miércoles, 28 de julio de 2021

CADA JUEVES UN RELATO: ALTER EGO

 Esta semana es Mag quien nos invita a escribir sobre ese "otro yo" que a veces aflora sorprendiendo nuestras vidas. Les dejo mi aporte y les invito a leer todos los textos participantes.



ALTER EGO

Cada día después de trabajar sobreexigida en dos empleos distintos, agotada y cansada de aguantar maltratos y exigencias varias, ella llega al fin a su  casa buscando distenderse un rato bajo la ducha caliente. Intentando recuperar fuerzas mientras el agua gentil la recorre, una a una recuerda con nitidez cada hostil circunstancia que ha debido enfrentar a lo largo de su penosa jornada.

Mientras se seca con la toalla gastada, cada uno de sus músculos le recuerda a través de su cansancio la fatiga a la que fue expuesto. Frente al espejo de la resignación, contempla el dibujo de sus arrugas, la profundidad de sus ojeras, la tristeza de su rostro, el abandono de su cabellera. Acerca de improviso su cara ensimismada a la inmediatez de su figura reflejada: hay algo distinto que cree ver en lo profundo de su mirada y le llama la atención. La luz amarillenta que remarca la sombra de sus pliegues le agrega dramatismo a la expresión que se descubre. De repente su habitual reflejo parece ser otro hacia el que va mutando con miedo y asombro. Aflora en aquellas pupilas algo cercano a la insania o la malicia. Retrocede por instinto al descubrirlo.

No puede decir que todo es ajeno en aquella que se asoma juzgándola con escarnio desde la superficie espejada. Mucho de sí misma reconoce apenas fijar con atención la mirada. No niega que siente cierta atracción por aquel personaje maquiavélico que la contempla con gran sorna y le reprocha su pasividad ante el maltrato y el conformismo sin queja. Con modo prepotente la tienta ahora para cambiar su actitud ante la realidad aplastante a la que se somete cada día. Juega desde su reflejo con su orgullo pisoteado y la desafía a soltar de una vez por todas a este “otro yo” que mantiene desde siempre bajo cuatro llaves por temor a quebrar los mandatos debidos. Habitualmente sometida, no sabe qué responder, cómo negarse ante los contundentes argumentos que su intimidante reflejo le impone.

Con locos pensamientos dándole vueltas en su cabeza, cena algo rápido y se va a dormir, mientras sigue paladeando la idea de animarse por fin a frenar los abusos y el maltrato, las malas maneras, la prepotencia de sus superiores… y esa posibilidad le hace esbozar -con  perfidia- una sonrisa.

A la mañana siguiente, con la inquietante experiencia de la víspera ya olvidada, bebe su taza de café a las apuradas, mientras se viste y prepara. Dispuesta a salir se detiene a contemplarse por última vez frente al espejo del recibidor y ahí la ve: nuevamente esa, que la asusta e insiste en no reconocer, la observa y la interpela con la mirada. No puede disimular esta vez el rechazo y el miedo. Comprende que nada puede hacer: hoy será la otra, la del reflejo, la que irá en su lugar a trabajar sabiendo de antemano lo que a sus abusadores les espera. 


jueves, 22 de julio de 2021

CADA JUEVES UN RELATO: AMANECERES

 Este jueves, Inma nos propone apostar a la esperanza hablando de amaneceres y voluntad de renacer. Les dejo mi aporte y el link de su blog para leer todos los textos participantes.


