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jueves, 27 de octubre de 2011

HALLOBLOGWEEN - Convocatoria de Teresa Cameselle


Venga, la noche de brujas se acerca, la Santa Compaña se asoma en los caminos, los duendes se esconden en los bosques, las brujas sobrevuelan el pueblo en sus escobas, zombies y vampiros bailan danzas macabras en los cementerios...
Ya está aquí...
Ya llegó...





MI RELATO: 

RECURSOS DIABÓLICOS

La viejita del primero siempre me conmovió por su modosa presencia. De edad indefinida, muy menuda y con escaso pelo cano acomodado en un rodete, se suele deslizar por el palier, los pasillos o la vereda con extrema delicadeza, a tal punto que se diría que hasta una leve brisa podría hacerle alterar el paso. Sus ojitos claros se asoman con curiosidad de niña tras los cristales de sus anteojos, con una mirada tan afable que invita a regalarle una sonrisa. Se muestra siempre sumamente educada, prudente y generosa con las atenciones que prodiga al resto de los ocupantes del edificio. Simpática y atenta a más no poder se diría que ocupa el lugar más entrañable en el círculo de los vecinos.

Aunque no con todos ha logrado llevarse bien. Hace un mes –más o menos- se instaló justo en el departamento enfrente del mío, un personaje por demás de sórdido. Andaría por los veinte. Desgarbado, hosco, huidizo, se las daba de bravucón entre sus secuaces que –desde que se mudó- invadieron con sus motos los alrededores de nuestra calle. No saludaba. No hablaba. Miraba con provocación y desprecio. Siempre vistiendo de negro, su rostro demacrado pintarrajeado y sus brazos tatuados con extraños signos. Piercing varios atravesando los más impensados rincones de su cuerpo y una notoria intención de mostrarse ante los demás como antisocial y mal educado. Resultó ser todo lo que uno no quiere en un vecino.

Desde el inicio me provocó rechazo, aunque reconozco que no fue hasta después que la viejita del primero me relatara ciertas situaciones más que intrigantes, que nació en mí la sospecha de que algo realmente maléfico se encerraba tras la puerta de su departamento.

En un primer momento sonreí con incredulidad, por supuesto. Me considero una persona racional y sensata. Resulta comprensible que una mujer mayor, sola y acostumbrada a otros modos, haya salido espantada ante ciertas prácticas non sanctas a las que estos jóvenes -que se las dan de rebeldes- suelen utilizar, precisamente, para escandalizar al resto de la gente. Pero luego de varios datos bastante espeluznantes que la anciana mujer –visiblemente alterada y asustada- me fue detallando y algunos comentarios compartidos con otros vecinos, decidí  mantenerme alerta, dada mi privilegiada cercanía con el excéntrico personaje.

Desde luego me propuse alejarme de toda sugestión y preconcepto que pudiera influenciarme durante mi disimulada tarea de espionaje, pero muy a mi pesar, tuve que reconocer que ciertas actitudes y señales que fui observando -tanto en el oscuro sujeto como en sus visitantes- me hicieron sobresaltar más de una vez.  Intenté infructuosamente buscar alguna explicación lógica que disipara las locas ideas que fueron abordando mi mente durante mi prolongada vigilancia. Consulté la opinión de terceros sobre aquellos hechos aparentemente inexplicables, sin aclarar –por supuesto- ni la total veracidad ni mi vecindad con quien los venía supuestamente provocando. No quise que me tomaran por un lunático.

Poco a poco, las exigencias de mis pesquisas hicieron que me viera obligado a alterar mis rutinas. Tuve que dejar de ir a trabajar para extender mi seguimiento durante toda la jornada. Me camuflé para pasar desapercibido mientras lo observaba desde lejos y con prudencia en varias de sus salidas. No hace falta aclarar que últimamente no he dormido casi nada. He pasado las noches en vela tratando de reunir más datos sobre los extraños oficios que -intuía- ocurrían en aquel departamento.

La viejita del primero siguió aportando increíble material como agregado de mi investigación, y mientras la luz de mi pretendida racionalidad se iba apagando ante lo inexplicable, intentaba –como podía- calmar y mantener a la anciana lo más alejada posible de las espeluznantes conclusiones a las que iba arribando. No podía consentir que la pobre se viera expuesta a semejante peligro.

