Quisiera que
-para siempre-
el café de la tarde
me recuerde,
con su influjo
y su templada
cualidad,
tu presencia.
Que sea su aroma
el leve conjuro
con el que
pueda invocarte
constantemente.
La pócima secreta
que exista entre las dos,
e insufle en mí
-en todos mis días-
tu recuerdo.
Que sea el café
el cálido artilugio
que vuelva hasta mi
-cada tarde-
tu amada figura,
tu rostro maternal,
tus manos perfectas.
Que conserve el café
en su color
y su espuma,
aquel poder
de tu consuelo
y preclara experiencia.
Que sea el café
el mágico fluido
que te traiga hasta mi
nuevamente…
evocando en su sabor
el rito que las dos
con frío o con calor
solíamos compartir
desde siempre.
En una camilla, qué fácil es sentirse bien ante un café o un chocolate compartidos...
ResponderEliminar¿Me dejas que lo cambie por té?
ResponderEliminarPara mi siempre ha sido más un placer solitario, tendré que probarlo compartido pues si es la mitad de como lo cuentas debe ser una delicia.
Besotes.
Una preciosa ceremonia que siempre convoca a sus participantes, estén o no visibles.
ResponderEliminarMuy emotivo y tierno...
besos
El café y muchas otras cosas la traerán de vuelta. Y alli estarán las dos compartiendo ese momento aromático y espumoso como antes, como siempre.
ResponderEliminarSnifff, es muy lindo esto que escribió.
Un beso grande
Venga ese café, que nunca nos falte... americano, corto, largo, griego, con o sin leche, con crema o sólo... pero siempre con una dulce compañía, la del café mismo y sus bellos recuerdos.
ResponderEliminarQue no nos falte.
UN beso y un café.
Bonito recuerdo.
ResponderEliminarTú y ELLA frente a un delicioso café, desgranando las tardes.
No es fácil olvidar. Se apacigua, pero nada más.
Un beso, Moni.
Un café en una charla con los amigos, una maravilla. Y sí, siempre hay momentos con café que se recuerdan, son momentos cálidos.
ResponderEliminarBesos
Salud y República
hola, ola de mar..
ResponderEliminarEl café es una excusa para recordar sin que sea necesaria. Estoy segura que te acompaña su imagen en cada momento de tu vida. Pero a la hora del café tengo la sensación de que sonríes con su recuerdo , más calmada, y hablas con ella como antaño.
Un beso
del
Aire
El momento del café, al menos para mí, es el momento de la intimidad o de la confidencia, de la charla reposada, del descanso. Es un magnifico momento para sentir la cálida presencia de aquella que siempre estará contigo, Mónica, en tu corazón y en tus recuerdos.
ResponderEliminarHermoso poema como todo lo que sale directamente del corazón.
Un abrazo.
Cierto que la mayoría de los buenos recuerdos saben a café... Mi abrazote de hoy con doble azúcar NeO por si lo necesitas
ResponderEliminarOlor a café... Que delícia!!!! A mi me gusta fuerte, spresso...
ResponderEliminarPero el café es sinónimo de calor, de intimismo, de un minuto de relax, de cerrar los ojos y oler... de para un minuto y disfrutar... Genial.
Besitos
y que su rico arome te arrope, de presencia.
ResponderEliminarUn abrazo Neo.
Ay, Neo, qué cálido poema, intimista y dulce. Seguro que el café te regalará todo su aroma y sabor para sentirse compartido desde siempre y para siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí estoy, leyéndote con un café en la mano... Debido a mis turnos de trabajo, el café de la tarde es un ritual que sólo puedo disfrutar de vez en cuando, por eso lo hago con tanta fruición, ya sea sola o acompañada, normalmente por mi madre... Es un hermoso homenaje, amiga mía.
ResponderEliminarasí será, de hecho lo has decidido. Has escogido cual será el ritual.
ResponderEliminarEs que tomar un café compartido es mucho más que un café ¿verdad?, sí que tienen algo de mágico esos cafelitos llenos de complicidad. Me ha encantao el poema, Neo.
ResponderEliminarMil besitos gordotes
Mi café de las seis de la tarde con una tostada con mantequilla y mermelada de albaricoque o frutas del bosque es para mí el momento mágico que cada día de invierno repito cuando estoy en casa y que no me canso de saborear.
ResponderEliminarPlacer sencillo e imprescindible.
Un abrazo Mónica.
De por si el café y su aroma tienen ese "no se que" contenedor, reúne, ameniza calma dolores del alma cuando se toma en una charla enfervorizada con un a amiga o un Amor y mas de una vez consuela con una rica barrita de chocolate dentro de la taza en pleno invierno. No es raro para mi que hayas sentido escribir esta frase "Que sea el café el mágico fluido que te traiga hasta mi nuevamente…"
ResponderEliminarDe a poquito.
Un fuerte abrazo.
Tere.
PD: Me encanto la ternura de este texto.
fueron españoles los que cambiamos café por patatas. Trajimos sus matas, por decorativa y después calmó hambrunas. y os llevamos granos mágicos cuyas infusiones no calman el hambre, pero une las almas
ResponderEliminarUys que rico...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Un buen café, buena compañía... y que pasen las horas.
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