LA ÚLTIMA GUERRA

Al fin, luego de largos años de cruentos enfrentamientos y exterminio, se ha firmado el armisticio. Del motivo por el que se inició el conflicto, sólo quedan distorsionadas versiones que cada quien cuenta como se lo han dictado. De la forma en que se extendió luego para transformarse en la mayor masacre global de la que se tenga registro, los pocos sobrevivientes sabemos a ciencia cierta que no hicieron falta razones para que aún los más centrados perdieran el juicio: la locura se extendió y ocupó todos los rincones y hoy, habiendo culminado los enfrentamientos, no puede decirse que haya habido un bando vencedor, porque todos, sin excepción, hemos sido vencidos. Por nuestra propia necedad e intolerancia. Por nuestro absurdo apego a los líderes mesiánicos y a las falsas promesas, nos hemos puesto al borde de la extinción y ahora nos sentimos desolados y perdidos frente a las ruinas de lo que fuimos y bajo la sombra de nuestras propias miserias. ¿Valdrá la pena intentar proseguir? ¿Tendrá sentido replantear la estrategia de nuestro compromiso frente a la vida? ¿Tendrá la madre Tierra mejor futuro sin el yugo de nuestra especie? ¿De dónde podremos sacar fuerzas para reinventarnos un mañana menos aciago que lo que ha sido nuestro triste paso por este planeta que pese a su dolor aún nos contiene? Si alguno de nuestros dioses queda en pie, si valen de algo todavía nuestras plegarias, clamo al cielo para que se nos dé una señal manifiesta de lo que debemos hacer en medio de los escombros de nuestros fracasos.

…………….

Amanece tembloroso el nuevo día. Nubarrones negros logran disiparse traspasados por el aire fresco que llega desde la montaña. Cauteloso, abandono mi refugio sin llevar alerta ni arma ni escudo. No será sencillo acostumbrarse a la paz cotidiana. Los malos hábitos marcan a fuego nuestra piel y nuestro instinto. De repente un atisbo de color alcanzo a ver entre los despojos que piso. Una leve flor se abre a la luz matinal que lentamente gana brillo. Sus pétalos vibrantes igualan al sol y ahora ambos renacen entre los grises. Me conmueve su soledad pero también la insistencia que pone ella abriéndose paso entre piedras y cenizas. ¿Será ésta la señal que pedía al cielo que me envíe?




domingo, 18 de julio de 2021

ONIRICO

 


Soñaba con un sitio indefinido en medio de la bruma. No cercano, no lejano, ni hostil ni acogedor. Más bien neutro, se podría decir. Sin nadie al alcance de la vista más que sí mismo. Sin que hubiese un quiebre definido a causa de imperiosas urgencias, sí hubo un atisbo leve del despertar de su conciencia en el momento habitual en el que cada noche se levanta para ir al baño. Para hacerlo no suele abrir los ojos, ya que sabe el camino de memoria: sin ver recorre a oscuras  la breve distancia que hay desde el borde de su cama hasta la puerta del sanitario. Como siempre, hace el recorrido al modo de los sonámbulos de las películas, extendiendo sus brazos hacia el frente hasta que sus dedos alcanzan a ubicar el picaporte de la puerta, para luego abrirla y completar su menester. Nunca enciende las luces, cosa que sería hiriente para sus ojos más allá de la penumbra definida por la luminosidad tenue que atraviesa el vidrio del ventiluz.

Pero esa noche no fue así. Apenas rozar el metal, la consistencia del herraje le resultó diferente, menos sólido si se quiere o quizás menos frío. Tampoco escuchó el leve crujido que el mecanismo suele producir al accionar el pestillo. Esta vez todo lo percibió distinto, como perteneciente a otra realidad de la que habitaba. La misma sensación persistió cuando a oscuras atravesó el vano de la puerta y se agudizó cuando la opacidad que encontró le resultó más azul e indefinida que la que solía aguardarle allí. La posibilidad de hallarse aún dormido tranquilizó los alertas que casi se le dispararon ante esa inesperada situación y  por alguna circunstancia sin duda relacionada con su atracción natural hacia las cosas místicas, instintivamente se mantuvo dentro de esa duermevela indefinida en la que se encontraba, decidido a disfrutar ese nuevo plano de realidad que su subconsciente abría -o estaba construyendo- totalmente diferente del consciente y corporal que aceptaba abandonar. Concentrado en descubrir otras diferencias, agudizó su percepción esforzándose en no despertar mientras lo hacía. Lo primero que notó fue que las características físicas se habían perdido apenas atravesar la puerta: el arriba y el abajo ya no se correspondían, la posibilidad de avanzar o retroceder no dependía -en aquel mundo- de los movimientos de sus brazos o sus piernas sino de la voluntad de sus pensamientos. Por supuesto no logró de inmediato controlar aquella situación, sino que al comienzo se sumergió en un torbellino incomprensible de inconsistencias que tardó en dominar. Hasta que comprendió que con solo pensar con nitidez desde su yo profundo lograba ascender, avanzar, girar o trasladarse según su capricho, transcurrió un lapso que no supo precisar. Como era de esperar, así como se redefinían las validaciones espaciales, en aquel universo también lo hacían las temporales. El antes, el después y el ahora no tenían igual definición que en el mundo real, por lo que intentar aceptarlo y adaptarse no le fue fácil, más bien, lo encontró muy dificultoso. Una vez que se asumió con libertad en esa irrealidad fantástica, decidió satisfacer antiguas frustraciones nacidas de sus viejos miedos y limitaciones físicas: logró sentirse habilidoso gimnasta, eximio nadador, ágil escalador, incluso se deslumbró volando sin necesidad de artilugios mecánicos. En una de esos increíbles vuelos se encontraba cuando -agudo y chirriante como cada mañana- sonó el despertador arrancándolo impiadosamente del estado onírico profundo en que estaba.

