miércoles, 13 de noviembre de 2024

CADA JUEVES, UN RELATO: ETIQUETAS DE VINOS

 Me sumo con esta historia nacida por puro azar, a la original propuesta que nos deja Mari, desde su blog. Dar clic aqui para leer todos los relatos.



VIEJAS VENDIMIAS

Frida se sorprendía a sí misma tarareando alguna melodía inverosímil cuando alguna evocación  no deseada se despertaba en su mente disparando añoranzas que decidía ocultar. Era una especie de reflejo, una tensión impulsiva que sin pensar demasiado usaba como estrategia para tapar recuerdos y alinear sus pensamientos en los momentos en que su ego maltrecho buscaba reconstruirse.  Sacha no sabía de ese recurso, por lo que más de una vez se preguntaba a que se debía que aquella mujer casi sin palabras, de repente se despachara con un trozo de canción añeja, ya pasada de moda que nada tenía que ver con el momento. Siendo su mascota, la gata malandra debería comprender ese tipo de cosas, sobre todo compartiendo raíces con ella, de su Mendoza natal. Pero no lo imaginaba, como tampoco sabía de aquel viejo amor nacido en otras riberas. La dama había sabido enterrarlo, o por lo menos había intentado ocultarlo bajo la hojarasca de su silencio cotidiano.

Frente al mar bravío, entre cardos, perdices y colibríes, Frida dibuja con una rama sobre la tierra colorada. La gata mira curiosa el dibujo, no alcanza a descifrar los trazos. Por momentos cree reconocer una máscara con la mirada punzante. Parecen los ojos de un puma, entrecerrados, vigilantes. Sacha se siente inquieta y ajena. Como sapo de otro pozo. No sabe por qué pero aquello le suena a preludio, a anticipo de revelaciones antiguas hasta hoy sofocadas. Para darle jaque mate al sortilegio que aquel juego de trazos hubiera podido invocar, ella ahora se expone frente a su ama en su faceta más juguetona, olfatea sus zapatos, rueda y ronronea con gatuna malicia y sin esmerarse en el disimulo, borronea con sus patas cualquier rastro del recuerdo que Frida haya intentado evocar sobre el suelo polvoso. No sabe por qué pero la intuye mejor así, sin remembranzas poderosas que alejen a su dueña hacia otras vendimias, más lozanas, más apasionadas, menos silenciosas.

Sacha siente que si la nostalgia atrapa a la mujer definitivamente, su espíritu remontará vuelo y se elevará por las alturas sin que ella -limitada felina- nunca más pueda alcanzarla.




martes, 5 de noviembre de 2024

CADA JUEVES, UN RELATO: LA CAJA MISTERIOSA

 Me sumo con este relato a la convocatoria juevera de esta semana que nos deja Demiurgo desde su blog. Dar clic aqui para leer todos los aportes.

 


DE TURBIO CONTENIDO

La caja extraña venía con la obscena cara de un payaso exagerando un rictus delirante sobre la portada. Con letras grandilocuentes, enmarcando el rostro de torva mirada, ofensas e insultos advertían sobre la pretensión disruptiva del  personaje que se anunciaba como contenido principal del paquete que se exponía, sin mayor explicación, a la vista de todos quienes pasaban por allí, asfixiados por la locura de un mundo en el que casi todo venía colapsando.

Pese a lo grotesco de la imagen, muchos transeúntes se detuvieron frente al inusual envoltorio buscando curiosear en la letra chica de las instrucciones que figuraban, bastante incongruentes, en la etiqueta que sellaba el bulto. La inusual estrategia publicitaria cumplió desde el inicio su objetivo: el paquete llamaba la atención y la mayoría de las personas se detenían a observarlo.

Luego de revisarlo por todos los costados, gran parte de los paseantes huían espantados al leer el mensaje enunciado por aquel rostro perturbado, auto celebrándose entre insultos y groserías. Sólo algunos marginales festejaban la sarta de delirios que se leían como fondo en el papel vistoso que envolvía un contenido que aún se mantenía sin desenvolver.  

