lunes, 31 de mayo de 2010

ARTE Y RIESGO DE CRECER










A medida que pasan

los días y los meses

los años, la vida…

uno va entendiendo

que el arte

(y riesgo) de crecer

implica no claudicar

en las fortalezas

de las propias convicciones.

Eso no es tozudez.

No es torpeza.

No es delirio.

Es más bien constancia

y coherencia

entre lo que se cree,

lo que se sueña…

y lo concreto

que en verdad

se ha construido.




UN MAL DESPERTAR (actualización)

Cooperación y Desarrollo

VIAJAN 600 PERSONAS

Israel asalta la flotilla solidaria que iba a Gaza: 16 muertos

Foto de la Noticia
Foto: EP

JERUSALÉN, 31 May. (Reuters/EP) -


Al menos 16 personas han muerto en el asalto durante la operación de interceptación de la Marina israelí contra la caravana humanitaria formada por seis barcos que se dirigía a la Franja de Gaza, según la televisión privada israelí Channel 10, que afirma que los soldados están encontrando gran resistencia por parte de los activistas del barco que ha sido asaltado.

Esta información incrementa el balance ofrecido recientemente por medios turcos, que hablaban de dos fallecidos y una treintena de heridos citando a la portavoz del Gaza Free Movement, Mary Hughes Thompson, una de las organizaciones integrantes del convoy.

Según Thompson, comandos israelíes descendieron desde un helicóptero sobre la cubierta del barco turco, el que lideraba el convoy, y se hicieron con el control del navío.

ESPAÑOLES EN LA FLOTILLA

A bordo del convoy humanitario viajan en torno a 600 personas, entre los que hay al menos un español. Se trata de Manuel Tapial, perteneciente a la organización Cultura, Paz y Solidaridad. Tapial ha estado durante los últimos días escribiendo numerosas entradas en su blog en las que contaba detalles de la expedición, y en las últimas horas remarcaba la inquietud que le producía la presencia militar israelí en torno a los barcos.

Tras conocerse el ataque ha sido imposible ponerse en contacto con Tapial. Por su parte, desde la organización Cultura, Paz y Solidaridad afirman que no han podido hablar con él por teléfono desde el pasado jueves por la noche, y que toda su comunicación se reducía a contactos frugales por correo electrónico cuando se daba la circunstancia de que tenían conexión a Internet.

"La única arma que llevaba mi hijo era la cámara", según la madre del periodista español que iba en la flota

VALENCIA, 31 May. (EUROPA PRESS) -
Cristina Soler, madre del periodista valenciano David Segarra, que viaja a bordo de la 'Flotilla de la Libertad' que se dirigía con ayuda humanitaria a la Franja de Gaza y que hoy fue asaltada por soldados israelíes, aseguró, en declaraciones a Europa Press, que la "única arma" que llevaba su hijo era "la cámara de vídeo".

Soler aseguró no tener ninguna noticia de su hijo, con el que ayer estuvo en contacto a través de la red social Twitter, aunque la comunicación se cortó en el momento en que llegaron los barcos israelíes.

La madre del periodista valenciano indicó que está en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y que le consta que la Embajada está trabajando aunque hay un "gran bloqueo y censura" por parte de Israel.





sábado, 29 de mayo de 2010

JUEGO DE MUSAS (las palabras)












Libres

independientes de significados

ella vuelan,

se dejan oír

se escuchan..

Juegan al veo-veo,

a las adivinanzas…

a las sorpresas,

al dejarse llevar,

dejando susurros

-sutiles sugerencias-

encaramadas al antojo

de quien las lee

y las pronuncia:


“Esmeralda”

“Magenta”

“Flancos”

“Flamencos”

“Menta”

“Sustancia”

“Intrascendencia”


En sus ritmos

-que son jugos,

que son colores-

ellas regalan el placer

de sus sonidos

a quien decida

dejarse llevar

por su armonía,

sin que halla razón

o lógica que hoy las una.

