gusta que Agata pueda evadirse del patio del geriátrico y viajar al patio de su infancia. Y además, parece ser que este viaje a su infancia, es el último. Al menos se ha marchado feliz ( o así me lo parece a mi). Precioso.
Bss.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

A veces las musas vienen de esa manera, Mari Carmen, y a pesar de no querer amargar con lo escrito, no podemos impedir que ellas hagan su trabajo. :-) muchas gracias por pasar, leer y comentar. Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me alegra Mar que hayas interpretado el texto como lo imaginé, creo, por la sonrisa que quedó en su rostro, que se fue feliz, y eso es mejor que perdurar sin alegría ni esperanza. Un abrazo y gracias por tus palabras

MOLÍ DEL CANYER dijo...

Es precioso y lo describes de una forma que es como estar en el conventillo, sentir sus olores y el bullicio de los vecinos. Triste final, pero no tan triste cuando ves el presente. Monica eres de una sensibilidad excepcional y este escrito lo demuestra. Muchos besos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Moli, muy generoso tu comentario, me honra y me pone muy contenta. Te lo agradezco de corazón. Un fuerte abrazo y muchas gracias por pasar y leer con tan buena disposición

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Precioso relato Neo, con esos bonitos recuerdos de esa infancia alegre que le tocó vivir a tu protagonista, ahora anciana y nostálgica, normal que no quiera despertar.
Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me alegra que te gustara, Carmen. Muchas gracias por pasar y leer. Un abrazo

Diva de noche dijo...

Que triste final...la manera como nos has llevado al desenlace no me advirtió que sería su última tarde...era todo tan bonito, tan alegre y colorido que me quede inmersa en los pensamientos de la anciana. ...
Precioso el convertirlo con sus azulejos..Besossss

María José Moreno dijo...

Bonitos recuerdos de la infancia que sustentan la melancolía de vivir en el geriátrico y que hunden sus raíces en lo que se era y se fue. Un dolor melancólico palpita en todo el relato. Gracias. Por participar. Me ha encantado. Un beso

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Te agradezco tu comentario Diva, me alegra que te gustara. Muchas gracias. Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Fu un placer participar María José Muchas gracias por tu excelente propuesta. Un abrazo

JAVIER PACO Y EL LOCO dijo...

Muy fuerte , hermosa descrpcion de la vida interior de esas casa y esos patios y un final contundente. Hace algun tiempo escribi un poema a las baldosas del patio

https://javiemiro.blogspot.com/2017/12/las-baldosas.html

Son los patios baules de recuerdos, collage de imagenes ruidos musicas y aromas de jazmines, albahcas y guisos humeantes, Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Una poetica forma de sintetizarlos, Javier. Muchas gracias por tu amable comentario. Un abrazo y feliz domingo

Montserrat Sala dijo...

Hola Neo: A tu protagnista el patio de la residencia la llevó a verla como la casa de vecinos donde se crio. Pues tuvo mucha suerte. Los hay qeu ven las terrazas de una residencia, como los barrotes de una carcel. Pobrecitos. Besines.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Buena reflexion, Montse, muchas gracias por pasar y leer. Un beso

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