Con el paso de los días, sin que casi nadie lo advirtiera ni se preguntara cómo, la estrambótica caja fue aumentando de tamaño casi al punto de estallar. Sin que la intolerancia fuera ya un hecho reprobable, a causa de los trastornados postulados que se exhibían indecorosamente en lo que ya era una mole, la población fue dividiéndose en bandos irreconciliables: lo que uno de los sectores declamaba, pasó a ser motivo de ofensa y delirio para el otro bando. El caos y el enfrentamiento creció a niveles nunca vistos entre la gente de aquel sitio, transformándose pronto en tierra de fanatismos y venganzas.

De improviso la caja enorme se desenvolvió por sí misma, ante la mirada incrédula de los oponentes y el delirio místico de los más irracionales seguidores. El monstruo que de allí surgió fue mucho más espantoso de lo que aún los más pesimistas esperaban. El loco payaso salió de su sopor clamando ser dueño y señor de todo lo creado, esgrimiendo razonamientos absurdos para validar su rol profético con el que se dispuso a destruir, entre vítores y aplausos, todo lo que odiaba.

A pisotones limpios aplastó a propios y adversarios desatando una de las masacres más tremendas de la historia. Fueron pocos los sobrevivientes. No lo lograron los inocentes, los más íntegros, ni los más aptos. Apenas un puñado de obsecuentes consiguió esquivar los pisotones de aquel muñeco demente que también murió al final, aplastado por su propia caja.


viernes, 1 de noviembre de 2024

CADA JUEVES, UN RELATO: NUBES

 Con algo de retraso, me sumo a la convocatoria de esta semana que, desde su blog, nos dejan las chicas de Artesanos de la Palabra.

 


NUBES DISTÓPICAS

Las infernales nubes avanzaban lentamente asfixiando el mundo a su paso. Las formas voluminosas adoptan aspecto de monstruos, de calaveras sangrantes, de ancestrales muertos levantándose de sus tumbas. El hombre, incrédulo, los observa desde lejos vislumbrando el irremediable final aproximándose sin que hubiera escape ni refugio. ¡Qué extraño todo! ¡Qué destino impensado el suyo! Ser testigo de la culminación anunciada de una civilización infame poniendo fin a su existencia por el puro capricho de unos locos pretendiendo ser dioses. Necios. Demonios inclementes. Homicidas incuestionables arrastrándonos hacia la perdición. ¿Por qué se los permitimos? ¿Cómo fue que no reaccionamos a tiempo? ¿En nombre de qué argumentos el auto-exterminio se constituyó en alternativa inexorable?

Desde las raíces profundas de su ya anciana identidad llegan, de improviso, otras nubes, mucho más blancas, diáfanas, luminosas. Cargadas de aromas de lluvia fresca arriban desde sus recónditos recuerdos de niñez feliz, la esperanza pura de alguien que recién asomaba a la vida y tenía aún el poder de imaginar belleza a su alrededor. Un mundo bello, sano, posible en aquellos días en donde todavía los sueños de paz poblaban las almas y las mentes de una generación que surgía.

 ¿A dónde se fueron esas nubes? ¿Se disiparon sumergidas bajo el insano discurso de quienes llegaron alegando mandatos de odios, negaciones y supremacías ofensivas? ¿Se disolvieron, impotentes, ante nuestra tozudez sustentada por ideologías consumistas, absurdas y suicidas? ¿Dónde se fueron las flores, los sueños, las reivindicaciones humanistas?

No pudo, la vida, lograr contrastar el avance de las mentalidades retrógradas que trocaron los valores más dignos en declamaciones incongruentes. Se nos acabó la cordura, pisoteada por las imposiciones de los dementes a los que seguimos como borregos. Resultó ser mucho más inmediata la caída de lo que creímos los incautos que supusimos -con ingenua mansedumbre- que todo se iría acomodando luego de las arbitrariedades primeras. Pero no. No fue así. Y la imbecilidad se hizo crónica y no salimos nunca más de esa trampa pegajosa que todo lo impregna.

Ahora, en el minuto final justo antes que nos cubra la letal nube tóxica, no tiene sentido ya reflexionar ni lamentarse. El daño está hecho. El mal ha ganado la partida.