Tan sólo el capricho

de la musa que aquí ha jugado,

haciéndolas nacer

unas junto a otras.



viernes, 28 de mayo de 2010

ENTRELAZADOS




Delgados hilos invisibles
que nos atan unos con otros
a veces para bien
y otras …no tanto,
la cuestión es que todos
estamos entrelazados.
Nadie puede ser lo que es
sino hay otros que nos den
identidad, sentido y sustento.

miércoles, 26 de mayo de 2010

ESTE JUEVES UN RELATO: Viaje en el Tiempo



Si me dieran la oportunidad, el artilugio mágico o científico para andar por el tiempo libremente, sin complicaciones, con la tranquilidad de poder optar, de ir y volver por él como si se tratara de un paseo, no caería en la tentación de bucear en el pasado lejano, en algún momento histórico clave donde algún hecho particular dejó huella en la historia colectiva de la humanidad. No. Ni remotamente...
Mucho menos indagaría en el futuro. Si bien la futurología es una clave magnífica como para vislumbrar las probables consecuencias de nuestro presente, y por ende poder corregir nuestras acciones, tampoco ese aspecto de la mencionada hipótesis lograría despertar mi interés.
De ser posible ese viaje en el tiempo, en cambio, sí me arriesgaría a retroceder a un pasado mucho más inmediato: me dejaría llevar por el encanto de volver a ver y sentir las vivencias de mi niñez. Particularmente, aquellos domingos maravillosos en casa de mis abuelos donde se reunía la familia entera y compartíamos toda la jornada.
Volver a encontrarme con aquellos rostros tan amados, que ya no están pero que siempre me acompañan en mente y espíritu, sería un verdadero gozo. Un regalo incomparable que me animaría a disfrutar, aunque luego, la gran emoción que me embargaría, me haría inundar de lágrimas aquella fantástica máquina del tiempo con la que me hubiese transportado hasta allí.



para encontrar más viajeros en el tiempo visitar el blog de Gustavo

martes, 25 de mayo de 2010

EN ESTA CRUZ DEL SUR (a propósito del bicentenario)








Bajo el signo

crucial y etéreo

de la cruz del sur


con aroma a sol

a pampa y tango

y a río y a camalotes


con designios

de historias viejas

y el karma de las recientes


entre la gente que gana

el pan con más sudor

que alegrías


aquí me asumo

y me hallo. Luchando

en subsistencia diaria,


entronando a la esperanza

como hálito

para mover montañas


y persistiendo

en la promesa de construir

un mejor mañana.



domingo, 23 de mayo de 2010

PENAS COMPARTIDAS













Cuando la pena

desborda lágrimas

que se contienen hasta

donde no alcanzan

ni el orgullo

ni la determinación

de mostrarse fuerte,


uno vuelve

a sentirse breve

ínfimo, vulnerable,

y en la intimidad

más subjetiva


agradece la fortuna

de comprobar

que no está solo

que hay alguien

cerca, allí,

que nos acompaña

y se conduele.


VUELOS SIN CIELOS




Impotente amargura

la del espíritu

que sueña alas

y se imagina libre

alcanzando cielos

que sólo existen

en la soledad

de la que es su locura.





sábado, 22 de mayo de 2010

COMPLETANDO LAS TRES MIRADAS...



Para finalizar la síntesis de la trilogía, les dejo ahora parte de la tercera perspectiva ante una misma "taza de café".
Si quieren leer las tres historias completas, que al final se entrelazan, sigan los enlaces. (Sobre todoa los románticos, se los recomiendo!)
A tod@s, gracias por su atención y compañía!
Buen fin de semana!


Pequeña historia sobre unos ojos azules

Pequeña historia sobre las alas de Cupido

Una tarde como tantas, cuando estaba por terminar el invierno, un hombrecito muy formal y de aspecto algo insignificante entró al bar y se sentó junto a una ventana. El joven mozo tomó su pedido y al llevarle su café, olvidó acercarle un servilletero.

Esa fue la excusa que puso el Destino para conseguir que la mujer a quien amaba en secreto se acercara a aquel desconocido que desde ese instante comenzó a caerle molesto.

Cuando vio cómo ambos se miraron, intensa y profundamente casi pudo sentir como aquellas dos almas que recién se descubrían, luchaban contra tontos pudores para que su emoción no fuera descubierta.