Esta tarde me lo he cruzado en el ascensor. Adecuada oportunidad para ver bien de cerca su colección de colgajos demoníacos. Cadenas, punzones, cruces invertidas, calaveras, huesos y rostros horripilantes conforman el ajuar que suele llevar al cuello. No me extrañó que hoy mismo la viejita me haya descripto puntillosamente el intenso escalofrío que la invade las contadas ocasiones en las que el sujeto se ha detenido frente a ella…indudablemente la pobre se ha dejado llevar por el miedo que le inspira al decirme que en su mirada parece adivinarse hasta el mismo diablo…a riesgo de ser sincero, confieso que algo sobrenatural me pareció presentir en sus cercanías. Hasta diría que su persona despedía cierto aroma sulfurado muy extraño que resultaba por demás inquietante y desagradable.

Aunque intenté –lo juro- alejar de mi cabeza todos aquellos inexplicables presentimientos y temores que fui acumulando –consciente o inconscientemente- a lo largo de todo este tiempo, confieso que cuando me miró directamente a los ojos sentí exactamente el mismo escalofrío que me describió la anciana. Mi cuerpo entero se rigidizó por el miedo y –de poder haber sido cierto- hubiese asegurado que hasta mi sangre dejó de circular por unos instantes. No voy a negar que el terror se apoderó de mí en el preciso momento en que las luces del ascensor comenzaron a parpadear al tiempo que el desgraciado parecía dejar asomar en su boca una mueca semejante a una sonrisa… y muy lentamente, -sin dudas disfrutando el pánico que me iba naciendo- extendió un brazo hacia mí como si se dispusiese a atacarme, a agredirme, a destrozarme… o algo aún mucho más terrible…

Un grito mudo nació de mi boca al tiempo que perdí la conciencia. Las nubes de un sopor irreal ocuparon mi mente y si bien sé que instintivamente actué para defenderme, no recuerdo en absoluto el momento en el que, en medio de mi desesperación, tomé uno de sus colgajos puntiagudos y se lo clavé –así lo interpreté más tarde- en pleno corazón.

La sangre de su humanidad me trajo otra vez a la realidad y esta vez el pánico cambió de forma: había matado a un hombre. Así, sin que en realidad hubiese habido más motivo que mi imaginación y mi locura…y con mis manos ensangrentadas, crispadas aún por el espanto y la incredulidad, intenté después ocultar mi rostro de algo aún mucho más espantoso…al abrirse otra vez la puerta del ascensor me encontré frente al diabólico rostro de la viejita del primero, contemplando con sádica satisfacción su terrorífica obra. Sus ojos enrojecidos, desorbitados por la lujuria y el placer de ver la sangre a borbotones brotando del pecho de aquel muchacho, relucían de una forma infernal,  mientras -con una fatídica risa desdentada- se regocijaba sin pudores a causa de la aberración que -por simple maldad- me había hecho cometer.

Más relatos espeluznantes, en lo de Teresa

44 comentarios:

Bichita23 dijo...

Hola mi querida "Neo" he leído tu relato, aún cuando no formo parte de la convocatoria... interesante creo que lo conseguiste crear la tensión necesaria para tener en vilo al lector , Felicitaciones.
Te confieso que no me gusta para nada el Halloween , por lo menos a estado muy lejos de la cultura de mi país un abrazo (te deje unas palabras en mi blog ) ah¡ gracias por no sacarme de la lista de tus blog )

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué giro el del final, tan sorprendente y esclarecedor...

Un par de neuronas... dijo...

Madre mía, y eso que me parecía largo!!!! Menudo sudor frío de nuca esa viejita...

Fíate tú de las cándidas abuelitas porque debajo del delantal guardan sus armas más poderosas.

Brrrrr, menos mal que a la señora Julia hace mucho que la conozco y es la única viejita que tengo enfrente; ahora, del abuelo PLácido sé bien poco, a ver siiiiiii...

Un besito terrorífico. BU!

Any dijo...

Las "viejecitas" de aspecto amable e inofensivo no son de fiar, siempre lo he pensado. Preferible un vecino onda Marilyn Manson, con el cual uno sabe mas o menos a que atenerse, que una simpática y traicionera anciana. Y sino me cree, mire como terminó de embaucado el tipo de su historia ... brrrr!!!
La verdad es que lo primero que pensé fué "ohhh que largo!!!" como Verónica. Vea, no sé si es que ud escribe bien o yo soy una chusma, pero no pude parar hasta llegar al final.
Abrazos vecina!

La sonrisa de Hiperion dijo...

Pero que miedo la canción que has dejado de fondo... jajaja

Saludos y un abrazo.

RGAlmazán dijo...

Bueno, muy bueno. Tensión a tope y final perfecto. Besos

Salud y República

Lidia dijo...

