Sumándome a la propuesta juevera de esta semana que nos hace Dorotea desde su blog, los invito a leer todos los relatos.
POBRE CENICIENTA
Le pareció una excelente
oportunidad. Joven lord, recientemente viudo buscando institutriz para sus cuatro
hijos. Mansión en la campiña, no muy lejos de su pueblo natal. Se decidió a
contestar el aviso a riesgo de no recibir respuesta: una propuesta laboral tan tentadora
sin dudas generaría muchos interesados.
Al tiempo de enviar la carta le llegó el
aviso para concretar una entrevista. El lord la recibiría en su despacho de la
ciudad para conocerla y detallarle los pormenores del trabajo. Por fin, llegado
el día de la entrevista, se dirigió muy temprano hacia la dirección
explicitada, cuidando de mostrarse tan prolija, sobria y recatada como le fuera
posible: sabido es que la nobleza suele ser muy exigente a la hora de elegir
servidumbre, más cuando el objeto de cuidado resulta ser sus propios hijos.
Apenas llegar, un secretario la
condujo ante Lord Gloucester, y de inmediato se sintió empequeñecer. Su
experiencia como institutriz era sólida y solvente, pero ante aquellos glaucos ojos
inquisidores, sintió que se le aflojaban las piernas. Si bien el trato fue
correcto y respetuoso, ante aquel sofisticado y noble caballero de impecable
estampa se sintió sumamente cohibida, temiendo ser rechazada para el puesto. Para
su sorpresa, la aceptación fue inmediata: debía instalarse a la brevedad en la
mansión familiar para hacerse cargo de los niños. Su corazón latía desbordado
de excitación y alegría.
Un carruaje particular fue puesto
a su disposición y esa misma tarde llegó a destino. Desde lejos pudo apreciar
la magnificencia de la casa.
El recibimiento fue sencillo pero
entusiasta y apenas llegar, les fueron presentados los niños. El mayor portaba
la esencia noble del padre, la dulce damita, modales refinados, los mellizos, carácter
divertido y díscolo. El panorama le resultó muy alentador y si bien la tarea no
sería sencilla, su entusiasmo aumentaba pensando en la profundidad de los ojos de
su nuevo patrón, a quien ansiaba volver a ver pronto.
Ella, muchacha de corazón
romántico y bien dispuesto, lograría devolver a la familia aquella armonía que
las circunstancias de la vida le habían hecho perder y quizás, en una misma jugada,
el amor le sonriese por fin pese a lo improbable que le resultaba imaginarlo. Sacudiendo
de su mente semejantes tonterías, se dispuso a dormir luego de diseñar cuidadosamente
el plan de trabajo que implementaría con los niños.
A los pocos días, justo cuando el
Lord regresaba a su casa para pasar el fin de semana con sus hijos, la noticia
del deceso de la nueva institutriz no alcanzó a sorprenderlo. A estas alturas
era evidente que los niños se negaban a aceptar las empleadas que hasta ahora venía
contratando para intentar encauzarlos. Si bien la primera y la segunda podrían haber
sido consideradas muertes accidentales, el tercer deceso consecutivo ya
resultaba ser algo muy concluyente.
Tras la inocente murada de la pubertad los pómulos sonrisados y un vestir aseado se escondía una terrible realidad La duda fue " todos a una " o de uno en uno Un abrazo
ResponderEliminarMaterial como para otro cuento! Jaja. Me alegra reencontrarte, Rodolfo. Un abrazo y muchas gracias por leer
Eliminarllego después de casi dos mese sin bloguear, tu cenicienta abre los ojos y me gusta. Abrazos
ResponderEliminarMe alegra tu regreso Ester. Muchas gracias y un fuerte abrazo
EliminarPobrecita institutriz, vaya niños sañvajes. Muy buen cuento, cuya moraleja es que hay niños monstruos que nadie puede salvar :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Jeje penosa conclusión! Muchas gracias por Albada. Un abrazo
EliminarNo te fíes nunca de un niño...
ResponderEliminarMás cuando vienen en bandada! Jeje. Muchas gracias por Pedro. Un abrazo
EliminarImpactante esta versión de Cenicienta! Si sonrisas y lágrimas hubiera tenido el mismo final, el mundo sería muy distinto a tal y como lo conocemos ahora! Ja, ja! Los niños, y menos en grupo, nunca han sido gente de fiar, ni antes, ni ahora ni siempre! Me ha encantado el giro final! Tremendo Mónica! Besos!
ResponderEliminarJaja me alegra que te gustara Marifelita. Muchas gracias por leer. Un abrazo
EliminarJolin... Vaya final. Y tan pobrecilla.. con el buen panorama que se le presentaba...
ResponderEliminarNo la han dejado ni estrenarse.
Yo tambien pense en la familia Trapp.
Aprovechando que ha muerto (porque ha muerto. He gogleado ""deceso", para ver si en Argentina tenia alguna otra acepción, y no), creo que deberian incinerarla, por lo de Cenicienta, y las cenizas...
Que ocurrencia mas cruel e inoportuna. No sé si borrarla...No, la dejo
Besoss, Monica
Jajaja ocurrente y atrevida, si , sumamente cruenta, pero no por ello deja de nacer una sonrisa 🤭. Un abrazo y muchas gracias por tu buen humor
EliminarJope vaya final, que miedito, pero estoy segura que tu cenicienta se va a ganar a los niños, solo necesitan atención y cariño. Me ha gustado tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Era lo que ella pensaba, pero ya lo ves... No le dio resultado. Un abrazo Dakota
EliminarVaya eran nobles muy malvados. Algo inventaran: Que fue un asesino serial o algo asi...
ResponderEliminarApuesto por la versión del accidente debido a la falta de mantenimiento! Jajaja. Muchas gracias por leer José. Un abrazo
EliminarVaya, no alcanzó a ver nuevamente la profundidad de los ojos de Lord y su corazón romántico no logró desarrollarse.
ResponderEliminarUn buen relato, con final sorprendente.
Abrazo, Neo
Siempre me gusta sorprender con un giro final. Me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención
EliminarVaya final, para nada me lo esperaba.
ResponderEliminarBesos
Jejeje. Me alegra haber conseguido sorprender. Un abrazo y muchas gracias, Tracy
EliminarAmé el giro del final, jaja. Pobre chica, al final sí terminó siendo víctima de su propia ingenuidad, pero es que quién se lo hubiera imaginado. Muy buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy amable, Cyn. Me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias por leer
EliminarTal vez podemos cubrirlo dejando correr una leyenda de la mansión y el fantasma de una institutriz, así los niños pueden dar rienda suelta a múltiples formas para deshacerse de ellas.
ResponderEliminarAbrazo
jeje muy astuta acotación! gracias Verónica. Un abrazo
ResponderEliminarUn cuento cruento cuya conclusión pone el pelo de punta. Lo que pudo haber sido y no fue... Gracias por participar y perdona por la tardanza en comentar. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Dorotea. Fue un placer poder sumarme. Un abrazo
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