Aprovechando que las musas me acompañan, dejo un segundo texto inspirado por la siguiente imagen:
LA TRISTEZA DE LA PAYASA
Desde lo alto el trapecista
realiza sus piruetas con la maestría de quien realiza su trabajo desde pequeño,
sin más motivación que no caerse quebrándose la cadera sobre la pista de polvo
de ladrillo.
Allí abajo, observándolo hacer,
el resto de la troupe aguarda en ascuas, prestos a aparecer si algo fallara y
con sus gracias debieran alejar de la vista de los espectadores algo ingrato
que rompiera la fantasía que hasta allí se ha logrado mantener.
El viejo payaso tiene en su haber
varias funciones funestas en donde los gastados equipos no lograron sostener a
entusiastas danzarinas que inauguraban sus vuelos allí en el pináculo, y esa
mala experiencia lo inquieta más de lo que puede disimular.
Gelsomina, en cambio, aún
conserva fresca algo de la ilusión con que se unió -no hace tanto- al
variopinto grupo de indigentes con sueños de artistas que integran la fauna de
ese circo trashumante. Con más polvo que estrellas en su desgastado vestuario
lleva aún prendida de un alfiler la esperanza de conocer nuevas pistas y nuevos
cielos en este mundo de ingenuos negadores de la tortuosa realidad.
No siempre logra mantenerse a
flote. A veces se siente muy sola allí entre tantos y no consigue tapar sus
lágrimas ni con sus mejores artilugios payasescos. Le falta amor a la payasa.
Aunque con torpeza se esfuerce en creer que aquello que le da Zampanó se le
parezca. Si bien ante otros lo disimula, lo sabe bien: no puede ser amor eso
que la golpea y humilla. Ni siquiera cariño o consideración ni módica
costumbre. Es apenas la forma que halló el destino para atarlos de a dos para
que no se pierdan.
Tal vez esté a tiempo Gelsomina
de escaparse antes que la máscara se le pegue a la piel en forma definitiva.
Tal vez haya aún un camino abierto para la payasa y no sea en dueto, esta vez,
que la suerte se le presente en forma velada.
(pasar por el post con la lista para leer todos los aportes jueveros)
Que tristeza a pesar que tener un trabajo que se trata de ofrecer risas al espectador. Siempre que veo aún payaso la verdad que más que risas me da nostalgia es como ver que esa cara pintada detrás de ella hay una historia que oculta. Un buen relato aunque sea triste. La vida se compone de todos los momentos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe alegra que te gustara Campirela. Las historias cargadas de tristeza suelen provocar profundas reflexiones. Un abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminarUf, Mónica, recuerdo el circo como un espacio cargado de melancolía, y en tu relato he visto reflejada esa emoción. Los payasos tristes son así, tienen ese pellizco de melancolía que nos llega al alma. Pero me he quedado patidifusa con el giro que le has dado a Gelsomina, de ilusionada y triste a víctima de maltrato. Excelente alegoría. Felicidades, es un relato magnífico. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarPS: Me voy a ver si encuentro tu otro relato porque no lo he visto todavía, qué bueno que hayas dicho que es el segundo ...
Te agradezco por tus palabras y tu atenta lectura Esther. El otro relato está aquí mo más! Jeje un abrazo
Eliminar"Antes que la máscara se le pegue a la piel..." Me gusta mucho esta frase, resume esa identidad con el personaje que representamos y que nos justifica para no actúar. Miedo, rutina,autoengaño... Nosotros decidimos al final.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un abrazo!
Me alegra y me estimula tu comentario Volarela. Muchas gracias. Otro abrazo
EliminarLa frase que meciona volarela me encantó,peroe encantó. Aún más la descripción de la relación del párrafo anterior, son te todo "la forma que halló el destino para srsrlos de a dos para que no se pierdan.esya lleno de frases geniales que retratan muy bien la. Naturaleza de la "relación"
ResponderEliminarMe ha encantado todo.
Besos dobles Monica
Muchas gracias por tu pormenorizada lectura Gabiliante. Me estimula mucho tu comentario. Un fuerte abrazo
EliminarHay mil mundos y mil sentimientos tras esas miradas ocultas bajo una máscara de payaso. Lamentablemente siento como que cada vez este mundo tan íntimo y nómada se escapa en el tiempo y se esfuma en aras de lo antiguo. Un relato muy bello amiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Otra vez gracias, Jorge. Valoro mucho tu atenta lectura. Un abrazo
EliminarNi de pequeño fui amanté del circo. Me producía tristeza y una cierta melancolía. No soportaba el olor de los animales enjaulados, ni la tristeza de la vida en sus pequeñas caravanas, ni comprobar como payasos o titiriteros, se esforzaban en montar el circo en largas jornadas de días agosteños, para salir por la noche sonrientes con caras pintadas y ajados colerines.
ResponderEliminarBesos.