La antipatía hacia aquel hombre delgaducho y casi sin presencia fue cediendo cuando vio nacer en los ojos azules de la mujer, una luz extraña que nunca antes le había visto.

A la mirada le siguió una sonrisa, bella y hasta inocente, que hizo que su adorada pareciera de pronto una chiquilla a quien habían sorprendido en una travesura.

El joven se enterneció. Su corazón brincó de felicidad al ver que su amor secreto sonreía, por primera vez en mucho tiempo. Sus celos se fueron transformando en esperanza; esperanza por ver que la vida dejara de hacerle trampas a aquella dama de los tan amados ojos de cielo.

Esperó con algo de desconfianza la actitud que el afortunado hombre de gris tomara, y para su desconcierto, aquel extraño, lejos de cobrar vuelo y envalentonarse con tan abierta aprobación, se intimidó de tal manera que hasta llegó a sonrojarse.

-¿De qué estaba hecho aquel hombre?- pensó, sin duda no era como los bravucones que solían adular y hasta molestar a su patrona. No entendía cómo no decía algo, cómo no avanzaba disminuyendo la distancia breve que lo separaba de aquellos ojos para él tan deseados. Sintió hasta indignación por tanta falta de soltura para aquellos menesteres. ¿Sería posible que aquel tonto no se decidiera?


viernes, 21 de mayo de 2010

LA MISMA TAZA DE CAFÉ, OTRA PERSPECTIVA...



Mientras el extraño se acomodaba entretenido en sus pensamientos, la mujer intentó imaginar cómo sería su vida, qué sueños tendría, que intereses, qué música le gustaría escuchar…

Mientras el hombre ojeaba el diario, el mozo le acercó un café, el parroquiano agradeció cortésmente y se dispuso a disfrutarlo tomando el pocillo con tanta elegancia que llamaba la atención.

Al ver que se trataba de alguien tan educado, la mujer quiso demostrarle su cortesía, acercándole el servilletero que el mozo se había olvidado de llevarle. En el momento que se acercó, vio que los ojos de aquél hombre se detenían en los suyos, con una mirada tan tierna como nunca antes había conocido.

Aquellos ojos grises que se detuvieron en los suyos parecieron quedar extasiados, como si por toda una vida se hubieran estado buscando. Desde hacía años la mujer no había temblado de emoción ante la cercanía de un hombre, desde hacía años sus ojos no se habían poblado de estrellas como en ese instante, ni tampoco una sonrisa suya brotó tan radiante.

Notó que el hombre se emocionaba como ella, pudo ver en su mirada que era así, pudo sentir que sus almas podían haberse tocado en aquel momento, embelesados por el aroma del café que los envolvía como en un embrujo. No tenía ninguna duda de que ella también lo había impactado.

No quiso resultar muy obvia ni parecerle una mujer fácil, así que sin dejar de sonreírle volvió hacia el mostrador y pretendió acomodar las tazas y lustrar las bandejas que ya antes había lustrado. Pero pese a su esfuerzo, no podía dejar de mirarlo con picardía, como lo hacen los niños cuando son descubiertos en una travesura.

Por una fracción de segundo sintió que sus mejillas se sonrojaban como hacia siglos no sucedía, por una fracción de segundo se sintió joven, se sintió cautivante y extrañamente, con ganas de serlo.

Su corazón se apresuraba a latir, pensando que tal vez el desconocido se acercara y le preguntara algo, cualquier cosa, como excusa para iniciar una conversación y así poder descubrir un poco más a quien le había despertado aquellas sensaciones que creía perdidas hacía tiempo

Nota:

El texto anterior fue extraído del primer cuento que escribí, como es usual en mis historias, organizado en una trilogía. Les dejo los enlaces a cada una, por si quieren re-leerlos.

