La lista de todos los participantes, en lo de Gustavo
NOMBRES
Desde siempre, y por alguna razón que no comprendía, su propio nombre se le antojaba hueco y vacío. Ajeno. Arisco. Como si nada íntimo lo atara a él, que… sin embargo, acudía siempre presto cuando se lo nombraba de esa manera. No podía manifestar en público aquella rara sensación de no aceptar su propio patronímico, tenía temor que lo creyeran más excéntrico aún,…más loco.
Siendo el menor de aquella disfuncional familia en la que los lazos de afecto y compromiso nunca fueron francos ni sinceros, se hubiese sentido muy expuesto si, por algún motivo que viniera a cuento, alguna vez se animara a confesar su marcado rechazo al nombre que se le impusiera.
A fuerza de ser sinceros, no era sólo su nombre lo que, paulatinamente, le fue generando extrañeza y desconfianza. También lo fue sintiendo frente aquellas pocas fotos familiares que presidían el escritorio paterno: sonriendo todos, parejos y prolijos en el comedor de la casa de Belgrano, en la playa o en alguna lejana fiesta de fin de año.
Haciendo profundos repasos mentales, eran muy contadas las situaciones en que recordaba haberse sentido verdaderamente unido a sus parientes inmediatos. Nunca el diálogo fue bueno con sus hermanos. Con su madre, la relación se basaba en coloquios superficiales y a distancia, nunca una caricia o una manifestación inequívoca de amor maternal acudiendo en su auxilio. Con su padre, en cambio, la relación era directamente inexistente. Nada los unía, ni siquiera los recuerdos más lejanos que, se supone, alguna vez padre e hijo deberían haber compartido.
Fue así que aprendió a hacerse fuerte estando solo en medio de otros y con esos otros no vislumbraba ninguna identidad común que los aglutinara.
Con el paso de los años, la sensación de no pertenecer a esa familia, a ese sitio, a esa historia, fue metiéndosele en la piel, llegando a calcificarse casi con sus huesos. Algo muy íntimo y primordial buscaba develarse como la causa de ese desajuste emocional que no podía ya ocultar y que a nadie más que a él parecía afectar.
Sin que supiera bien cuándo comenzó la sospecha, un día se decidió a vencer lo que parecía ser temor y más tarde resultó ser un verdadero alivio: su ADN habló a las claras sobre las causas de aquel rechazo existencial que siempre presintiera: hijo nacido en cautiverio de padres desaparecidos su verdadera identidad salió a relucir quebrando de una vez y para siempre, la oscuridad impuesta en un nombre que no le pertenecía.
En manos de ilegítimos apropiadores su historia real fue pisoteada, oscurecida y mancillada. Su verdadero nombre le fue, por años, arrebatado, ocultado y vilipendiado, por capricho de la soberbia de quienes pretendieron cambiar el rumbo no sólo de su destino, sino de los de tantos que sufrieran en carne propia el mismo vil ultraje.
Nota: en homenaje a los, hasta ahora, 101 nietos recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo.
31 comentarios:
Mónica,me ha conmovido tu historia hasta los huesos..cuántas personas sin nombre,en manos de familias ajenas sintiéndose que no son ellos.
te felicito.
Buenísimo.
Morgana.
Cuanto sufrimiento oculto encierra la historia reciente de nuestros paises.
Y que requetebien sabes contarnosla tú Monica.
Felicidades por tu relato.
Me ha encantado este sentido homenaje.
Besosss
Cuanta tristeza acumulada, hasta encontrarse. Le endosan familia y nombre y le endosan frío y soledad, no pertenencia. Largo viaje hasta los orígenes arrebatados de muchos niños entonces, hasta, quizás, recuperarse un día, tener tu nombre y tu sangre verdadera.
Muy sentido relato, merecida evocación de tantos silencios.
Ocurrió en Argentina, en España, como dice Mari Carmen, ocurre hoy en muchos lugares.
Neo, bsitooo.
¿no hemos todos alguna vez pensado que si éramos adoptados? Nos consolaba el parecido familiar. Terrible historia y desgraciadamente real.
Ufff... Sobrecogedor el relato, sin duda. Escrito con la maestría de siempre, has logrado emocionarme. Genial amiga, besos y mordiscos.
Excelente, conmovedor y reivindicativo homenaje sobre el nombre.
Lo merecen todos ellos.
Un fuerte abrazo.
Wow, precioso homenaje el tuyo. Pocas cosas hay más nuestras que nuestro nombre, y pocos secuestros y robos hay más viles que los de nuestra propia identidad.
Con relación a los nombres, aprovecho para recomendarte un título de Jose Saramago. "Todos los nombres", no se porqué me da que te encantará su lectura.
Abrazos, Mónica¡
Eres tan elegante escribiendo, Mónica. Es un placer leerte, incluso cuando tratas temas tan dolorosos como este.
Hermoso homenaje.
Un abrazo.
Muy bueno. Recuerdo que hace unos días vi un documental sobre un hospital de Madrid en el que los niños nacían todos muertos. Las madres se iban a su casa y no pasaba nada. Pero, por un error en un análisis de sangre uno de esos niños, que supuestamente habían fallecido, están ahora apareciendo y buscando a sus verdaderas familias. Son cientos y fueron vendidos a franquistas ricachones.
El ser humano es cruel, muy cruel.
Besos.
Fantástico relato Mónica, este le encantaría a nuestra amiga Lis, que lleva años luchando por encontrar a su hermano que le arrebataron a su madre en la dictadura, Gusss!!!, pásale el enlace a Lis, miles de besosssssssssss.
