Esta semana nos convoca Cecilia, desde su blog. Para leer todos los relatos, dar clic aquí.
Nota: mi historia se inspiró en una nota periodística que leí hace poco y que enlazo dentro del texto.
foto: Sofía Ruzo
Siente que su cabeza va a
explotar por la conmoción. El zumbido en sus oídos es tan intenso que hasta
intentar andar le provoca náuseas. Las ideas y recuerdos parecen flotar en su
cabeza de forma caprichosa, sin orden ni estructura lógica y poco es lo que
puede hacer para tratar de comprender lo que pasó. Sólo sabe por instinto que
tiene que alejarse de aquellos restos humeantes lo antes posible. El intenso
olor a combustible lo invade todo, incluso los jirones que le quedan de su
ropa. El chisporroteo de lo que fuera el tablero de control se intensifica alrededor
del cuerpo del piloto que yace inerme sobre él. Se llamaba Joao, o así creyó
entenderle cuando salieron de Iquitos, cuando lo contrató para la misión. Una misión absurda y peligrosa, le habían
dicho sus colegas, pero su testarudez fue algo que la caracterizó desde pequeña
e intentar hallar el mítico río hirviente fue una meta que se impuso
desde el comienzo de su carrera.
En el mismo momento en que
advierte la profunda herida en su pierna derecha, otro cuchillazo de dolor le llega
sobre su hombro: lo que quedaba del avión acaba de reventar a sus espaldas
lanzando los restos del fuselaje muy lejos y un trozo de metal candente la
atraviesa como metralla. Con el estallido se fueron también los registros de su
ansiado descubrimiento, la ubicación exacta del río legendario y los detalles del
chamán que guarda, fiel y sabio, sus secretos.
Sumamente débil y totalmente aturdida
por la fiebre, siente que sus sentidos alcanzan otra dimensión, descubriendo en
todo lo que le rodea mucho más de lo aparente.
Se deja caer sobre un mullido
colchón de hojas podridas y hormigas gigantescas que no detienen su faena ante
su presencia, mientras con la mirada acompaña a algunos guacamayos que se alzan
hacia el cielo brumoso. Sería bueno poder volar con ellos. Sobrevolar la
espesura y remontar el río serpenteante que se abre paso entre la selva intrincada
que alimenta. Agua y jungla, cielo y vida, todo en equilibrada armonía
infinita.
Cuando llega la noche también se apagan sus esperanzas. Piensa que quizás es mejor así, morir en lo profundo de la espesura sin revelar al mundo su descubrimiento. Preservar de la insensata avidez de la civilización aquella maravilla que la Amazonia y su gente han sabido mantener protegidos por tanto tiempo. Después de todo, morir habiendo podido cumplir un sueño no es morir en vano. Es haber logrado darle un sentido trascendente a su vida y haberlo alcanzado en el corazón verde del planeta representa para ella aún mucho más.
Cuando llega la noche también se apagan sus esperanzas. Piensa que quizás es mejor así, morir en lo profundo de la espesura sin revelar al mundo su descubrimiento. Preservar de la insensata avidez de la civilización aquella maravilla que la Amazonia y su gente han sabido mantener protegidos por tanto tiempo. Después de todo, morir habiendo podido cumplir un sueño no es morir en vano. Es haber logrado darle un sentido trascendente a su vida y haberlo alcanzado en el corazón verde del planeta representa para ella aún mucho más.
Un relato que has bordado, con olores, con sensaciones. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy generoso tu comentario ALbada, muchas gracias. Un abrazo
EliminarMe has hecho sufrir allí, donde la naturaleza se defiende de los usureros y los mal nacidos.
ResponderEliminarBesos.
Me alegra haberlo conseguido Juan jeje ( sin maldad!). Muchas gracias por pasar y leer con atención. Un abrazo
EliminarMis felicitaciones amiga me has dejado encantada con tu texto , fui al enlace a ver esa magia del río Hirviente y es fabuloso , saber que todavía existen lugares que están por descubrir sus misterios ..Gracias por esta bonita entrada además de conocer este misterio ..Un fuerte abrazo y mi deseo que tengas un buen fin de semana.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Campirela por tu lectura y comentario. Hasta cada rato
EliminarDejar que la naturaleza se haga cargo, una decisión dificil para quien por tragedia ya no puede decidir
ResponderEliminarUn gran relato Mónica, de una opresión extraña, casi se tiene la sensación de dejarse ir en la espesura en medio de los sonidos de la selva, todo a su tiempo...
Me ha encantado!! gracias amiga por tu participación, te dejo un beso grande y buen finde
Me alegra que te haya parecido interesante Ceci. Fue un placer participar. Muchas gracias. Un abrazo
EliminarMagnífico y sobrecogedor relato. Un placer leerte, Mónica.
ResponderEliminarAbrazos, y feliz finde 💙
Muchísimas gracias Ginebra. Me alegra que te gustara. Un abrazo
EliminarUn relato impecable, Mónica. Te sobrecoge primero por el dolor y la angustia del accidente, pero después te produce paz por pensar que la exploradora murió cumpliendo un sueño y a la vez preservando el maravilloso lugar de un descubrimiento que le haría más mal que bien.
ResponderEliminarMe ha encantado como lo has escrito y el mensaje que has mandado.
Siempre es un placer leerte.
Un besazo
Muchísimas gracias Charo. Valoro mucho tu visita y comentario.Un beso
ResponderEliminarque nos lleva en busca de ser protagonistas de una epopeya, es la ambición, el deseo de ser inmortal para el resto de humanos? Nuestro final debería ser la lucidez del protagonista de tu relato que encuentra la paz en la certeza de ser polvo e ir irremediablemente a él.
ResponderEliminarQué reflexión tan profunda, Rodolfo! Me alegra que el texto la haya inspirado. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención
EliminarEl equilibrio perfecto, una parte de la naturaleza, respeto por lo que es y represente para el planeta, no se Mónica es lo que me deja caminar con tu protagonista. Tu texto me ha hecho sentir, entrar dentro de la historia y eso siempre es un placer.
ResponderEliminarBesos desde este otoño que vamos a estrenar.
Se sienten y agradecen esos besos otoñales San! Muchas gracias. 😋
EliminarLa mejor manera de ver y justificar una tragedia. Esos lugares que ansiamos conocer, y sin embargo,apenas logra el hombre pisarlos, los envenena... Tus letras siempre son atrayentes y saben guiarnos por lugares y sentimientos que conmueven y atrapan. Besotes jueveros.
ResponderEliminarMuchas gracias Vivian por pasar y leer con atención. Gracias también por decir que consigo conmover con mis historias. Me quedo más que satisfecha jeje. Un beso
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