viernes, 26 de enero de 2018

ESTE JUEVES UN RELATO: DE ROMA

Sumándome a la convocatoria que nos hace Gustavo, proponiéndonos escribir sobre la eterna ciudad de Roma, les dejo mi aporte. Para leer todos los textos participantes, pasar por aquí.


SU ALEPH (inspirado en el vínculo emocional que mi marido tiene tanto con esta iglesia como con la obra de Borges)

Cuando lo menciona, según sea el conocimiento literario de su interlocutor, el significado profundo de su declaración no es interpretado en su verdadera magnitud: hay que haber leído a Borges para comprender la honda emoción y el valor existencial que aquella expresión involucra: “San Carlino es mi Aleph”

Y es que así lo parece experimentar cada vez que tiene la fortuna de visitar “la ciudad eterna”. Desde que la descubrió -allá por sus épocas de arquitecto recién graduado y becario de un prestigioso instituto que fomenta el intercambio cultural Italo- Latinoamérica- San Carlo alle Quattro Fontane logró conmoverlo hasta el punto de hacerle asomar las lágrimas.

El embelesamiento no fue sólo una impresión inicial sino que se reproduce –quizás con mayor profundidad al sumársele la expectativa de un nuevo reencuentro- cada vez que sus pasos se sienten bendecidos al regresar a suelo romano. Apenas arribar -ya fuese en verano con calor agobiante o soportando el viento gélido que desalienta largas caminatas- uno de su primeros destinos a la hora de recomponer su conexión íntima y profunda con la ciudad, es visitar la pequeña iglesia barroca sobre el monte Quirinal. A medida que se esfuerza en sostener el ritmo trepando por la calle empinada, su corazón se acelera emocionado por el reencuentro.

Como si fuera un abrazo, las cuatro fuentes labradas en las esquinas parecen esperarlo, poniendo siempre su agua la cuota de regocijo que la bienvenida merece. Se siente extasiado. Atravesado entero por un profundo sentimiento que no logra explicar con palabras.

Ensayando todas las posibles perspectivas que permiten las estrechas veredas, desafiando autos, buses y motociclistas romanos, el entusiasta observador comienza su rito exaltado de regocijo vivencial: a través de las formas voluptuosas de la dinámica fachada intenta decodificar el principio generador por el cual el genial Borromini logra traspasar el tiempo y el espacio manteniéndose vivo aún en medio de la agitación circundante.

Conteniendo la respiración, atraviesa al fin las puertas pesadas hacia la blancura del interior contundente. La pequeñez del espacio no disminuye la majestuosidad del ambiente que vuelve a sublimarlo. Sus fibras más íntimas se sienten transportadas hacia una realidad paralela que aún no logra descifrar por completo pese a la evidencia de las formas.

Confirma una vez más que ese lugar trascendental es “su Aleph” el punto en donde confluyen todas las cosas y todos los significados: el espejo y el centro del Universo aguardando allí con su vital latido, esperando por él ser descubierto. 
















(Fotos de mi autoría)

30 comentarios:

  1. Creo que a Borges le gustaría tu relato. No es nada fácil encontrar el Aleph, sobre todo si te ha tocado uno al que le gusta cambiar de forma y atravesar dimendiones.

    Un abrazo. Estupenda prosa.

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  2. ¡Qué maravilla! Me parece que has retratado de forma muy hermosa estos encuentros que tiene tu esposo. Un abrazo.

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    1. Esa fue mi intención, muchas gracias, me alegra que te haya gustado 😀 un abrazo

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  3. Es genial. Me encanta como relatas la emoción de la visita de tu marido al lugar...
    Bss

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  4. Que bonito lo has explicado, se nota la emoción!!
    saludos^^

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  5. Hasta aqui ha llegado la emoción, no vemos igual las mismas cosas unos que otros, en este caso has descrito unos encuentros que aun habiendo leído a Borges yo no lo viví igual. Recuerdo las fuentes la ultima vez que fui estaban muy sucias, espero que tu marido no lo vea. Un abrazo