Coincidimos Juan. Siempre rechace lo que transmitía el circo tradicional. Un fuerte abrazo y muchas gracias por pasar y leer
EliminarEl circo y lo spersonajes de aspecto circense son verdaderamente encantadores, mas si aqui nos cuentas todas esas historias secretas, de accidentes y recuerdos tristes. La historia de "Amor"/Abuso yo creo que mas de una vez ocurrio en muchos de los circos a los que asistiamos en la infancia. En un mundo tan cerrado como los circos, esos maltratos debieron ser cosa comun. Nos diste pues una historia fuerte y triste que nos llama a reflexionar.
ResponderEliminarComparto. Dentro de esos ámbitos el maltrato y el abuso debió darse en forma más que habitual. La histori de estos personajes elaborados por Fellini en la Strada han pasado a ser clásicos. Sólo intenté recrearlos para nuestro evento juevero. Muchas gracias José. Otro abrazo
ResponderEliminarLlevar prendida con alfiler la esperanza me ha encantado. Por las payasas, las que provocan sonrisas, sin reírse de nadie. El maltrato es una lacra, a veces invisible.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por leer con atención Albada. Un abrazo
EliminarUna magnifica propuesta que me aportó mucho esta semana. Un gran jueves...
ResponderEliminar"Llevar prendida con alfiler la esperanza" ¡Qué hermoso! Felicidades Mónica.
Un beso.
Te agradezco Mari Carmen por haber sido parte del encuentro. Un abrazo
EliminarBello y triste relato. Me ha encantado como tus personajes cobraron vida mostrando sus sentimientos de esa manera tan conmovedora. Y no es amor eso, sino maltrato puro. Tu payasa, saldrá adelante y quién sabe, puede que también encuentre el verdadero amor.
ResponderEliminarBesotes y mil gracias por anfitrionarnos, Moni.
Esperemos que sea libre y feliz. Te agradezco por tu comentario Myriam. Un abrazo
EliminarTantos sentimientos escondidos tras una máscara y con el trabajo de hacer reír cuando por dentro llora.Difícil romper con todo pero tengo la esperanza de que lo conseguirá. Un relato lleno de nostalgia. Besos.
ResponderEliminarMuy amable Moli. Muchas gracias por pasar y leer con atención
Eliminaryo pensaba que pude provocar espanto con mi niña de Praga, pero tu relato me ha provocado desolación, en verdad has conseguido tu propósito , Un abrazo
ResponderEliminarJeje. Si. Me alegra haber conmovido. Muchas gracias Rodolfo por participar pese a estar viajando. Un abrazo
EliminarMantener el tipo, decimos en tierras de Castilla.
ResponderEliminarPersonalmente , lo confieso, cuando mis padres me llevaban a ver El Circo, a mí los payasos , simplemente con verlos me hacían sentir muy triste.
Enhorabuena por tu relato.
Un abrazo y feliz fin de semana.
Tampoco a mi me gusta el circo tradicional. Ese ambiente de supuesta fantasía me deprime en lugar de alegrarme. Muchas gracias por pasar y leer con atención Berta. Un abrazo
EliminarLa historia de circo y más aún de los payasos, llevan aparejadas vivencias tristes que son el contrapunto de sus personajes. Tu relato hace que al leerlo se te encoja el alma, menos mal que al final me ha parecido ver un rayo de esperanza. Aunque también la esperanza estaría implícita en esa frase que me ha encantado: " Es la forma que halló el destino de atarlos a dos para que no se pierdan"
ResponderEliminarBesos
Me alegra y valoro tu comentario Tracy. Me estimulan para seguir narrando. Nuchas gracias. Un fuerte abrazo
EliminarLa paradoja de la vida. Inundar de lágrimas a los demás cuando tu mundo está lleno de lágrimas. O el caso contrario, recuerdo a ese magnífico payaso, Charlie Rivel, que el mundo reía cuando él basaba su actuación en puro lamento.
ResponderEliminarEn algún momento, podrá abrir sus alas y volar, y soltar todo el lastre que lleva dentro. Queda esperanza aunque no todo podamos ponerlo en sus manos.
Un beso enorme y mil gracias, antes de cerrar el comentario, por tu convocatoria y conducción de la misma.
Nos vamos leyendo.
Un beso enorme y feliz domingo.
Me alegra que te hy gustado la convocatoria y la historia. Muchísimas gracias por acompañarme en todo. Un fuerte abrazo
EliminarQuería agregar aqui que -tal como he comentado en algunos blogs hace mucho tiempo- tuve una niñez y adolescencia muy dura, emanipándome juridicamente a los 16. Y uno de mis poemas favoritos en esa época era el de Juan de Dios Pesa: "Reir lorando"."Viendo a Garrick, actor de la Inglaerra/el pueblo al aplaudirlo le decía [...] . " y en el final" Cuantos hay que cansados de la vida/enfermos de pesar/muertos de tedio/ hacen reir como el actor suicida/sin encontrar para su mal remedio/ [...]"¡Ay! Cuántas veces el alma llora/cuando el rostro ríe"
ResponderEliminarTu relato hizo que lo recordara.
Besos
Myriam... me das mucho qué pensar. Me quedo meditando esos versos Gracias.
ResponderEliminarP.d
celebro que hoy tengas una vida tan plena como la que te adivino
=)