La sorpresa de su mujer al encontrarlo muerto sobre el piso del baño, incomprensiblemente destrozado como si hubiese caído de una gran altura, fue tan grande e impactante que cuando los agentes de policía intentaron tomarle una primera declaración, debieron suspenderla por el estado de shock en que la pobre se encontraba. Los médicos no saben aún si será posible revertirle el daño. 




miércoles, 14 de julio de 2021

CADA JUEVES UN RELATO: Lo inexplicable

 Sumándome a la propuesta que esta semana nos deja Dorotea desde su blog, va mi aporte. Dar clic aquí para leer todos los textos.



LA GUARIDA BAJO LA MESA

La mesa del comedor de su abuela llevaba siempre un mantel largo, casi tocando el piso de listones de madera envejecidos por el tiempo. Allí abajo entre las cuatro patas sólidas de aquel mueble heredado, desde que se descubrió huérfana, estableció su guarida alejada de miradas extrañas. Transportada por su inocencia, logró conectar desde aquel sitio con otras realidades, consiguió recorrer sitios aún no descubiertos, conocer civilizaciones impensadas. Bajo aquel mantel de delicados encajes logró develar, aun siendo niña, los más profundos misterios que han inquietado a los filósofos desde el inicio de los tiempos. De toda esa magia descubierta tan tempranamente, jamás dijo una palabra. La mantuvo en secreto aún atravesada su adolescencia, cuando todavía se empeñaba en observar el mundo desde una arista menos cruenta de la que advertía más allá de su escondite.

En varias oportunidades estuvieron a punto de descubrirla mientras realizaba alguno de sus inefables viajes, pero gracias a su ingenio y a su fama de caprichosa, logró esquivar los reproches con los que los demás intentaban desalentar su persistente costumbre de anidar bajo la añosa mesa de caoba.

Fue justo el día de su forzado compromiso que sucedió lo inexplicable. Acicalada con refinamiento, la joven fue puesta a punto para la gran presentación: un acaudalado comerciante con el que apenas se había cruzado, se presentaría ante su abuela para pedirla en matrimonio. Luego de la rabieta inicial con la que la joven manifestó su total negativa para llevar adelante semejante compromiso, la aparente serenidad con la que continuó sobrellevando el trance de los preparativos, desconcertó bastante a quienes la conocían, pero al fin logró engañarlos. Nadie pudo anticipar lo que estaba por suceder, y aunque hubieran sospechado que algo maquinaba, jamás habrían podido imaginar lo que luego ocurrió: mientras su abuela hacia los honores agasajando al invitado, la joven se deslizó subrepticiamente bajo el mantel de la mesa ya dispuesta para la inminente cena. Una de las mucamas logró verla con claridad justo antes que una inusual luminiscencia atravesara el fino encaje de la mantelería. Inmediatamente después, la empleada se acercó para conminar a la joven díscola a salir de su refugio, pero quedó impactada: la muchacha ya no estaba, tan solo habían quedado tendidos sobre el piso el vestido vaporoso y los zapatos nuevos que llevaba. De su soñadora y mágica persona, sólo persistió para siempre su aroma y su recuerdo.


miércoles, 7 de julio de 2021

CADA JUEVES UN RELATO: UN CASO PARA SHERLOCK HOLMES

Sumándome a la propuesta juevera de esta semana que desde su blog nos deja la amiga Campirela, dejo mi aporte (el que no he podido acortar más, mis disculpas) y los invito a leer todos los textos.