Es terrible el trato que unos seres humanaos damos a otros, hasta llegar a apropiarnos de lo que otros más aman.
Hola guapa, buenisima entrada, te felicito por ella, pasa buen jueves, besos
Cada una de estas 101 historias es dolorosa y a la vez esperanzada; ellos recuperaron su identidad, por fin saben de donde vienen.
Faltan muchos, que con un poco de suerte, viento a favor y ayuda de todos irán recuperando su pasado.
Triste y a la vez hermosa su historia.
un beso
Precioso homenaje, Mónica, que llega a nuestros corazones a través de la caricia de tus letras...
Quizás, y aún con familia, en algún momento de nuestras vidas algunos nos sintamos así, "sin nombre" o con un nombre que pesa más que la propia vida...o una vida que lo hace más que el nombre...
Te copio un enlace de un homenaje que hice este verano en mi blog a "Las madres de los desaparecidos":
http://marsolana.blogspot.com/2009/08/homenaje-todos-los-desaparecidos.html
Espero que te guste, es duro, pero sobre todo, es NECESARIO.
Un relato cruel, vivo, i bien estruturado. Me ha encantado amiga. De veras. Tienes oficio i pluma de novelista de best-sellers. Aprovéchala. Desde Cataluña un abrazo fuerte, fuerte.
Pero uno, tambièn era ese nombre o apelativo, al que se había acostumbrado desde que era niño y balbuceaba.
De ahí, ese conflicto, en que lo ìntimo se habìa desgarrado aun más.
Un secuestro es deleznable.
Tésalo
Es un hermoso homenaje, Mónica, muy merecido. Nadie tiene derecho a separar a un hijo de sus padres a negarle el saber cuál es su verdadero nombre, delata mucha crueldad de corazones que se creen buenos pero solo lo son para sí mismos para satisfacer sus apetencias olvidando el sufrimiento de esas personas a las que marcan de por vida con el dolor inmenso que siente una persona a la que le roban un hij@.
Me emocionó tu relato.
Un fuerte abrazo.
Precioso y conmovedor relato. El enfoque que le has dado es muy bueno, yo me atrevo con un buenísimo. Cuantas atrocidades se han cometido, y lo peor es que se siguen cometiendo. Bien por esas luchadoras abuelas de la Plaza de Mayo. Felicidades por este hermoso relato. Besitos.
¡Gracias por leerlo, Mónica, me alegro mucho!
:)
Besos.
En lo más profundo de su ser sentía un desarraigo cruel que no sabía explicar, un sentido de no pertenencia, un rechazo visceral a su postiza vida. Le habían arrebatado nombre, identidad, el afecto de los suyos. Hermoso homenaje a tantos niños obligados a vivir una vida que no es la suya.
Tu historia es de las que dejan pellizco en el corazón.
Un abrazo.
Muchísimas gracias a tod@s por su atención y comentarios tan generosos.
Besos repartidos!!!!
Nombres escritos en el viento, dolor sin nombre, anónimos de historia....
Un fantastico y duro relato-homenaje.
Un beso
Tuvo suerte el protagonista de tu historia ya que nunca se sintió unido su más que despreciable familia.
No puedo ni siquiera imaginar la tragedia, la incertidumbre, los sentimientos encontrados de aquellos otros que se sintieron genuinos hijos de unos padres usurpadores y que un día alcanzaron a conocer su verdadero origen
Precioso relato y quien permaneceria indiferente ante esta realidad, cuantos cuerpos sin nombre.
Muy conmovedora
Besazos
me ha encantad0, per0 a la vez me ha hech0 preguntarme si un niñ0 (este debe de tener una edad muy muy reducida cuand0 le s0n impuest0s padres nuev0s...esa es mi premisa)c0n el pas0 del tiemp0 es capaz de sentir la ausencia de sus padre verdader0s de si es capaz de sentir, s0bre t0d0, la ausencia de aquella que l0 llev0 dentr0 9 meses...sabes, ne0, me encantaria que un timbre bi00gic0 avisara de esa circunstancia, que una llamada bi00gica avisara a es0s niñ0s...per0...per0...n0 se...
medi0 bes0.
Bien resuelto Neo,un tema tan duro en tu pluma,reconforta el alma.
cariños
Querida Neo, sigo encontrando esos lazos que inmateriales, nos siguen uniendo, rompiendo las perversas ataduras de quienes nos buscaron, amordazaron, torturaron y finalmente desaparecieron un padre y una madre, y quisieron escribir con plomo la memoria que sigue, obstinadamente, emergiendo en esa tenaz, digna y sólo explicable Amor que primero Madres de Plaza y luego Abuelas han hecho posible. A pesar de estar directamente involucrado en historias de supervivencia, tus palabras me han conmovido. Te enviaré al mail una de ellas, una ficción basada en la historia de tres pequeñas grandes mujeres...no, no, visitame en el antiguos, buscá "memoria".
Permitime que te abrace el alma, un poco más fuerte que de costumbre
Duelen tus palabras....
Saludos y un abrazo enorme.
Que hitoria más conmovedora Neo... !que terribles años esos de la dictadura y los robos de niños y las usurpaciones de identidad!, desde luego, un emocionante y conmovedor homenaje a esas abuelas de Mayo, que yo, desde aquí, tan lejos pero tan cerca del corazón, también comparto y con quien también me uno.
Me ha encantado leerte, Neo... de veras, que relato tan lleno de sentimiento.
Un besote, de los enormísimoooosssss
Publicar un comentario