Pequeña historia sobre unos ojos azules

Pequeña historia sobre las alas de Cupido


jueves, 20 de mayo de 2010

ESTE JUEVES UN RELATO: Historias alrededor de una taza de café



(más historias humeantes en lo de Gustavo)



Fue en una de esas tardes de caminatas cuando pensó que tenía ganas de tomar un café. Extraño en él, que no era de improvisar decisiones como esa, pero así y todo, luego de evaluar el tiempo de luz que restaba (no quería andar por la calle cuando ya hubiera oscurecido) decidió que el bar de la esquina no tenía un aspecto demasiado sucio, así que se animó a entrar. Tuvo suerte porque el mozo lo atendió en seguida y además, sobre una mesa vecina, había un diario que podría ojear mientras tanto.

-Un café chico. Con edulcorante - agregó con firmeza, pero tratando de no resultar muy cortante. Siempre supo que el tono adecuado de la voz es importante cuando se pretende que lo tomen a uno en serio.

Se ve que el tono fue el adecuado porque con rapidez y sin mayores inconvenientes a los pocos minutos una tacita de café humeante estaba frente a él, y además con el agregado de un pequeño alfajorcito que según parecía formaba parte de la atención de la casa.

Por un momento pensó que tal vez el bar de enfrente hubiera sido una mejor elección, pero inmediatamente alejó esa idea de la mente, - para qué dudar?- pensó - ahora la elección ya está hecha.

Sus pensamientos estaban ocupados en esas elucubraciones cuando de repente la vio.

Era realmente hermosa - una bella mujer, de esas que se recuerdan por varios días – susurró para sus adentros. Sorpresivamente la mujer se acerca a su mesa, a la par que él siente que sus mejillas grisáceas comienzan a sonrojarse. Los ojitos grises del hombre gris se ven reflejados en los azules de la mujer – increíblemente azules – pensó.

- Aquí tiene las servilletas, señor - dijo ella con una sonrisa, mientras que para los oídos del hombre esas palabras parecían provenir de un coro celestial.

-…mmmuchas gracias - afortunadamente logró decir, entrecortado.

Aquel café y su alfajorcito le supieron a mieles, a ambrosía, a nubes doradas, a delicias del paraíso…nunca antes se había sentido así, tan irreal, tan suelto de pies, de alma y de cuerpo.

El tiempo parecía haberse detenido ante esos ojos, tan azules como nunca el cielo se había mostrado, o quizás sí, una vez, aquellos cielos de las sierras, de esas vacaciones en Córdoba con sus padres, quizás el tono de azul era igual de límpido y perfecto.

Hubiese deseado que aquel pocillo no se acabara nunca, o por lo menos haber pedido un café doble, para estar unos minutos más tan cerca de aquél ángel, que aunque parezca increíble, lo miraba con ternura, con picardía, como lo hacen los niños cuando son descubiertos en una travesura.

A él. Lo miraba a él. No era mentira. No cabía dudas, no había nadie cerca con quien confundirse. Aquellos ojos estaban buscando una excusa para enfrentarse a los suyos, no había otra explicación.

Jamás en la vida una mujer lo había mirado como ella. Sabía que desde ese momento ella pasaría a ser para siempre, pobladora de sus sueños.



Nota:

El texto anterior fue extraído del primer cuento que escribí, como es usual en mis historias, organizado en una trilogía. Les dejo los enlaces a cada una, por si quieren re-leerlos.

Pequeña historia sobre unos ojos azules



martes, 18 de mayo de 2010

IMPOSIBLES




Sin considerarme rebelde

cuestiono lo establecido.

Esas normas subjetivas

que reglan toda medida

en cada paso que damos

normando lo ya probado.


Si bien es cierto que somos

gregarios por experiencia

es bueno que despleguemos

al viento de la anarquía

los vuelos de nuestros sueños

aún a la luz del día.


Esa inquietud tan profunda

que tiene toda alma humana

de atravesar nuevos límites

quebrando lo que es vedado

es prueba que lo imposible

no existe para el osado.



sábado, 15 de mayo de 2010

ALEVOSA RE-EDICIÓN





Sí, ya sé...es largo y ya lo publique en algún momento, pero tengo ganas de subir un cuento y las musas no me ayudan a escribir uno nuevo, así que, pido disculpas a quien lo haya leído y espero que a quien le interese, lo disfrute.

Saludos a tod@s!
Buen fin de semana.


