viernes, 28 de septiembre de 2018

ESTE JUEVES UN RELATO, Línea 20

Esta semana Mag, desde su Trastienda, nos propone narrar incluyendo la línea 20 de una pagina cualquiera de algún libro que caiga en nuestras manos. En mi caso, a partir de la frase subrayada en el cuento Las ruinas circulares de Jorge Luis Borges he intentado armar una ficción tratando de no pasarme de las 350 palabras. Para leer todos los textos participantes, dar clic aquí.


LA LÍNEA 20

Hacia la medianoche lo despertó el grito inconsolable de un pájaro. Supo enseguida la hora porque se fijó de inmediato en su reloj pulsera. La cama en la que se encontraba tendido no era la suya, como tampoco lo era el cuarto del que fue adivinando las paredes desnudas y el piso helado. La única luminosidad en medio de la despojada oscuridad penetraba por un ventiluz enrejado que se encontraba demasiado alto como para obtener más datos del exterior. Se  sentía obnubilado, desconcertado e inconsistente. Su mente perdida, como si le fuera totalmente ajena. No conseguía ubicarse en tiempo y espacio y por más que lo intentaba, no lograba determinar ni dónde estaba ni cómo había llegado allí. Palpó su cuerpo como por instinto y la sensación que percibía al hacerlo era como si toda su carne hubiese estado anestesiada por mucho tiempo y recién en ese momento, luego del involuntario sobresalto, comenzaran a recircular sus fluidos vitales.

A medida que intentaba aclarar sus pensamientos algunos detalles comenzaban a percibirse dentro de la penumbra. Logró distinguir un pequeño espejo, iluminado por un débil haz de luz.

Se incorporó al borde del camastro moviendo sus extremidades muy lentamente, ansiando vencer el pétreo entumecimiento que lo embargaba. Después de varios intentos fallidos logró ponerse de pie, luchando para que sus piernas no se doblaran ante su propio peso. Torpemente se dirigió hacia el espejo sobre el muro, ya que seguía siendo el único detalle perceptible de su entorno que alcanzaba a ubicar con cierta nitidez. Sin pensarlo demasiado se acercó a la superficie espejada, esperando encontrar un rostro mucho más sórdido que su habitual mañanero, ya de por sí hinchado y marmóreo.

El espanto fue mayúsculo. Una especie de máscara cadavérica informe adherida a su cráneo con torpes costuras quirúrgicas reemplazaba la que fue su cara y las cicatrices recientes -algunas aún sangrantes- demostraban a las claras que el perverso cirujano que allí había actuado no había tenido ninguna intención de hacer un trabajo pulcro y prolijo, más bien todo lo contrario. Sintió la poca sangre que le quedaba helarse de terror, mientras un grito inconsolable atravesaba su garganta emulando aquél del pájaro que lo había despertado.   

32 comentarios:

  1. ¡Madre mía! Qué angustia para ese ser que recibe un castigo como ese. Por lo que deduzco de lo leído no es consciente de haber hecho nada para merecerlo o no sabía dónde se metía. Es un momento tan oscuro como duro, totalmente entelerido. Y a mí, me ha llevado hasta la última letra. Hasta el punto final donde he podido respirar en ese espacio en blanco que dejas al final.

    Y después de esto, solo me cabe darte las gracias sinceras por acercarte hasta mi primera convocatoria, felicitarte por el texto y dejarte un fuerte abrazo.
    Gracias.

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    1. Agradezco muchísimo tus amables palabras, Mag, es un gustó poder participar. Estas dos últimas convocatorias no pude. Un beso

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  2. verdaderamente Poe, parecía llevarme de su mano en su relato. Escalofriante , y plausible tu entrada que nos empapa desde el minuto uno en la historia

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    1. Querido Rodolfo, me alegran y me honran tus palabras. Las siento sinceras y eso me conmueve. Muchas gracias x ser fiel lector y amigo entrañable por tanto tiempo. Un fuerte abrazo

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  3. Un texto fantasmagórico que desde la primera línea te va estrujando el miedo. El final la verdad es impactante. Yo que pensé se encontraría en una cama de hospital recuperándose de algún accidente. Muy bien planteado.
    Abrazo

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    1. Muchísimas gracias Yessy, me alegra que te haya impactado el final inesperado. Un abrazo

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  4. Miedo, el que tiene, el que se siente y el que percibo, y tu lo desarrollas cómodamente pero sin aflojar la tensión. Eres una maestra del suspense. Abrazos

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    1. Muchísimas gracias Ester, valoro mucho ti comentario. Gracias x pasar y leer. Un abrazo

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  5. Inicio reconociendo mi falta al no dejarte un comentario desde hace mucho, muchísimo tiempo... justificaciones pueden haber muchas, y ninguna sería válida... te pido disculpas por eso.
    Y continúo con unas sinceras felicitaciones por este relato, que en ningún momento deja de tenerte expectante, todo el tiempo con un nudo en la garganta... un relato de suspenso, y hasta diría de velado terror, magistralmente escrito.

    Un abrazo Mónica.

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    1. En todo caso, la pausa ha sido recíproca, María. No hacen falta las disculpas, cada quien tiene sus ritmos y son respetables. Me alegra que te gustara el texto, muchas gracias por pasar y leer. Un abrazo

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  6. Buenas Meo , vaya relato nos has dejado de suspense o mejor casi de terror ,tiene que ser desolador despertarse y verse en un lugar que no es el tuyo y si a eso le añades los desperfectos de tu rostro ..es para que se te hiele la sangre.
    Un abrazo y te deseo una feliz noche .

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    1. Te agradezco por pasar y leer, Campi, me alegra que te haya gustado. Un abrazo

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  7. Uf, qué miedito *___* Y todo a raíz de esa frase de Borjes. A medida que os voy leyendo más relatos de terror encuentro. ¡A este paso no duermo esta noche!
    Besos

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    1. Jeje, creo que no es para tanto, Dafne. Pero me alegra que haya causado impresión. Un abrazo y gracias por leer.

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  8. Un relato con sabor a narrativa borgiana, incluso kafkiana, un relato brutal también como metáfora de la alienación del individuo. Has estado sembrada. Y algo muy importante, comienzas a leer y ya no puedes parar.

    Enhorabuena.

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  9. Es brutal esa sensación de desconcierto, de inicio a fin es magnífico
    Enhorabuena, un abrazo

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    1. Te agradezco mucho por pasar y leer con atención. Me alegra que te gustara. Un fuerte abrazo, Mujer Virtual

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  10. Mira que es difícil intentar continuar un relato del gran Borges, pero nos has llevado por otro camino y con una suavidad que hace meterte en el relato sin darte cuenta,aunque con el alma encogida queriendo saber qué es lo siguiente...muy bueno.
    Besos y abrazos.

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  11. Podía armarse un relato menos angustioso, pero este que aportas es excelente. Nos llevas de la mano por los recovecos de ese despertar extraño, cuajado de incertidumbres y miedos, para acabar por un chillido igual al del principio.

    Brutal. Muy buena resolución. Un abrazo

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    1. Mi intención fue esa, Albada, culminar con el mismo efecto que se comienza habiendo ahondado en la circunstancia del misterio, aunque dejando en el lector la responsabilidad de imaginar lo que resta contar. Muchísimas gracias por tu comentario. Un abrazo

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  12. Seguro que Edgar Allan Poe no lo hubiese mejorado. El "crescendo" desde ese canto del pájaro de la medianoche, hasta el grito final, es un ejercicio de una admirable técnica literaria y de una muy notable imaginación.
    Enhorabuena
    Besos.

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    1. Me siento muy honrada x tus palabras, Juan. Te agradezco muchísimo por cada una de ellas. Un fuerte abrazo

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  13. Que desolador ese despertar. Bien usado ese fragmento, muy bien logrado el clima del relato.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Demiurgo, me alegra que te gustara. Un abrazo grande

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  14. La verdad es que es de pánico esa escena que has narrado tan bien. Me ha gustado mucho, me ha tenido en vilo. Muy bueno.

    Mil besos.

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    1. Me alegra haberlo logrado sakkara, muchísimas gracias por pasar y leer. Un abrazo

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  15. Uff… Verdaderamente angustioso y aterrador… Qué buen relato. Y magnífico final.

    Un abrazo, Neo 😘

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  16. Jolín, que cuidadito hay qué tener con las manos en que se pone uno... Pero que susto sigo teniendo después de acabar. Gra-gra-cias? por compartir!!!

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