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jueves, 11 de agosto de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: LA PLAYA




















Entrecerrando los ojos y concentrándose al máximo buscando recuperar aquellos lejanos momentos, en medio de los acres vapores de encierro el hombre lucha intentando dejarse llevar por los fantasmas del salitre, el mar, la arena y aquellas amadas voces de sus recuerdos.

Avanza a tientas disipando en su memoria las nubes que han puesto tantos años de silencio sobre aquel infante -que fue feliz apenas por ese tiempo- para luego sucumbir entre las urgencias y las tentaciones que pueblan el mundo de los hombres y sus infiernos.

Recuerda que había un mar… inmenso… azul, atrayente y perfecto. El viento insistente despeinaba sus poblados rizos mientras por la orilla, él se aventuraba seleccionando con paciencia y la dedicación de un experto, los mejores caracoles que dejaban las olas en su retirada. Reconoce haber pasado horas en aquellos menesteres fundamentales para quien acaba de descubrir ese universo de inmensidad y oleaje perpetuo.

Recuerda su emoción al lograr sentir por primera vez esa conexión especial que se da entre un corazón necesitado y aquel mar inmemorial que se abre espléndido ante sus ojos. Logra revivir su alegría… su despreocupación… la felicidad y cobijo al sentir voces amadas en su cercanía, mientras sus pulmones -recién nacidos al iodo y al salitre- se reconfortan saturándose de esa plenitud sin igual hasta entonces desconocida.

Casi logra sentir otra vez la sensación de libertad infinita que disfrutó en aquellas carreras desenfrenadas a lo largo de la costa. El aire marino salando su piel ávida de sol e impertinencias. Las ganas de vivir brotándole por cada poro que se hacía evidente por gracia y fortuna de la humedad de un mar que se descubría pleno ante sus ojos de niño de ciudad, de cemento, de hollín y hacinamientos.

El hombre sonríe, sintiéndose hundir en la arena…otra vez, como lo hizo en aquella mañana lejana… hurgando sus dedos inquietos y distraídos entre los polvos dorados de la playa y del tiempo. Por un instante al menos lo consigue: diluir sus temores, su angustia inmensa, su miedo, sus culpas, sus traiciones…logra recuperar la vieja inocencia, sus sueños estrenados, las voces amadas, su emoción intacta, su alma de niño, un universo perfecto.

En medio de esa nube estaba cuando…de improviso, con la impiedad con que vuelve otra vez la realidad ingrata a hacerse presente, llega la acritud del aire y la humedad siniestra que lo penetra…otra vez el encierro oscuro e imperturbable, la ansiedad, el dolor inagotable de la agonía permanente, la burla del reloj que corre más rápido aún de lo que debe, la implacable y muda omnipresencia de los barrotes que han cercado sus días hasta que el tiempo se agota.

Y nada queda ya…se acerca el guardia cárcel para retirar los restos de la que fue su última cena… y entre otros dos ahora lo conducen esposado, aterrado y sudoroso ante las miradas despectivas de los otros condenados. Tiembla sin control -de pies a cabeza- en su último trayecto. No logra hacerlo digno, como en su impostura de bravucón sentenciado lo imaginó una y otra vez en tantas noches de insomnio, cuando con desesperación inventaba cómo hacer frente a la muerte sin desmerecer la fiereza por la que lo habían condenado.  

¿Y dónde está esa playa?...¿dónde, los sueños añorados?, ¿dónde están las voces?, el mar, el viento… los caracoles y la arena dorada… y aquel alma de niño que supo ser inocente un día y mil siglos después…terminó ajusticiado.


Más relatos playeros, en lo de Juan Carlos

28 comentarios:

casss dijo...

En ese recuerdo está su redención, solo en ese niño que quedó en su recuerdo, está lo más puro del universo perfecto.
Conmovedor relato de ida y vuelta de lo insoportable del encierro a lo bello de los sueños que se recuerdan a lo definitivo de un amargo final.

Un abrazo doble.

Miguel Vivas dijo...

Vaya... Me da de lleno, por la playa eh... Yo vengo de ahí, precioso amiga. Besos y mordiscos.

balamgo dijo...

La añoranza de lo que perdemos en un mal momento de nuestra vida, nos conmueve hasta lo más íntimo de nuestro ser.
Relato exuberante, impregnado de olores marinos.
Abrazos.

Camarandante dijo...

Qué bueno Neo.. muy triste, mucha perdida. conmovedor.

Any dijo...

Llegó La Playa!!!
Aunque no estoy en la situación de este señor (ni los dioses lo permitan!) suelo situarme mentalmente en la playa con mucha facilidad. Y en la playa de mi infancia como este tipo, recordando lo bien que se sentía jugar en la arena, juntar caracoles (que luego mi madre tiraba indignada jajaja) correr y sentirse la dueña del mundo ...
Muy triste final, ni siquiera la posibilidad de morir bravuconeando como vivió, al menos eso.
Un beso vecina!

Natàlia Tàrraco dijo...

Mónica, qué triste, ni la mar con su poder lo puede todo. Soñar la mar en el último y cruel momento, pensar en una caracola y reeinventar el aroma a yodo, ojalá fuera ese su último momento ¿un consuelo?

Ni la mar, ni el mar, con todas sus tenebrosas leyendas, con sus naufragos y sus Robinsones y sus Ulises, sus Moby Dick en la mente, puede crear a base de galernas, lo que significa la pena de muerte, fría y calculadamente ejercida.

Me he quedado con esa evocación del condenado, poco importa qué hizo, me he quedado a la orilla de la mar o del océano, fascinada y triste.

Bellas letras Moni, hasta adentro me llegaron igual al yodo de las marinas rocas. Besito.

MARU dijo...