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    1. Es cierto, cada quien lo vive distinto.bedta última vez el slogan había ensuciado nuevamente las fuentes y la fachada, es que los suyos psan muy cerca. Un abrazo 😊

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  6. Muy buena la descripción que has hecho de esos lugares, se nota la emoción que pones.
    Un abrazo

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  7. Comprendo perfectamente como se puede sentir tu marido al ver este monumento y más desde la visión de un arquitecto, si los que no lo somos nos emocionamos, los que son entendidos en la técnica arquitectónica... ni te cuento.
    Buen relato hecho desde la vivencia.
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias Tracy, creo que además de lo profesional pesa fundamentalmente lo emotivo. Un fuerte abrazo 😊

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  8. Fue en el 753 Antes de Cristo, cuando por mandato divino, se fundó Roma. Capital de un Imperio que llenó de cultura y obras civiles cada rincón. A cambio, el oro, el vino, el trigo y las mujeres fueron a la Roma que cuando llegó su ocaso de poderío militar y civil, quedó de nuevo encumbrada con ser la sede permanente de una religión monoteísta que hizo que la civilización se extendiera en aquellos pueblos que la iban abrazando
    Roma es nuestra cuna de alguna manera, nos dio civilización, fue tronco de idiomas universales, y aún se estudia en las universidades su Derecho.
    Pero Roma, es además como dices tú: rincones que te sorprenden, puzzle de arquitectura, y de romanos que gesticulan y sonríen
    es para tanta gente: La Ciudad Eterna

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    1. Por todo eso y mucho más, no debe haber otra ciudad igual! Gracias Rodolfo por leer y comentar. Un fuerte abrazo 😊

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  9. Solo decirte que estupendo lo que acabo de leer me sumo a los comentarios anteriores nos has dejado al menos a mi con la boca abierta , gracias por tan estupendo relato y las fotos impresionantes .
    Un fuerte abrazo y feliz sábado .

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    1. Me alegra haber podido tocar la fibra sensible de quien lea. Muchísimas gracias Campi. Un abrazo 😊

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  10. ... y por si no fuese suficiente, para cuando los recuerdos llaman a los sentimientos, puede contar con el artístico objetivo de esa cámara, que maneja con emoción y certeza la autora de la entrada.
    Besos.

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    1. Muchísimas gracias Juan por ser tan generoso con una actividad que me gratifica enormemente. Un fuerte abrazo 😊

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  11. Qué difícil es dar con ese punto en el que todo confluye. No descartaré la búsqueda de mi Aleph tras este emocionante viaje al que me has permitido sumarme y en el que por supuesto me he podido sumir. Abrazos.

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  12. Me gusta la descripción que hiciste a esa fascinación.
    Y esa referencia al Aleph, algo tan borgiano como la idea de los demiurgos.

    Un abrazo

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  13. Bellísimo Aleph. Roma inspira tanto que uno puede imaginar sin límites.
    Besos

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  14. Buenas tardes, Mónica:
    Mi más sincera enhorabuena por tu relato: tiene un ritmo narrativo detallado, pero nada lento, y una atmósfera intimista, pero orientada al “nosotros”.
    No soy gran aficionado a Borges. Habitualmente me inculca la necesidad de consultar la Enciclopedia Británica a la par que lo leo. Pero, mi limitación lectora no me impide admirar su figura literaria. Aunque, sin ánimo de ser controvertido, prefiero leer obras que transmiten cercanía en sus ilusiones. Ilusiones como las tuyas, Mónica.
    Un abrazo.

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  15. Muchas gracias Nino por tu gentil comentario y por supuesto, por leer con atención. Un fuerte abrazo

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  16. El simple hecho de sentarse y contemplar embelesado el arte (en este caso arquitectónico) dice mucho de la riqueza interior de la persona. A veces no hace falta mucho para ser feliz.

    Un abrazo.

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    1. Es cierto. Nuestra capacidad de contemplación de la belleza nos hace humanos. Muchas gracias por tu visita Jose Antonio. Qué tengas una muy grata semana. 😋 Un abrazo

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