Restos de la jarra de loza que solía estar en la cocina de la mansión Sackville se hallaban junto al cadáver del lord. En su mano, un trozo de una fotografía en la que se llegaba a ver parte de una mujer, ligera de ropas, tendida sobre un sillón junto a las piernas de un hombre que sin dudas resultaba ser el mismo lord, confirmando su fama de mujeriego. Alrededor del cuerpo inerte del millonario, un charco de sangre se había extendido sobre la alfombra.

La servidumbre -que antes se había retirado a sus habitaciones- fue convocada por el detective para ser indagada. Mientras Watson realizaba las preguntas de rigor, los ojos avezados de Sherlock descubrieron leves rastros de unas pisadas ensangrentadas de zapatos de mujer dirigiéndose hacia la puerta de servicio.

Inmediatamente el detective se dedicó a revisar los calzados de todas las mujeres de la casa. El lord era viudo y sin hijos y no había ningún huésped alojado en la mansión en esos momentos. Nadie de la servidumbre  tenía rastros de sangre, por lo que supuso que las pisadas resultaban ser de una mujer ajena a la mansión, quien, posiblemente había accedido por la puerta de servicio con la idea premeditada de enfrentarse al occiso, ya que había usado la pesada jarra que encontrara apenas ingresar como arma homicida.

Centradas sus sospechas en una mujer, el avezado Sherlock se dedicó a escrutar el trozo de la foto que el muerto aún conservaba entre los dedos. En la misma se veía un liguero muy particular en la pierna de la dama, detalle por el que, en forma intempestiva, convocó a Watson a dirigirse a la mansión vecina: la casa de los Britton, un matrimonio conformado por un viejo militar lisiado y su joven y atractiva esposa.

A la sorpresa inicial del militar retirado -provocada por la visita inesperada de los dos investigadores- le siguió su desconcierto al conocer el asesinato de su vecino. La astucia de Sherlock logró atraer  a la señora de la casa lejos de los ojos y oídos de su marido. Con disimulo y fingida galantería se las ingenió para descubrir una mancha de sangre en los zapatos de la seductora dama, confirmando sus sospechas: era ella la asesina de lord Sackville, quien había estado extorsionándola con la fotografía en cuestión, amenazándola con mostrársela al marido si no accedía a sus innobles demandas. Ante la evidencia, la asesina terminó por quebrarse.

Ya en la tranquilidad de su estudio, Watson indagó en privado a Sherlock para que le confiara cómo supo que la fotografía pertenecía a la señora Britton, si allí apenas lograba verse una pierna con un liguero bastante vulgar. Mientras encendía su pipa y sonreía con una pícara expresión, el inefable detective le respondía al doctor: “un caballero jamás revela la identidad de las damas con las que intima”.

domingo, 4 de julio de 2021

SOMBREROS Y BONETES, CIERRE DE CONVOCATORIA

 Llegando el domingo y luego de disfrutar con sus textos "sombreriles", doy por culminado este encuentro juevero que me ha correspondido conducir, agradeciendo la entusiasta participación de tod@s quienes -ya sea escribiendo, comentando o leyendo- han aportado su granito de arena para que hayamos pasado un grato momento literario. 

Doy el cierre como este encuentro amerita (agitando el sombrero) y le doy el pase ahora a nuestra amiga Campirela, quien por primera vez se ha lanzado a la aventura de anfitrionar el próximo jueves. Sé que lo hará con mucha capacidad y entrega (gracias y suerte Campi!) 