FRENTE AL MAR DE LAS CULPAS


Capítulo 1: LA GRIS SOLEDAD

Era un viejo hotel frente al mar. Un lugar solitario que alguna vez fue punto neurálgico de circuitos turísticos, pero que, con los años y gracias a la apertura de nuevas carreteras, la gente ya casi ni recordaba.

Erguido aún, pero destartalado y añoso, su imagen invocaba la añoranza de los tiempos idos, casi una sombra que se negaba a desvanecerse del todo.

Era el lugar ideal para escapar, sitio elegido por escritores solitarios, románticos nostálgicos, amantes furtivos, fantasmas o suicidas.

Entre los poquísimos huéspedes, uno, fiel a su decisión de alejarse de un mundo de realidades agitadas, eterno portador de una inmensa tristeza, contemplaba el mar desde la ventana de su cuarto.

Había perdido la cuenta de los días que llevaba allí, casi aislado del mundo, contemplando ese mar, gris como el cielo, ansiando encontrar lo que intuía, o quizás, no recordaba.

Sabía que alguna vez llegó para escribir en paz, lejos de todo, del ruido y de la gente, sumergido en la soledad de aquel hotel perdido blandamente entre los límites del horizonte y del tiempo.

Sufría por no haber logrado terminar su escrito. Por alguna razón, no podía acabar su libro, no hallaba el final contundente con el que soñaba.

Sus días se alargaban como su espera. Su figura se iba diluyendo como la noción del paso del tiempo. Era ya parte del paisaje, casi del mismo gris que las nubes y el agua infinita.

Su relación con los demás seres se reducía exclusivamente a los fugaces contactos con el viejo administrador del hotel, cuyos ojos, también grises, contenían la nostalgia misma de aquellos paisajes.

Si no hubiera sido por aquel viejo, medido y pausado, su existencia se hubiera restringido a la mera contemplación del mar, eterno e irreverente, con su rítmico oleaje rompiendo sobre los acantilados.

Su trabajo se limitaba, a reescribir constantemente la que debiera ser su más importante obra, quizás, la postrera, y por tanto, la que sirviera para marcar su trascendencia, su huella más destacada en este mundo árido y contradictorio.

Buscaba hallar en alguna palabra ese “algo” que le disipara el enigma de la conclusión que no llegaba. Intuía que, al terminar su libro, la razón misma de su existencia se mostraría ante sus ojos como la mayor de las revelaciones, y por ese motivo se justificaba soportar la tortura de la inacabable espera.

Se había habituado a la soledad; el silencio casi total no le molestaba ya más. Recordaba sí, que le había costado acostumbrarse; hombre nacido en una gran ciudad, la proximidad de los demás había sido, en otra época, tan necesaria como el aire que respiraba, pero, con el tiempo, llegó a la conclusión de que la autoimposición de aislarse en busca de inspiración, le había resultado sanadora y ahora su alma se había elevado a un estadio superior de purificación espiritual que lo había transformado en mejor persona.

Sin embargo algo lo perturbaba: en lo más profundo de su ser sabía que tenía un asunto pendiente imposible de soslayar y aunque no podía descifrar totalmente su naturaleza, comprendía que pronto lo descubriría.

Buscando escrutar el horizonte, contemplando el vuelo de las gaviotas que apenas se posaban sobre la arena, él presentía que no estaba allí por casualidad.

No era sólo por la búsqueda de inspiración que un día había llegado hasta aquellas costas, alguna otra razón había y quizás pronto la descubriera…o la recordara…porque a veces sentía que algo ya vivido lo amarraba a ese inquieto mar que lo hipnotizaba.



Capítulo 2: VERDES OJOS TRANSPARENTES

Una mañana, gris como tantas, llegó al hotel un pequeño contingente de viajeros. Gente de paso, esperando que el transporte que los llevaría a la capital fuera reparado por el mecánico de las cercanías.

Por unos días, y por decisión exclusiva del destino, el viejo hotel vio otra vez una pequeña multitud atravesando los viejos pasillos; se poblaron sus salones y rumores y risas volvieron a escucharse en la mayoría de sus habitaciones.

