Me sumo a la propuesta juevera de esta semana excusándome por no haber podido acortar más mi texto, que, como me suele suceder, supera las 350 palabras sugeridas. Los invito a leer todos los aportes visitando el blog de Dorotea
EL TOPO (término empleado en jerga militar o policial para designar a enemigos o espías infiltrados en organizaciones ya sea delictuales o de seguridad)
La agencia de espionaje estaba
convulsionada. Sin lugar a dudas su propio sistema de seguridad estaba siendo vulnerado y pese a haber
revisado una y otra vez todas las posibles fugas, nada concreto encontraron. El
hackeo a distancia quedó totalmente descartado, ya que la tecnología que
utilizaban en sus comunicaciones era la más sofisticada e inviolable. La
conclusión lógica que todos se negaban a admitir resultaba ya evidente: había
un topo entre sus propias filas y
debían hallarlo de inmediato, de otro modo la razón de ser como organismo de
inteligencia perdía todo sentido. La psicosis sobre la existencia de un doble
agente llegó al punto que cada quien sospechaba del resto, aun de los
compañeros más cercanos con quienes habían compartido misiones peligrosas. Sin
querer admitirlo cada uno fue repasando en secreto los puntos débiles que
recordaba del modo de trabajar de sus colegas, buscando descubrir alguna
infidencia que delatara su doble juego a la hora de espiar. Todos resultaban, a
la luz del análisis de sus propios compañeros, sospechosos de venderse al mejor
postor. Ni hablar de los funcionarios jerárquicos nombrados por vínculos políticos.
Hacia allí confluían la mayor parte de las sospechas, ya que a las notables
falencias que los subordinados fueron descubriendo en sus jefes, se les
superpusieron la envidia y las quejas acumuladas durante años de insatisfacción.
La agencia entera entró en un proceso de discordia y sospecha permanente, haciendo
imposible la sana y habitual tarea del espionaje.
Como los datos seguían siendo
robados pese a todas las medidas preventivas tomadas, desde los altos mandos
decidieron remover a los agentes novatos, aquellos que apenas contaban en sus
fojas de servicios una o dos misiones menores que no garantizaban aún su compromiso
con la agencia. Echaron también a los que estaban a punto de jubilarse. Tanto
unos como otros resultaban ser fácilmente permeables a un incentivo económico
que los sedujera. Optaron más tarde por dejar cesantes a las agentes mujeres,
el latente machismo dominante entre los espías salió a la luz apenas surgió la
excusa del libre sospechar. Pese a la evidente disminución de personal, el robo
de información sensible continuó, por lo que los jerarcas agudizaron la purga. Los
agentes que seguidamente exoneraron fueron los que estaban bajo terapia
psicológica: la inestabilidad emocional no resultaba ser garantía de integridad
profesional.
Cuando al fin llegó la orden de
cerrar definitivamente la agencia, quedaba en actividad apenas un puñado de
incondicionales que los jefes no se animaron a acusar. Al fin, todos debieron
salir a buscar trabajo en la actividad privada.
Mientras los eximios ex agentes
empaquetaban sus pertenencias y se deshacían de los viejos archivos
comprometedores, una señora muy mayor de gruesos anteojos, algo renga y regordeta -que desde siempre venía ocupándose del aseo de los sanitarios-
disimulaba entre baldes y escobillones su enorme satisfacción al ver culminada
su misión sin ser descubierta.
La paranoia, la desconfianza entre todos, como prejuicios como el machismo, terminó lo que el espionaje empezó.
ResponderEliminarLa menos esperable. Tal vez sospechaban de una femme fatale, que fuera doble agente. Y resultó ser la empleada de la limpieza.
Me gustó el estilo del relato.
Y que al costado, hayas incluido la apertura de El agente 86- Que buena serie paródica.
Un abrazo.
Jaja celebro que valoraras las indirectas que intenté expresar, incluida la música del super agente. Muchas gracias Demi por estar siempre atento y cerca. Un abrazo
EliminarMadre mia, si que ha sido toda una sorpresa, la mujer de la limpieza como topo ... Si es lo que pasa para ser un buen espía no hay nada mejor que pasar desapercibido ajja. Muy bueno Neo.
ResponderEliminarUn besote y muy feliz semana.
Me alegra que te haya divertido Campi. Muchas gracias. Un abrazo y buen fin de semana
EliminarLectura nocturna e inquietante ha sido para mí tu relato negro magistral con sorpresa final. Gracias, Mónica, por tejer esa red de acusaciones. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarFue un placer haber podido sumarme a tu convocatoria, Dorotea. Muchas gracias
EliminarInesperado final... quien se lo iba a imaginar....
ResponderEliminarSiempre me gusta sorprender con los finales, Gustab. Muchas gracias por leer. Un abrazo
EliminarMe ha encantado el doble sentido que has escogido! Muy bueno.
ResponderEliminarBesitos.
Me alegra que te gustara Noelia. Muchas gracias por la atenta lectura. Un abrazo
EliminarUna espia como las de antes. Los 8nformaticos se salvan s la primera, brrr
ResponderEliminarToene mucho merito ser espia de los de antes , exponiendose, fotocopiando, fotografiando... ademas por la foto se ve claramente que era cegata como un topo.
Brsoss monoca
Jajaja siii el apodo le queda bien!! Muchas gracias por tu buen humor, Gabiliante. Un abrazo
EliminarMe gusta lo que dices Escribes muy bien
ResponderEliminarMuy amable. Es un grato estímulo. Hasta cada rato
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