Que tengan una linda semana!


viernes, 2 de julio de 2021

CADA JUEVES UN RELATO: Sombreros y bonetes (segundo aporte)


 

BONETES

Bonetes. ¿A quién se le ocurre pensar que esto es divertido para festejar un cumpleaños? Aunque uno tenga cinco años juntarse a celebrar con sus amigos llevando estos aparatos sobre las cabezas es ridículo. Conos de cartón sujetados con elásticos debiluchos que se rompen apenas se los ajusta bajo la barbilla. Encima, decorados con monigotes de colores que ni se sabe de dónde los han sacado. Nada original, nunca una reproducción artística de nivel, algo interesante como para conservar como souvenir. Si al poco rato que los reparten la mitad de los dichosos bonetes terminan aplastados bajo la mesa o baboseados por el perro de la casa que acostumbra a meter el hocico en todo lo que encuentra. ¿Para qué gastarán dinero en estas tontas cosas que nada tienen de útiles ni elegantes y ni llegan enteros a la hora de soplar las velas y sacar las fotos? Los únicos que se divierten mirándonos con ellos son los adultos. Se ve que les resultamos chistosos pavoneándonos con esos adminículos aparatosos, apuntando al cielo con esos sombreros puntiagudos mientras nos embadurnamos las caras con crema o con la insalubre grasa de los saladitos baratos que nos sirven con gaseosas como si esa fuera la única merienda disponible para una fiesta cumpleañera de menores. ¡Por favor! ¡sean más coherentes! ¡Se lo pasan insistiendo para que comamos verduras en las comidas y después, cuando llegan las fiestas de cumpleaños nos atosigan con porquerías y encima, asquerosas, nada saludable o rico! Sólo sodio y grasa saborizada. ¡Un horror! Suerte que se cumple años sólo una vez en el año y el mal trago suele resumirse en un par de horas, porque nadie aguanta más que eso en una de estas fiestitas que con tan poco criterio preparan los grandes para nosotros.



(imagen tomada de la red)

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jueves, 1 de julio de 2021

CADA JUEVES UN RELATO: Sombreros y bonetes (Mi aporte)

 


EL SOMBRERO AZUL Y EL ELEGANTE BOMBIN

La joven del sombrero azul atraviesa la calle bajo la persistente lluvia, protegiéndose apenas con un periódico viejo. A paso ligero intenta hacer el largo trayecto hasta su casa guareciéndose bajo algún alero o algún zaguán que le brinde cobijo momentáneo, mientras la tormenta se ensaña haciendo volar paraguas y levantando faldas con mordaz insistencia. Tanto ella como el resto de los desamparados transeúntes se han convertido a esas alturas en torpes fantoches de rostros ateridos esquivando los charcos y las baldosas flojas que parecen multiplicarse, a medida que el viento azota las ramas de los árboles hasta desprenderles las pocas hojas amarillentas que aún les quedan.

Por algún motivo que no logra dilucidar, mientras disfruta de su segunda copa de bourbon, un silencioso observador centra ahora su atención en la escuálida silueta empapada que se apretuja junto al vidrio de la puerta de entrada del café en donde él se halla. Nota que el modesto sombrerito de paño azulado que lleva la muchacha, luce como único detalle festivo una pequeña pluma en su costado. Por alguna razón eso le agrada.

De improviso una ráfaga de viento y lluvia se ensaña contra la joven forzándola a ingresar al local para guarecerse. A estas alturas su sombrero azul está totalmente mojado y clama por un rincón cálido y seco. Algo indecisa decide acomodarse en la única mesa libre que queda en la cafetería mientras ubica su abrigo y sombrero chorreantes en el perchero. Mientras pide un café, sus ojos soñadores se entrecruzan con la mirada profunda del hombre callado que bebe su bourbon en la mesa próxima.

Casualmente su sombrerito azul queda lánguidamente suspendido junto al elegante bombín que el silencioso observador ha dejado antes colgado junto con su impermeable. La tímida pluma acaricia sin querer el ala curva del bombín que se estremece con su leve contacto. Ambos sombreros, hasta ese momento totalmente ajenos el uno del otro, pasan a disfrutar en el perchero de una íntima cercanía que sus respectivos dueños pronto también buscarán experimentar.  


(Más relatos jueveros, en la entrada anterior)