Entre todos, sobresaliendo como una orquídea entre cardos, una joven taciturna, de inusual belleza, despertó gran inquietud en el atribulado escritor. No era ya sólo el mar lo que contemplaba…esos ojos inmensos, verdes y transparentes, acapararon su atención y su corazón desde el primer momento.

Silenciosa, apenas susurrante en sus breves conversaciones, el alma de la joven escondía una pena, y el solitario escritor, agudizando su intuición logró detectarla.

Desde que la vio se sintió extrañamente unido a ella, fue como encontrar su par, su mitad… su complemento.

Observándola desde lejos, desde el amanecer hasta el ocaso, ambos seres se reunían en silencio frente al mar, sin mediar contacto, pero fusionados por algo invisible que los enlazaba en su intimidad.

Cuando el sol caía, la joven volvía al hotel, siempre cabizbaja, sin hablar con nadie, absorta en el mar y en sus pensamientos. El escritor la seguía, siempre desde lejos, enhebrada ya su alma con la suya.

Cuando la joven bajaba a desayunar, siempre se esmeraba en mantenerse alejada del resto de los huéspedes, huyendo de las incómodas conversaciones intrascendentes.

Desde lo alto de la escalera, oculto por las sombras del cortinado, el escritor la contemplaba, extasiado por la luz que se filtraba entre su larga cabellera. El viejo administrador, parco como siempre, se dio cuenta de lo que ya era un desembozado enamoramiento y sin pronunciar palabra, festejaba, contenido, la bienaventuranza de la llegada del amor para aquellas almas en pena.

Una mañana, mientras la joven sorbía con lentitud su café posando su mirada sobre las pobres flores del jardín, el escritor creyó recordar otra mirada, lejana ya y perdida en el tiempo…tan honda y también tan cercana como aquella.

Esa sensación de encontrarse con un destello de su pasado olvidado lo sobresaltó, lo hizo perderse otra vez en sus pensamientos, en su búsqueda eterna de lo que fue y ya no era.

Por breves momentos otra vez su angustia ancestral lo invadió y tuvo en su boca el sabor amargo de una desilusión…vieja, reseca, pero presente aún en su más recóndita tristeza.

El día transcurrió otra vez lentamente, como los pasados y solitarios que recordaba. Sentado frente a sus escritos intentó otra vez cambiar los párrafos en busca del ansiado desenlace, pero tampoco esa vez pudo lograrlo. Renovada su desazón por su obra inacabada, esa tarde pudo, en cambio, refugiarse con algo de esperanza pensando en los bellos ojos de su recién descubierta enamorada.

Al caer el sol, la melancolía lo encontró otra vez frente a su ventana, perdida su mirada en el horizonte, siempre a punto de recuperar ese algo que no lograba recordar.

Bajó al comedor buscando, ansioso encontrar nuevamente la dulzura de aquella mirada amada, bálsamo eficaz para contrarrestar la opresión que casi siempre sentía en sus entrañas.

En esa oportunidad la joven se retiró a su habitación sin cenar, sin duda queriendo huir del bullicio de las demás personas. Nadie pareció notar se ausencia, salvo el escritor que sentía como propio el hondo dolor que la aquejaba.



Capítulo final: AMOR, REDENCIÓN Y LIBERACIÓN

Esa noche hubo tormenta. Las olas, embravecidas, rompían fuertemente sobre las rocas, el rugir del mar era atemorizante y a lo lejos, muy pocas luces del pueblo cercano, titilaban como estrellas.

Vagando insomne por la playa, el ignoto solitario intentaba en vano recordar el por qué de sus propias penas, cuando, de repente, un rayo, como rasgando la negritud del cielo, se precipitó a lo lejos, iluminando todo el muelle.

Como espíritu desesperado que clama al cielo por ayuda, la joven mujer avanzaba sobre la escollera, empapándose, decidida a todo, anunciando el que debería ser sin duda, su suicidio.

El pobre escritor, sobresaltado, quebrado por dentro como si en su interior hubiera caído también otro rayo, quiso en vano llegar antes que el salto fatal se produjese, pero no lo logró…y así, en ese mismo instante recordó aquella otra vez que tampoco pudo conseguirlo. Eran otros ojos, también suicidas, pero era igual la angustia que lo recorría de pies a cabeza.