Vaya con la viejita!!!!
Para que te fíes de las apariencias, que son más que engañosas...
Terrorífico relato, Moni, que mantiene la tensión hasta el final.
Y la música le va que ni pintada!
Abrazos!

rodolfo dijo...

yo a todas las viejitas las ayudo a cruzar de acera, en ls calles con mucho tráfico.
Luego las abandono a su suerte en medio la marabunta
de coches de alta gama a toda velocidadmientras corro riendo a carcajadas que me hiela mi propia sangre
JAJAJAJA
JAJAJAJA
JAJAJAJA

Sindel Avefénix dijo...

Tensión constante, suspenso y excelente final!!! A veces las caras más inocentes son las que esconden más malicia.
Me encantó Neo, un abrazo.

OLINA dijo...

jajaja bonito relato, no me gusta halloween, ,, si tu lo celebras que lo pases bien, feliz fin de semana besos

mariajesusparadela dijo...

Las viejecitas somos terribles, jejeje.

San dijo...

Ni se me ocurrirá hablar más con la vecina del cuarto, esa tierna abuelita de ojos azules, !que maldad! vestida de simpatia y ternura, fiate de las apariencia.
Genial Neo.
Un gran abrazo.

Maribel Romero dijo...

De esas viejitas que parece que nunca han roto un plato no hay que fiarse. He leído el relato con mucho interés. ¡Qué malas son las paranoias! Nos pueden hacer cometer locuras.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo que confiaba ciegamente en las "viejecitas".

Buen relato

Lola Polo dijo...

Ufff!!!,Que me libren de vecinos como estos.
Muy bueno, Neo.

Un saludo

Lola

Anónimo dijo...

Muy ameno su relato.
Cuidado con "las entradas en años", no son de fiar, por viejas y corrupias.Son las brujas, que las hay.
Me ha proporcionado unos minutos de buen humor.
Un placer leerla. Reciba mis saludos.

Lucía de Vicente dijo...

Curioso relato, Neogeminis... Desestabilizador como mínimo.

Procuraré no dar palique al vecindario no vaya a irse mi cabeza de excursión.

Enhorabuena. Un saludo y feliz Halloblogween.

Juan Carlos Celorio dijo...

Aaaaggghhh! Que bien llevada la trama, la tensión, la turbación del personaje (que me contagiaba) y ese final.
El miedo como arma homicida, la manipulación para fomentar ese miedo, muy buenas ideas que sugieres.
Me gustó, besos.

OLINA dijo...

Hola bonita, si soy la misma de Spaces, el otro blogger que tenia de micajon de recuerdos lo elimine, iba muy lento y no podia poner nada, me alegra volver a tenerte, feliz noche, besos

Gaby* dijo...

Oye Neo, que me ha dado escalofríos el desenlace. Para serte sincera desconfío bastante de las "viejitas" que se vienen con demasiado cuento, lo que no quita que puedan terminar convenciéndote de cualquier cosa. Pueden producir un trabajo sugestivo peligroso. Jmmmm... creo que a partir de tu relato, andaré más precavida aún! Realmente muy bueno, cómo nos llevaste a través de la historia temiendo de un pobre inocente! (Al ascensor contigo ni subo ni bajo, por si acaso, alguna viejita te anduvo chamullando sobre mi :D ) jaja!
Besitos!
Gaby*

Yolanda Quiralte dijo...

¡¡¡Cualquiera confía ahora en una viejecita!!! Qué tensión! Ufff. Genial!

ojo vidrioso dijo...

Buen truco el de la mujer, para desprenderse de dos vecinos pesados;)

Por otro lado y en cierta forma, así funciona la discriminación, en doble sentido.

Saludos

PD: me hiciste recordar este posteo

Rochies dijo...

es muy bueno, neo. Llegué hasta el final, a pesar de mi contrarreloj de estos días. Muy bien. Por esta vez pasé, sos a la primera que leo. Voy para lo de Any.

ShaO dijo...

bueno es que las viejecitas son increíbles! sin ir más lejos mi propia vecina, odia a mi gato negro, dice que mis cocidos huelen a azufre y ya he perdido la cuenta de las escobas que me ha roto, en fín paciencia! bueno te dejo NeO, que esta noche tengo aquelarre. Un caldero de besotes XD

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Muy bueno, me ha hecho pasar miedo de verdad. Uno no se puede fiar nunca de las apariencias, no juzgar sin conocer.
Un abrazo

Cristina Pereyra dijo...

Eso que es miedo... Muy bueno!

Alicia Uriarte dijo...

Tu relato me ha tenido enganchada y espectante de principio a fin. Para que luego digan que no se puede manipular las mentes. Hasta una adorable viejecita lo ha conseguido.

Enhorabuena por el resultado global que es excelente. No has llevado cogidos de la punta del dedo corazón y ahora que nos has soltado esperemos no encontrarnos con la abuelilla del quinto en la escalera. Y mucho menos dentro del ascensor. Después de esto va a ser que me da muy mala espina...

Saludos.

Susana Peiró dijo...

Bien halloweenero, adorableeeee, sangriento! Jajajajajajaja!!! Truck or Treat Amiga? (está buenísima esa viejita!)

Besitos brujita!!!

Anónimo dijo...

No hay mayor terror que aquel que nace de nuestros miedos e inseguridades, fomentados en esta ocasión por esa "perla" de vecinita en apariencia afable y bondadosa.
Muy buena historia, Neo.
Un abrazo.

Luis dijo...

Sin desmerecer a ningún participante, pero tu relato está magníficamente construido, sólido y con un final impactante. Me permites una mala palabra, que vieja del diablo..
Saludos y seguiré leyendo tu blog, porque demostraste un gran talento en este relato.

Olivia Ardey dijo...

Espeluznante y macabro... logradísimo. Escribes maravillosamente bien, me ha encantado tu estilo y me ha mantenido pegada al texto sin poder dejar de leer. Felicidades. Abazos.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Mira... tu relato no lo calificaría como relato. Es casi... una mini novela.
Está muy bien escrito, con una trama que atrapa y un desenlace muy propio del día en el que estamos. Miedo y más miedo.
Besinos y mi admiración.

Mamaceci dijo...

Ahh! el mal encarnado en figuras de aspecto inocente, un viejo truco! Se aprovechan de nuestros prejuicios y de los estereotipos colectivos. Escalofriante realmente Neo, bien llevado hasta un final de película!
Besito

Maria Liberona dijo...

gran relato realmente sorprendente y... escalofiante final

Anónimo dijo...

mira, mónica, me lo vas a tener que permitir, por que mi expresión hablada es así...y esa expresión hablada dice esto:¿¡qué cabronaza que sosososso!!
leches,mónica, lo has logrado, en serio, has logrado meterme dentro del texto, meterme dentro de la cción, has logrado que palpite cada momento, has logrado tensionarme y después que dé una especie de brinco...y no de risa precisamente...
sabes, me recordaba durante todo este jaloguin o como se escriba de que ya el año anterior te leí un texto de carácter psicológico..muy bien elaborado. pues bien, este no le anda a la zaga, ni mucho menos...
medio beso, mónica¡¡

Bela Marbel dijo...

Hay un dicho en España que reza, de los amigos me guarde Dios que de los enemigos ya me guardo yo, me encanta el final el giro buenísimo

Teresa Cameselle dijo...

A mí las viejecitas siempre me parecen sospechosas, jeje, pero ya me estaba olvidando de ésta en el clímax final, cuando reaparece para confirmar mis peores presentimientos. Macabro y genial.
Gracias por participar ¡

Matices dijo...

Vaya con la viejecita!! aunque algo así me esperaba, es muy de escalera despellejar a quien no gusta y enredar al resto en las paranoias... ¿Qué mal, no?

Un beso miedoso...

Alfredo dijo...

Intenso relato de intriga con final cruel e injusto.
Supongo que quedaría alguna cruz más en el pecho del "motero" para premiar a la malvada bruja con su misma moneda.

Besos

rosa_desastre dijo...

Lendote me ratifico en una de mis frases favoritas "Nada es lo que parece" Vaya final, amiga!!
Un besazo

laura nuño dijo...

Ufffff... No tengo palabras. No, no, en serio, no las tengo.
Es, sencillamente, magistral.
Enhorabuena.
Besines!

Natàlia Tàrraco dijo...

Neo, tarde vengo, disculpas.

NO HAY QUE FIARSE DE LAS APARIENCIAS, NI DE LOS TÓPICOS, NI DE PREJUICIOS...

Besitos.

Liwk dijo...

No me quise arriesgar a leerlo a la 1:00 de la madrugada. ¡Con el miedo que me dan las viejitas de los relatos siniestros! Me ha dejado helada con el giro del final, mira lo mal que nos ponen las ideas que otros nos siembran en la cabeza. Muy bueno.
Un abrazo.

José Antonio López Rastoll dijo...

Joder con las viejecitas, menudo peligro tienen. A mí que me fascinan los finales sorpresa, el tuyo me ha cautivado.

Un saludo.

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