jueves, 28 de septiembre de 2017

ESTE JUEVES UN RELATO, MÚSICA MAESTRO!

Esta semana nos convoca Roxana a participar de un nuevo encuentro literario. Para leer todos los relatos participantes, pasar por su blog.




EMBRUJO 

Asciende el humo lánguido del último cigarrillo mientras, una a una, las notas de la aterciopelada melodía impregnan la habitación. Lentamente los agudos se abren paso luego de los acordes graves y lentos que hacen de apertura.

Se abandona ahora recostándose sin pudores sobre el sofá mientras evoca aquellos dedos finos que la enamoraran, apenas verlos, ejecutando al piano esa misma música en el club de jazz. Como la noche anterior, se siente acariciada por ellos, ahora, en la íntima penumbra de su habitación. Puede percibir con claridad las manos del músico -ese que la ha cautivado sin mediar palabra- deslizándose por el marfil del teclado en su melodioso juego de encanto y sugestión.  La música nace, se eleva, se entretiene entre sus rizos, se asoma por su escote, anida en ella con pasión.

Sus ojos se entrecierran para compenetrarse aún más y sentirse viva, fogosa, subyugada por la cadencia absoluta que la transporta hacia ese momento mágico compartido horas antes con aquel desconocido que la hechizara sin remedio y que, para siempre, llevará tatuado a fuego en su corazón.

jueves, 14 de septiembre de 2017

ESTE JUEVES UN RELATO: La mano que da la moneda

Esta semana es Gustavo quien, desde su blog, nos propone el nuevo tema juevero. Para leer todos los relatos participantes, dar clic aquí.

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LA MANO QUE DA LA MONEDA

Recién salido de misa, renovado, purificado en mi interior por la eucaristía dominical recién recibida, extiendo mi mano con la caridad cristiana que marca el buen hacer y dejo caer algunas monedas más en las manos mugrosas del harapiento más cercano. Cada vez hay más. ¡Se reproducen como moscas! Aunque el donativo principal ya la he dejado adentro, con recatada generosidad dentro de la bolsa de las limosnas, cuidando, eso sí, que la nada desdeñable cifra haya sido bien visible para la mujer que recorre los bancos recibiendo las ofrendas.

Desde el atrio de la Iglesia, el buen párroco me despide ahora con efusivos gestos y un cálido apretón de manos al que correspondo con una de mis mejores sonrisas. Ha aceptado con gusto mi invitación para tomar el té en casa un día de éstos y eso me halaga. Me retiro satisfecho del templo habiendo cumplido con mis obligaciones religiosas, sabiéndome respetado y respetable con la conciencia tranquila y la frente en alto.

Sostenida de mi brazo va mi legítima esposa, la madre de mis hijos.  Junto a ella, como Dios manda, camino hacia nuestra casa con parsimonia intercambiando saludos con los otros feligreses mientras voy haciendo planes para disfrutar el resto del día en familia, despejando mi mente de urgencias y problemas.

Ya mañana será tiempo de retomar otra vez las contrariedades cotidianas, los problemas de la fábrica, las quejas de los empleados amenazando con huelgas y reclamos salariales, los sindicatos extorsionando con nuevos aumentos, los malabares con el contador para reducir costos e impuestos. Asuntos tan farragosos agotan a cualquiera y termina uno pidiéndole a Dios que interceda para resolver todo aquello que se nos escapa de las manos. Suerte que tengo una buena y entusiasta secretaria que además de cumplir con sus obligaciones laborales sabe alejarme de las tensiones con marcada dedicación… y sin demasiadas pretensiones. 

miércoles, 6 de septiembre de 2017

ESTE JUEVES UN RELATO: HÉROES, HEROÍNAS O SIMILARES


Esta semana es Ibso quien nos propone el tema. Para leer todos los relatos participantes de la convocatoria, pasar por su blog.


HISTORIA DE SUPERVIVENCIA

Al fin lo ha logrado. Apenas traspasar la ansiada frontera siente que sus piernas se aflojan y su cabeza busca, con alivio, resguardarse dentro de esa nubosidad parecida al sueño en la que suele descansar por breves momentos entre huida y huida. Hace mucho que no reposa con tranquilidad, como alguna vez lo hizo cuando era niño. Los enfrentamientos y las hambrunas se fueron intensificando en su tierra desde que tiene memoria, hasta que definitivamente se transformaron en guerra y su familia decidió emigrar.

Su padre y su tío, apenas unos años mayor que él ahora, recogieron sus familias y sus pocas pertenencias justo después de que su madre muriera al dar a luz a su hermanita, esa frágil bebé que hoy apenas consigue sostenerse de su mano cuando la fatiga lo vence y debe detener su marcha a la vera del camino junto con otros cientos de refugiados. Todos huyendo como él, anestesiados en el dolor y espantados sin destino más que un débil rayo de esperanza detrás de la frontera, esa incierta línea divisoria que acaban de traspasar y que no aparenta delimitar, al menos hasta ahora, una realidad muy distinta de la que viene escapando. Ejércitos armados hasta los dientes mirándolos pasar. Corridas, gritos, largas filas mostrando papeles que no comprende, resignación y cansancio en las miradas, gente que les indica sin mesura hacia dónde dirigirse. Ninguna certeza, infinitas preguntas.

Pero lo han conseguido, venciendo el miedo a fuerza de esquivar la muerte. Al menos ellos dos. El resto de la familia fue quedando atrás durante el trayecto. Balas perdidas o enfermedades. Qué más da. Le han legado sus sueños y eso es lo que ahora importa. Hacerlos realidad más allá de lo que ven sus ojos. Eso intentará, cueste lo cueste. La memoria de quienes dieron su vida por ese futuro que hoy se le promete, siempre estará con él… como siempre estará también esa pequeña luz en los ojos de su hermana que ahora mira los suyos llenándolo de emoción.