Y de pronto, en medio de un nuevo destello, su pasado íntegro retornó frente a sí: su viejo amor, su desilusión, su pasión por el trabajo, su tristeza marcada en el rostro, su infidelidad, su arrepentimiento, su impotencia por haber herido a la persona que más lo amara, la desesperación al saber la noticia de su suicidio, su terrible angustia, su dolor incurable, su sueños rotos, su culpa por vivir, sus ganas de morir…su salto al vacío desde los acantilados, su vagar errante desde entonces, su fatuidad, su existencia fantasmal, su pecado por saldar…

Espectro que no encontraba su sentido, en ese instante tuvo plena conciencia del por qué de su espera: el destino le daba la oportunidad de enmendar lo que no pudo evitar la primera vez y de cuya causa él se sentía tan culpable que la muerte decidió postergar su resolución.

Teniendo como cómplice al Tiempo, que decidió para ayudarlo, quedarse suspendido en ese instante fatal, resuelto a responder con todo lo que era y lo que había sido a aquel desafío que reciben sólo algunos pocos, se arrojó hacia la oscuridad de aquel mar enfurecido y sin la necesidad de ver, sólo guiado por la intensidad de su amor y arrepentimiento, tomó firmemente la mano inerte de su blanca amada que se hundía.

Logrando transmutar su etérea sustancia por unos segundos, con fuerza inusitada, arrancó a las olas la vida que no debería ser truncada, consiguiendo liberar de las aguas impacientes a su bella amada silenciosa.

Sobre la playa, exhausta y en brazos de aquel pobre fantasma, una muchacha solitaria acababa de ser rescatada de la muerte.

Débil, casi inconciente aún, logró entrever aquel rostro blanquecino que la miraba sollozante.

Conmovido y agradecido al destino por aquella extraordinaria oportunidad de redención que se le había otorgado, el fantasma rompió a llorar sobre el pecho de su amada, liberando a su alma, y para siempre, del terrible peso de la culpa.

La joven, sumida aún en una blanda confusión, sintió la calidez de aquel incorpóreo corazón cercano a su pecho, y sus manos, temblorosas pero sin miedo, lograron acariciar la cabellera sutil de quien fuera su salvador.

Cuando la joven mujer despertó, abrigada ya en su habitación, reconoció el rostro del viejo administrador del hotel que la miraba condescendiente.

Algo mareada aún, se incorporó buscando aclarar la sucesión de imágenes borrosas que llegaban a su mente: la tormenta, el mar embravecido, el muelle, el rayo, el salto y la desesperación, el instante eterno en que su cuerpo inerte se sumergía, una mano firme que la sostuvo, la calidez del amor que la rescataba…la playa, el rostro pálido, el llanto conmovedor, sus caricias…

No pudo entender claramente lo sucedido pero una desconocida placidez le invadió sustituyendo la que desde siempre había sido su tristeza.

La gratitud por hallarse viva le dio rápidamente color a sus mejillas, mientras el viejo administrador del hotel le alcanzaba una taza de té para confortarla.

A un lado de su cama, una carpeta con lo que resultó ser el borrador de un libro llamó su atención.

Una fuerza interior la impulsó a leerlo, de principio a final, y al hacerlo, lágrimas conmovidas de desprendieron de sus ojos mientras con indescriptible emoción iba leyendo la que, reconocía, era su propia historia.

Uno a uno los pasajes de su penosa vida se mostraban, piadosos, narrados con gran talento, hilvanados con la intencionalidad de quien busca rescatar al lector con un mensaje de esperanza.

Se reconoció en cada página, en cada palabra ajustada con indiscutible precisión, como si cada vocablo estuviera allí especialmente dirigido a su corazón, tan entristecido a lo largo de sus pocos años y que ahora, enfrentado con aquel texto conmovedor, se sentía fortalecido por la calidez de la esperanza que lo invadía.

El viejo administrador, que conocía perfectamente el drama del hombre que lo había escrito, le dio los detalles que precedieron a su culminación.

