Sumándome a la propuesta de Sindel de esta semana 28
La metamorfosis fue tan sutil y
tan lenta que le llevó años tomar conciencia del espanto que en realidad le estaba sucediendo. Primero fue el tener que eliminar
toda su ropa ajustada y las faldas cortas. Después, dejar de maquillarse, o de colorear
al menos la blancura de su piel macilenta. Más tarde fue dejar de estudiar y de
planear nuevos riesgos. Nada debía de distraer su atención fuera de su hogar recién
constituido, o de su marido-infierno, quien todo lo veía, juzgaba y presentía
más allá de los muros ciegos entre los que su juventud se opacaba. Después vino
el primer golpe. La primera advertencia antes de descargar en ella la frustración
de su masculinidad insana. Le sucedió el destrato, las humillaciones, las sonrisas
irónicas frente a los demás buscando sojuzgarla. Se volvió sumisa, callada,
insegura. Olvidó su ayer, sus juegos y su risa. Dejó de tener inquietudes, de
hacerse preguntas, de interesarse por la vida, los sueños y por todo lo que le
estaba prohibido. Un día despertó y sin expectativas, no se reconoció frente al
espejo. Ya no era ella quien se asomaba mirándose detrás de aquellos ojos
grises. Sólo resultó ser cáscara eso en que se convirtió y se disolvió -sin
lágrimas- cuando comprendió su infortunio.
Que fea es esa metamorfosis, ojalá no la hubiera nunca más, de dejar de ser una misma para convertirse en nada. Un buen texto Neo. Besotes.
ResponderEliminarMe alegra que te gustara Campi. Muchas gracias. Un abrazo
EliminarCrudo relato! Un cambio que se va dando sin que nos demos cuenta. La perdida de la identidad y de la voluntad propia. Gran aporte! Besos
ResponderEliminarFue un placer poder sumarme, Kari. Un abrazo y gracias por la propuesta
EliminarInteresante y que hace pensar , esas palabras tan bien hiladas que ponen en primer plano un hecho que para nada carece de importancia.
ResponderEliminarTodo un drama muy actual Tracy, lamentablemente. Un abrazo y gracias por leer
EliminarA base de crudeza pierde toda su identidad. Qué dureza de relato pero nada alejado de la realidad. Hay tantas personas que pierden toda su esencia a base de cáscaras pero, siempre se puede convertir en una crisálida y volar como una maravillosa mariposa.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Creo que sí. Siempre se está a tiempo de dar un paso hacia la liberación. Hay que empezar tomando conciencia del drama que se vive. Un abrazo Mag y muchas gracias por leer
EliminarUn relato sumamente triste, amiga.
ResponderEliminarTodos, de alguna manera, sufrimos metamórfosis. La vida nos prueba con hechos y circunstancias que nos obligan a tomar determinaciones, cambios y actitudes, que nos pueden ayudar a crecer o a dejar de ser. Hay que tener cuidado y estar alerta, porque el tiempo vuela. Pero, quiero pensar, que siempre hay nuevas oportunidades, porque todo está en permanente cambio.
Mi abrazo entrañable por tu maestría y claridad al mostrarnos este tema.
Feliz fin de semana y mes de julio, Neogéminis.
Muy amable tu comentario María Jesús. Coincido en que es un tema muy duro y que, pese a lo dificultoso, se puede terminar con semejante tortura. Muchas gracias por leer
EliminarTan preciso como angustioso tu relato... ahora le quedará la metamorfosis inversa a tu protagonista.
ResponderEliminarBss
Sería bueno que lo consiguiera, si. Gracias por leer, Sylvia. Un abrazo
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