Dos puntos extremos, opuestos de estar en la vida.
Sobretodo, libre, sintiendo el calor del sol, el viento en los cabellos, la textura acariciante de la arena.
Un corazón lleno de ilusiones, de ternura, de esperanzas.

Ahora, privado de libertad, de sueños, de esperanza, de vida...
En el momento postrero, anhela aquél niño tan feliz y sobretodo libre. Ahora él temina siendo prisionero de sí mismo...
Triste pero muy bello, amiga.
Un besito

Juan Carlos Celorio dijo...

Leyéndote me han dado muchas ganas de escribir, solo por el goce de escribir.
La historia, muy buena, vas llevando sensaciones hasta recrear el personaje y acercarnos a esa situación que vive.
Me gusta.
Un beso

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!
En primer lugar pedir perdón, es que estoy ocupada, tengo tantos proyectos dando vueltas, que mi día tendría que tener 48 hs, jijiji

Conoci la playa a los 15 años y jamás me la olvidare de ese momento, gracias por tu escrito que me los haz hecho recordad.....

Que tengas una buena semana y te dejo un abrazo de oso.

RGAlmazán dijo...

Plas, plas. Muy bueno. Cortito pero intenso.
Besos

Salud y República

Primavera dijo...

Que triste que despertara antes de ser ejecutado porque tenia doble dolor saber que todo era un sueño y lo que ahora iba a vivir ya era una realidad.
Hermoso relato.
Primavera

rodolfo dijo...

buen comienzo para una nueva vida.
broma aparte, puede que esos últimos instantes nos hagan rememorar situacions gratas o especialmente ligadas a nosotros.

Pepi dijo...

Me gustó tu relato, nos vas llevando poco a poco dentro de la memoria del personaje, ignorando los que te leemos, que son sus últimos recuerdos, quizás por eso, al enterarnos, sentimos pena al saber que no volverá a ver la playa de su niñez, y ni siquiera nos preguntamos cual es su crimen.
Para mí es muy buen relato. Besitos.

Gaby* dijo...

Qué gusto volver a leerte! Tus relatos siempre guardan fuerza y realidades que emergen, permitiéndonos pensar. A veces dejamos atrás cosas sin pensarlo, quizá caprichosamente, otras veces como consecuencia de situaciones inevitables. Claro que el recuerdo de tanta inmensidad se hace aún más inabarcable a la sombra de la distancia y ante una realidad totalmente opuesta... Pero ahí estará siempre: la playa, bañando las orillas de su pasado.
Te dejo besitos al vuelo, y pronto,espero, estar deletreando otra vez.
Gaby*

Mary dijo...

Neo!!! Me gusto mucho tu relato!!! La inocencia de un niño, los recuerdos guardados en su corazón, para luego convertirse en un adulto que deja atrás su inocencia y termina en la carcel... creo que nunca debería perderse ese niño interior que llevamos dentro... Besotes!!!

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupendo el relato que nos has dejado. Siempre un placer.

Saludos y buen fin de semana.

ShaO dijo...

Yo ya tenía casi puesto el bañador cuando aterricé de golpe en el final de tu genial historia...puff
Abrazote NeO : )

mariajesusparadela dijo...

El, ajusticiado.
Pero los que hablan en su nombre se dicen justos y ajustician a los pobres cada día, dejándolos morir de hambre...

Ricardo Miñana dijo...

Un bonito relato, la playa es un lugar para desconectar, siempre que puedo doy mis paseos a orillas del mar,
que disfrutes el fin de semana.
un abrazo.

Gambetas de Lana dijo...

Tremendo y buenísimo relato!
A veces los recuerdo lindos te pueden alegrar o, por el contrario, mostrar le lejos que uno puede estar de lo que debería ser.
Conmovedor.

Anónimo dijo...

precioso monica, como siempre, sublime en tus escritos, nos narras personajes intensos, como intensos sus vivires, te felicito, me ha gustado mucho,
yo también opino que la foto de las bombachos esta genial, jajaj,
gracias por estar siempre ahi, te recuerdo siempre, mely

San dijo...

La vida toma rumbos no pensados, jamas imaginados, esa vuelta a la inocencia nos hace más humanos, Precioso relato Neo, precioso
Mi abrazo.

rosa_desastre dijo...

Un mar que nos azota la memoria.. y aún, siendo tan inmenso, no nos redime.
Que preciosidad de relato, amiga.
Un beso

Unknown dijo...

uno toma otro barco aunque no quiera hacerlo dijo una vez cerati... y sin dudas...los rumbos de la vida son tantos y tan diversos que somos navegantes sin rumbo...quedamos a merced de un oleaje, que esperemos, nos lleve por buen camino. besitos!

María José Moreno dijo...

es cierto que el la playa , el mar sugieren libertad, pero querida Monica a veces nos quedamos irando es a extension infinita que nos acoge y nuestros miedo de finitud se hacen patentes. Tu magnifico relato me ha llevado a esta reflexion, porque lo he sentido a veces en ese vaiven interminable de las olas
Un besazo

Inma Brujis dijo...

Me ha enganchado, pero me ha dejado un sabor algo triste...A veces vivir de los recuerdos es lo que nos ayuda a seguir adelante...
Un beso

Carol dijo...

El mar es siempre un recuerdo maravilloso. Es una tristeza en qué momento de su vida pasó de ser ese niño tierno a persona en cautividad. Si no supo elegir entre lo bien hecho y lo fácil.

Entrañable relato.

Abrazos.

Mamaceci dijo...

Son los recuerdos de niños los primeros en la vida, y los últimos en irse cuando esta tambien se va.
Muy bueno Monica! Es amargo el final de ese hombre, y el relato y los recuerdos entrañables
Besito

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