Le habló también de la leyenda que, con los años, se había ido tejiendo sobre aquel fantasma en pena quien, supuestamente, estuvo vagando entre las sombras de su viejo hotel buscando hallar, a la vez, la inspiración para acabar su obra y la redención de su propia alma.

Le habló también del poder sanador del Amor, ese que se da, con suerte, una vez en la vida, y que en excepcionales ocasiones, quizás también después de ella.

La muchacha, renovada ahora frente a la realidad que se le mostraba plena y prometedora, acabó de leer el escrito, que en su página final, agregado con vibrante letra manuscrita culminaba: “Nunca la culpa se salda con más culpa; sólo el amor es capaz de vencer a la muerte”.




…Y FUI AIRE




Aquella vez que fui aire,

silencio,

inmensidad

sin mis miedos,


palpé de cerca a la vida,

comprendí

“infinitud”,

…fui universo.



(hace casi tres años me animé

y volé en parapente…

de allí estos versos)



jueves, 13 de mayo de 2010

ESTE JUEVES UN RELATO: NOMBRES

La lista de todos los participantes, en lo de Gustavo

NOMBRES

Desde siempre, y por alguna razón que no comprendía, su propio nombre se le antojaba hueco y vacío. Ajeno. Arisco. Como si nada íntimo lo atara a él, que… sin embargo, acudía siempre presto cuando se lo nombraba de esa manera. No podía manifestar en público aquella rara sensación de no aceptar su propio patronímico, tenía temor que lo creyeran más excéntrico aún,…más loco.

Siendo el menor de aquella disfuncional familia en la que los lazos de afecto y compromiso nunca fueron francos ni sinceros, se hubiese sentido muy expuesto si, por algún motivo que viniera a cuento, alguna vez se animara a confesar su marcado rechazo al nombre que se le impusiera.

A fuerza de ser sinceros, no era sólo su nombre lo que, paulatinamente, le fue generando extrañeza y desconfianza. También lo fue sintiendo frente aquellas pocas fotos familiares que presidían el escritorio paterno: sonriendo todos, parejos y prolijos en el comedor de la casa de Belgrano, en la playa o en alguna lejana fiesta de fin de año.

Haciendo profundos repasos mentales, eran muy contadas las situaciones en que recordaba haberse sentido verdaderamente unido a sus parientes inmediatos. Nunca el diálogo fue bueno con sus hermanos. Con su madre, la relación se basaba en coloquios superficiales y a distancia, nunca una caricia o una manifestación inequívoca de amor maternal acudiendo en su auxilio. Con su padre, en cambio, la relación era directamente inexistente. Nada los unía, ni siquiera los recuerdos más lejanos que, se supone, alguna vez padre e hijo deberían haber compartido.

Fue así que aprendió a hacerse fuerte estando solo en medio de otros y con esos otros no vislumbraba ninguna identidad común que los aglutinara.

Con el paso de los años, la sensación de no pertenecer a esa familia, a ese sitio, a esa historia, fue metiéndosele en la piel, llegando a calcificarse casi con sus huesos. Algo muy íntimo y primordial buscaba develarse como la causa de ese desajuste emocional que no podía ya ocultar y que a nadie más que a él parecía afectar.

Sin que supiera bien cuándo comenzó la sospecha, un día se decidió a vencer lo que parecía ser temor y más tarde resultó ser un verdadero alivio: su ADN habló a las claras sobre las causas de aquel rechazo existencial que siempre presintiera: hijo nacido en cautiverio de padres desaparecidos su verdadera identidad salió a relucir quebrando de una vez y para siempre, la oscuridad impuesta en un nombre que no le pertenecía.

En manos de ilegítimos apropiadores su historia real fue pisoteada, oscurecida y mancillada. Su verdadero nombre le fue, por años, arrebatado, ocultado y vilipendiado, por capricho de la soberbia de quienes pretendieron cambiar el rumbo no sólo de su destino, sino de los de tantos que sufrieran en carne propia el mismo vil ultraje.

Nota: en homenaje a los, hasta ahora, 101 nietos recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo.